jueves, 12 de noviembre de 2015

Esto de ser humano
En un solo acto

Hugo I. López Coronel

Escenario: (Una habitación oscurecida. Una luz tenue alumbrando una silla al centro. Una mesa en el costado y sobre ella un espejo y un cinturón).

Fuente de imagen:
http://www.javierdelapeza.com/tag/el-ser-humano/
Personaje: (Él viste con suéter negro. Entra a escena, camina lentamente con el rostro hacia abajo como buscando algo en el piso. Recorre el espacio, mirará al público en lapsos de tiempo cortos pero con actitud escrutadora. Llega hasta el umbral de la puerta, se sienta y dirigiendo su diálogo hacia la silla con tono firme pero sereno).
Lo encontré sentado al umbral de la puerta.
(Pausa) (Se pone en pie e inicia el diálogo, con un discreto lenguaje corporal acompaña el diálogo) Estaba desaliñado y su rostro describía las malas noches que ha vivido en los últimos días. (Pausa) (Va hasta la silla y se sienta. Da la espalda al público).
Me senté frente a él y pedí una disculpa por la tardanza, (da tono exclamativo a sus palabras)  ¡le expliqué que el tráfico y la contaminación han hecho que el pavimento de las calles se niegue a recibir la sonrisa del astro! (Pausa. Tono aseverativo) El que brilla más allá en las alturas. Su piel se cuartea obstruyendo la risa de los neumáticos. (Pausa) (Mira su reloj) Son más de las diez. (Pausa)
Creo que ahora si está cansado. (Pausa)
Ha volteado la mirada, (Extiende el rostro hacia uno de los costados) sus ojos de pupilas lánguidas se clavan en los míos. Los dos guardamos por sólo un instante aquella convicción de ser peces en medio del desierto. (Pausa) (Se pone en pie y toma el espejo que está sobre la mesa, mirándose en él)
Resulta tan triste esto de ser humano, esto de comer para después sentirte culpable, (Voltea hacia el público) ¿habrá mucha diferencia entre la carne y esto que llamamos civilización?, (Pausa) (Regresa el rostro al espejo y continua el diálogo) cuando vivimos en estados de miedo constante, queriendo ser máximos depredadores en una cadena sin eslabones, donde hay sólo un rey y ya no son tan románticas las ideas y promesas de los que gobiernan en este estado de miedo, (Pausa) (con tono afligido) y esos millones de seres en espera de la mañana siguiente para revisar el menú y agregar más sal a las migajas de pan, y tomar rayos de sol a la orilla de las enormes lenguas hechas carreteras.
(Pausa) (Pone el espejo sobre la mesa y da unos pasos hacia el umbral de la puerta) (Respira profundamente. Voltea nuevamente hacia la silla, con tono melancólico y con voz fuerte). En dependencia de mi, del aire y del viento, del sol, del agua, de las crisis políticas y sociales, de las ruedas del supermercado, los precios, la tele, la guerra y el hambre de pan.
(Pausa) Alguien me ha enseñado a vivir así, a despertar para ver los amaneceres entre la niebla de verano, del frío y del silencio. (Nuevamente en el umbral. Se mira las manos) Benditas las manos que tocan pieles y los besos que saben a dolor.
¡Va!, sorda fragancia, te veo virar sin compasión, agazapada en la nostalgia enterrada en el fondo del adiós, del que nunca me abandona.
(Se pone en pie y va hasta la silla. Se sienta) (Pausa) Entonces calló. Permaneció mucho tiempo más sin decir palabra. (Pausa) (Sus ojos están extraviados en el cielo de la habitación). (Mirando hacia arriba) Puedo percibir claramente aquella confusión que lo hace presa fácil del terror de la incertidumbre. (Pausa) (Se pone en pie y va hasta la mesa, toma el cinturón y s lo pone, se acomoda los lentes frente al espejo) (Dirigiéndose al umbral de la puerta, se asegura de cerrarla).
(Dirigiéndose al público, con tono preocupado)
Necesito azúcar y café. Mañana compraré galletas.
(Sale del escenario)


Valle de la Cuetlaxcoapan. Enero de 2003

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Dafne desvanecida

Por: Blanca Flor Cipriano Santiago


Fuente de imagen:
https://www.todocoleccion.net
Considero que el ser humano siempre buscará estigmatizar parte de su vida en la sociedad, con acciones como la creación de un monumento, un puente, una pintura, una guerra, la connotación de una ideología, una teoría, o por otra parte, alguna composición musical, una película o una obra literaria.
En esta ocasión y con fundamentos relativos a los conocimientos previos que he obtenido respecto a las obras de José Carlos Samoza, expreso más allá de una forma de concebir su novela Dafne desvanecida, un contraste de discursos y la manera en que pueden percutir en los lectores, respecto a la obra citada y La dama número trece, texto también escrito por él.
Samoza tiene una expresión verbal literaria muy particular, ya que considera en sus escritos signos y símbolos que la humanidad ha logrado trascender durante generaciones, es elocuente al escribir y por ende posee la exacta sensibilidad para lograr que el lector se sienta parte de la novela. En La dama número trece, hace ver estas cuestiones, mientras que en Dafne desvanecida, pocas de ellas. No digo que esta segunda narración sea mala, lo que postulo es que como todo autor, sus trabajos no llegarán a pesar y a tratar de temas y tramas similares.
Sin embargo, los receptores –diferentes al momento de inmiscuirse en su literatura y con un contexto forjado correspondientemente- tendrán una perspectiva desigual. ¿Por qué? Quizás se deba a que los que aglomeran una gama de conocimientos en la expresión escrita y el análisis del discurso esperarán cada vez más de los textos que lleguen a sus manos, mismos que no desean, tengan solo un valor significativo por cuestiones monetarias, sino más bien, por la calidad de los elementos con los que el escritor los “conquista” –mi caso-; y a los otros, por el hecho de que la hegemonía a educado para satisfacer necesidades ficticias y no tan realistas (aunque el concepto de realidad ni siquiera se sepa describir) les parecerá fascinante.
Repito: no se puede calificar la inspiración de un redactor  con “es buena” o “es mala”, creo que el asertivo en tales casos, es un “me gusta” o “no me gusta” explicando las razones por las cuales se llega a esa conclusión.
Particularmente, rescato mi postura y la sustento, ahora de forma escrita, Dafne no me convence, es narración poco extensa en la que igualmente se dice poco de mucho que se pudo expresar, o esperé que tal trabajo de literatura superara el referente mental que tengo del mismo narrador/escritor. Contribuye a este hecho, el que en la actualidad mis gustos de lectura sean diferentes, más críticos.
            Sin más, termino este texto incitando a, sí que se lea, a leer, pero con mayor relevancia a comprender lo que se lee y forjar en cada uno de nosotros una perspectiva crítica con bases y no solo con cuestiones meramente emotivas.