viernes, 17 de junio de 2016

El medio discursivo integrador y el presupuesto implicado
Por: Noé Cano Vargas


Fuente de imagen:

https://netpuntocom.wordpress.com
Curiosa situación se desborda en las personas cuando se habla de la ciencia desde hace dos siglos, el convencimiento de que es avance para cualquier sociedad, su aporte es significativo y relevante, esto le da la pauta a posicionarse en su cúpula, de imponerse y presentar el resultado como triunfo inminente, como ley universal aplicable a diversas situaciones, de repente el discurso cobra sentido, la tecnología se aplica a la vida colectiva, los medios masivos se presentan como un futuro prometedor, ejemplo de ello es la vinculación al ámbito educativo, para 1920 varias revistas de renombre en México tal es el caso de Revista de revistas prestaron sus encabezados para mostrar el avance educativo desarrollado en países como Alemania, Francia, Italia, Inglaterra y desde luego Estados Unidos, este último muestra los avances logrados en la educación preescolar y la utilización del fonógrafo como estrategia pedagógica para ayudar al estudio en las escuelas (1921, pág. 32).
El camino iniciado al implementar recursos como periódicos, revistas, el telégrafo, el teléfono, el gramófono y el fonógrafo para comunicar e informar, dio pauta a la incorporación de nuevos recursos que mantuvieran este flujo a un número mayor de usuarios, la radio, la televisión en blanco y negro, luego a color, después el bíper, el celular, el internet, las redes sociales, lo que inició como una necesidad para el desarrollo cultural todavía no mostraba su lado oscuro, o estaba oculto.
El lenguaje es el medio que utilizamos para vincular todo el cumulo de conocimiento aprendidos por las generaciones pasadas, en palabras de Saussure “es una serie de diferencias de sonido combinadas con una serie de diferencias de ideas”, es un sistema tecnológico. Ikram Antaki menciona “la historia de la razón es la historia de la importancia de la palabra”, es la técnica que nos hace posicionarnos en la cúspide de las especies, la cuestión es el sentido que advierte el uso de tan importante tecnología, es cuando entra en escena la ideología.
Ahora cobra sentido el uso de los medios masivos, en la época romana se decía la frase al pueblo pan y circo, en la actualidad el uso de la palabra dirigida a la población está cubierta de un velo engañoso llamado entretenimiento, esa es la función del medio discursivo integrador utilizado por los demagogos, todos ven lo que dice el discurso, pero pocos logran descifrar el presupuesto implicado, mantener el control, ese es el presupuesto, ahora el orador ya no necesita ser presencial, los medios se encargan de llevarlo hasta la comodidad de la casa para su consumo masivo, somos lo que consumimos, esto se proyecta a todos los planos de la existencia incluyendo el político, el resultado se puede percibir a simple vista, en palabras de Eurípides <<la inferioridad de la democracia consiste en la existencia de oradores [que con los medios masivos] se dirigen al pueblo, parecen estar de acuerdo con él en todo; pero solo busca su propio interés. Estos hacen hoy las delicias del pueblo y mañana harán su desgracia >> (Antaki, 2000, pág. 161).
 Hablando de medios y redes me vino a la memoria un spot publicitario que viene adherido como propaganda en los programas de asistencia social, específicamente cuando se empezó a dotar de televisores de plasma a la población debido al apagón analógico, el spot es “mover a México”, situación que fue tomada por la Jornada de Oriente en la sección de moneros para hacer una caricatura de esa situación y mostrar el presupuesto implicado al dotar de televisiones, cambiando la frase de la caja que contenía el televisor por “no ver a México”, he ahí donde está implicado el uso del lenguaje como tecnología y el sentido ideológico que puede ser impreso en cada discurso, en este caso para no ver realmente la situación por la que pasa el país.
Estamos atados a los medios, forman parte de nuestras circunstancias, con ellos nos despertamos al apagar la alarma del celular, nos informan o desinforman mediante las redes sociales y los mensajes de texto que llegan a diario de unotv.com, nos acompañan mientras trabajamos o hacemos labores del hogar al escuchar la radio, música o la tele en el canal de tu preferencia, al hacer la tarea y buscar información en el sabio google, el rincón de vago, monografías o buenas tareas, incluso cuando vas al baño, los medios están contigo, por último al dormir es costumbre quedarse a altas horas de la noche conectado y consumiendo los discursos posteados, esto ya no te permite estar sólo contigo mismo, ese es el problema que enfrentamos, ya no nos oímos a nosotros mismos, la tragedia está dada, el hombre esta enajenado, los medios tiene el control.
J.F. Leroy  presenta el presupuesto que implican las redes sociales “twitter te hace pensar que eres sabio, Istagram que eres fotógrafo y facebook que tienes amigos… el despertar va a ser duro”, ya Einstein había advertido el temor de que la tecnología nos absorba, pero no es nuevo, Ortega y Gasset en 1933 menciona que lo único que nos queda es concentrar “…la atención en alguna otra cosa como solemos hacer tantas veces para defendernos de esos dos nuevos enemigos del hombre que son el fonógrafo y la radio” (2001, pág. 16), hoy se le suman la televisión, el teléfono, el internet, etc.
 Los medios utilizan el lenguaje como supuesto para informar y la ideología vinculada con los demagogos es el presupuesto implicado, el antes y él ahora es muy diferente, “[antes] Los libros eran escasos y se dirigían a unos pocos lectores; para merecer el nombre de escritor había que escribir Hamlet, y el pensador se llamaba Platón o Descartes. Pero [ahora] los cientos de millones no piden tanto; pensador puede ser un chistoso de feria, y aún los best-sellers pueden llamarse libros” (Antaki, 2000, pág. 147) gracias a los medios masivos, el medio discursivo integrador.
Bibliografía
Antaki, I. (2000). El manual del ciudadano contemporáneo. México: Ariel.
De Saussure, F. (1982). Curso de Lingüística General. México: Ediciones Nuevomar.
Ortega y Gasset, J. (2001). En torno a Galileo. México: Porrúa.
S.A. (10 de abril de 1921). Avances en la Educación. Revista de Revistas, 32.



viernes, 3 de junio de 2016

La música en la España de los ochenta

Por: Jorge Luis Gallegos Vargas[1]


Fuente de imagen:

https://www.pinterest.com/nitratobcn/musica/
La década de los setenta y ochenta en Europa, fue un reflejo de los movimientos sociales y culturales que se gestaron durante la segunda mitad del siglo XX. En España, tras la muerte de Franco en 1975, la vida de sus habitantes dio un giro: dejando en ellos un sentimiento de vacío al considerarlo como un protector; fue entonces, cuando la juventud madrileña adoptó formas de vida similares a las de Nueva York y Londres.
        En la música, surgieron agrupaciones como Alaska y los Pegamoides –quienes más tarde se convertirían en Alaska y Dinarama y posteriormente en Fangoria–, Parálisis Permanente, Mecano, Nacha Pop, Las Vulpess, Kaka de Luxe, Gabinete Caligari, Radio Futura, Secretos, Décima Víctima, Refrescos, Los Toreros Muertos, Hombres G, Olé Olé, entre otras bandas que exploraron entre el afterpunk, el rock subterráneo y trasgresor. Reaparecieron cantantes como Joaquín Sabina, Miguel Ríos y Luz Casal.
Aunque el centro del movimiento contracultural fue Madrid, rápidamente abrió horizontes hacia las ciudades más importantes de España. En Barcelona surgen grupos como Los Burros, los Rebeldes y Loquillo; en Galicia: Siniestro Total; en la cordillera cantábrica: Duncan Dhu; en el sur: Danza Invisible, Héroes del silencio, Peor Imposible, La Unión. Los sonidos comenzaron a cambiar: se incorporaron ritmos como el techno, el rockabilly, el afterpunk, el reggae, el funk, el pop y el gótico. Radio Futura constituyó el paradigma más importante.
Especial mención merecen las creaciones musicales de Ignacio Canut y Carlos Berlanga, quienes con sus composiciones, acompañadas con la voz  andrógina e imagen punk de la mexicana Olvido Gara, mejor conocida como Alaska, lograron convertirse en el icono de la movida madrileña.
A pesar de no encajar mucho en el discurso de la movida, Mecano, grupo integrado por Ana Torroja, José María e Ignacio Cano, son referencia obligada de la España de los ochenta, esto por ser una de las agrupaciones que más impacto ha tenido, por lo menos, en Latinoamérica; además marcaron una nueva forma de hacer pop: letras con un trasfondo social, cargada de metáforas.
Es quizá, lo más interesante de Mecano el presentar letras escritas en masculino, todas ellas de los hermanos Cano, e interpretadas por una voz extremadamente femenina, con timbre muy suave, jugando con una imagen andrógina.
La pretensión de la no trascendencia, la ideología juvenil dejó un legado en las creaciones de la época. El discurso musical, del que se cuenta con más referentes, retomó la idea de los movimientos underground. La música fue el detonante para entender la nueva forma de vida nocturna de Madrid; ésta, a su vez, impregnó al cine, el cómic, los medios audiovisuales de información, el diseño, etc.




[1] Acerca del autor: Es maestro en Literatura Mexicana por la FFyL – Buap, y miembro activo en Óclesis, Víctimas del artificio.