miércoles, 14 de enero de 2015

Rock y Metralla
Rock, sexo y violencia en la juventud comunista mexicana 
de los sesentas y setentas

Por Víctor Flores Anzaldo

“Usted no lo va a creer, pero hay escuelas de perros que les dan educación pa’ que no muerdan los diarios, pero el patrón hace años, muchos años, que está mordiendo al obrero.”
“Casas de cartón”; Fragmento de canción; “Los Bukis”; 1977.

“Hoy en día en el Occidente toda la política se ha reducido a la economía (…) Al mismo tiempo que declaran ser adversarios del marxismo están demostrando día a día haberse convertido, prácticamente, a una doctrina genuinamente marxista: la del <<materialismo>>. Así pues, incluso ideológicamente ya estáis maduros para el comunismo.”
En “Visita a Molotov”; por Giovanni Pappini; 1979.

La película es en blanco y negro, cerca de el primer tercio de la película, la cámara enfoca rostros orientales con trajes típicos de oriente y rostros indígenas con indumentaria del México posrevolucionario, calzón de manta, cinto y sombrero; todos son esclavos y viven en condiciones infrahumanas, todo esto sucede en un rancho de un latifundista en Oaxaca a principios de los sesentas.
“La Nuyaca”; Película documental; 1973.


Obra gráfica: Tirso Castañeda
¿Por qué es importante saber qué llevó al Partido Comunista Mexicano a desaparecer? ¿Por qué nuevamente la gente en México voltea al Comunismo en tiempos de crisis Capitalista? ¿Debe volver el Comunismo o debe sepultarse para siempre? ¿Por qué Alemania tiene un fenómeno llamado obamismo (de Obama) y no su propio país, EUA? Tal parece que muchas preguntas surgen acerca de un pasado extraño a las generaciones que no vivimos el comunismo mexicano. A la sazón, recurrir a la historia nos puede esclarecer el presente lleno de una bruma angustiante, la de la violencia, el sexo, las drogas y el ska que parecen paralelos a la época de la psicodelia sesentera, y las guerrillas en Latinoamérica, que incluyen a México. Los períodos que van de Adolfo López Mateos (1958-1964) a Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) fueron los períodos más represivos y arbitrarios para el Partido Comunista Mexicano (PCM), pero no dejaron de tener sus propias divisiones internas. Sin embargo, y es algo que se debe tomar como apunte importante dentro de la teoría de partidos, que la Juventud Comunista de México (JCM) era considerada por el PCM como una fuerza de reserva, no la tomaba en cuenta como surgimiento de nuevos cuadros o representantes políticos del partido pero, sin duda alguna que, fue la parte más destacada durante los movimientos sociales que van de 1968 a 1973; todo esto, entre los universitarios neoleoneses, poblanos y sinaloenses. Fe de lo anterior la dan los diarios del Excélsior, El Día y El Heraldo del 30 de julio de 1968, pues se leía en sus notas al movimiento estudiantil como una “conjura comunista”, “como plan de agitación y subversión”. Sin embargo, nadie en el PCM diría que el golpe de octubre rojo se daría, pues tres cosas sucedieron antes de ello que nos hace ver que la derecha coqueteaba con el comunismo. En abril se recibe oficialmente en México al embajador de Vietnam asentado en la Habana, justo en la época más álgida de la resistencia vietnamita a la intervención Norteamericana. En mayo se recibe al alcalde de Moscú y a fines de mayo Ávila Camacho recibe a la dirección del PCM. Luego de la Masacre del sesenta y ocho, el grupo de rock “Three souls in my mind”, hoy conocido como “El TRI”, denunciaba las tropelías de la autoridad e invitaba a los jóvenes a dilucidar su realidad. Para el Festival de Avándaro, el Woodstock mexicano, los jóvenes en general buscaban en el rock, las drogas y el sexo un poder pacificador semejante al poder de la flor de los hippies de EUA, con más de 140 mil jóvenes asistentes durante los tres días del evento, aunque también provocó sentimientos contrarios al enfrentar el hipócrita oficialismo de una cerrazón al diálogo, la lucha armada fue el inicio de los clandestinos movimientos guerrilleros: Comandos Armados del pueblo, Liga Comunista 23 de Septiembre, Frente Urbano Zapatista, Frente Revolucionario Armado Popular, entre los más destacados. Las declaraciones en contra del PCM principalmente eran que simulaban, reformaban, en fin que le denominaban “izquierda domesticada”. A su vez, el PCM reaccionó contra todo aquello que disentía de su postura, eso también es digno de anotarse, que no se tolerara dentro de la izquierda una disidencia. Entonces, David Alfaro Siqueiros fue expulsado del PCM, entre muchos argumentos, por dar entrevistas y posturas que no se relacionaban con la visión del PCM y esto llevó a la expulsión de muchos otros miembros del Comité Central, de los representantes de la JCM, lo que intensificó la crisis interna del partido; mientras la lucha desigual entre policías experimentados adiestrados en guerra de guerrillas por militares norteamericanos mantenían a raya a los rebeldes. Como conclusión podemos ver que la izquierda representada por el PCM era monolítica, esto es, cerrada en sus perspectivas de apreciación de la diversidad, pues tal cosa era vista como algo negativo. Luis Pasos hoy piensa que la izquierda es y debe ser poliédrica, es decir, que su diversidad es una ventaja como una riqueza de pensamiento y posturas complementarias que corroboran un movimiento democrático menos ortodoxo. Finalmente, queda parte de la etapa en que el PCM se descompone y desaparece, que es entre los sexenios de Echeverría y López Portillo, no obstante, está claro que hubo un proceso que la juventud de ayer y de hoy tiene paralelamente como vértices de semejanza y que deben de seguir, no una desesperación, no un desencanto, sino un trabajo duro en el campo del estudio y la discriminación de los quehaceres intelectuales, en las luchas pacíficas y en el desarrollo de nuevas propuestas por una unidad fraterna antes que política, para que cuando se llegue a lo político se resuelva en un tono de consenso y no de servilismo al poder y a la ideología.


Colaboración de Óclesis al Diario Momento. Junio de 2009.