martes, 31 de marzo de 2015

De la representación de Pancho Villa en el cine

Por: Jorge Luis Gallegos Vargas[1]


Fuente de imagen:
http://elportaldemonterrey.com/?p=6430
Si hablamos de cine nacional y caudillos, Pancho Villa es sinónimo de ello. Se tienen datos de que en 1914 Villa firmó un contrato con la Mutual Films. La cinta encargada fue The life of General Villa, y esta tenía por objetivo mejorar la imagen del Centauro de Norte ante la opinión pública de los Estados Unidos y conseguir fondos que le permitieran adquirir armas.
Actualmente, son más de sesenta películas en las que la Revolución Mexicana ha servido como contexto para el desarrollo de la trama. Están consideradas como las dos mejores El compadre Mendoza (1933) y ¡Vámonos con Pancho Villa (1935), ambas del director Fernando de Fuentes.  Fue en 1933 cuando la revuelta fue puesta en pantalla por primera vez. El prisionero 13 (1933), El compadre Mendoza (1933) y ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935. Los filmes de De Fuentes representan una visión de compromiso social, demostrando simpatía hacia los agraristas y los personajes que lucharon al lado del caudillo del norte; además, la dirección de estas historias se hicieron lejos de la institucionalización de los ideales revolucionarios de los años cuarenta e, incluso, son un documento alejado de la historia oficial.
El prisionero 13, narra la vida de un revolucionario fusilado, mostrando que la Revolución no es más que una historia de traición. Por otro lado, ¡Vámonos con Pancho Villa!, basada en la obra de Rafael F. Muñoz, plasma la desilusión y el horror que causó el combate armado de 1910 a los campesinos. A estos nombres, se anexan los de filmes como Enemigos (1933), Rebelión (1934), El Tesoro de Pancho Villa (1935), La Adelita (1937), La Valentina (1938), Con los dados de Villa (1939), La justicia de Pancho Villa (1940), Los de abajo (1939), de directores como Guillermo Hernández Gómez, Chano Ureta, Manuel G. Gómez, Miguel Contreras Torres, son sólo algunos nombres de los inicios de las representaciones del acontecimiento histórico.
Rafael Baledón fue el encargado de poner en pantalla al Centauro del Norte con filmes como El Secreto de Pancho Villa y El tesoro de Pancho Villa. Ismael Rodríguez hizo lo propio con la trilogía Así era Pancho Villa (1957), Pancho Villa y la Valentina (1958) y Cuando ¡Viva Villa! es la muerte (1958), trasladando a la figura revolucionarias a imágenes falsas, de súper héroes, reduciendo a Villa “a un acopio de cuentos con finales sorpresivos matizados por la ingeniosa filosofía popular del héroe más cerca de la anécdota cotidiana que de los libros de texto.” (Aviña, 2004: 71) Los años cincuenta vieron convertirse a figuras como Pedro Armendáriz, Fernando Fernández y José Elías Moreno en el mito villista.
Entre Pancho Villa y una mujer desnuda es sin duda un filme que nos muestra diferentes revoluciones. En primera instancia, utiliza a una figura significativa de la Revolución Mexicana, como es Pancho Villa, para hacer una crítica a la cultura machista de nuestro país. Aunado a estas razones, este texto, que en primera instancia fue una obra de teatro, surge en un momento decisivo en el que la mujer comenzó a ocupar papeles importantes en la vida pública.
Además de tener el sexo en común, comparten el interés y la pasión hacia Francisco Villa. Un día, Gina va en busca de Adrián y le propone que se vaya a vivir con ella y que tengan un hijo, encontrándolo con otra mujer. Es entonces, cuando la protagonista se enrola en una relación con Ismael un hombre más joven que ella y que, además, es su socio. Después de unos meses de ausencia, Adrián regresa en busca de Gina pero se da cuenta que ésta ha decidido rehacer su vida; éste intenta reconquistarla e imagina que Pancho Villa es su consejero; éste último, le da consejos machitas para hacer hacerla sucumbir, sin embargo, ambos fracasan en el intento.  
El Villa de Berman y Tardán es una representación fársica y exagerada del caudillo. Se mofan de la figura mítica, dotándole una dosis de humor, sirviendo para caricaturizar al mexicano; el Centauro del Norte, de Sabina e Isabel, es viril, masculino, características que sirven para ridiculizar a la cultura mexicana.      
Entre Pancho Villa y una mujer desnuda, desde el título, denota que nos encontraremos ante el espíritu machista de una época: 1910, intentando recontextualizar las demandas y el abandono de la mujer de inicios del siglo pasado, con las preocupaciones colectivas y sociales de la mujer contemporánea, dejando al descubierto que tanto la lucha del Centauro del Norte, así como la lucha feminista, contando entre sus bases con planteamientos de un pensamiento utópico.




[1] Acerca del autor: es maestro en literatura Mexicana por la FFyL de la BUAP y miembro activo en Óclesis, Víctimas del artificio.

domingo, 15 de marzo de 2015

El lado oscuro tras la cortina
Por: Estephani Granda Lamadrid[1]

Entender el mundo tras un nuevo libro, es abrir el ojo y el cuerpo a nuevas experiencias. Recorrer la cortina que nos permite ver una de tantas ventanas, abrir y cerrar, nos deja ver el exterior o interior, como se le quiera ver, y deja a contraluz nuestra sombra en ese espejo que es el otro, donde entendemos y sabemos que existimos.
Así es como en nombre de la editorial Sikore, en la que actualmente colaboro, tenemos el orgullo de presentar oficialmente nuestro primer título de narrativa, Cortina en el espacio, de nuestro amigo y compañero en las andanzas de promoción cultural y sobretodo, de escritura, el Maestro Hugo López Coronel, a quien tengo el gusto de conocer desde hace varios años, y que en un esfuerzo conjunto con el grupo Cultural Óclesis, el día de hoy iniciamos un proyecto editorial.
La historia tras este libro es larga y grata, debo confesar que tardó mucho tiempo en materializarse, más por un trabajo de perfeccionamiento que por falta de talento. La obra que ilustra la portada es la misma que le da título al compendio, Cortina en la Espacio, del artista Tirsso Castañeda, pues para Hugo ha sido importante desde un inicio la vinculación de las artes gráficas con la literatura, pues hay puentes que comunican estos dos lenguajes y que siempre se complementan como en este caso.
He conocido algunas piezas que componen este libro desde sus primeros bocetos, sus primeras versiones, algunos personajes que inspiraron sus cuentos y la forma en que el autor los va desintegrando del plano físico para trasladarlos a la tinta. Es más, en algunas ocasiones, personas se han acercado a Hugo para solicitarle su ayuda para el montaje de ellas sobre el escenario, en pequeñas obras teatrales, pues la forma en que están construidas siempre nos lleva a imaginar estas puestas en escena, donde los personajes nos pierden dentro de su mente, nos agobian con sus temores que nos son tan conocidos. Así pues, luego de una selección de cuentos que fue difícil, nos pareció adecuado estas casi 90 páginas para formar parte de la primera compilación de lo que será la obra de Hugo.
En cuanto a la temática que se maneja en este volumen, podemos encontrar un hilo conductor. Los personajes, básicamente nos muestran un abanico de filias, fobias, un soliloquio que nos introduce a nuestra propia mente y sus límites. Romper con los tabús, porque aún queda mucho que derrumbar, dando un gran significado a la palabra “Libertad” para poder escribir sin ningún tipo de amarre que cercene las imágenes fuertes y poderosas que saltan de las hojas en cada momento. Con un lenguaje en su mayoría poético, nos remite lo mismo al asesinato del hermano, a la iniciación homosexual, que a un amor casual en el metro de una ciudad en medio de un viaje interminable, o que una mariposa que logra salir de un cuadro para escapar.
De nuevo el tema de la liberación, conocer los límites y las necesidades del ser humano. Estos 19 cuentos nos ponen al borde de nuestros propios miedos. ¿Hasta dónde el amor tiene sentido para poseer el cuerpo, para adormecerlo y tener ese espejo? 
El ser humano, dentro de su composición, también tiene algo de maldad, los pensamientos perversos, el hedonismo, la búsqueda del placer. Así como el Eros, el Tanatos está presente en varios momentos del día. En este libro, Tanatos, la muerte, lo oscuro, lo sanguíneo, sale en búsqueda de un lector abierto, que desee el conocimiento que se guarda entre líneas.
El difícil tema del erotismo se inscribe con un lenguaje suave, aunque en el fondo sea un estado de vehemencia con el que hablan los personajes. Aunque el tema del erotismo ha estado presente en la literatura desde siempre, podemos hacer notar la hechura y elegancia con la que se describen escenas que en manos de otros narradores, e incluso poetas, se llegan a ver vulgares y como simples descripciones que no aportan nada.
Cito un fragmento del cuento Manada: “Te acercas, la ropa de tu piel me recorre muy lentamente, tu lengua devora mis palabras cerrando mis labios con los tuyos, me ahogo en tu aliento, en tu garganta, en tu cuello. Te desvaneces en el aposento, mi existencia va sintiendo el abrasador fuego de tu deseo que me envuelve dejándome atrapado entre tus piernas, entre tus manos. Me vierto en ti, tomo tu epidermis fundiéndola en la mía. Trasquilas mi razón convirtiéndome en carnada fácil, abandonado en el camino para ser devorado por tu depredador, mi alma anestesiada por la saliva de tu ser se olvida de la tibia luz, tu sudor me adormece, poco a poco me hundo en ti. Me convierto en ti”
Pero no sólo se trata del cuerpo, también la mente y sus habitaciones nos instan a deambular por estos pasillo, o por lo menos a mirar desde los umbrales hacia el interior, observar a la niña y a la otra ella, como en el cuento de Ella: “Qué dices, sabes que no puedo dejar esta casa, es lo único que queda de mi madre”
El tema de la dualidad, como ese espejo, el bien y el mal, el ying y el yang también se dejan ver de manera muy precisa en cuentos como Virgen de Media Noche, cuento que da para muchas interpretaciones, análisis profundos, y obviamente, otras formas de presentación como cortometrajes, obras de teatro, entre otras. La aparición de los gemelos, desde tiempos primitivos ha causado fascinación en la humanidad. Ya sea porque se necesita hombre y mujer, y en cierto sentido una combinación, que nos hace replantear el asunto dentro de este cuento, donde la dualidad no es de opuestos, sino de iguales, de hombre a hombre, y más aún, que comparten lazos de sangre. Hugo nos convoca a plantearnos de nuevo la necesidad de esta dualidad, y la forma en que se puede solucionar o conflictuar, según como nos mimeticemos con los textos.
“¿Estás lista? Recuerda ser mujer. No olvides pintarte los labios. ¡Acomoda tu cabello! ¡Mira esa cara! ¡Acaso no puedes arreglarte! Me pregunto si algún día podrás hacer algo bueno en la vida, algo que no sea sólo quejarte y poner esa cara de estúpida. ¿No sabes hacer otra cosa...?” en el cuento Manada, también puede ser una radiografía, la forma en que pensamos y de nuevo, la forma en cómo asumimos los papeles, qué es ser mujer, qué es ser hombre, cómo queremos ser dentro de esos roles.
Podríamos diseccionar cada uno de los cuentos de Cortina en el espacio, pero no tendríamos el suficiente tiempo para hablar de todas las aportaciones, tanto temáticas como formales que Hugo López Coronel ha puesto a nuestra disposición en este libro. Así pues, dejo a todos ustedes la sencilla tarea de ejercer su libertad, explorar los recónditos lugares y su lado oculto, ése que negamos, dentro de este libro, y dejar de tener miedo, que ser humano también es eso que tratamos de ocultar tras una cortina.
En hora buena Hugo, por este libro.




[1] Estephani Granda Lamadrid (Puebla, México. 1985) Poeta, editora y diseñadora gráfica. Mención en el Concurso Nacional de Poesía El Laberinto 2007; segundo lugar en el Concurso Nacional de Poesía Enrique González Rojo 2008. Obtuvo el tercer lugar en el Segundo Torneo de Poesía Adversario en el Cuadrilátero 2008, organizado por Versodestierro. El poema “Cántico iniciático” ganó su inclusión en la novela gótica Sangre, de la española Clara Peñalver (editorial El páramo, 2010). Libros publicados: Casa de navajas (VO, 2009), Silencios de agua(IMC, 2009). Antologías: Descifrar el laberinto 2007 (VO, 2008), 40 Barcos de Guerra (VO, 2009), Panorama de Poesía Mexicana (2009, edición digital). Sueño urgente, poesía de Venezuela y México (La Mancha Editorial, 2010) y Moebius 2010, poetas nacidos en los 80 (Sikore, 2011) y Líneas & versos para incitar al vuelo Vol. 30(StarPro, 2012).

viernes, 13 de marzo de 2015

Aproximación a las voces femeninas y la transtextualidad en la Región más Transparente de Carlos Fuentes


Mtra. Alma Guadalupe Corona Pérez
Mtra. María Selene Alvarado Silva
Alma Jazmine de Saavedra Corona
Cuerpo Académico: márgenes al canon literario hispanoamericano
Siglos XIX al XXI. Facultad de Filosofía y Letras

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla



Fuente de imagen:

http://cenicientademendigosyladrones.blogspot.mx/
Uno de los escritores y teóricos que más ha insistido en enfatizar y estudiar la dimensión filosófica de la novela es Milan Kundera. Si bien teorizar en torno a la novela ha sido preocupación de todos los tiempos, como es el caso del propio Carlos Fuentes que en numerosas ocasiones lo ha hecho, coincidimos con el primero cuando, acertadamente, afirma que la novela es: “…una meditación sobre la existencia a través de personajes imaginarios” (Kundera; 2000: 81).
Señala, además, que la novela acompaña constante y fielmente al hombre desde el comienzo de la Edad Moderna, agregaríamos, que hay un símil muy interesante con respecto a la compañía que la mujer proporciona al hombre desde que éste fue, míticamente creado, por Dios. Cuando fue creado el hombre de un cúmulo de tierra y agua, cabe señalar que hay ediciones de la Biblia que citan textualmente la palabra ‘lodo’, Dios pudo observar casi lastimeramente que había creado un hombre demasiado solo y que éste necesitaba a un ‘alguien’ para vivir y compartir.
            Esperó que Adán durmiera profundamente para poder extraer una de sus costillas y con ella creó una mujer, una compañera: Eva.
Los sucesos siguientes y el destierro consecuente rubricaron uno de los más interesantes y excepcionales eventos para la historia mítica de la humanidad.
La novela, por su parte, se ha constituido en la infatigable e inteligente hija y compañera del hombre, el artista es como ese mítico Dios hacedor que de sólo tierra y agua hizo al hombre y de uno de sus huesos a su compañera. El escritor, en un claro acto estético, con papel y tinta construye el soporte de vidas ficticias, que no importa si son verdaderas o simples mentiras lo único que importa es que sean verosímiles, tal y como lo sentenciara el Marqués de Sade en su Prólogo a Los crímenes del amor.
Volviendo a Kundera, él nos remarca con respecto a la novela, que: “La ‘pasión de conocer’… se ha adueñado de ella para que escudriñe la vida concreta del hombre y la proteja contra ‘el olvido del ser’, para que mantenga el mundo de la vida bajo una iluminación perpetua.” (13).
Es en este primer sentido e intento que la novela puede llegar a ser considerada como una parte consustancial y neurálgica de la memoria histórica de los pueblos.
A través de la novela puede quedar plasmado: el espíritu de un pueblo, la atmósfera física y social de una época, el sello personal de los individuos y la impronta –positiva o negativa- de las tradiciones, porque: “El novelista no es un historiador; ni un profeta; es un explorador de la existencia humana. (…) Y todas las novelas de todos los tiempos se orientan hacia el enigma del yo. La novela conoce el inconsciente antes que Freud, la lucha de clases antes que Marx, practica la fenomenología (…) antes que los fenomenólogos.” (48).
Las interrogantes planteadas por La región más transparente (1958) de Carlos Fuentes, además de importantes resultan oportunas -en este inicio de siglo XXI- y exquisitamente inquietantes, vistas introspectivamente. Debemos tomar en cuenta que esta novela considerada fundacional fue publicada casi al cierre de la primera década de la segunda mitad del siglo XX, etapa por todos reconocida como efervescente y colmada de información de todos los niveles.
Fue el momento en el que ya se podían ‘ver’, en retrospectiva, los efectos de la Revolución Mexicana, incluso la gran brecha abierta por tal movimiento armado en las letras mexicanas aun dejaba ver su sombra, la misma novela de Fuentes La muerte de Artemio Cruz (1962) toca fibras políticas y socio-históricas revolucionarias.
Este artículo busca cumplir con los objetivos de aproximarnos a las más importantes voces femeninas integradas al argumento de La región más transparente así como tomar en cuenta el trabajo de transtextualidad realizado por Carlos Fuentes en la novela mencionada.
Ambos aspectos son re-dimensionados dado el peso literario de los mismos para el desarrollo del argumento y bajo el signo de un ciudad-protagonista a la cual podría asignársele un rol hasta cierto punto femenino, sin embargo, en la novela la ciudad de México, como personaje, se ‘abre’ frente a nosotros como un espacio urbano, masculino, reinventado bajo la técnica del collage, por eso resulta de capital importancia recurrir a la transtextualidad, concepto retomado, estudiado y redefinido por Gérard Genette fundamentalmente en su texto Palimpsestos. Literatura en segundo grado (1989).
Considerado mexicano, pese a haber nacido en Panamá en el año de 1928, Carlos Fuentes, ciudadano del mundo desde muy joven, por cumplir su padre funciones diplomáticas, le ha dado a la Historia del Arte una fértil, importante y larga trayectoria como novelista, cuentista, ensayista, dramaturgo, diplomático, guionista de cine, crítico, politólogo, barroco y catedrático. Doctor Honoris Causa por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en el año de 2003, entre otros doctorados otorgados por Universidades de todo el mundo, su obra se ha hecho acreedora a Premios Internacionales como el Biblioteca Breve, el Rómulo Gallegos, el Alfonso Reyes, el Cervantes de Literatura y el Príncipe de Asturias, entre los más importantes.
Los días enmascarados (1954) es el primer peldaño de una interminable y hasta hoy inagotable escalera ascendente en el ámbito literario, no sólo mexicano sino internacional, Fuentes nos entregó un puñado de relatos en los que ya había personajes femeninos que débilmente, desde la inmanencia, asomaron a la trascendencia cuando la narrativa latinoamericana se estaba reinventando, entre la denominada ‘nueva novela latinoamericana’ y el boom, entre Pedro Páramo y Rayuela, entre 1956 y 1962, no sólo hay diversos aspectos de un mismo fenómeno que no puede ser traducido de otra forma más que como la madurez de la narrativa en América Latina.
Es un periodo en el que insistentemente sobresalen tres o cuatro nombres de escritores latinoamericanos, entre los más citados están Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y, por supuesto, Carlos Fuentes quien, vale la pena enfatizar, fue el más activo ya que se consolidó como un escritor excepcional e intenso, conocedor y analista de la realidad hispanoamericana, cuidadoso –casi hasta la obsesión- e innovador, así como incansable viajero.
Con cuatro importantísimas e indispensables obras publicadas en un espacio de cinco años: La región más transparente, dedicada a Rita, Las buenas conciencias (1959), La muerte de Artemio Cruz (1962) y Aura (1962).
En las cuatro obras hay presencia constante de personajes femeninos de considerable importancia que van recortándose frente a nuestra mirada para impregnarnos de sus aromas a tinta perfumada, basta mencionar que en la polémica Aura hay una protagonista dual que es presente y es pretérito en una misma e enigmática persona cuya conexión son unos indescifrables ojos verdes, en ella Fuentes se revela como un audaz edificador de propuestas literarias no sólo pioneras sino totalmente novedosas en México.

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http://alexandroroque.blogspot.mx/2008_10_01_archive.html
La incorporación del narrador de segunda persona gramatical de manera prolongada combinada con el futuro como tiempo verbal predominante, alcanzó en México esplendor gracias a la pluma de Carlos Fuentes en La muerte de Artemio Cruz, con esta innovación se consigue marcar una nueva pauta que repercutió en la construcción de las voces narrativas, dentro de una narración prospectiva.
Siempre presente en los círculos artísticos y académicos, leído, criticado y –probablemente- no suficientemente analizado aún, se nos presenta cincuenta años después, con su novela La región más transparente, misma que a base de un arduo trabajo y búsqueda de formas literarias novedosas empezaba a dejar atrás el tipo de regionalismo instaurado por la ya larga, hasta el momento, Novela de la Revolución.
Es una novela compleja en su estructura, vale la pena insistir que no sólo es de estructura complicada, sino que es extensa y frecuentemente discursiva –como la gran Comedia Humana de Honore de Balzac- está llena de detalles memorables, pero no deja de ser amena, didáctica, por todos los ángulos de lectura sobre la ciudad de México como espacio urbano, cosmopolita y hasta por momentos divertida.
Si con Pedro Páramo de Juan Rulfo se obtiene un retrato de la triste y desolada vida rural mexicana, en blanco y negro, en La región más transparente nos encontramos con el urbano rostro de un México contemporáneo que se divierte, baila y ríe frecuentemente buscando la respuesta a la interrogante: ¿qué significa en el fondo el acto de ser mexicano?.
Frente a la pregunta, está la complicada segmentación que sufre la novela para obtener la simultaneidad entre las relaciones del espacio y el tiempo, dos de las más importantes categorías del relato, vertebradas por la presencia del personaje Ixca Cienfuegos. Él y México son los factores comunes  a todo el resto de personajes de la novela.  Normalmente tenemos una narración homodiegética testimonial, cuando es Ixca el que habla, se trata, de una narración simultánea que emplea el presente perfecto, el futuro, el presente y realmente poco, el pretérito.
Poseedora de tres partes, señaladas sólo por enigmáticos números arábigos, la primera y la tercera parte resultan relativamente cortas, por lo menos comparadas con la segunda. Cabe recalcar que son los únicos tres números que aparecen junto con los años que entre paréntesis se encuentran después de los nombres al inicio de las subpartes, el resto es una numeración “tentativa” y que de manera operativa he colocado.
 La primera cuenta con ocho estructuras narrativas o subpartes de las cuales dos tienen nombre de personajes femeninos: Gladys García (1951), como la segunda subparte, si consideramos a la Introducción como la subparte número uno y que precisamente lleva como título: Mi nombre es Ixca Cienfuegos, éste es el único título de la Parte 1, escrito en itálica. La segunda ocasión en la que encontramos el nombre de una mujer dándole nombre a una subparte es en la séptima: Norma Larragoiti (1920–1940).  
El peso importante de la novela se concentra en la Parte 2, en ella son cuatro las apariciones de subpartes con títulos con nombres femeninos: 8. Rosenda (1911-1935), 14. Pimpinela de Ovando (1912-1951), 22. Hortensia Chacón (1918-1951) y 26. Mercedes Zamacona (1914-1915); debemos tener en cuenta que ésta es la parte más extensa de la novela: veintisiete subpartes.
La brevísima parte 3 está integrada sólo por tres subestructuras, de ellas la última lleva el intertextual nombre de la novela agregando un complemento del nombre: La región más transparente del aire, en ésta únicamente la primera subparte lleva el nombre de Betina Régules (1954).
Por lo tanto hay un evidente desequilibrio en el peso establecido entre los personajes femeninos y los masculinos que dan título a cada subparte, de facto, la novela cuenta con más personajes masculinos que femeninos.
De manera paratextual encontramos dos estructuras o campos de relaciones que se nos ofrecen como esquemas previos: en primer lugar, un Cuadro Cronológico establecido comparativamente entre la Novela –a partir de 1900 y hasta 1972-  con la aclaración al final: “Acción central de la novela.” (14), y la Historia -desde 1876- con la llegada de Miguel Alemán a la Presidencia de la República Mexicana. En un segundo término aparece la lista de Personajes, identificados por familia, grupos sociales, el pueblo, los revolucionarios y simbólicamente ‘cerrada’ por los denominados Guardianes: Ixca Cienfuegos y Teódula Moctezuma, hijo y madre respectivamente.
El tempo narrativo de la novela suele ser lento y atomizado, incluso se inicia con el empleo del pretérito y el presente en una suerte de dualidad que no sólo es densa sino que nos ofrece la posibilidad de un hilo argumental ondulado de permanente presente: “Mi nombre es Ixca Cienfuegos. Nací y vivo en México, D.F. Esto no es grave. En México no hay tragedia: Todo se vuelve afrenta.” (19)
La región más transparente es el gran escenario de un país en paulatina reconstrucción frente a un apremiante presente y un futuro complejo, incierto y multicolor; esa es una de las razones por las que se le considera como una novela fundacional.  Fuentes mismo reconocería en El espejo enterrado (1992), magna obra ensayística, que: “La historia reciente de la América Latina es caótica, veloz, contradictoria.” (Fuentes; 1992: 339).
Es indudable que, en La región…, tenemos el retrato al óleo de un México integrándose a un mundo cambiante y sórdido, Fuentes nos ofrece una radiografía a colores del sistema nervioso social de un país que se pregunta frecuentemente: ¿quiénes y cómo somos?, si tomamos en cuenta de que se trata, no sólo de una nación en construcción sino también de una nacionalidad: “En México, por primera vez, una nación hispanoamericana se vio como realmente era, sin disfraces, brutal a veces, a veces insoportablemente tierna.” (1993: 332)
Resulta de gran importancia el análisis literario de una novela con estas peculiaridades en la que hay un buen número de personajes que podemos considerar como ‘centrales’ y una gran protagonista: la propia ciudad de México, como cuna, punto de partida y encuentro, como columna vertebral de un complicado cuerpo en el que las voces femeninas se distinguen por representar a los distintos contextos y problemáticas citadinas, como una piedra facetada.
Cada voz femenina “refuerza” la descripción del plano socio-económico de la protagonista-ciudad, amén de que vamos a encontrarnos con mujeres que han dejado de ser simples soportes en el complicado andamiaje narrativo.  Fuentes coloca voces transgresoras en mujeres de ojos inquietos, el discurso masculino nos lleva hacia la configuración de un lenguaje femenino, poderoso y decidido; el ‘patriarca’ le ofrece sus fuertes y ásperas palabras a las mujeres que exigen poseer voz propia en una novela de búsqueda y rupturas: “-¡Estoy viva! ¿Sabes? (…) –Y no dependo de nadie, ¿sabes? (…) –Y puedo jodérmelos a todos, ¿sabes?, a todos…” (1993: 334). Norma Larragoiti, sonrisa en labios lo dice, además de haber señalado con desdén: “-Toma, pendejo, y aprende a distinguir.” (333).
Betina Régules es: “una de las chicas bien más populares de la capital, y a la cual los cronistas de sociedad llamaban ‘la niña dorada’,…” (436). Más que otra cosa es una niña mimada y engreída que exclama: “-En París nos alojamos en el Crillon- le decía con la voz más alta que de costumbre a Jaime  -Papá dice que por allí ha pasado toda la historia de Francia. Figúrate, en esa misma plaza estaba la guillotina.” (438)
La novela representa la elaboración de un retrato total y totalizante que incluye a todas las clases sociales citadinas con sus respectivos paralelos económicos y morales y, pese a que, son Federico Robles, Manuel Zamacona, y por supuesto, Ixca Cienfuegos los personajes de mayor peso, también hay otras voces femeninas, además de las ya mencionadas, que ‘cruzan’ al México contemporáneo, convertido en la otrora “región más transparente”, gracias a la pluma de Fuentes.
Una de esas voces es la de doña Teódula Moctezuma, madre de Ixca, junto con él se encarga de defender un extraño proyecto de retorno al pasado bastante indefinido y ambiguo, además de ser la mítica ‘guardiana’ al lado del ‘guardián’ Ixca, su voz es un lamento y un canto escrito en el cuaderno pautado de la memoria mexicana cuando rememora el pasado: “Aquí estás, Celedonio, y encima de ti el nahuaque cercano, para que tus huesos no dejen de cantar nunca-.” (214). Por supuesto que el tipo de expresión que Fuentes coloca a Teódula no es de matices citadinos, más bien es un lenguaje en el que se advierten giros regionales de sumo interés: “Teódula recogía un ídolo, lo besaba y se pegaba tres veces en el pecho: -Y la ixcuina de cuatro caras, que es la que te cubre y te llena de mugre para que no te olvides de quién éres, y luego el de las dos caras, para que los veas a ellos y nos veas a nosotros, y no llegues nunca y nunca te vayas.” (214)
Debe llamar nuestra atención un detalle que resulta significativo y que está inserto en el más puro contexto dominado por la presencia masculina, dicho detalle es que, ni en el grupo de los revolucionarios, ni en el de los intelectuales hay presencia femenina. Las mujeres son abruptamente excluidas de dos de los ámbitos en los que, por lo menos actualmente en el mundo cotidiano, la mujer reclama a voces plenas un lugar para ejercer su acción.
El resto de grupos coparticipes en la vida ilustrada por la novela cuenta con representantes del sexo femenino en todos y cada uno de ellos: los de Ovando, los Zamacona, los Pola, los burgueses, los satélites, los extranjeros, el pueblo –por supuesto- y finalmente los guardianes.
Es notable remarcar que, Fuentes tuvo buen cuidado al elegir el tipo de expresiones correspondiente a cada una de sus personajes-mujeres, ya que de acuerdo a su status social dicha expresión se va adecuando, como ya lo habíamos enfatizado al mencionar a Teódula Moctezuma. Las expresiones en labios de Betina o Norma no son las mismas, ni entre ambas, ni con respecto a Teódula.
Una de las mujeres dueñas de una de las más interesantes historias personales que cruzan el paisaje de La región… es Hortensia Chacón, con un historial de maltrato y sufrimiento, relata sus padeceres en primera persona gramatical a Ixca sin que llegue a existir diálogo entre ambos: “(…) que yo era más hombre que él porque soportaba lo mío y lo suyo, que él no podía soportar su propia vida de paria a medias.” (352).
De mecanógrafa y doliente esposa de Donaciano, ya invidente, en silla de ruedas se convierte en la segunda esposa de Federico Robles: “Ciega. Así lo quisieron los dos. Donaciano, que me dejó ciega, y Federico, que me buscó ciega.” (353).
Hortensia es una y es muchas mujeres dispersas en las ciudades, capaces y dispuestas a hablar de su dolor de una manera en la que las palabras se convierten en una suerte de plegaria: “(…) mis ojos secos, a veces, reflorecen y recrean un espejo sin fondo en el que, más que las imágenes, vuelven a nacer unas aves turbias que vuelan detrás de mis párpados.” (354).
 Elocuentemente Hortensia agrega: “(…) cosidas al centro de mi vientre, y me devuelven horas de ciudad, de esta ciudad de México que me ha engendrado y me ha regalado mi vida y sus calles, que me ha visto correr por ella, parir mis hijos sobre su suelo, subir a sus camiones e interrogar su noche sin devolverme la imagen que le pido.” (354-355).
El grupo de mujeres que participan activamente en la novela nos muestran diversos rostros fácilmente reconocibles, sin embargo, tres son las historias subyugantes: la de Norma, la de Teódula y la de Hortensia.
Por el lado de la transtextualidad o transcendencia textual, cabe resaltar, que en la novela se presentan, fundamentalmente, el paratexto y el intertexto.  El paratexto ya ha sido señalado anteriormente, al comentar lo relacionado con la estructura de la diégesis. Con respecto a la intertextualidad podemos enfatizar que el recurso predominante es el de la alusión con su clara posibilidad de establecer referencias que, más que de otros textos, son de elementos citadinos como marcas comerciales, lugares, canciones, calles, partidos políticos, etc., que van ‘derramándose’ a lo largo del relato como ecos evidentes y delatores del contexto social dentro del cual ‘existen’ un breve lapso de sus vidas los personajes que mueven los hilos invisibles de La región más transparente: “La paz era el deseo verdadero del país, el anhelo del pueblo mexicano de un extremo a otro de la República, desde las puertas de la profesa hasta la esquina del Jockey Club.” (464). En otra línea tenemos: “Que si se debe hablar sobre los sarapes de Saltillo, que si Franz Kafka dependía del presupuesto de Wall Street.” (368).
A manera de conclusión, es importante remarcar que en una novela con la riqueza literaria de La región más transparente los puntos de análisis se multiplican de forma sorprendente, sólo estos dos matices: los personajes femeninos y la transtextualidad son merecedores de mucho más que un simple artículo. Tan sólo las voces femeninas son materia de futuros trabajos nuestros insertos en la teoría y vanguardia literaria.

BIBLIOGRAFÍA:

Fuentes, Carlos (1993). La región más transparente. Colección Popular. Ed. Fondo de Cultura Económica. 1958. Duodécima reimpresión. 1993. México.
____________. (1992). El espejo enterrado. Colección Tierra Firme. Ed. Fondo de Cultura Económica. México.
Genette, Gérard (1989). Palimpsestos. La literatura en segundo grado. Traducción: Celia Fernández Prieto. Serie Teoría y Crítica Literaria. Altea, Taurus, Alfaguara. Madrid.

Kundera, Milan (1992). El arte de la novela. Ed. Tusquets. Barcelona.