jueves, 23 de mayo de 2019


Aplicación del modelo semiosis, de Charles Morris, a los términos “feminista” y “feminazi”

Por: Andrea Bermúdez Morales


Portada Revista Óclesis num. 1
Obra gráfica: Isis Samaniego y valencia 
Existen diversas y profundas diferencias entre los términos “feminista y “feminazi”, los cuales pueden ser desentrañados a partir de distintas concepciones semióticas, siendo la semiosis de Charles Morris el elegido para explicar la función de estos términos para el presente análisis.
El movimiento feminista ha estado en constante reinvención desde su creación con la lucha liderada por Olimpia Gouges, quien promulgó la "Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana" en 1791. Las sufrajistas retaron al poder afirmando que los derechos naturales de la mujer estaban limitados por la tiranía del hombre, por lo cual se necesitaba una reforma más incluyente. Desde entonces, las mujeres han participado en los grandes acontecimientos históricos para exigir derechos políticos, civiles, sexuales, reproductivos y un reconocimiento en el mundo laboral. (MDA, 2017)
Los feministas han asumido esta etiqueta o términos para denominarlos en apoyo a este movimiento; sin embargo, la invención del término feminazi fue creado y no asumido, usado de manera peyorativa “por los antifeministas para señalar el feminismo que les incomoda.” (Castillo, s.f.). Dada esta problemática, se utilizará el modelo de Charles Morris para analizar los elementos que lo estructuran. El presente trabajo está delimitado para explicar estas diferencias empezando desde su significado; quién y cómo inventó el término; la percepción social que se tiene de estos términos y lo que realmente representan. Se realiza por el interés para contribuir, en la medida de lo posible, contra la desinformación que existe en este tema de conceptualización de la lucha feminista.
De acuerdo con Charles Morris, “la semiosis es el proceso que permite que algo pueda operar como signo. Con ello, a Morris le interesa determinar cuáles son las condiciones para la existencia del signo” (S. A. 2019). Feminazi fue mencionado por primera vez por noventas, Rush Limbaugh, un conductor de televisión estadunidense ligado al Partido Republicano, quien utilizó por primera vez la palabra en su libro The way Things Ought To Be.
Limbaugh se inclinaba por llamar así a las mujeres que defendían el derecho al aborto. Comparaba el hecho con el Holocausto, pues a su parecer el número de muertes debían semejarse al de los campos de concentración. Por ello, afirmó repetidas veces que una feminazi era una mujer "para quien lo más importante era practicar tantos abortos como fuera posible". Por supuesto, no se detuvo sólo en esto, extendió el término hacia todo el discurso feminista, creó la analogía simplista de que toda feminista era feminazi, y del feminazismo al hembrismo sólo había un paso; esta última ideología considera que el hombre es simplemente inferior. (MDA, 2017)
La creación del término de feminista tampoco fue de manera positiva en primera instancia. Tuvo que ser reivindicado y apropiado para que se refiera al empleo que se tiene hoy en día.
El primero en usar la palabra feminista fue el escritor francés Alexandre Dumas en 1872, cuando sarcásticamente tocaba el tema de las feministas y su búsqueda por ser educadas igual que los varones, a partir de ahí la palabra se difunde como un calificativo despectivo. Hasta que en 1882 la sufragista francesa Hubertine Auclert se apropia de la palabra declarando: “Reivindicarme feminista es una manera de honrar a todas aquellas que me precedieron, lucharon, sufrieron y a veces murieron por que las mujeres tengan los mismos derechos que los varones”. (MDA, 2017)
Para fines prácticos en la aplicación del modelo de Charles Morris se sigue su modelo triádico “que aparece primero en su libro Fundamentos de la teoría de los signos, Morris define el signo como algo que alude a algo para alguien. Esto implica al menos tres componentes: vehículo sígnico, designatum e interpretante.” (S. A. 2019); siguiendo estos componentes empezaremos por el vehículo sígnico. “El vehículo sígnico es la manifestación material del signo, lo que actúa como signo” (S. A. 2019). En este caso, los mismos conceptos de feminazi y feminismo. El concepto feminazi es utilizado peyorativamente para referirse a la lucha feminista. El feminismo es un movimiento político y social que busca la igualdad económica, social y cultural entre hombres y mujeres.
El segundo elemento que Charles Morris explica es el designatum, este es “lo designado por dicho vehículo sígnico, aquello a que el signo alude” (S. A. 2019). En primera instancia tenemos lo que designa el término feminazi:
Feminazi no describe a una clase de feminismo radicalizado, ni siquiera existen grupos que se asuman como tal. La existencia del término alude a una mala propaganda dirigida a mostrar rechazo hacia la ruptura de paradigmas arcaicos, siendo así que burlonamente comparen a las mujeres con los nazis. (Arellano, 2019)
Y por otro lado el de feminista:
Feminista es una persona, de cualquier género, que busca alcanzar la inclusión de mujeres y hombres en relaciones basadas en la equidad, igualdad de oportunidades y la democracia. Marcela Lagarde, antropóloga mexicana creadora de la Comisión Especial de Feminicidio menciona “el feminismo es un movimiento transformador que pone en el centro los Derechos Humanos, que quiere construir un tipo de sociedad en la que hacer vivible la vida, edificar unas relaciones de convivencia de mujeres y hombres sin supremacía ni opresión”. (Arellano, 2019)
A partir de aquí se marca una enorme diferencia entre lo que un término y el otro denotan. Por lo que, para nada, son sinónimos o son similares.
Según Charles Morris “el interpretante es la conducta observable que desencadena en el receptor, el efecto que produce en determinado intérprete” (S. A., 2019). Para los términos de feminazi y feminista es la interpretación, es lo que la gente piensa que estos son. “Una feminazi es una mujer frustrada con el género masculino que busca irracionalmente vengarse a toda costa de los hombres después de siglos de vivir bajo el patriarcado” (Arellano, 2019). Además de que puede ser caracterizada como fea, solterona, resentida, gorda, marimacha, quejumbrosa, agresiva, descuidada, etc.
Este adjetivo se ha difundido a través de Internet como chistes, memes, comentarios "graciosos", insultos y discriminación; se ha adoptado en el lenguaje cotidiano, y se ignora su connotación. Su uso constante hunde sus raíces en una campaña de desprestigio hacia las feministas. La desinformación y banalización del término ha provocado odio, así como un estereotipo que pretende desacreditar al movimiento. “A las feministas las califican básicamente de la misma manera cuando no existe el conocimiento de los principios y objetivos por los que luchan” (Arellano, 2019). Así que, a pesar de ser totalmente opositores, estos términos, gracias a la desinformación, son empleados indistintamente a través de diversos medios de comunicación.
A partir de estos elementos, se pueden evidenciar al menos tres dimensiones semióticas.
Cuando el signo entra en relación con su designatum, se habla de una dimensión semántica. El signo en relación con su interpretante, constituye una dimensión pragmática. El signo en relación con otros signos, forma la dimensión sintáctica. Los signos están en bifurcación con el conjunto universo de los signos, es decir, el intérprete sólo pude decir de un signo en términos de otros signos. (S. A., 2019)
De las anteriores dimensiones semióticas es quizás la más adecuada, dada la “naturaleza” de la problemática la dimensión pragmática, ya que es ella la que mide la conducta de los intérpretes de los signos como emisores y receptores.
A lo largo de la historia hemos sido testigos una y otra vez de cómo el poder del lenguaje puede sacudir al mundo entero, por lo que su uso responsable debería ser un básico en la vida, sobre todo cuando se trata de hechos tan relevantes. La mala implementación del lenguaje repercute en la ideología de la sociedad. Nuestro código verbal, la forma de hablar, repercute en los códigos sociales (Arellano, 2019).
El modelo triádico de Charles Morris fue aplicado de manera exitosa con la problemática que fue planteada. Dicho autor, a pesar de que no habla de movimientos sociales en sus postulados, sí entiende la función del lenguaje en dichos ámbitos, por lo que los elementos de su modelo pueden ser aplicados para la terminología de feminazi y feminista para así poder explicar cómo estos componentes están entrelazados y compararlos con éxito.

Referencias bibliográficas
Arellano, M. (2019). 4 diferencias entre feministas y feminazis. Cultura Colectiva. [sitio web] Recuperado de: https://culturacolectiva.com/estilo-de-vida/diferencias-entre-ser-feminista-y-feminazi?fbclid=IwAR17GkXdXx2NurNZa0CPrSw42ZcD-_sESWo7VyWR8mxEGJ3U-iD9pIvEZsQ
Castillo, G. (s. f.). La verdadera historia de la palabra "feminazi". Actitud FEM. [sitio web]. Recuperado de: https://www.actitudfem.com/entorno/genero/mujeres/la-verdadera-historia-de-la-palabra-feminazi
MDA, G. (2017). Por qué llamar a una mujer feminazi sólo te hace quedar en ridículo. Cultura Correctiva. [sitio web]. Recuperado de: https://culturacolectiva.com/estilo-de-vida/historia-de-la-palabra-feminazi-y-el-feminismo
S. A. (2019). Charles Morris. BlogSpot. [sitio web]. Recuperado de: http://semioticos-ucc.blogspot.com/2014/09/charles-morris.html
Segura Granados, N. (2018). ¿Existe el término feminazi? El Sol de México. [sitio web]. Recuperado de: https://www.elsoldemexico.com.mx/mexico/sociedad/existe-el-termino-feminazi-1900564.html
Wikipedia. (s. f.). Se miosis. Wikipedia. [sitio web]. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Semiosis