lunes, 19 de noviembre de 2018


Economía, Política y Educación: La Inquebrantable Relación

Juan Carlos Pérez Castro[1]

Fuente de imagen:
http://semanariovoz.com
Es evidente que, en nuestra actualidad, hablar sobre estos tres aspectos nos remite a pensar en las condiciones vivenciales de nuestro país con respecto a estos tres importantísimos factores que determinan el futuro de un país. También, cada uno de estos factores será analizado a grandes rasgos, ya que la intención del presente escrito no es la de hallar el hilo negro del fracaso del país por llevar una aplicación correcta de estos campos específicos de conocimiento, pues esto ameritaría un trabajo sumamente extenso de investigación y que iría más allá de las posibilidades de este escrito, pero, si por el contrario, intentare dar una visión general de cada uno de ellos formulando la siguiente hipótesis: ¿La relación entre economía, política y educación, en nuestro país, responde a una situación de estructura de control social más que a una emancipación concreta del individuo?
Por una parte, la economía en nuestra actualidad ha sido contemplada desde la visión del estructuralismo, siendo Antonio Barros de Castro y Carlos Francisco Lessa, quienes, en 1981, nos muestran en su libro “Introducción a la economía” algunos puntos que sentaran la base de estas interpretaciones:

Según estos autores el primer conducto en el sistema económico permite ver el relieve: los elementos claves del proceso productivo, los factores y las unidades en que se organizan. Los sectores en que la economía puede ser dividida, así como las cuestiones iniciales planteadas por la diversidad de su construcción factorial. Los flujos generados en un periodo determinado que transitan por el sistema económico, en contraste con las “reservas” existentes en el sistema. La dicotomía básica vigente en el proceso productivo entre la corriente real de bienes y servicios y la corriente nominal de ingresos. Dicotomía esta que se refleja en otras denominaciones, como producto e ingreso, oferta y demanda, ventas y compras, etc. El carácter orgánico del sistema económico cuyos elementos se muestran íntimamente relacionados […] Como se puede observar, de acuerdo con estos autores lo más importante en este enfoque para analizar el sistema económico, es la división de los elementos – factores, división de flujos y de reservas, así como la división de corrientes reales y nominales y finalmente, el carácter orgánico del sistema.[2]

Así, podemos entender que desde que se ha tenido este sistema económico, ha influido en las características concretas de adquisición de bienes monetarios y la repartición de presupuestos en la nación, siendo esto aceptado debido a la apertura y la conjunción con otras materias de estudio que permite el propio estructuralismo:

El estructuralismo nace en las primeras décadas del siglo XX como una corriente cultural caracterizada por concebir cualquier objeto de estudio como un todo, cuyos miembros se relacionan entre sí y con el todo de tal manera que la modificación de uno de ellos modifica también los restantes y que trata de descubrir el sistema relacional latente (es decir, su estructura), valiéndose de un método que rechaza por igual el análisis (la descomposición) y la síntesis (recomposición). Opuesto, pues, al asociacionismo como el atomismo.[3]

Por otro lado, la política se ha manifestado como un agente que ha olvidado casi por completo al hombre, interesando casi por completo solo en el desarrollo de su ciencia como teoría del poder, y, en muchas ocasiones, vinculada al marco de la economía, para justificar los excesos de los sistemas capitalistas: “El capitalismo es el sistema que busca crear capitalismo a fin de seguirse reproduciendo de forma indefinida, por ello es que crea los medios y las condiciones para seguir reproduciéndose, para ello debe revolucionar dichos medios a fin de seguir obteniendo la plusvalía” (Contreras, 2016). Entonces, hemos encontrado un vínculo directo entre economía y política, ya que parece ser que uno se remite al otro a manera de justificar el control sobre los procesos de producción, así como la detentación del poder que estos casos necesitan. A la sazón, podemos determinar que ambos aspectos se encuentran en una correlación directa en cuanto a la dirección del país, y que toma una mayor forma en cuanto comprendemos que el sentido del capitalismo es generar el mayor número de ganancias enriqueciendo a quienes controlan los procesos de producción: “El problema del poder ya no es que extraer de las fuerzas vivas, sino como componer las fuerzas vivas para que produzcan al máximo” (Deleuze, 2013).
Ahora bien, tenemos el caso de la educación. Por un lado, las supuestas reformas que se han tratado de llevar a cabo, no han sido pensadas nuevamente en función de la sociedad, más bien, han sido pensadas y ejecutadas a conveniencia del sector privado, es decir, en favor del sector empresarial, ya que de esta manera aseguran la obtención de mano de obra calificada y barata. Bien es cierto que las condiciones de educación deben responder a modelos de competencia para encontrarse adecuados a la estructura estratificante de la que emana, y que las condiciones reales de la educación deben apuntar a otros contextos, pues se debe reflexionar en el tipo de persona que se está tratando de construir. Entonces, ¿a qué obedece que la educación se encuentre subsumida en el caos? Bueno, es más difícil de lo que parece. Los análisis realizados por Walter Benjamín (precursor del estructuralismo), nos muestran que las estructuras están determinadas para unificar los estratos sociales, de manera que puedan ser observados en su totalidad como distintos, como capas que no guardan relación, aunque en realidad la guarden de manera muy profunda. Por otro lado, debemos tomar en cuenta que la educación no se remite al aula, y que los medios de comunicación influyen de manera directa en esta:

La televisión —como su propio nombre indica— es “ver desde lejos” (tele), es decir, llevar ante los ojos de un público de espectadores cosas que puedan ver en cualquier sitio, desde cualquier lugar y distancia. Y en la televisión el hecho de ver prevalece sobre el hecho de hablar, en el sentido de que la voz del medio, o de un hablante, es secundaria, está en función de la imagen, comenta la imagen. y, como consecuencia, el telespectador es más un animal vidente que un animal simbólico. Para él las cosas representadas en imágenes cuentan y pesan más que las cosas dichas con palabras.

Conforme esta cita, observamos que el fenómeno de la educación sirve a otros intereses, y no propiamente al de educar en mejores condiciones a nuestra sociedad.
De todo lo anterior se debe decir que, la hipótesis planteada (¿La relación entre economía, política y educación, en nuestro país, responde a una situación de estructura de control social más que a una emancipación concreta del individuo?) es positiva, ya que esta plantea la afirmación de que las condiciones de nuestra actualidad están sometidas a una estructura entrelazada para la formación de un control social, control donde observamos que los agentes económico-políticos influyen en la toma de decisiones directa, y que las supuestas estructuras que se nos habían planteado con anterioridad (como las expuestas en 1981 y ya anteriormente citadas), responden a otras realidades, aunque la idea original fuera concebida para otros fines.
En conclusión, pensar en un estructuralismo social, en nuestra actualidad, debe abrirnos los ojos hacia la realidad a la que se dirigen estas, y nos pondría a pensar en la posibilidad de cambiar a otros modelos sociales, donde se descentralice las funciones de poder o, en todo caso, donde cada parte de la estructura obedezca a sus propias condiciones, solo respondiendo a una implicación de mejora social y no a una superestructura de carácter hegemónico (si bien es cierto que Marx ya contemplaba esto, la superestructura entendida en Marx alude a las condiciones de la cultura, a diferencia de la expuesta en el presente ensayo, pues aquí se está pensando como el sustrato que determina las relaciones de poder en el aparato de estado).

Bibliografía:
Contreras, Carlos (2016): Ensayo sobre la relación entre Democracia y Violencia en México. Metapolitica (México), Año XX, No. 94, Julio-Septiembre.
Deleuze, Gilles (2013): El Saber. Cursos Sobre Foucault. Buenos Aires: Cactus.
Sartori, Giovanni (1998): Homo Videns. La Sociedad Teledirigida. México: Taurus.



[1] Estudiante de Filosofía de la FFyL de la BUAP, miembro de Óclesis y del Círculo de Estudios Lovecraft Puebla, colabora dando seminarios sobre Ciencias Sociales y Humanidades en el Programa de Estudios Universitarios de la BUAP. Ha publicado en antologías de Literatura Fantástica en la Ciudad de México.
[2] ROZGA, Rizard, “Economía espacial del México: El Enfoque Estructuralista”. Disponible en línea: http://observatoriogeograficoamericalatina.org.mx/egal3/Geografiasocioeconomica/Geografiaeconomica/05.pdf
[3] RICO ORTEGA, Agustín, “El estructuralismo, disponible en línea:
https://es.scribd.com/document/156332327/El-Estructuralismo-Por-Agustin-Rico-Ortega