lunes, 30 de julio de 2012

Cuando la ficción supera la fantasía


Por: Jorge Luis Gallegos Vargas.
Óclesis.

           ¿Qué película es? ¡Adivina! ¿Quieres una pista? Si no adivinas tendrás que cumplir una penitencia. Ahí te va: si conjuntas cine de Hollywood y francés de los años treinta y cine de la nueva ola francesa de los años cincuenta y sesenta, le añades una banda sonora que oscila entre jazz de los treinta y rock de finales de los sesenta, agregas un poco de fantasía con realidad, obtienes... ¿Aún no sabes de qué película se trata?
Los soñadores (The dreamers) dirigida por Bernardo Bertolucci, es una coproducción Italia-Francia-Reino Unido; esta historia se enfrasca en los problemas políticos que aquejaban a Francia y a Europa en 1968. Los padres de los gemelos siameses Isabell y Theo salen de viaje, por lo que invitan a su casa a vivir al estadounidense Mathew. Estos tres jóvenes se entregarán al despertar sexual, a su libre albedrío, a una relación incestuosa y a un juego de emociones que los arrastra a un callejón sin salida.
            Los soñadores es, sin duda alguna, una especie de hilo que se va entretejiendo poco a poco hasta conformar una red, una red de metadiscursos que se convierten en discursos en la medida en la que se hacen partícipes de la trama de la película. Al hablar de metadiscursos me refiero a todas aquellas reminiscencias que se hacen del cine hollywoodense y francés, que conservan su significación y que se resemantizan al incluirse en este nuevo discurso, es decir, todas aquellas películas citadas como La reina Cristina, Sombrero de copa, Asalto frustado, por nombrar sólo algunas, son tomadas por Los soñadores para construirse a sí misma, para explicarse, para justificarse.
Imagen tomada de:
http://foro.argenteam.net/viewtopic.php?t=35100
            Asimismo, este filme juega con la dicotomía realidad-sueño. A simple vista uno se puede percatar de cuándo está en juego la realidad y cuándo se está del otro lado. Theo e Isabelle, representan esa parte del sueño, de lo ireal, de lo imaginario, de lo inventado, lo inverosímil, mientras que Mathew representa al otro ente: la verosimilitud.
Enfrascados en una realidad construida, Theo e Isabelle recurren al cine para evadir su realidad, logrando permear el mundo que los rodea de fantasía.  Ellos hacen de su vida una película... la película es su vida, transformando su cinefilia en una forma de subsistir, en una forma de evadir los problemas en los que se encuentran inmersos, en una forma de hacer que todo de pronto encaje. No obstante, Robin, el padre de los siameses, también representa esa misma parte soñadora: la poesía lo ayuda a crear y recrear un mundo real que es inexistente.
Mathew representa la contraparte: la realidad. Aunque Mathew se involucra de manera directa con los personajes que crean su mundo, él nunca pierde esa cordura; el cine no lo hace enloquecer. Él representa esa parte vouyerista que cada uno de nosotros posee, esa parte de espectador de cualquier obra de arte que se puede involucra con él, pero que no lo rebasa. Aquí quizá quepa hacer una analogía para hacer más explícito este punto: nosotros como espectadores de este filme podemos verlo, analizarlo, sentir y vibrar con él, sin embargo, no podemos hacernos partícipe de él, como un personaje más, porque no los somos. Así pues, Mathew es un personaje que convive con en mundo de Isabelle y Theo, que se involucra, pero que jamás se vuelve parte de él al cien por ciento.
Otro elemento que es de suma importancia dentro de la película y que nos hace situarnos en la realidad y la fantasía es la música. Al intentarnos situarnos en ese mundo ficcionalizado, creado por Isabelle y Theo, podemos apreciar Jazz: música característica de los años treinta; mientras que para situarnos en la realidad escuchamos a Jimmy Hendrix, Janis Joplin, The Doors, quienes además fueron portadores de la revolución sexual de los años sesenta y setenta, recordando que éste es uno de los temas centrales de la obra. Sin embargo, en la música se presenta una situación antitética, tomando como ejemplo la siguiente acción: cuando se presenta el enfrentamiento entre policías y estudiantes en calles parisinas, y que representa la confrontación entre el mundo ficcionalizado y el real, podemos escuchar, si mis conocimientos musicales no fallan, la voz más representativa de París de los años treinta y cuarenta: Edith Piaf, cortando con la lógica presentada en el transcurso del filme. 
Además, no es gratuita que la película se haya rodado en París, ya que para hablar de cine y de una película que se fundamenta en él, es necesario remitirse a la ciudad que lo vio nacer en 1894, con los hermanos Lumière, otorgándole un elemento místico al filme.
            Cuando los sueños se confunden con la realidad, cuando la realidad se confunde con los sueños, es la película Los soñadores de Bertolucci la encargada de fundir y casar ambos elementos para dar como resultado una película de calidad, dejándonos como gran penitencia un buen sabor de boca.      


viernes, 27 de julio de 2012

Un acercamiento a Francisco de Vitoria



Francisco de Arcaya y Compludo nació en Vitoria en 1492, perteneció a la Orden mendicante de  los Predicadores; tuvo amplios conocimientos en filosofía-teología y derecho. Se dice que para él no había separación entre filosofía y teología; al respecto dice Ferrater Mora que “no había en la mente de Vitoria separación entre ambas disciplinas” (Véase el artículo que dedica a Vitoria en Diccionario de Filosofía) y que remitía cuestiones de dichos campos al propiamente jurídico.

Sabido es que la dirección de su pensamiento sigue la línea tomista, pero no se puede decir que sea un mero repetidor pues, a través de dicha base, sienta sobre ella nuevas problemáticas del momento implicando con ello necesariamente la redimensionalización de las antiguas doctrinas heredadas a su bagaje intelectual.

La originalidad teórica de este filósofo español –y por lo que más se le recuerda- estriba en el tratamiento que hace de los Indios, basándose como es de obviar, en “una ley que debe conciliar lo divino y lo natural y no debe jamás anegarse en la mera arbitrariedad” (íbidem). Así como Sto. Tomás en otro tiempo teoriza al respecto de la ley en sentido material y formal; en cuanto a su permisibilidad y sus debidas y justas aplicaciones, del derecho de guerra y demás cuestiones; y detrás de él una larga tradición (san Isidoro, san Agustín, etc…), así Vitoria toma la palabra e s tiempo.

Antonio Gómez Robledo dice que “discurrió sobre lo aprendido, tanto o más de lo que intuyó lo inexplorado” (Véase Vitoria, comentador de Sto. Tomás en Tomo I, obras completas), de ahí que debamos entenderlo al hilo de la tradición.
Por lo que a esto toca puede verse la influencia que tienen los presupuestos y los hilos temáticos en que enraiza dentro de su propio pensamiento. ¿Qué hubiera sido de Sto. Tomás sin Aristóteles o de Kant sin la edad moderna?, ciertamente hubieran aportado grandezas por la genialidad de su espíritu, mas sin embargo, probablemente no hubieran llegado al nivel al que llegaron por la razón de que en un ciclo vital humano no puede abarcarse la totalidad eidética que a venido almacenando la humanidad en siglos de reflexión y enseñanza.

Se nos dice que la tarea de Vitoria era comentar al santo (como Averroes en otro tiempo lo hiciera con Aristóteles), “y en esto de comentar a Santo Tomás (…) llevó a cabo una revolución de trascendencia incalculable. Fue innovador comentado” (íbidem).

¿A qué se debe el carácter innovador del trabajo, si se piensa que una teoría ya está fundada en la verdad?, pues a la aplicación de la misma y su corrección específica (si lo ha menester) en los matices que sean necesarios para ello; ya que en la época de Vitoria había problemas de urgencia a resolver; y eso no indica que fuesen cuestiones no tratadas implícitamente en lo general por el santo; sino que eran “problemas del mundo moderno que Santo Tomás no alcanzó a sospechar” aunque en su teoría hubieran sido tácitas de algún modo.
Imagen extraída de
http://humanismoyvalores.blogspot.mx/2012/05/francisco-de-vitoria.html
Hay veces en que no es visible para los no iniciados la resolución del llevar a cabo las acciones del mejor modo en una situación problemáticamente específica. Esto es que no entiende el puente a la praxis misma, dejando a la fundamentación de lado e inutilizándose para entender que la teoría en cuestión no es utopía irrealizable.
Tenemos como prueba de lo antes dicho el trabajo de los críticos pues “Cuando se han contrapuesto y aquilatado todos los textos, los tomistas y los vitorianos, percíbase con meridiana claridad que la doctrina discriminatoria de los títulos de dominio sobre el continente americano, está contenida in nuce en la Suma Teológica, si bien Vitoria la lleve hasta su última perfección, y la aplique genialmente a las nuevas contingencias históricas” (íbidem. Nota: No representa este estudio una valoración peyorativa en el sentido de poner a Vitoria por debajo del santo; sino más bien una justa valoración de la totalidad de su pensamiento, pues arguye Gómez Robledo que no solo la innovación ideal es la aportación de Vitoria, sino toda la labor de su vida entera que fue, comentar al Angélico; tanto es así que ya en su época la Suma Teológica pasó a ser el texto oficial en los estudios, sin menoscabo del anterior que eran Las Sentencias de Pedro Lombardo.)

Nos parece corta pero suficiente esta reseña, para darnos una idea como primer acercamiento al filósofo español, cabeza de la escuela de Salamanca en sus inicios: Francisco de Vitoria.

Rómulo Ramírez Daza y García
Colaboración a la revista Óclesis       

jueves, 26 de julio de 2012

PIENSO SIN ESTADO LUEGO ENTONCES… FLUYO [1]

Por: Francisco Hernández Echeverría

Óclesis



Fuente de imagen:

  
En correspondencia con la temática de este número de Óclesis, en estos momentos una peculiar patología social se advierte en nuestro entorno como consecuencia de lo poco asequible que ha resultado la modernidad: el vaciamiento posmoderno. Vaciamiento político, vaciamiento de las instituciones familiares, educativas y religiosas, vaciamiento del trabajo, vaciamiento del sujeto, son términos que constantemente escuchamos o leemos principalmente en los espacios académicos. Entre los textos que han aparecido en este tenor, es el del historiador argentino Ignacio Lewkowicz[2], titulado Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la fluidez (Paidós, Buenos Aires, 2004), el que ha causado cierta polémica, más que por el llamativo epígrafe por la forma en que aborda los temas que maneja.
         
En este libro Lewkowicz nos ofrece cuatro capítulos procedentes de distintas mesas redondas en las que él mismo tuvo una activa intervención desde 1994. En su “Prólogo” Lewkowicz señala que ha seleccionado estas cuatro partes porque cree que constituyen “el recorrido de pensamiento que va del agotamiento de la condición estatal para el pensamiento estructural al umbral del pensamiento en la fluidez” (Lewkowicz, 2004: 12). Pero Pensar sin Estado es un libro polémico, difícil, seductor y provocativo a momentos, dado que Lewkowicz más que fijar su atención en lo que pareciera ser una llana anarquía o la terminante desaparición objetiva del Estado-nación nos habla del agotamiento, del desfondamiento, de la desfragmentación, del desdibujo en que ha caído el pensamiento estatal como centro de producción de subjetividad.
            Es cierto que ya desde el siglo XIX se venía hablando de la crisis del Estado, incluso el jurista Hans Kelsen lo consideraba a éste como una ficción, como un discurso, y como tal, una realidad; en otras palabras, la ficción real existe como existe cualquier discurso, como bien nos lo dice Michel Foucault (1992: 162):

[…] en cuanto al problema de la ficción, es para mí un problema muy importante; me doy cuenta que no he escrito más que ficciones. No quiero, sin embargo, decir que está fuera de verdad. Me parece que existe la posibilidad de hacer funcionar la ficción en la verdad; de inducir efectos de verdad con un discurso de ficción, y hacer de tal suerte que el discurso de verdad suscite, “fabrique” algo que no existe todavía, es decir, “ficcione”.

En efecto, la ficción real no corresponde a una realidad sino que es una subjetividad que sostiene como horizonte el “fabricar” lo deseable, una reelaboración de algo real, real en el sentido que constituye la subjetividad; por tanto la idea de Estado-nación sí es una apropiación de la realidad, querida y necesaria, con interdependencia al imaginario colectivo para que esta ficción opere como el monopolio de la fuerza ejercido en los niveles jurídico y político. Así, con dicho monopolio en sus manos, el Estado se mueve como discurso “disciplinario”, útil para homogenizar la percepción de la realidad (psicología) de los miembros que lo integran y crear así un consenso nacional que promueva la idea de “normalidad” e “identidad” en la persona para que ésta pueda pasar a ser un sujeto del Estado, un “ciudadano”. Este es el basamento de la centralidad del Estado-nación.
No obstante, en estos tiempos actuales en que el neoliberalismo económico requiere de la mínima intervención estatal para que la combinación de flujo financiero transnacional, información y bioenergía no se vea limitada, la actividad central del Estado se ha visto dramáticamente comprometida haciendo que la costumbre de pensar en un Estado comprometido con el estímulo del mercado interno, garantizador de empleo y constructor de redes de protección social se vaya a la basura. El Estado otrora regulador del capital, hoy en día, a sido sobrepasado por éste, produciendo una penosa crisis al interior de su estructura que le ha llevado a perder en parte esa totalidad de que gozaba[3], y por ende, la subjetividad que producía en la sociedad igualmente se ha desvanecido dando lugar a que la ficción sobre la que se sustentaba ya no sea real sino que haya tomado la forma de ficción-mentira. De ahí el planteamiento de Lewkowicz de que el Estado se ha desfondado y que nos encontremos ahora en el umbral donde parece ser que el Mercado ha tomado las riendas para producir un nuevo tipo de subjetividad.
Bajo este planteamiento de crisis de la estructura estatal debemos ahora tratar de pensar sin ella, es decir, “pensar sin Estado” y pensar desde una fluidez constitutiva de una nueva subjetividad.
Uno de los términos utilizados por el autor que llaman mucho la atención es el de expulsión. Si el orden racional del Estado va encaminado a crear ciudadanos “normales”, “identitarios”, no debemos olvidar también que esta normalidad e igualdad dan a entender por añadidura lo “anormal” y la “exclusión” de algo. Justamente por esto, pensar que el Estado ha sido incluyente es una ingenua utopía de la modernidad porque  siempre se ha sido todo lo contrario: excluyente de quien se aparta de la normativa y de lo identitario; veamos simplemente nuestra historia patria para darnos cuenta de que los criollos acaudalados que llegaron a comprender las ventajas económicas y políticas que obtendrían con la separación de España, crearon un Estado con elementos “selectivos de la cultura” y no hicieron el mínimo intento de reconocer la Independencia como una expresión de las masas indígenas, mestizas y negras que reclamaban ser incluidas en el nuevo Estado.
Con esto, podemos decir que el Estado, de manera “natural”, disfruta de la ficción de su personalidad para actuar como policía político que defiende los intereses de las clases selectas de la cultura. Por esta razón tiene la tarea de producir normalidad e identidad en los ciudadanos mediante el establecimiento de un orden racional basado en instituciones disciplinarias creadas por este mismo orden (familia, escuela, hospital psiquiátrico, cárcel, fábrica, cuartel, iglesia). Por tanto, toda acción que se aglutine para contravenir las acciones del Estado, para alterar la normalidad (estrategias de resistencia y emancipación social), es considerada “locura” y es excluida para ser racionalizada, institucionalizada, disciplinada por el Estado puesto que la locura surge de esta misma disciplinariedad. A la sazón, el Estado se hace cargo tanto de la disciplina como de la locura. Por ello la prisión y el manicomio son instituciones históricas que se encuentran en función a las formas de dominación en una dialéctica de inclusión-exclusión, puesto que tienen la finalidad de construir lazos educativos que proporcionen “conciencia” al individuo de comportarse como un ciudadano normal.
Pero, si el discurso estatal esta sufriendo un agotamiento y le ha cedido el paso a un nuevo discurso: el del Mercado; el ciudadano ha dejado entonces de ser el soporte subjetivo del Estado para devenir en consumidor: “Asistimos a una mutación del estatuto práctico del concepto de hombre —ahora determinado como consumidor—, una mutación del estatuto práctico del lazo social y del Estado” (Lewkowicz, 2004: 33), o bien, “[...] en nuestras sociedades la subjetividad es la mercadería por excelencia. El capital, a través del consumo, se apropia de la subjetividad en una escala nunca antes vista” (Gonçalvez, s/fecha).
Sin embargo, tanto el disciplinado ciudadano como el insatisfecho consumidor no dejan de ser categorías de dominación. Ya no se trata de obedecer normas a secas sino de consumir, rentabilizarse, para que el espacio social abandonado por las instituciones disciplinarias del Estado a la pobreza y a la catástrofe (otro término inquietante que utiliza Lewkowicz) sea fácil y completamente ocupado por nuevas modulaciones de control (máquinas cibernéticas, computadoras, robótica, medios masivos de comunicación, mercadotecnia política) que capturen las subjetividades alternativas y resistentes para transformarlas en subjetividades desvitalizadas, reaccionarias, autoritarias, paranoicas, micro y macrofascistas (Gonçalvez, s/fecha).
De este modo quien se comporta como no-consumidor es un nuevo “loco”, un excluido (desempleados, amas de casa, pueblos indígenas, desheredados, etc.), que cuando busca la posibilidad de entablar una lucha en pos de nuevas alternativas políticas y sociales como medio necesario para salvaguardar sus necesidades básicas da origen a una locura enloquecida como nos dice Lewkowcz; una locura que ante el desfondamiento de la disciplinariedad del Estado se encuentra “sin institución que la albergue, recluya, trate, normalice”, no quedando más que ser expulsada. “En las sociedades contemporáneas, las sociedades neoliberales, lo no incluido no se recluye; se expulsa. Los excluidos son desamarrados” (Lewkowicz, 2004: 107). De este modo aparece un nuevo tipo de reclusión, que ya no readapta sino que es “un mundo privatizado, un mundo de locuras privadas —en el sentido menos transgresor y más sórdido de la expresión—, o bien quedan expuestos a un mundo insensato de expulsados [depósito de pobres] en el que su locura o su cordura resultan irrelevantes” (Lewkowicz, 2004: 110).
Resulta imposible en un trabajo de este tipo hacer merecida justicia al interesante análisis que nos ofrece Lewkowicz en cada uno de sus capítulos. Aunque hay que reconocer que no todos los textos han interesado por igual a todos los estudiosos, principalmente en aquellos que experimentan renuencia ante la creciente pérdida de centralidad del Estado-nación y el terreno ganado por la fragmentación posmoderna. Y esto es hasta cierto punto justificable, puesto que estamos acostumbrados a aprehender la realidad como estructura y no como fluidez.
Algunos piensan que Lewkowicz cae en el exceso de analizar el Estado-cosa que genera subjetividades y que simplemente cambia el fetiche estatal por el fetiche de fluidez puesto que omite entender la crisis estatal en términos del antagonismo del capital o luchas al interior del Estado. Igualmente se le ha censurado que a pesar del título, no existe crítica alguna al Estado dando más la impresión de una nostalgia por la idea de Estado como enemigo del capital. Desde este punto de vista Lewkowicz no estaría muy lejos de los argumentos empresariales que desfondan el Estado sin tomar en cuenta los antagonismos sociales, desconociendo erróneamente que el verdadero punto de partida es el capital como el totalizador social.
Asimismo otros discrepan que Lewkowicz no dice quién produce la fluidez. Al respecto, podemos argüir que el autor al centrarse más en los vertiginosos cambios que se producen hoy, considera que no da tiempo de sedimentar la realidad, de reestructurarla. Tal vez por esto aísla la dinámica de la lucha de clases ubicada en otro umbral mitificado por la tradición estatal y, decide mejor partir de una dinámica de fluidez en la que dispersión, incertidumbre y contingencia constituyen condiciones básicas de la subjetividad contemporánea.
Ahora bien, ¿cómo impacta pensar sin Estado en las manifestaciones de creación artística y literaria? A partir del desafío que presenta la era de la fluidez capitalista global posmoderna algunos escritores y artistas han asumido una actitud de repensar y reflexionar sobre sus prácticas, pensarlo todo de nueva cuenta, habitar otro mundo que les permita construir un “yo” y un “nosotros” nuevo, renovado, capaz de militar dentro de nuevas estrategias estéticas de resistencia como táctica defensiva y no ofensiva, idóneas para configurar relaciones distintas en cada situación de la vida social (pensamiento situacionista), nuevas formas de lucha a través del arte y la literatura. Esta es la experiencia que algunos grupos culturales están tratando de abordar y teorizar para abrir sus horizontes, principalmente el campo poético y teatral, pero aún falta mucho por hacer.
            Podemos aseverar que el libro Pensar sin Estado despertará un gran interés no sólo en los lectores habituados a pensar desde los parámetros centrales del Estado, sino también en todos aquellos que hoy por hoy se preocupan en pensar la subjetivación fuera del Estado como algo nuevo.


BIBLIOGRAFÍA:

LEWKOVICZ, Ignacio (2004): Pensar sin Estado. La subjetividad en la era de la fluidez. Buenos Aires: Paidós.
FOUCAULT, Michel (1992): Microfísica del poder. Madrid: Ediciones de la Piqueta.
GONÇALVEZ BOGGIO, Luis (s/fecha): “Nuevas estrategias para el abordaje de los síntomas contemporáneos”, en Biblioteca  de Campo Grupal (Argentina). Obtenido el 22 de febrero de 2007, desde: http://www.campogrupal.com/estrategias.html





[1] Trabajo presentado durante las Jornadas Literario-Filosóficas del Centro de Investigación y Estudios Lovecraftianos. Puebla, Pue., julio de 2007.
[2] Lewkowicz centró sus estudios en la subjetividad contemporánea, definiendo un diálogo con el psicoanálisis, la filosofía contemporánea y la ética. Especialista en la Grecia Antigua y en las obras de Louis Althusser y Alain Badiou. Falleció en un accidente náutico en 2004.
[3] En parte porque podemos aún verificar enormes organizaciones técnicas, militares y administrativas con un vasto poder de influencia.

La Náusea


Por: Hugo Coronel

Óclesis


La trama de esta novela no se desarrolla con una intención puramente literaria, si no que el autor, Jean Paul Sartre, utiliza la forma novelística para exponer los planteamientos de la filosofía existencialista. En su obra, La Náusea, Sartre nos plantea su concepción filosófica a través del personaje central Antoine Roquentin, quien mediante el papel de narrador protagonista, y por medio de un diario, en el que junto a las actividades del personaje, nos permite conocer el pensamiento del autor y reflexionar sobre la “verdadera existencia”.
Roquentin, inicia el relato con el íntimo deseo de plasmar sus días en las hojas de un diario, esperando y cuidando que las palabras no menosprecien o, por el contrario, magnificar los hechos al llevarlos al plano de la escritura. Hombre de 30 años, dedicado al trabajo y por ello a constantes viajes, se encontraba realizando una investigación acerca de la vida de Monsieur Rollebon, aventurero del siglo XVIII, razón que lo lleva de París hacia Bouville, lugar en cuya biblioteca se encuentra la más completa información acerca de este histórico personaje, tema en el que, específicamente, la biografía de este personaje le resultaba a buen grado apasionante. Al llegar a esa ciudad se hospeda en la estancia Rendez-vous des Cheminots, donde vivía completamente solo, sin amistad alguna, salvo con Françoise, patrona de su posada, con quien solamente  mantenía contacto sexual o físico. Sus días transcurrían en la biblioteca de la ciudad, entregado por completo a la investigación de Rollebon, y a paseos casuales por la misma, deteniéndose en algún parque o café para inspirar su pensamiento y cuestionar su planteamiento sobre su existencia; un lugar de su predilección era el Café Mably, sitio que desde entonces a su llegada frecuenta y donde se dedica al análisis de sus propietarios, visitantes, objetos, etc. El tiempo de observación era infinito, toda pequeña figura u objeto servían para que éste pueda exponer sus sensaciones y afirmar que cada uno de estos existen a pesar de sí mismos; cada hombre, actividad o falta de la misma y hasta la misma idea de la vida producían en el hombre un sentimiento de profunda repulsión o, que en palabras del propio narrador, asco, el mismo que lo perturba por todo su cuerpo, al que el autor lo llama "la Náusea", describiendo esta impresión como una repulsión a la cotidianidad, banalidad e hipocresía de la sociedad, causándole el deseo "dulcemente insidioso de enfermarse".
Imagen extraída de:
http://yomismoono.blogspot.es/1225925820/
Regresando a la vida del solitario y analítico Roquentin, falta expresar que su interés y necesidad por su trabajo lo habían separado de Anny, su amor eterno, a quien a pesar de la poca descripción dada, permite conocer un profundo sentimiento, una relación y afecto que sin considerar la distancia se mantenía presente. En la biblioteca, conoce al Autodidacta, hombre de grandes conocimientos, entregado pasionalmente a la lectura, con quien mantiene una relación no cercana a la amistad pero con ciertos encuentros, un almuerzo representa la única ocasión en la que estos pudieron hablar, compartir su ideología y discutir a causa de la misma. Un día, inesperadamente, Roquentin recibe una carta de Anny, en la que expresa en breves palabras su deseo por verlo, y adjunto a ésta, la fecha y el lugar en el que se hospedaá. Este, colmado de expectativas y esperanzas, aguarda por el pronto encuentro con su amada, buscando inconscientemente en ella una salvación a sus náuseas. Mientras transcurre el tiempo de espera, su interés por la biografía de Rollebon venía agotándose, acabando por hartarlo, razón por la cual toma la decisión de aguardar unos días hasta encontrarse con Anny y retornar a París, ya no existía  pretexto alguno para quedarse.
Finalmente, llegó el momento del encuentro, acude al lugar señalado y pronto la observa cambiada, fría, cortante, orgullosa y distante, el tiempo la había separado, e irónicamente aprovecha las circunstancias emocionales para reclamarle por hechos pasados, recordando  discusiones que sólo alimentaron la distancia entre ellos. Tras la conversación y las explicaciones entre ellos, Anny le pide que se vaya, puesto que esperaba a alguien más; Antoine decepcionado en cierto modo, se aleja. No la volverá a ver, apenas la había encontrado y la perdía nuevamente, con las ilusiones desvanecidas camina forzando una nueva casualidad, pero todo concluyó al mirarla partir a lo lejos, acompañada de otro hombre. Roquentin regresó hasta su hotel en Bouville, acudió a despedirse de todo lo que constituyó su vida, sus rutinarios días; en la biblioteca tuvo la oportunidad de encontrarse con el Autodidacta, y frente a la situación que lo instala en la comprensión de que el humanismo de éste personaje, no es más que  vana sensualidad y deseo por los hombres. Finalmente recoge todas sus cosas y retorna a París.
¿Qué nos deja esta “novela” La Nausea de Sartre? Dos puntos, desde mi entender: 1) Identificar el papel del hombre en sociedad y 2) Las debilidades como hombre.
Actualmente, el hombre mantiene un papel histórico, que es cumplir con la sociedad, mantener las leyes y reglas, convivir con lo ya establecido, desenvolverse frente a sus hábitos y costumbres, no olvidar sus responsabilidades, su trabajo, su vida, y "día a día cumplir con lo de todos los días". Esto es precisamente lo que critica Sartre, lo que produce la Náusea, hombres que solamente cumplen una rutina, y monótonamente desarrollan sus quehaceres, individuos que al esforzarse por demostrar su existencia olvidan lo que ésta realmente significa y la opacan con apariencias, búsqueda de superioridad y actos "heroicos". El hombre, como desde hace mucho tiempo, acepta al mundo con sus principios inalterables, su vida casi predeterminada, sus órganos, su naturaleza ordenada y organizada, y en esto se encuentra su papel social, desarrollando así su vida, manteniendo la planificación, la estabilidad dentro de la sociedad. La característica más importante de la primera filosofía de Sartre, expuesta en La náusea a través de su personaje central Roquentin, es, instalarnos en "la vida desde sus más lúgubres colores" y su insípida obscenidad que hace afirmar a éste que hasta la misma idea de la vida le causa el deseo de la "Náusea. Sartre expresa que no es necesario hacer evidente hacia los demás nuestra existencia, no hay que demostrarlo a nadie, ya que simplemente el hombre existe por sí mismo. Así lo expresa él, "soy porque pienso". "La existencia no es algo que se deje pensar de lejos: es preciso que nos invada bruscamente, que se detenga entre nosotros, que pese sobre nuestro corazón como una gran bestia inmóvil; si no, no hay absolutamente nada."
Por otro lado, un aspecto muy interesante en la obra es, que en él no hay el más mínimo esfuerzo por entender el valor de lo social, de la colectividad de los hombres, del fin político de la persona; no hace la menor referencia al desarrollo social, al ambiente mundano, a la historia y se concentra simplemente en el individuo, en su desarrollo y en la repugnancia que éstos pueden producir. Su escritura más que literatura constituye una expresión filosófica, ya que el interés se centra básicamente en su análisis, en el mensaje, haciendo que el relato y la historia pasean a un segundo plano. Y ¿usted, qué piensa de la existencia?

miércoles, 25 de julio de 2012

El artificio ciclópeo: La televisión.
Statu mentalis televísivus.
 
 
Por: Víctor Flores Anzaldo
 
 
Cuando el arte (tecné griega) y el oficio (servicio especializado) se unifican en una tarea concreta, entonces, resulta el artificio. Un artificio es difícil de concebir y también de destruir. En una sociedad mal gobernada, con hambre, donde las simpatías por un cambio se marchitan, en ese lugar donde la izquierda palidece, justo allí florece el surgimiento de una mitología nueva: La del ojo ciclópeo que nos muestra el mundo, la televisión y su monovisión electrónica, el televisor.
Es en ese intersticio de realidad es que uno trueca los héroes históricos por los de un par de horas de fut-bol; acabando se renuevan por los de la lucha libre y durante la semana se canjean por los de las telenovelas seriadas o policiacas, pero también nos congratulamos en cambiar la sonrisa alegre por la carcajada grosera al vernos reflejados en los programas cómicos que remedan la ridiculez de nuestra atrofiada sociedad y algunas de sus autoridades.
Se nos ha hecho pensar que observamos lo que pasa en el mundo por medio del artificio ciclópeo, pero no, él nos observa a nosotros y hasta en la más entrañable intimidad, en la más íntima forma oculta de nuestro ser. Lo logra de la siguiente manera, se especializó en los ratings o clasificaciones, ¿quería saber de la familia? Creó la clasificación “A”, quería tener atentos a los jóvenes en sus alocadas ideas de rebeldía, les dio las “B” y “C”, para los extremistas elaboró la “D”, porque con ello continúen siempre lubricados, con ello se manifiestan en desacuerdo contra el inhumano sistema Capitalista y su rabiosa lucha de clases, al menos en esas horas liberarán su ira contra las trasnacionales sinceramente para aferrarse al sexo como imanes ardientes.
 
Para complementar su tarea -la televisión- al lado de otro artificio que casi muere, el cine, se ha rodeado de premios, de conciertos y obras de beneficencia de los artistas famosos, pero no de los hombres ricos del poder. A propósito de ellos, -de los hombres del poder-, un puñado de hombres que manejan los medios de comunicación y de empresarios de trasnacionales, son ellos los que diseñan con mucha anticipación lo que debemos creer, pensar, vestir, cómo comportarnos en la familia, en la fiesta de boda, en la iglesia o el culto, en la escuela ,en la porra del fut-bol, en la marcha de manifestación de protesta, hasta entonces, es que tenemos ya claro el fin y objetivo del artificio ciclópeo; su misión es la creación de un statu mentalis televísivus, dicho estado mental televisivo es alimentado y mantenido por un ansia compulsiva consumista; el Capitalismo no siempre fue malo, pero hoy es una hernia en el ombligo del sistema mundial a punto de estrangularse.
 Pueden pensar que es una exageración lo del estado mental televisivo, pero no lo es, vean alrededor, en el banco, en las clínicas del IMSS, del ISSSTE, en las oficinas públicas del gobierno, en las casetas de policía, en las de peaje, en la combi o el microbús, por supuesto –en donde más estragos causa- en el hogar, también en los sitios de expiación popular: en la cárcel, donde hay que pagar el servicio de la “telera” como cariñosamente la llama el payaso Brozo, también existe en la oficina funeraria o la parroquial, o en la del culto en mega-proporción para ampliar la espiritualidad; en todas partes las hay como ya se vio, “megas”, grandes, medianas, chiquitas y en Japón de pulsera. Es aquí, en el hogar, donde uno puede encontrar un Universo del artificio ciclópeo televisivo, entrando a casa un enorme centro de entretenimiento, -a los lados- como altares rebosantes las torres de películas y cartuchos de video juegos -y al centro el televisor-, los paneles de control de videojuegos debajo como ofrendas y junto los aparatos -como rebobinadotas de cartuchos Beta y VHS-, sus reproductores empolvándose en los closets o en cajas al lado de bolsas llenas de enormes cartuchos desplazados por los CD’s; en todos los rincones de casa está una tele o como le dicen los moneros de izquierda “la caja idiota”, una es para el karaoke y los videojuegos, otra para la compu, otra es para la cocina, otra es para la sala, otra más para el auto (esa es una pequeña, siempre en su cajita y su conexión), en los cajones y armarios de los niños están las USB’s- que contienen los videos extraídos de Youtube-, los Ipod’s –que contienen los videos bajados de la Internet-, los celulares y sus cargadores, sus manos libres, todos éstos son diminutas extensiones de la televisión y el cable; por cierto, junto con la Internet , el cable, ambos cierran el círculo prodigioso de la dimensión mental actual humana, sus programas y programaciones le llevan a todo mundo de la ludopatía al crimen cibernético, de la alianza para el chat y el rol hasta el secuestro y la amenaza vía celular desde algún penal, ha hecho parejas internacionalmente desconocidas casarse viviendo un par de meses de película y colapsar en un tormentoso divorcio pasando por aquellas mujeres y hombres que atinaron ser víctimas de un usuario con problemas mentales, no se descuentan los progresos de las tareas resueltas en casa por ayuda de la Internet , pero hay profesionistas que han pasado su carrera basados en sus contenidos sin haber ellos entendido una pizca de lo que significaban en teoría o práctica dichos temas. Es un sistema asimétrico y multidimensional como el caos en que estamos sumidos, las apuestas gubernamentales son la seguridad contra la infiltración, pero ya sean los hackers o las tormentas solares, los sistemas de cable e Internet siguen siendo afectados.
Son cuatro contra uno, el Estado, los dueños de los medios de comunicación, las trasnacionales y nosotros mismos, todos ellos contra nosotros, la población civil mundial, ¿dónde está la clave para liberarse del estado mental televisivo? Quizás cada vez más en nosotros mismos, pues ya muchos nos hemos despertado de frente al escalofriante cambio climático. Los gobiernos son cada vez menos ellos mismos, son cada vez más ellos una trasnacional o una extensión del Banco Mundial, por ello los gobiernos gritan a la ONU y a toda institución internacional que el statu mentalis televisivus finalice o estaremos inmersos en una nueva era glacial y las sociedades en una eterna enfermedad mental, de falsas percepciones y apreciaciones de la realidad a favor de un consumismo mecanicista y una antropología mercadotécnica.
La tarea es colosal porque es personal, recordémoslo la próxima vez que veamos la televisión, dónde la veamos, con quién la veamos, desde dónde la veamos y para quién la veamos, esto último porque a veces, la niñera es un televisor y su programación es tirana con la infancia, y se disfraza de esclava de adolescentes. También piénselo con rigor frente al contrato de cable o Internet, cuando vea a sus hijos o los del vecino viendo la TV, más tiempo que el que van a la escuela. También recordémoslo cuando las discusiones en la casa, la universidad o el trabajo imiten a los programas de debate televisivos de fut-bol o de espectáculos, donde todos hablan al mismo tiempo, nadie escucha a nadie y no hay conclusiones.

ALELUYA DEL BARROCO


Patricio Cruz.*
Óclesis


            Justo a la mitad de agosto, la gente que atraviesa su vida por la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP vio llegar el Encuentro de Estudiantes de Lingüística y Literatura. Este encuentro fue el tercero, lo cual implica la previa existencia de dos más, aunque realmente parecía éste el primero por la mala organización; no obstante, hubo eco delante de personajes y conferencias al contar con algunos nombres célebres, entre ellos Xavier Velasco.
Fotografía extraída de 
http://gabrielrevelo.blogspot.mx/2009/08/y-que-aparece-xavier-velasco.html 
Ya antes me saltó a la vista de Velasco el ebrio acento seseante del centro de España, más sorpresa aún al enterarme que era oriundo de San Ángel, colonia del DF, no provincia madrileña. Ahora bien, impacta algo más verlo recostado sobre la mesa de cedro del Salón Barroco, o verlo brincar de ahí para aterrizar sobre la duela, que ya poco importa si es frágil, gruesa, hermosa o cagada por palomas. Un compañero alzó la voz y opinó, y, lejos de causar reflexión, provocó el “No estoy de acuerdo” de Velasco, seguido de palmas en jerga de muchos de los asistentes.
No hace mucho llamaron al individuo que se atrevió a opinar un “anciano disfrazado de estudiante”, pero hemos dejado de lado algunos elementos a considerar. Primero, Velasco sí es el irreverente que pretende ser, y le aplaudo por tan valiente empresa conseguida, mas deberíamos clasificar los tipos de irreverencia, pues la de él se asemeja más a la de un niño de seis años con padres divorciados y déficit de atención que a la de, por ejemplo, Kerouac diciendo, I’m not a beatnik, I’m a Catholic. Segundo, hablamos de un escenario del siglo XVII, patrimonio de la humanidad, donde si cualquier ente ajeno y de poca casta llegara a rayarlo con una uña mal cortada lo reprimirán sin dudarlo; por qué a él no, ¿será por apellidarse Alfaguara? Tercero, nadie se preocupó por conocer al “anciano disfrazado de estudiante”, tal vez por no relacionarse con lo celebérrimo: se trata de un licenciado en Historia del Arte que en su tiempo libre estudia literatura. Entonces, me parece bastante probable que el conocimiento que él tiene acerca del aula barroca es superior a la de Velasco, a la de Juan José Oroza y a la mía. Cuarto, la respuesta de Velasco, No comparto tu opinión, no fue argumentada ni justificada de ninguna forma, fue plana e irreverente –la opinión de un niño de seis años con una estructura sintáctica de un chico de diecisiete-.
Observando de cerca, la universidad pagó unos 22 mil pesos por Velasco, poco más poco menos, 22 mil por verlo brincar, dañar inmueble barroco y escucharlo rapear su novela, mientras la gente de Lingüística y Literatura sigue pidiendo un laboratorio de fonética para sólo recibir por respuesta: No hay presupuesto. Se caen los edificios, nuevas generaciones entran y salen las que logran sobrevivir, y yo tengo ganas de un día inscribirme por Internet al nuevo semestre o ver un palatómetro de cerca. No sirve, no hay tiempo. Entraré mejor a Catedral la próxima vez que inviten a Velasco a rezar en voz alta, es hermosa y tiene una excelente acústica.



*Texto publicado en Momento Diario en el 2006.

martes, 24 de julio de 2012


Óclesis Radio. El Artificio en la Radio
Por: Hugo Coronel
Óclesis

Esta iniciativa nace del interés por promover las manifestaciones culturales de nuestra sociedad para propiciar un intercambio de comunicación y flujos de información en los diversos ámbitos, y con ello, generar la reflexión, el pensamiento crítico y los espacios idóneos para el debate y la crítica de los procesos sociales  y culturales que acontecen actualmente en nuestra nación. Lo anterior debe ser posible porque el manejo de la información en nuestro tiempo está estrechamente ligado con el pensamiento crítico, con la facultad de razonar y con el aumento de las diversas competencias comunicativas, no sólo en el ámbito académico sino también del cualquier hecho o fenómeno que sea significante o significativo, que impacte eficazmente en la forma de procesar y entender la realidad. Saber informarse y saber informar adecuadamente es casi un sinónimo de razonar y pensar bien, por lo que conocer y utilizar diversos medios de información no es sólo un asunto de adorno cultural, social o de erudición, sino un instrumento necesario para participar con éxito en la producción social de sentido y, por lo mismo, para organizar nuestra vida y la de nuestra comunidad de la manera más adecuada y sana posible.

En este sentido, nuestro proceso no debe concluir aquí, sino trascender nuestro espacio de acción hacia la comunidad que nos acoge, de ahí surge la propuesta de generar espacios de información y de debate que promuevan la reflexión y la conciencia social sobre la importancia de la cultura en nuestra vida tanto material como espiritual. El concepto de comunicación nos remite, inevitablemente, a una categoría polisémica, lo que implica un estudio no privativo de una sola ciencia en particular, sino de varias, como la lingüística, la antropología social, la psicología, la pedagogía y la sociología, por mencionar algunas. En cada campo se le estudia de acuerdo con su objeto peculiar y en correspondencia con el enfoque o modelo científico adoptado. A pesar del amplio margen que posee el contenido de la comunicación, es indiscutible su fundamento sociopsicológico al ser concebida dentro de la vida social como fenómeno subjetivo y extraindividual a la vez.
Con estos argumentos, y bajo el notable desarrollo y la creciente aceptación de diversos formatos de difusión informativa, la radio por internet se ha convertido en un eficaz medio para comunicar, por ello, se deben aprovechar los espacios que, intrínsecamente al concepto de Universidad, se generan. La Universidad del Valle de Puebla cuenta con una plataforma virtual que facilita, potencial y eficazmente, la oportunidad de generar dichos espacios de promoción y de apoyo a las iniciativas de comunicación social; en este sentido, aunado al papel social que Universidad del Valle de Puebla desarrolla en nuestra comunidad y en nuestra sociedad en general,  y con el apoyo del grupo Óclesis, se pretende generar espacios radiofónicos, que en congruencia con los fines citados, promueva en la comunidad académica, y otros públicos potenciales, contenidos dinámicos y de interés por la cultura y las artes, dentro y fuera de esta casa de estudios.

Óclesis Radio, El Artificio en la Radio. http//:sintonía.uvp.edu.mx
Titulares:
Hugo Coronel
Jorge Luis Gallegos
Francisco Echeverría
Francisco Nocedal
Noé Cano

Homosexualidad. Derrumbe de mitos y falacias


Homosexualidad. Derrumbe de mitos y falacias  es el nombre del libro de Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson en donde nos explica, a través de 85 páginas las problemáticas a las que se enfrentan las personas homosexuales.
Dividida en 3 partes, Álvarez-Gayou reflexiona sobre las teorías que pudieran dar una explicación sobre el origen de la homosexualidad; sobre cómo se conciben las dimensiones eróticas del homosexual y, finalmente, hace una revisión sobre las condiciones socio-legales de la homosexualidad en México.
Fotografía: Óclesis
El apartado I titulado "Conocimientos científicos actuales sobre la homosexualidad y mitos frecuentes", el autor plantea las diferencias existentes entre la homosexualidad, la bisexualidad y la heterosexualidad desde un punto de vista físico, biológico y psicológico. Asimismo, da un breve panorama sobre las teorías que se han planteado para determinar el origen de la homosexualidad.
"Un modelo práctico para la determinación de la preferencia genérica en la práctica clínica y la investigación" se expone en el módulo II. En él, el autor define a la homosexualidad como la preferencia y la atracción que tiene una persona para relacionarse con personas de su mismo género. Entendida preferencia como inclinación natural y no como un proceso necesariamente voluntario de análisis, selección y decisión.
El punto III titulado "Visión de las condiciones socio-legales de la homosexualidad en México" Juan Luis Álvarez-Gayou hace una revisión sorbre el cómo se encuentra México en materia legal, así como un breve repaso sobre las manifestaciones culturales y medios de comunicación.

Sobre el autor:
Juan Luis Álvarez-Gayou Jurgenson es médico y psiquiatra egresado de la UNAM. En 1979 fundó el Instituto Mexicano de Sexología, A.C. 
Sus más recientes investigaciones están enfocadas hacia el estudio del género masculino, la sexualidad infantil y el abuso sexual a los niños.


Álvarez-Gayou Jurgenson, Juan Luis (1997): Homosexualdad. Derrumbe de mitos y falacias. Edit. BUAP, México.

ÓCLESIS 2012

Pedro Almodóvar: Perspectiva filosófica y de género


Pedro Almodóvar, es sin duda alguna, uno de los cineastas más exitosos, no sólo del panorama español, sino también del mundial.
Él, presenta en cada una de sus películas a la humanidad desde su perspectiva, haciendo un análisis de la misma; además, de que en cada uno de sus filmes, nos es presentado un punto de vista filosófico neorrealista.
Al hablar de género, me refiero a la categoría de análisis, a partir de la diferenciación de la identidad sexual con base en la construcción social del individuo, separando así la naturaleza cultural y la sexual.
En las películas de Almodóvar, la mujer es explicada, a partir del neorrealismo italiano, que surge como una nueva forma de hacer cine, teniendo como principal característica la representación de la vida cotidiana, retomando a personajes de la calle: siendo éstos precisamente lo que toma para crear su historia y sus personajes.
Fotografía extraída de:
http://cineclubcienciasucv.wordpress.com/2010/09/23/ciclo-pedro-almodovar/
Pedro, muestra su propia visión de Madrid, en donde conjuga con cada uno de los elementos que le da realce al filme. La escenografía se encuentra cargada de claroscuros y arte pop; la utilización de objetos reales son parte importante dentro de la trama; la música, en especial los boleros, son utilizados para resaltar los sentimientos de las mujeres. El manejo de cámara en primer plano hace parecer cada escena como si fuese un cuadro; el segundo plano, nos presenta a la ciudad; La utilización del traveling nos lleva  en una especie de laberinto.
En las películas de Almodóvar se presenta a la mujer como la principal protagonista de la misma; una mujer vista, desde sus ojos; la mujer que abandona los estereotipos planteados por la sociedad madrileña.
Carmen Maura, Victoria Abril, Verónica Forqué, Marisa Paredes, entre muchas otras, han servido como “afroditas” a Almodóvar para representar a sus mujeres; mujeres comunes y corrientes que son mostradas como débiles, no porque lo sean, sino por el peso que recae en ellas durante la trama.
Así pues, el cineasta español intenta romper con las estructuras de construcción, es decir, separar al sexo del género, para dar una resignificación a sus mujeres; los papeles que deben jugar dentro y fuera de casa, intentando reinventar los roles que juega en la familia, la sociedad, la escuela, la religión, en el cine y la literatura.
Pedro Almodóvar refleja la lucha entre la misoginia y la mujer, la mujer y la sociedad, la mujer y su ser mismo, a la mujer en crisis, a la mujer de carácter fuerte, a la mujer que sabe sobresalir de los problemas a los que se enfrenta, la mujer que exitosa en la vida profesional pero con un gran vacío existencial.
Aunque sus películas ha sido dos veces nominadas al Óscar y han ganado un sinfín de premios, el mayor mérito de las mismas es presentar a la mujer en esencia, alma y espíritu.

Jorge Luis Gallegos Vargas
Óclesis

lunes, 23 de julio de 2012

Muere Esther Tusquets (1936-2012)

Fotografía extraída de  www.larazon.es

A los 75 años de edad muere la escritora y editora Esther Tusquets.

Tusquets comenzó a publicar sus obras en 1978 siendo "El mismo mar de todos los veranos" su primera novela. Destacan también las obras "Varada tras el último naufragio", "Para no volver", "Con la miel en los labios", "Habíamos ganado la guerra" y "Confesiones de una vieja dama indigna".

Dejamos un fragmento de "El mismo mar de todos los veranos", extraído de la página http://www.epdlp.com/texto.php?id2=4096


La cojo entre mis brazos, bien envuelta en la piel, y la subo casi en vilo hasta el dormitorio, y ella apoya la cabeza en mi hombro, pasa su brazo en torno a mi cintura, ronronea palabras sin sentido —tal vez sea el idioma de las hadas o el de los gatos—, y yo sucumbo bajo una avalancha brutal de ternura que me corta el aliento y me para el corazón, porque el amor es ciertamente terrible como un ejército en marcha, y cruel como la muerte es la ternura, y empiezo a musitar también yo palabras muy extrañas, palabras que tampoco tienen sentido y que pertenecen a un idioma no aprendido, y recuerdo que ya me pasó otra vez con Clara algo semejante, pero esta vez yo no quiero detenerme, porque las palabras surgen en una embriaguez sin fin, y sé que han caído todas las barreras y se han bajado todas las defensas, y estoy aquí, desvalida y desnuda como nunca lo estuve en el pasado —ni siquiera en el más remoto e íntimo de los pasados jamás contados—, deshaciéndome en palabras, fluyendo toda entera de mí misma en un torrente de palabras, palabras que Clara no podría seguramente entender —ni aunque estuviera atenta y despierta, en lugar de languidecer medio dormida entre mis brazos— y que desde luego no escucha, palabras que tal vez intuí yo hace tanto tanto tiempo para una Guiomar niña, que quizás adiviné cuando ella dormía, cuando no podía mirarme con sus ojos azules —ya entonces implacables— muy abiertos, palabras que estuve a punto de iniciar algunas veces cuando la pequeña se dormía en el suelo o sobre un sofá y había que llevarla dormida hasta la cuna, pero que no le dije, que no llegaron a brotar nunca, y que no formulé ni siquiera en el pensamiento, y es que este lenguaje no nace en el pensamiento y pasa desde allí hasta la voz hecho sonido: nace hecho ya voz de las entrañas y la mente lo escucha ajena y sorprendida, ni siquiera ya asustada o avergonzada, porque estamos repentinamente al otro lado —mucho más allá— del miedo y la vergüenza, y es evidente y claro que en cualquier instante yo tendré que morir, porque la ternura me ha traspasado como cien alfileres de diamante, la ternura me ha pisoteado y arrollado a su paso como el más terrible de los ejércitos en marcha, y me voy deshaciendo, disolviendo, desangrando en palabras, tan dulcemente muerta que ya casi no puedo con el peso de Clara —que no pesa nada—, y menos mal que hemos llegado juntas a las dos camas gemelas y la deposito allí y le deslizo una almohada bajo la cabeza —sin que ella, como Guiomar de niña, abra tan siquiera los ojos— y la cubro con la sábana y la manta de pieles —hace frío con la ventana abierta, y yo quiero mantener abierta la ventana porque la habitación olía a cerrado, y porque es imprescindible que oigamos el mar y el viento entre los cañaverales y el pitido del tren al adentrarse en el primer túnel de la mañana—, y ahora le pido quedo que no despierte, que se duerma, y me tumbo a su lado, a sus espaldas, y ella despega por fin los labios y gime “no te vayas”, y sé que podré repetir un millón de veces el mismo recorrido suave de su cuerpo con mis manos, susurrar interminablemente las mismas palabras tontas en su nuca tibia, escucharla dormir plácida y a trechos suspirante, mientras espero la muerte con el alba. "



ÓCLESIS. 


Tintero (Gotero)


Por: Ludwigvan Bustamante Silva.


Fuente de imagen:

http://palabraseneltintero.blogspot.mx
Ayer que te pensé estabas diferente, con arrugas en el alma pero sin pliegues en la frente. Hoy amaneces con un par de lunares en cada costado del ojo. Apareces efímera y cambiante. Te encuentro en un instante y te perdí en el siguiente.
Transcurrieron ya las horas programadas para este ritual y no reapareciste; la oscuridad me embriagó más que el humo denso. El sopor alteró los pasillos de tu trauma, y no hallo la flecha roja, la evacuación emergente.
Fallé mi disparo, que iba pegado a tu cariño. Se separó y no te veo de nuevo. Busco lugares comunes para encontrarte pero te escondes tras las letras de mis epitafios, y te haces más complicada cuando te vuelves recuerdo y no tinta, porque debo canalizarte y ya estás en dos lugares; y en los dos eres real.
Te escribo de noche, en donde te perdí, y viajo lento para que no me escuches. Aparezco detrás de ti con un bolígrafo y te lo encajo debajo del alma. Chorreas tinta a borbotones, mi folio se mancha y mi pluma se rompe. Recojo la tinta con los dedos mientras la limpio del papel; y tus órganos se adhirieron y acuñaron tus letras. Te me escurres entre los interóseos, y te reformas desde el charco de ti, y miro mis ojos, que son lodo brillante, reflejados; pero me atacas a traición ahora que eres dos. La de ayer apareció jovial, con fuerza para revivir un momento lo que me roba la cordura, y cierro mis puertas, y escribo mis locuras bajo candado, y el baúl guarda mis papeles, papeles que no debes conocer. De manera increíble te adsorbes a la madera y cruzas filtrada y sin maldad. Corro y mi letra empeora. Caigo en el agujero negro de las memorias que no deseo ver y mi tinta se esparce involuntaria relatando mis peores recuerdos, se resbala la punta de mi instrumento gráfico, pero ya lo solté de mi mano, aunque corre y escribe lo que pienso sin querer, lo que antes no te quise contar, lo que nunca quise perder,  y te comienzo a extrañar desde adentro porque ya caí en ese abismo una vez y por compasión me recogiste pero te arrepentiste pronto. La vida te grita que esta vez no, pero no sabes qué es lo que niega, si tu ayuda, o tu daño; mientras yo, con una mano oculta en el bolsillo y engarrada al muslo, la ato a mi egoísmo y restos de dignidad intentando esconder que necesito la tuya, mientras la otra acaricia tus yemas implorando auxilio.
Vuelo mil metros pero hacia abajo, un vuelo que es caída y que no escapa al abismo del cielo roto. No hay alas ni historias alternativas y convergentes que compongan este escrito; llegó un encargo equívoco de mesa con la apoteosis en charola de plata, al descubrirlo te ríes (¿conmigo, o de mí?) pero no sabes que el plato fuerte soy yo en mi parcialidad consciente.

Despiertas sin darte cuenta que eres el interruptor cómplice de esta oscuridad, tampoco recuerdas tu nombre. Saliste de tu cuerpo y sigo cayendo. De pie, tu bostezo no limita mi desgracia que es infinita caída, paralela a tu indiferencia.