sábado, 29 de septiembre de 2012

Óclesis

Parte del discurso de Agniezca cuando la estación de autobuses anunció la salida.

¿Qué es el existir?
...tan sólo una parte de la muerte...
 Usted que escribe... necesito saber qué es para usted "la cuarta dimensión de la existencia", ¿sabe? me entró una rara necesidad que no me explico. Un escaso sentido de mí que se desvanece desdse el interior y refrenda la agonía de siglos de ignorancia... Acabo de salir de una depresión y de momento quise buscar el hilo conductor de ésta, mi existencia... tal vez no crea lo que pienso creer, pero cómo explico el tener esa frase que me atormenta y leerla de sus pensamientos en este preciso momento, y conjeturar acerca de mis dudas. Tal vez crea mucho en las energias y en la realidad. Ayúdeme con esa parte suya de la existencia... Tal vez sí encuentre lo que busco... Lo voy a hacer... Por lo pronto le dejo pensando un rato, pero no será tiempo perdido pues mis ojos rastrearán sus palabras donde todo pueda comenzar...

EL CARNAVAL DE LA LUCHA LIBRE
Por: Gilberto González Morán.

A la bruja (ruda número uno)

Fuente de imagen: imágenes google.
En el marco de los colores destellantes de los encapuchados, la exuberantes modelos, los olores que bañan la arena. Los niños con pancartas admirando a su gladiador preferido, se estampan, raudas, las emociones. Señores y señoras la lucha libre comienza a impregnar a los asistentes.
        Hoy, gracias a la televisión la lucha libre se ha convertido en uno de los espectáculos preferidos por todos los sectores sociales. Si bien es un producto mediático, también es cierto que es la concentración de una cultura popular y como ya lo dijo Monsivaís la cultura del pueblo es muy basta y rica en todos sus matices.
La lucha libre es el carnaval urbano, lo que para la zona mixteca puede ser la representación del diablo a través de un disfraz de jaguar. aquí en la ciudad se da la división antagónica del gran mundo dual: el bien y el mal. El bien representado por el bando técnico y el mal representado por los rudos.
        Una vez ya iniciada la función todo se convierte en  teatro, en performance, donde se ridiculiza esta gran relación antagónica, el bien y el mal. El rudo acostumbrado a ganar a través de golpes no permitidos para el espectáculo lejos de representar una crueldad representa la desmitificación del mismo y es que  como lo plantea Giovanni Papini en su Diablo, la maldad concebida durante en siglos pasados se ha deshechado y el hombre moderno ha adquirido nuevos paradigmas y que en este caso refleja en un espectáculo popular.
Ha comenzado la función los técnicos ganan la primera caída. Una anciana de sesenta y tres años se levanta y con gestos catárticos levanta la mano para manifestar su desacuerdo con el referi. La segunda caída toda la gente se vuelca a favor de los rudos, comienza el festín. Las grandes actuaciones, los trucos para rendir al contrario la noche comienza a calentarse dentro de la arena, ¡ganan los rudos!
Todo es festejo, las risas empapadas de cervezas, el olor a tabaco, los niños sacan la máscara y comienza el golpeteo en el pecho.
Ésta es la última y nos vamos, los técnicos tienen controlada la lucha, de pronto un rudo golpea al técnico con un bat, el referi no se percata, comienza el conteo, tres. La noche es de los rudos todos somos invadidos de felicidad, la anciana grita de felicidad, el pueblo sana  algunas heridas. Ganaron estos son los mejores.
Al salir una cemita para los borrachos –con muchas rajas porfa-  la función ha terminado. Hemos creado un nuevo festín de la misma realidad. 
 
Texto publicado en Momento Diario bajo el sello de Óclesis, Víctimas del Artificio.
7 de febrero de 2006.

martes, 25 de septiembre de 2012


CIEN AÑOS EN EL TIBET

Patricio Cruz
Óclesis

Fuente de imagen:
http://www.allposters.es/-sp/Siete-anos-en-el-Tibet-Posters_i7069234_.htm
El año pasado, allá por noviembre, tuve la paradójica fortuna de ya haber aprendido a leer, pues fui testigo del monumental programa que el Festival Internacional de Puebla nos tenía preparado. Sentí aún más benditos mis ojos al enterarme de la presentación de un par de grupos de danza –contemporánea ambos- en eruditas sedes angelopolitanas: nuestros mercados, se trataría del Mercado Hidalgo, el Mercado Zapata y el Mercado Independencia.

            La estampa estaba lista: el aroma descendiendo libre y soberano en los espacios, exentos de desperdicio y de manteca; no chicharrón, no humo negro de motor ni de miradas; los pasillos despejados de mugre y pasos, y una sordera en pos del asesinato de la cumbia y el reggaetón; sillas, bayas, escenarios montados sobre sueños, sin astillas ni inseguridades; sonido excelso y, finalmente, el público en sus más óptimas condiciones de apreciar el arte en su más dinámica postura.

            Entonces comenzaría el espectáculo, forjado en el esplendor de nuestra cultura y la exquisitez de nuestros hábitos: terminaría con la ovación, los autógrafos, las entrevistas para radio, televisión e internet, las fotos de prensa, el contrato listo para asegurar un par de presentaciones más y, por supuesto, una justa remuneración. ¿No es eso lo que sucede en los grandes Festivales Internacionales alrededor del mundo? ¿No nos ha dejado algo de eso –sea en su perspectiva del glamour, o en la conformidad como creador- nuestro magno Festival?

            No. El abismo entre la exactitud de mis palabras y el vacío de la realidad que tocó aquellos días, es insanamente ancho. La mugre, escenarios mal montados para las exigencias de la danza contemporánea, el ruido, el tráfico, mucha, mucha gente que, o no entendió qué pasaba en escena, o no le importó un carajo lo que allí sucedía. Hubo peligro en esta acción, pues lejos de acercar a la gente al arte, pudieron también haber causado una degradación de éste. Por qué no bajaron mejor los precios para ver al Ballet de Kiev, o a Fillipa Giordano, o al Bolshoi, o a Joaquín Cortés, si es que ese acercamiento cultural era su intención. Ahora que, si la intencionalidad apuntaba a no gastar, no he dicho nada.

            La hora más negra podría envolvernos si nuestros líderes no piensan mejor sus planeaciones culturales; ya, justo en este instante, vivimos en un cementerio de artistas. ¿Qué pasó con esos tiempos en que la Angelópolis vio tocar el violín de Ruggiero Ricci, al Cuarteto de Moscú o a la Coral Schubert Wuppertal en su, al parecer olvidado, viejo festival “Puebla, Ciudad Musical”?, esos tiempos en que le pagaban al artista, se le facilitaba el espacio y el patrocinio, se le respetaba tanto como a un abogado. Tal vez nuestros gobernantes necesitan, como Brad Pitt, pasar una pequeña temporada en el Tibet, unos cien años, con ello se limpiarían espiritual e intelectualmente, tal vez hasta tendríamos nuestro propio Dalai Lama, ojalá no nos lo rapten los chinos. Claro, no tendrían mansiones, ni coches ni electrodomésticos de alta tecnología, pero qué vale todo eso por la purificación del ser. Por eso convoco a una colecta estatal para su boleto de avión y víveres; guía tibetano, intérprete chino y caballos incluídos; aplican restricciones.
 
Puebla, pue. 15 de enero de 2006.
Texto publicado en Momento Diario.

lunes, 24 de septiembre de 2012

De luto el comunismo español por la muerte de Santiago Carrillo,
artífice de la transición democrática en España

 Por: Francisco Hernández Echeverría
 
19 de septiembre de 2012
 
Óclesis
Desde que lo aquejara una infección urinaria que le hizo ingresar dos días en el hospital en 2011, Santiago Carrillo sólo fue visto en público a principios del 2012. Pero el 18 de septiembre pasado falleció en su casa de Madrid a los 97 años mientras dormía la siesta, después de que en la última semana empeorara su estado de salud y de que en los últimos meses tuviera que ser hospitalizado en diversas ocasiones.
Sus restos mortales fueron expuestos en la capilla ardiente ubicada en el auditorio Marcelino Camacho del sindicato Comisiones Obreras (CC.OO.) (1) en Madrid, al que asistieron destacados políticos, artistas y decenas de militantes comunistas, muchos de ellos envueltos en banderas republicanas, para despedir al controvertido comunista que se convirtió en un referente de la política española del siglo XX. Una imagen del histórico dirigente comunista con la frase “El capitalismo puede llegar a destruir la especie humana” presidió dicha capilla.
Santiago Carrillo nació en Gijón en 1915, y desde muy joven daría muestras de activismo y militancia singulares. Siendo adolescente se unió a las Juventudes Socialistas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE, en adelante), donde inició su fuerte compromiso con la política como un destacado promotor de la bolchevización. Con 19 años de edad ya era Secretario General de las Juventudes Socialistas.
 
Santiago Carrillo muestra su carné de militante del Partido Comunista de España (PCE) en Madrid, en una rueda de prensa clandestina en 1976 (tomada de Internet).
 
Durante la Guerra Civil se afilió al Partido Comunista Español (PCE, en adelante) y se integró en la Junta de Defensa de Madrid con el cargo de Comisario de Orden Público. Cuando los franquistas casi tomaban la capital la Junta decidió sacar de la cárcer a todos los militares presos. Un convoy de autocares les trasladó fuera de Madrid y fueron asesinados en Paracuellos del Jarama. En días posteriores hubo otras sacas de presos, fusilados a su vez en Torrejón de Ardoz. A posteriori, el régimen franquista hizo corresponsable de estas matanzas a Carrillo, “la mayor atrocidad cometida en territorio de la República”, según el historiador Santos Juliá (2), aunque Carrillo en vida nunca dio demasiadas explicaciones de este grave episodio, limitándose a negar su responsabilidad en estos lamentables hechos que atribuyó a “grupos incontrolados”.
Con la derrota de los republicanos, Carrillo salió hacia el exilio en febrero de 1939, pasando por diversos países hasta que fijó su residencia en París.
Cuando en 1942 muere el Secretario General del PCE, José Díaz, siendo sustituido por Dolores Ibárruri, “La Pasionaria”, Carrillo aplica la estrategia “dentrista” que atribuía a Iósef Stalin, consistente en olvidar las ideas de la lucha de guerrillas contra Franco y mejor “tener paciencia” para aprovechar los resquicios que dejaba la dictadura franquista en los Sindicatos Verticales y otras organizaciones creadas y protegidas por la misma dictadura, es decir, infiltrarse en ellos.
En 1954 comenzó una renovación de la dirección del PCE, con jóvenes procedentes del interior de España que comenzaron a mezclarse con los exiliados. A finales de 1955, la Unión Soviética apoyó la entrada de la España franquista en la ONU, en paralelo con el cuestionamiento del autoritarismo de Stalin en Moscú, que había muerto dos años antes. Carrillo publicó desde París un artículo en el que planteaba la política de “reconciliación nacional” y aprobaba la incorporación de España a la ONU, en contra de la dirección del PCE. Dolores Ibárruri le salvó de la expulsión, al enterarse de la existencia de un informe secreto de Nikita Jrushchov condenando las prácticas stalinistas.
Dolores Ibárruri dimitió en 1959 como secretaria general del PCE. Al año siguiente, el VI Congreso de este partido situó a Carrillo como Secretario General y a Ibárruri de presidenta, además de lanzar la idea de la “huelga general política” como método de lucha contra el franquismo. Pero la dictadura continuaría muchos más años en el poder.
Muerto Franco, el gobierno democrático de Adolfo Suárez, un antiguo falangista apoyado por el Monarca y el poder del Estado franquista, inició una serie de reformas políticas encaminadas a crear una democracia bipartidista, sin autonomías ni comunistas legalizados. Para allanar el camino, en septiembre Suárez convocó a los altos mandos militares y les expuso sus propósitos políticos. Cuando le preguntaron por el PCE, el presidente prometió no legalizarlo.
Carrillo regresaría en secreto a España viviendo durante casi todo el año 1976 planeando una vía pragmática mediante distintas fórmulas, pero sin renunciar a sus convicciones comunistas, que llevara al PCE hacia la legalización, y así, pactar, desde el comunismo como partido clave, una construcción democrática con la herencia civil del franquismo encarnada en Adolfo Suárez.
De este modo, provocó al gobierno de Suárez con una rueda de prensa en Madrid el 10 de diciembre de 1976.  Al ser descubierto, fue detenido el día 22 de ese mes, llevando una peluca que le haría famoso en toda España. Realmente, Carrillo había forzado intencionalmente su detención para obligar al gobierno a reconocer la existencia del PCE y acceder a su legalización. La oleada de protestas que levantó esta acción y el proceso de cambio político en el que vivía el país, provocaron que fuera puesto en libertad a los pocos días. Desde este momento, Santiago Carrillo se convirtió en “un artífice absolutamente decisivo” durante los años de la Transición Democrática, contribuyendo de forma decisiva a levantar un espíritu de consenso, entendimiento y convivencia para que dicha transición transcurriera de forma pacífica. En este sentido, fue especialmente importante su intervención para calmar los ánimos de la izquierda tras el asesinato fascista contra los abogados laboralistas de un despacho de la madrileña calle de Atocha, cometido el 24 de enero de 1977. Los contactos a través de terceros entre Suárez, que buscaba apoyos para su proceso de democratización, y Carrillo dieron paso a una primera entrevista personal tras dicho atentado.
Al calor de las reformas, el país se conmovió en pleno Sábado Santo del 9 de abril de 1977, cuando Suárez legalizó por sorpresa el PCE, irritando a los grupos conservadores, especialmente a la cúpula militar, quienes insatisfechos empezaron a barajar ideas golpistas. Mientras tanto, Carrillo no tuvo empacho en mostrar numerosos gestos de moderación política y social de sus militantes, como fue el reconocimiento de la Monarquía y de la bandera española, adelantándose en esto al propio Partido Socialista. Toda su estrategia de este periodo estaba encaminada en conseguir que el PCE fuera considerado como un partido capaz de vivir y trabajar en democracia.
Carrillo se presentaría a los inminentes primeros comicios democráticos de 1977, encabezando la formación comunista. Pero aunque los resultados electorales no fueron favorables, el líder del PCE logró un escaño de diputado por Madrid, que mantuvo en las elecciones de 1979 y 1982.
El 23 de febrero de 1981, mientras en el Congreso se hacía la votación de investidura, el guardia civil Antonio Tejero y camarilla penetraron al recinto disparando ráfagas de ametralladoras al aire para amedrentar a los ministros y diputados, que se echaron al suelo tras sus escaños, con las únicas excepciones de Adolfo Suárez, Manuel Gutiérrez Mellado y del mismo Santiago Carrillo.
Esta intentona de golpe de Estado, mejor conocida como el “F-23”, vacunaría la democracia por la que Carrillo estaba inclinando todas sus potencialidades. La transición española, afirma Santos Juliá, “no habría sido lo que fue sin aquellas invenciones de Carrillo que se llamaron reconciliación nacional y ruptura pactada. Los tortuosos y laberínticos caminos por los que tantos españoles acabamos incorporando valores democráticos a una cultura política macerada en décadas de dictadura deben no se sabe cuánto a este político profesional”.
En 1982 Carrillo dimitió como Secretario General del PCE después de 22 años, una vez confirmado que su partido había sido relegado definitivamente por el PSOE en la confianza electoral de la izquierda. En 1985 es expulsado definitivamente del PCE por oponerse a la presión que estaba ejerciendo el Partido sobre los socialistas. En medio de lo que consideró una “izquierda en crisis” se limitó prácticamente a ser un observador, a través de libros, artículos periodísticos e intervenciones radiadas. Funda el Partido de los Trabajadores-Unidad Comunista, con el que no obtuvo escaño en 1986.
La biografía de Santiago Carrillo ha recorrido casi un siglo de grandes acontecimientos de la historia de España. A la fecha hay quienes todavía no entienden por qué Carrillo adoptó esta posición de aceptar la Monarquía y aparcar la reivindicación de una tercera República, por lo que consideran que ha pasado a la historia simplemente como el más oscuro, encantador bolchevique stalinista, dogmático, demócrata, reformista, oportunista y “monarquista” político de la democracia española y, quizá, del comunismo europeo. Para otros, muchos de ellos protagonistas de la vida política española, de una y otra ideología, España debe estarle muy agradecida a Carrillo, ya que gracias a su lealtad con sus ideas y coherente en la defensa de la clase trabajadora, la historia lo juzgará como el propulsor de la evolución del stalinismo al eurocomunismo, y sobre todo, el reconciliador decisivo de las “dos Españas” en la etapa de la Transición, cuyo empuje hacia la ratificación de la Constitución, la “España constitucional”, sigue siendo una norma que ha traído “concordia y prosperidad” a España.
____________________________
(1) Las Comisiones Obreras (CC.OO.) es una confederación sindicalista española, vinculada en su fundación al Partido Comunista de España, aunque independiente de cualquier partido político. Se trata de la primera central sindical de España en número de afiliados y delegados sindicales.
(2) Las llamadas matanzas de Paracuellos fueron una serie de asesinatos masivos organizados durante la Guerra Civil Española, y que llevaron a la muerte de varios miles de prisioneros considerados opuestos al bando republicano (falangistas, religiosos, militantes de la derecha, burgueses y otras personas que en su inmensa mayoría habían sido detenidas por ser consideradas como partidarias de la sublevación). Los hechos se desarrollaron en los parajes del arroyo de San José, en Paracuellos de Jarama, y en el soto de Aldovea, en el término municipal de Torrejón de Ardoz, ambos lugares cercanos a la ciudad de Madrid.

El rigor del oído en la simpatía del corazón:

Afinidades Poéticas entre Juan Rulfo y José Gorostiza.

Por: Omar Martínez
Colaboración enviada para revista Óclesis.

La poesía mexicana moderna, si por moderna se entiende: los momentos que el hombre ha vivido siempre en cada momento; y por mexicana: el espacio de vida de un idioma y una historia que apuntan su momento; posee características que la distinguen como una de las tradiciones más sólidas, acaso accidentada, del espíritu poético.
La poesía mexicana moderna, en efecto, no tiene sino el significado de la intemporalidad, la vida en el idioma, la historia en el idioma. Se ha nutrido con la sangre de sus mejores hijos, se ha fortalecido a cada diálogo, a cada verso y crítica; se ha formado en el verbo.
La poesía mexicana moderna nace en un momento de universalidad, su destino es la universalidad. Dos de sus hijos más queridos, Juan Rulfo (1917-1986) y José Gorostiza (1901- 1973), no sólo la reafirman sino que observan la continuidad poética de su espíritu.
A partir de un par de versos, de un poema

A veces me dan ganas de llorar, pero las suple el mar.

              
Y del nombre de un personaje

Susana San Juan


Puede observarse la trayectoria de un mismo espíritu, el espíritu de la poesía mexicana.
Fuente de imagen:
http://e-granda.blogspot.mx/2011/11/gorostiza-sobre-la-poesia.html

La Elegía de Gorostiza se compone de un endecasílabo y un heptasílabo, metros que tienen su origen en un momento universal, así, mientras el endecasílabo es una influencia Renacentista, el heptasílabo se corresponde con el hexasílabo francés de las canciones que recorrieran el camino de Santiago. Pero quizá lo más interesante es que en la composición el heptasílabo funciona como un pie quebrado respecto del endecasílabo, propiciando así una reminiscencia a las coplas de carácter popular. Por su parte, el nombre patronal del personaje de Juan Rulfo se mueve dentro de un hexasílabo; mismo que junto al octosílabo -en mayor medida-, constituyen los metros por excelencia de los cancioneros populares castellanos, los metros quizá más apropiados a la naturaleza del idioma castellano que les reclama. El criterio métrico es modesto en sus resultados, sin embargo, su certeza, que no radica en su prescripción sino en su descripción, representa un sólido paso en la lectura poética. Por su parte, la presencia de metros cultos y metros populares no alude a ningún tipo de antagonismo sino más bien al carácter aristocrático de la poesía mexicana. El hexasílabo de Rulfo bien es cierto que no se ocupa en un contexto versificado, sin embargo, quien lea la obra de Rulfo no podrá dejar de sentir un extrañamiento en la respiración, un deleite al fin que vuelve cómplices en la sangre a sus lectores. Cada lector de Pedro Páramo que topa en sus páginas con el nombre de Susana San Juan canta una pequeña canción. La música y el lenguaje son de naturaleza distinta, sin embargo, una apropiación de la música por medio del lenguaje ocurre en la labor del poeta, el poeta canta lo mismo que dibuja la poesía. El poeta a diferencia del músico usa palabras, trabaja en el idioma, en la lengua que todos usan; hace mucho que abandonó la música, la religión, la danza, se tornó hacia sí, hacia el encuentro de su propia razón de ser, la poesía. Los vestigios de una raíz mágica aún se encuentran dispersos por los trabajos del arte, los vestigios de una raíz mágica sembraron también el idioma de los hombres, idioma que en el trabajo de los poetas brilla por su lógica propia, por su abandono y sujeción a un orden que parece superior.
Fuente de imagen:
http://www.posdataeditores.com/?p=4597 
Las figuras de repetición pueden dar una idea. En el presente caso el nombre de Susana San Juan acusa una notable repetición en estrecho margen, repetición que al pasar a la disposición de sus elementos se vuelve ritmo, una presencia sólida en el color de la poesía mexicana. El caso de muchos nombres toponímicos, patronales, revela en ello, en el ritmo, su carácter vital para el hombre; la relación entre ideal, respiración y palabra, muestran en el caso de Susana San Juan un acierto concertado en el espíritu poético. No es casual encontrarla cuando dan ganas de llorar, sobre todo, porque las suple el mar, Susana san Juan. La presencia de las vocales /a/ /u/, pareciera sugerir la contención del espectro plástico del lenguaje, alfa y omega que la rima entre llorar y mar confirmaría a través de la imagen de una gota en comunión con un todo, con el mar. Así, las consonantes /s/ /n/ /j/ /g/ que acompañan a dichas vocales quizá llevarían a pensar en el límite y el horizonte, en las señas del cristal, en el efecto ilusorio pero cierto de unir el cielo con el mar. Una de las intervenciones en voz íntima de Susana San Juan deviene en comunión con el mar. Otras intervenciones revelan que no llora Susana San Juan ni ante la muerte de su madre, ni ante la muerte de su padre, ni ante su muerte misma, antes percibe lo bello de una mañana de febrero o sonríe o despide a quien por ella llora; no llora Susana el alma de su amado muerto sino siente la ausencia del cuerpo vivo. La contención de un mar aclara el cristal y ya muchos sabios han dicho que ante los más altos sufrimientos cualquier ademán es vano, dicen que los muertos ya no se quejan. Nótese también la trinidad de la consonante /S/, su natural complemento no sin misterio en la consonante /J/; nótese que en el caso de la Elegía de Gorostiza el heptasílabo (pero las suple el mar) presenta una curiosa duplicación de la consonante /P/. La doble /P/ a su vez vuelve e encontrase en el título de la obra de Rulfo: Pedro Páramo.
Fuente de imagen:
http://www.xalapenisima.com.mx/DetalleGen.php?g=245
Las Noticias sobre Juan Rulfo, que Alberto Vital hace llegar de manera magnífica, hablan de la presencia en el apellido de Susana San Juan del apóstol que anuncia la buena nueva, la redención y el Apocalipsis, al lado de la de San Juan Nepomuceno; a ello podría quizás añadirse la consideración de un tercer Juan, San Juan Bautista, un profeta que se inscribe en una larga tradición. Un serio estudio sobre el simbolismo de esta tríada de santos y la escritura de Juan Rulfo no dejaría de ser interesante, como no dejaría de serlo el caso de San José, P.P. San José: el sueño y la reflexión; la palabra y el no turbar ni el silencio ni la vida; la penitencia y el Apocalipsis; el secreto de confesión, las cosas dichas a media voz, en tono suave. En la obra de Rulfo, el santo de la buena fama y confesión, San Juan Nepomuceno, resulta especialmente intrigante pues involucra una tradición oral, si bien no como podría ser el caso de los cantares de gesta que se difundían en plazas y calles, sí la de un recinto habilitado por el espíritu que lo inspira y lleva al recogimiento, al misterio y certeza de su misión para con él. Así, al tiempo que Susana San Juan conserva su dolor en un lugar seguro, tan seguro que nadie sino su intimidad conoce y que Pedro Páramo nunca llegó a conocer como nunca nadie llegó a conocer la intimidad de Pedro Páramo, se dibuja en el alma del lector un movimiento de voz íntima, un mecanismo de simbolización que involucra la memoria universal de los hombres. El movimiento de voz íntima es característico de la poesía mexicana, sus poetas la dibujan con un lápiz muy fino, con ...
 
Una luz difusa; una luz en el lugar del corazón, en forma de corazón pequeño que palpita como llama parpadeante.

sábado, 22 de septiembre de 2012


Texto publicado en Revista Óclesis número 4.

Mariposa de falos
 
Fuente de imagen: http://www.grupobuho.es/blogs/Anthony
Por: Gilberto González Morán.

Mira la pradera de polvo

con su vuelo,

Mariposa,

arrastra las alas de latex

hundida

sobre el sarcófago nupcial.

 

Emprendes la huida

embarrada de semen

mientras estrellas

sobre tu sexo 

cortan

los cuernos del minotauro

que sueña en párvulas notas.

 

Alzas la vista ,

ruido ingenuo,

te miras distinta

en la punta de la certeza.

Y vuelves a volar,

aplastada,

porque tus manos pintaron

huellas,

excremento,

yun delirio

hinchado de agua de mar.

sábado, 15 de septiembre de 2012


La configuración de un lenguaje
en la obra de Guillermo Vázquez Lima

¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será.
¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará;
y nada hay nuevo debajo del sol.
Eclesiastés 1:09
Revista Óclesis número 4. 


El lenguaje como fenómeno está circunscrito en la esfera interpretativa del ser humano; esto es, en la conciencia del hombre, el lugar de interacción de la actividad mental y de la actividad sociocultural y, a la vez, es el instrumento de esta interacción. Para Benveniste, el lenguaje es lo que configura al hombre como hombre; lo que hace al Yo ser Yo. El lenguaje no es una herramienta creada, ya que el ser lo necesita para afirmarse: “es ego quien dice ego”. Como parte de ese lenguaje se manifiesta de diferentes maneras hacia vertientes expresivas. “Ser artista no me define como ser -es la mejor parte- pero no me quiero reducir a eso. Mi profesión son las artes plásticas, desde muy pequeño empecé en este rollo y me he metido en otras cosas, música, literatura, lo que me atrae bastante, ya que siento que hay distintos lenguajes para expresar distintas cosas y a mí no me gusta limitarme”. Con este lenguaje es como se nos presenta Guillermo Vázquez Lima, autor de la obra que ilustra el número cuatro de la revista Óclesis.
La imagen y la palabra son los momentos extremos de un mismo proceso de semiotización, que permite pasar de la figura motivada al símbolo inmotivado, dejando emerger al significado como paradigma de los contextos de la enunciación. El significado es la memoria de los contextos en los cuales se manifiesta el enunciado. Guillermo es un artista que no se reduce a un solo lenguaje, aunque, como él mismo afirma, es en el lenguaje plástico donde mejor puede expresarse, “quizá porque tengo más técnica, aunque en un contexto más amplio puedo hablar de artes visuales”. Su especialidad es el dibujo, la ilustración y el grabado, también ha abordado la pintura, el performance, “he interactuado con la gente de teatro, trabajado en escenografía, diseño de vestuario, en algunos cortometrajes como director de arte. Me gusta experimentar con todo, la literatura es algo que me apasiona, mi padre es escritor y por eso he tenido esa influencia, desde muy chico he convivido con gente de ese ambiente. Mi padre tuvo un negocio de decoración, pero una decoración que tuviera algo de artístico, como el mural, y por ello invitaba a artistas plásticos y como me vieron aptitudes un día me invitaron a probar y me llevaron a los estudios de sus amigos, empecé a aprender la copia, empecé más por oficio”, oficio del que poco a poco se fue saliendo porque lo “limitaba mucho expresivamente”.
En este sentido, la palabra y la imagen, ambos signos portadores de sentido, poseen cada uno una forma específica de significación. El sentido de una palabra procede de la economía del código que la alberga y la nutre; el sentido de una imagen está ampliamente determinado por el contexto de su enunciación, mientras que la imagen hace que un universo de enunciación se corresponda con un universo referencial, no opone un significante concreto a un significado conceptual, sino un significante actualizado a un referente virtual o latente. La imagen remite pues, en primer lugar, a un referente que ella misma reduplica, no sin antes dotarle de una forma, mientras que el significante verbal, la palabra, construye el signo por mediación de un sistema simbólico “arbitrario” -gramática y léxico- que tal significante actualiza en lo real. ¿Cuál es, entonces, la propuesta artística que Guillermo maneja? “No busco renovar nada, creo que todo está dicho, pero busco hacer una aportación mínima en cuanto a mi punto de vista. Una interpretación de cómo yo veo las cosas, muchos temas siento que son intemporales. El contexto de las cosas en las que nos toca vivir, a veces, nos influencia, pero no nos determina; entonces creo que el arte es algo que trasciende incluso al tiempo, a nosotros mismos. Me gusta mucho retomar el arte y darle una reinterpretación.” Para él, entonces, se vuelve su arte una filtración del exterior; “es difícil mantener la pureza sin influencia” por eso la Puebla con olor a Barroco se vierte en la obra plástica de Guillermo. Los viajes, la música, interactuar con otros artistas plásticos, e incluso el vago recuerdo de aquel libro que de niño una vez estuvo en sus manos han sido, también, motor de varias obras, como las exhibidas en el exconvento de Santa Rosa, en donde la obra se realizó en serie: “agotar para no repetir”. Tema recurrente: el tiempo: “A nivel físico, todo se acaba. Todo es temporal. La obra trasciende pero no es para siempre, un dibujo al final de cuentas, se vuelve polvo”; la dualidad: entre el blanco y el negro hay muchos matices. Él mismo afirma: “el agotamiento creativo, cambiar de ritmo me vino bien”. Los ritmos que marcan la existencia humana, casi imperceptibles al ojo común, son los que danzan en un vaivén de música muda, una explosión de letras o líneas que desembocan en el papel de luto blanco. Un cambio de ritmo, de aire en la trayectoria de Guillermo, ha estado a favor de una continua experimentación con soportes y con técnicas, hasta encontrar el lenguaje más cómodo, donde pueda realmente verter, desde su propia cosmogonía, esa reinterpretación del mundo externo -que al parecer ha encontrado en el dibujo, porque muestra mayor facilidad, y que además es la base para poder realizar otros proyectos, como el grabado-.
Guillermo Vázquez Lima, estacionado en la descripción del universo, nos configura su lenguaje para crear el artificio de esta enfermedad causada por la aglomeración de la gente, desde su pluma, en otro lenguaje -su propio lenguaje-, nos muestra otra óptica, otra interpretación para amalgamar la tinta: la palabra y la imagen.


martes, 11 de septiembre de 2012


La fragmentación de la soledad

Isis Samaniego


El espectador observa las imágenes, es el horizonte incorpóreo que asemeja un gran espejo, reflejo de vértebras que extienden sus brazos para englobar ciudades-junglas; donde sus habitantes caminan sin ver, donde las relaciones son fragmentarias y complejas.

Lo verde de la vegetación se pierde entre líneas horizontales de cables-metro, ciudad- desierto de voces desamparadas o de histeria colectiva; niños ausentes y juegos sin movimiento, sólo varillas, cemento, graffiti, antenas de televisión y la muerte de la palabra, ojos para qué te quiero, si el color que abunda es el gris; hay de mí.
 
José clemente Orozco por raquel Tibol
Fuente de imagen: http://www.justa.com.mx/?p=23756
Soledad por las calles, desagües, edificios- cactus cual falos que rozan el paraíso; entre líneas verticales se construye mi casa-huevo para cohabitar con el vértigo y el estrés, gusanos metálicos que invaden las profundidades y que sostienen la espalda de mis libretas; relieves urbanos pintan y emulan los colores del arco iris que saltan al día nublado de inmecas en la ciudad más poblada del mundo, ciudad que crece y calla y construye seres invertebrados de gentileza.

La obra de Paloma Torres es un todo erecto, es la ciudad que crece sin mendigar espacio, el espacio se alza al infinito, son los pasos que flotan sobre el acantilado de hierro, y al día crece el número de automóviles como artículo de primera necesidad-extremidad que enarbola el primer mundo de nuestra capital, el auto como unidad social que dirime status y controversias, el ser humano ya no es tan importante, es sólo usuario-constructor de formas y de vicios donde la dualidad abarca el todo: modernidad-primitivismo, demolición-construcción, humanismo-mecanización.

Torres produce su obra en uno de los medios tradicionales, y toma la escultura como práctica contemporánea pertinente para la creación de un mundo que refleja el crecimiento desmedido de la ciudad y la creación de sueños flotantes y de puentes impensables sobre la cabeza de la gente; a esto aúna  materiales y texturas que sirven de fondo para crear el complejo mundo de la ciudad-monstruo, el uso adecuado de los colores dan la sensación de sobriedad y de soledad, la luz y las sombras de la urbe se reflejan limpios en la obra escultórica de esta investigadora de formas.

Paloma torres se descubre como una arquitecta de ciudades-entes que cambian camaleónicamente de piel en cada gesto y gasto partidario, admirar la obra de torres nos ensancha el gusto y la experiencia estética aunado a la poesía del silencio de entonan sus fotografías-modelo que nos llevan en un recorrido a lo caótico y creativo donde el espacio es el contexto del crecimiento que pueden tener las grandes urbes donde abunda la fragmentación de la soledad.

 
Imagen que ilustró la Revista Óclesis Número 3
la obra pertenece al Mtro. Ulises Bernal 




Aire inmóvil

 

Mediante excesos he aprendido a callar

En medio del silencio

He visto crecer tus afluentes

 

Aquí llueve

Y necesario es invadir vuestro cuerpo

Con las palabras de mis manos.

 

Apaciguar la creciente

Con largos ósculos serenos

Desatar la tormenta bajo el aire inmóvil de una sábana

 

Atrapado

Huyo como un río sin orillas y

no reparo en caer

      y expandirme

    en tu vientre.

 

 

 
30 de agosto 05

Isis Samaniego y Valencia
texto publicado en la revista Óclesis número 3.

lunes, 3 de septiembre de 2012

El canto Cíclico de Óclesis

Por: Francisco Hernández Echeverría
diseño de cartel estephany Granda Lamadrid
El pasado sábado 24 de marzo asistí a una representación de la obra “El cantar de los ciclos” de Hugo López Coronel, presentada por la asociación literaria Óclesis en las instalaciones de Fogata Cultural (8 Oriente No. 401). La representación estuvo dirigida por Gisel Reyes Lozoya y Abdiel Degollado, logrando un meritorio espectáculo, sugestivos efectos de luces hacedores de un espacio mágico, que junto a la modesta escenografía dieron atractivo marco a los actores que intervinieron en esta puesta en escena: Cinthya Bautista Pajarito, Flor Daniela García Dávila y Armando Maldonado Lima.
Con esta actividad Óclesis demuestra evolución en cada reto cultural que se plantea, el colocar sobre la mesa la complejidad de los procesos emocionales y de las pasiones dan paso al afiebrado ensueño que provoca la ley de la ciclicidad que no permite detrimentos, esa especie de terapia racional emotiva en la que Sandra-Olga nos va zambullendo es una “función signalizadora” del comportamiento como conversación socialmente vedada, palabra de escándalo, de infalible ruina, pero que por otro lado es sonido que nos hace correr por los campos de la existencia sensible.
Al principio pareciera que se trata de un discurso erudito, pero tiene mucho sentido en este trabajo para comprender que antes de que la atmósfera amorosamente tripartita se convierta en insoportable, queda un anhelo que mira más allá del bien y del mal desde los ojos de un provocador cuadro de colorido emocional nuevo. Experiencia simbólica y artificial que conduce a aquello que puede llamarse espacio interno propio, urgido de reciclaje a través de una confusa búsqueda que se nutre del afuera para formar ese espiral ascendente de insatisfacción, tristeza y frustración que nos lleva a seguir buscando en el mismo lugar sin encontrar nada.
En entrevista con el autor de la obra, López Coronel nos menciona que inspirado en Xavier Villaurrutia empezó a explorar la idea de escribir sobre el “enfrentamiento de los planos racional y emocional en la mujer, aderezados con expresiones de lo masculino en el personaje que aparece sin nombre. En Sandra hay un lenguaje puramente racional y en Olga hay un lenguaje coloquial. Esta estructura racional-emocional precisa en realidad una personalidad o una manera de ser o una referencia para posibilitar una unidad”.
Así, “El cantar de los ciclos” propone los temas fundamentales de la soledad, la angustia y la muerte que se va armando a través de sus personajes, pero sobre todo es una reflexión sobre la relación amor-muerte con su adecuada “nutrición emocional” como algo fundamental dentro de la vida diaria de una persona, por más que se trate de apartar. En definitiva, una obra recomendable para aquellos que vivimos en el anhelo de que volverán las brisas al balcón y las caminatas en la acera.

sábado, 1 de septiembre de 2012


Teoría del Origen

Por: Alán Gonzaga.

Óclesis

Fuente de imagen
http://www.madrimasd.org/blogs/universo
Allí estaba, en medio de la inmensa tierra, los mares por el tiempo derretido en olas gigantes y furiosas detenido. Con mis manos y mi rose manipulaba minúsculas gotas indivisibles. Formaba figuras arbitrarias, mientras mi existencia en aquel cráter, aún con la piedra alienígena brillante, perdida, imaginaba quimeras, arrogantes bestias sujetas aún a los halos hilados.
La sed me invadía, de mi imprudente juego harta. Por el agua opté recorriendo hacia el sur el resto del campo con pies ausentes. Me encontré con una selva deforestada, hectáreas de retoños odiosos escondites de tesoros, sobre el borde superior  de aquel cenote, por dos guardianes custodiado, erguido un pequeño templo en honor a alguna diosa, se escondía del espionaje. 
            Comencé a beber, frecuentando los pies del monumento, con rabiosa insistencia buscaba sin conseguir calmar el calor con las gotas. Así, cinco jóvenes se acercaron, hermosas doncellas de templos, de mi condición apiadándose, mi rostro tomaron guiándome… otra fuente buscamos; había cambiado por el coro de cisnes el entierro del peregrino. Los rezos ajenos forjaban la espada del héroe furioso que precipitaba los golpes en la batalla del sur mientras yo pedía perdón en el norte.
            Gaia, la de hermoso rizado, golpeaba vengativa mi cuerpo, mientras arañaba la coraza de mi centro por los dones de Venus invadida.
Locos los dos, demostrábamos amor discorde, cada quien luchaba por su rey que batía la tierra con la fuerza contra las nubes deformes apoyadas en el árbol del sueño.
            Llegaban ya las libélulas que jugaban a secretos con nuestras cunas de dedos, allí donde los susurros son más graciosos y las estrellas sólo se asoman enfrente del mar. Ahora todo era desierto, pasaban blancos caballos errantes y perdidos, que apenas notaba el tiempo su paso, se comió Ares los besos.
            Ya cansados temblaba el suelo, las montañas camas del adulto y el infante, retaban con lanzas como último ataque, que resulto den desastre, mientras yo   explotaba  en un rayo furioso que golpeaba contra el seno de Coatlicue.
Mil veces las batallas fragüen contra la diosa, quien feliz estuvo de enfrentarme.

Fue así querida mía que tu hermana y tú nacieron.

Acteal  a  una  Década

Isis Samaniego    
Óclesis
 

Fuente de imagen:
http://lavozdelanahuac.blogspot.mx

 No bien me había despertado el primero de enero, cuando entre sueños la noticia corría como quien lleva prisa. Un levantamiento armado al sur del país embistió el panorama del nuevo año junto con todos los buenos deseos que teníamos ya guardados en la bolsa del pantalón. Los insurrectos tenían varios municipios contra la pared, las balas abatían hombres viejos, jóvenes y niños, algunas mujeres quedaron ahí, otras mas lloraban a sus muertos, iniciaba la entrada al primer mundo o bien el retroceso a la barbarie. Lo que pude ver a través de la televisión parecía tan ajeno, tan irreal como una película lenta y mal enfocada; absorto y descreído con los ojos pelones por el miedo y la rabia, me inundó una desolación terrible, el día anterior había cenado en uno de los mejores hoteles de la ciudad con todo lo que eso implica; kilos extras para los nuevos tiempos. Ni yo ni mucha gente habíamos reparado en las desigualdades que habitan  este país.
          A partir de ese día mi verdad fue otra y no volví a ver a México como lo decía la  publicidad gubernamental: país de oportunidades y de igualdad, no éramos ni ricos ni pobres, éramos y somos miserables. El tiempo desde entonces ha pasado y no supe si crecí o me estanqué como todo lo que puebla México, sólo los medios nos venden la idea de bienestar y el gobierno emite sendos comunicados para dormilarnos con la demagogia de que vamos por buen camino, que somos un país mas equitativo porque éste es un gobierno de resultados.
         Los días largos y tenebrosos a partir de ese primero de enero se repitieron con más frecuencia; y yo no quise irme a formar a la fila del IFE para sacar mi credencial de elector  porque aun hoy, me niego a ser parte y número de estos gobiernos de facto. El 22 de diciembre de 1997 son atacados los compañeros de las abejas, en un acto francamente criminal y abusivo;  masacran a ancianos, mujeres y niños, y Acteal comprobó el retorno a la barbarie; ¿Cómo fue posible esas matanza sin la aprobación del gobierno?, ¿cómo fue perpetrado  este ataque sin la mano invisible, que es la guerra de baja intensidad que dicen los malos gobiernos que no existe?; pero que se instauró firmemente con el gobierno de paz de Ernesto Zedillo.
         Lloré como se llora a un muerto que se ha querido tanto, lloré con la rabia de quien sabiendo qué pasa, tiene las manos y la boca calladas. Creo que de tanta lagrima nació mi rebeldía; estar ante el espejo de la realidad me hizo abstenerme de comprar cosas vanas para regalarme un poco de dignidad.

Fuente de imagen:
http://www.beatrizaurora.net/galeria/displayimage.php?album=1&pos=21

Cuarenta y cinco muertos, la mayoría mujeres y niños, mujeres embarazadas quedarían con sus vientres abiertos al cielo, niños lisiados de por vida, padres sin hijos. El gobierno quiere exterminar a los pueblos originarios, matar el producto de una mujer es querer matar la raíz de un pueblo. ¿Y si no tenemos raíz, quiénes somos?

El genocidio perpetrado desde las entrañas del gobierno sigue causando bajas en las comunidades Zapatistas, los desplazados se suman por miles, las carencias siguen siendo las mismas y aún hoy, no hay aspirinas ni tés para calmar el dolor, la cobija no alcanza para tapar a tanto desterrado; el conflicto sigue intacto y la impunidad reina en este país, que reactiva el esquema paramilitar en los pueblos y municipios autónomos.
             Recemos y tengamos miedo porque el ejército está en las calles para salvarnos de las drogas, y los derechos humanos han retrocedido en este maravilloso país gobernado con las patas y las botas. Las matanzas suceden todos los días a la luz de la señora justicia que como buena puta se vende al mejor postor y nadie tiene quince minutos para resolver el problema.

 “ YA BASTA “, ” NUNCA MÁS UN MÉXICO SIN NOSOTROS “
Texto publicado en Momento Diario. Diciembre de 2007.

Si el mundo era escritura divina,

la palabra busca restituir la revelación.

Apunte de D. D.

 

Aleluya de un artificio


I


Y se orza la nave. El ritmo de la niebla hecha vaho y los rastros impregnados en el mundo erótico se tiñen en la carne. Los brazos se hacen de los remos, la palabra se instala al timón; aparecen mis ojos.

                                              La velocidad aumenta, la electricidad de mis sentidos se extiende por los surcos en los vientres de las olas. La proa inicia el canto, las hojas se beben el mar y bajo la tierra los óvulos estallan sus fuentes; nacen las criaturas, el desierto se hace de arena

                           y el aire

                              amamanta

                              los troncos asidos a la nave.

La trayectoria de la proa hunde la nota que activa el movimiento del silencio y de la crisálida del caos las alas de alguna armonía buscan el cultivo en el suelo firme. Entonces hay un muto amanecer eterno entre las pieles nacidas tras la primera lluvia y el poder de mi mano sobre la eyaculación de la tinta recreando la explosión sobre la fertilidad en la desnudez de una plana blanca.

Los nombres de aquellos,

                                         las voces que se perpetúan en el amanecer del que está siendo,

                                                         la traición perfecta que revela

                                                                          los manantiales de los senos,

los pastos y sus ciclos, ruedas como instrumento, la visión en donde el ajeno transmigra el tacto, el culto por el calvario divino, la invención de la luz y el fuego, una danza y la célula fotoeléctrica haciéndose de la respiración.

 

II

Ahora el universo afuera, mientras, copulan las historias multiplicándose sobre las superficies como formas perennes. Se extienden, se mezclan en los cantos.

                                  La purificación brota en las lágrimas de la parafina

                                  que alumbra la proporción áurea

                                  y los sueños ajenos con el sentido varado,

                                  unido al cauce de la marcha del líquido asesinado por la multitud de rostros verticales en la cima del mundo.

La letra finge la caricia convencional de un puño mecanizado por la ausencia del instinto; hay pensamientos fragmentados sobre las córneas de la luna y mi ser incautado en el veneno sin frío, en la risa amante de la noche que muda de cuerpo, en el tacto vacío de la respiración y su galope helado en la erupción de las venas.

      Y la voz se hincha en el viaje del tiempo.

 

III

Cierro los ojos y la humildad natural con sus hijos como producto puro; acaricio la rutina cíclica de las moradas acostumbradas, acaecidas sobre el llano árido de las sonrisas.

El sacrificio, el mundo se crea, sobrevivimos, y apenas el aire se respira bajo algunas aldabas que se oxidan en la luz de las lunas artesanales del nuevo ser.

Me encuentro al descubierto, me reconozco dentro de la multitud de colores, manifestado, con la posteridad en la aparición de la diferencia; los aspectos del fenómeno externo que me hacen contradictorio:

y los manantiales se polarizan;

   los nombres de aquellos se polarizan;

                                     las voces,

                                     los clamores,

                                     el culto y lo divino se polariza.

Las primeras contradicciones,

el choque final se inicia y la interrelación se hace recíproca.

 

La pausa del ruido hace el silencio.

 

IV

Hay un gemido que no cree en las caricias acomodadas en las yemas de los dedos, en el prejuicio que agobia a los brazos cuando la mueca no finge y la cretina luz asoma a la ventana. La sombra lunar se hace cómplice, el instinto sigiloso se desplaza sobre la gasa de los labios, entre las pupilas que visten la hondonada y el instante queda clausurado.

Cruje el galope. La sensibilidad de las condiciones iniciales se aferra al despertar solitario. Una conciencia,

                              el asiento trasero en la función,

el brindis con un rostro furtivo en el cuarto de un sucio hotel; la cuota, los restos girando en el agua ahogada, un puño, la luz de un cigarrillo alimentando el crecimiento de los tallos y sus raíces, los menesteres del acto, la doctrina y el atuendo perfecto vestido con mi nombre. El crin bajo mi olfato se crespa. Me agazapo entre la maleza y aguardo el momento perfecto. Mis ojos crepitan en la dirección de la presa, el deseo mimetizado en versos que callan de silencio, la orbe en espera de los restos y en pocas brazadas alcanzo su cuerpo. Mis fauces hacen el trabajo asidas al cuello mientras sólo queda a la espera el pábulo en la conversación del inquieto.

La nave anclada,

el sabor del quilo en la piel del último de los besos.

Cierra sus ojos y su cuerpo ahora mi alimento, en la alacena, resta preocupación hasta la siguiente cacería.




Texto publicado en la revista Óclesis 3.