domingo, 30 de junio de 2013

De Elecciones y Otros Demonios.

Isis Samaniego


http://mx.ibtimes.com/articles/24113/20120425/elecciones-mexico-reaccion-economia-riesgo.htm
En la cara de mucha gente he visto la desazón, algo se ha perdido, no sólo fue una elección, fueron horas de lucha, de fe, de sentimientos puestos en la figura de un Gurú, nos comió la lengua el ratón, no sólo eso, se fue voto a voto el corazón y la esperanza de cambio de mucha gente; queda la batalla para que un tribunal acuda al auxilio de un partido, pero quién remienda lo perdido. He visto lágrimas de rabia, he visto lenguas que se entrelazan desvariando en un sueño, las he visto mal habladas, las he sentido pesimistas, caras de ancianos esperanzados en un pedazo de pan, que ya se lo ganaron y que a sus setenta y tantos años nadie les quiere dar, tenían un sueño y se ha perdido en un cómputo tramposo, en una elección de Estado.
Quién remienda los sueños de los desamparados, quién traerá la papa a la casa de los desposeídos, quién les va a dar trabajo a los analfabetas, quién traerá la semilla para la siembra de los campesinos; algo sé: la dignidad sostendrá a las familias de dos salarios mínimos, mientras otros allá arriba se despacharán con la cuchara grande de los puestos, llamarán a formar un gobierno variopinto para que veamos a través de los hechos que en nuestro país hay democracia.
La lucha de los más pobres seguirá muy a pesar de los partidos, de lo que logre la gente haciendo marchas y mítines para con una causa, causa que se ve difícil de revertir, en nuestro país la ley es para los que tienen un fuero, para los ganadores, para los poderosos, leyes hechas a modo para las televisoras, reformas en beneficio de unos cuantos; tratados que dejarán a nuestro país en un estado de indefección, tras la importación de toda clase de desperdicio, porque es eso, desperdicio de los países ricos a precio de primera calidad.
La clase gobernante es tan ajena al suelo que pisa que no sabe de los miles de niños que mueren por desnutrición, del anciano abandonado a su suerte, de la falta de empleo para los universitarios, de los malos sueldos y de tantas horas de trabajo sin regular porque la nueva ley del trabajo lo permite, pero nos prometieron un millón de empleos por año y de qué año estarán hablando estos señores, o hablarán de maquiladoras que explotan a sus empleadas, de empresarios corruptos que lucran con la pornografía infantil, de servidores públicos que se enriquecen en el cargo y no dan solución a las demandas de madres de hijas desaparecidas, de jueces que se dedican a favorecer a delincuentes de cuello blanco dejándolos libres de todo cargo y con miles de millones en la bolsa; está más penado robar un pan que robar en el erario público.
Éste es el país que hemos elegido o tendremos que cargar con sus políticos “porque aquí nos toco vivir” qué suerte tan perra para todos y todas, qué vida tan plena para algunos, para ésos que se llevaron la elección tan pulcra nunca antes vista en el México de manos limpias.

La rebeldía es una forma de vida, me rebelo contra la toma de pelo que se ha hecho a la gente humilde, me rebelo a dejarme seducir por un gobierno incluyente y laico; prefiero trabajar en otras alternativas de autogestión tanto en lo cultural como en lo laboral, la lucha sigue y tendremos que encontrar los medios para no dormir con la voz de las sirenas y sembrar de dignidad los campos y las ciudades, y sembrar dudas en lugar de certezas, y mirar hacia abajo y a la izquierda. Espero que la utopía nos obligue a despertar.

jueves, 20 de junio de 2013

Arnoldo Martínez Verdugo

Por: José Woldenberg



Fuente de imagen:
http://www.contrasteweb.com/clase-politica-mexicana-lamenta-la-muerte-de-martinez-verdugo/

De la intensa, compleja y productiva vida de Arnoldo Martínez Verdugo traigo a la memoria las que pienso son sus contribuciones fundamentales en un periodo de transformaciones del Partido Comunista Mexicano y de buena parte de la izquierda. En ese espacio temporal AMV encabezó por lo menos cuatro grandes ideas que sirvieron para remodelar el rostro de la izquierda mexicana. Existe evidencia suficiente para demostrar que por lo menos entre 1968 y 1982 AMV impulsó de manera sistemática y decidida la construcción de una izquierda: a) independiente, b) institucional, c) unificada y d) democrática.

A) Independiente. En 1968 los ejércitos del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia. Pusieron fin a la hasta entonces llamada Primavera de Praga. Un intento por inyectarle ciertas dosis de libertad a un sistema de gobierno vertical y opresivo. El "experimento" encabezado por Alexander Dubcek fue ahogado a sangre y fuego. En medio de la Guerra Fría, la Unión Soviética no permitía ningún gesto de independencia de uno de sus países satélites. Y ese clima político e ideológico llevaba, casi de manera inercial, a que izquierdas y derechas se alinearan con sus respectivas potencias imperiales. Lo que hiciera o dejara de hacer la URSS era justificado por las izquierdas para no hacerles el "juego" a los enemigos estratégicos y algo similar sucedía en el polo opuesto.
Pues bien, el Partido Comunista Mexicano, encabezado por Martínez Verdugo, condenó de manera contundente esa invasión. Fue un momento culminante de un proceso que tenía antecedentes. El PCM, si bien seguía manteniendo relaciones de colaboración con los otros partidos comunistas, no estaba dispuesto a ser un peón acrítico del Partido Comunista de la Unión Soviética. Si mal no recuerdo, el PCM fue el único partido comunista de Latinoamérica que asumió esa posición y por supuesto eso honra al PCM y a AMV.

B) Institucional. Electoral. Luego del impacto del movimiento estudiantil de 1968 y de su paranoica represión, la izquierda independiente mexicana vivió un renacer. En un clima de efervescencia, altamente irritado, proliferaron proyectos de todo tipo: agrarios, obreros, estudiantiles, populares. Se fundaron nuevas publicaciones, aparecieron nuevos partidos y organizaciones que aspiraban a serlo. Se discutían las vías de transformación, las estrategias de lucha, los métodos de trabajo. Son los años en que además se multiplican grupos guerrilleros que asumen que las vías de la política pública y pacífica se encuentran clausuradas.
En ese ambiente, en 1976, el PCM, encabezado por AMV, lanza la candidatura de Valentín Campa a la Presidencia de la República. El Partido Comunista no cuenta con registro, pero el recorrido de Campa por todo el país, apareciendo en auditorios y plazas, entrando en contacto con trabajadores y estudiantes, campesinos y activistas, resume una idea: "estamos aquí; somos una fuerza nacional; tenemos derechos; deseamos participar en las elecciones y eventualmente obtener cargos de representación". La iniciativa no es comprendida por toda la izquierda. Recibe fuertes críticas. Pero sin duda, es un antecedente sin el cual no se puede comprender la reforma política de 1977 que precisamente abrió las puertas para que corrientes políticas hasta entonces marginadas del mundo institucional/electoral pudieran incorporarse a él. Sobra decir que no pocos partidos que en su momento criticaron al PCM y a AMV luego siguieron esa misma ruta.

C) Unificada. La fuerza electoral de la izquierda era magra. Y además estaba "atomizada" en un archipiélago de partidos y organizaciones que le restaban poder de atracción y disminuían su peso político. En las primeras elecciones luego de la reforma de 1977, el PCM -en coalición con otras organizaciones- obtuvo el 5 por ciento de los votos y resultó el partido de izquierda más votado. No era suficiente. Era posible y necesario ofrecer a la diversidad política realmente existente en la izquierda una organización unificada.
Arnoldo Martínez Verdugo, entonces, encabezó una operación ambiciosa: disolver al Partido Comunista para construir un nuevo partido de las izquierdas. La disolución del primero, luego de un poco más de 60 años de existencia, para unirse con otras formaciones, tuvo que hacer frente a resquemores y dudas de toda índole, pero en 1981 permitió la fusión de cinco agrupaciones para dar paso al Partido Socialista Unificado de México. Fue el primer eslabón —fundamental— de lo que luego sería un proceso unificador cada vez ambicioso: PMS (1987) y PRD (1989).

D) Democrática. El primer y único candidato a la Presidencia de la República de aquel PSUM fue Arnoldo Martínez Verdugo en 1982. Viajó de norte a sur, de oriente a occidente, y con sus muy cuidados discursos refrendó una y otra vez el compromiso de la izquierda a la que encabezaba con la democracia. Socialismo y democracia no solamente debían fundirse, sino trascender la peregrina idea de que la democracia no formaba parte de su bagaje, compromiso e ideales.


martes, 11 de junio de 2013

Arnoldo Martínez Verdugo y la unidad

Por: Adolfo Sánchez Rebolledo

Fuente de imagen:
http://pachucodemexico.wordpress.com/tag/politica/
Hay muchas y buenas razones para homenajear en vida a Arnoldo Martínez Verdugo. Algunas se han señalado en estos días: su resistencia al diktat soviético durante la invasión a Checoslovaquia en 1968; el rechazo cada vez más explícito al socialismo real como modelo universal antes de su caída final; la voluntad personal de construir desde el Partido Comunista una opción legal para impulsar la democracia en México; la humildad personal tan ajena a los protagonismos de otros dirigentes de menor estatura, en fin, su capacidad para encabezar una corriente marxista que por demasiados años fue acosada, perseguida sin miramientos y que, por supuesto, también cometió errores y tuvo debilidades.
Más allá de las diferencias o las controversias de otras épocas, la celebración de Arnoldo es, sin duda, el justo reconocimiento a una personalidad política cuya actividad deja una huella propia, una estela que vale la pena capturar para entender mejor nuestro presente. Con ese propósito, existen admirables recuentos biográficos, como el de Humberto Musacchio, retomado por Peláez en estos días, pero lo cierto es que pese a ellos subsiste una inmensa laguna en cuanto hace a la recuperación de la historia reciente de la izquierda. El extraordinario crecimiento del peso de las fuerzas progresistas en el país a partir de 1988 no se vio aparejado a un intento cualitativo de revalorar qué había ocurrido y cómo fue que se gestaron las ideas y se encauzaron los esfuerzos de varias generaciones. Junto a valiosos estudios académicos (que por fortuna no paran de salir) se echan de menos los análisis políticos, es decir, el ajuste de cuentas racional que faltaba para mirar adelante. En su lugar, reaparece de cuando en cuando la mitología heroica de los discutibles buenos tiempos pasados, pero lo peor es que muchas contribuciones liberadoras se olvidaron, sepultadas por la velocidad de los acontecimientos que marcaron, como dice Hobsbawm, el fin del siglo corto, como si el mundo que estaba por nacer del derrumbe del socialismo fuera un planeta nuevo, sin huellas del pasado, definitivo e irreformable.
Quienes han homenajeado a Martínez Verdugo en estos días se han referido, como no podía ser de otra manera, a su aportación a la unidad de la izquierda, es decir, de aquellas tendencias que aspiraban al socialismo (sea lo que esto a la fecha significara), transformando el régimen político autoritario en una democracia real. Y tienen razón, pues ninguna iniciativa tuvo en su momento los alcances y la trascendencia de una decisión que, para concretarse, hubo de articular la audacia política para negociar con otras fuerzas y el gobierno, aunada más adelante a la convicción de que el Partido Comunista, el más antiguo del país, debía disolverse libremente para dar paso, como se decía entonces, a una fuerza políticamente superior, capaz de superar críticamente a las organizaciones anteriores, cualesquiera que fueran sus títulos históricos, sus aciertos y errores del pasado o sus fidelidades doctrinarias.
A la vista de los hechos, es difícil afirmar que el PSUM logró convertirse en el partido que la sociedad esperaba. Menos aún el PMS que le sucedió. La integración orgánica resultó ser mucho más difícil en un país donde la crisis reforzaba la aparición de la oposición de derecha como la opción al PRI, cuya cutura política seguía viviendo. Pero la experiencia de la unidad sirvió para darle continuidad al proceso de constitución del gran partido que en 1989 asumió el registro originalmente ganado por el PCM. Para llegar hasta allí se habían puesto por delante los méritos de la unidad por encima de las diferencias, que no eran pocas, pues entre ellas estaba, por ejemplo, la ubicación en el nuevo ideario democrático y nacionalista del socialismo, cuya definición no podía repetir el viejo esquema cuyas ruinas habíamos visto caer en Berlín y luego en Moscú. Por desgracia, esos grandes temas ya no pasaron al debate político y fueron subsumidos por una nueva retórica, muy pragmática, sin grandes filos teóricos o propositivos. La relación entre socialismo y democracia, sencillamente, dejó de ser pertinente, aunque sigue a la espera de una reflexión colectiva a la luz de la realidad aquí y ahora.
Hoy que estamos de vuelta a la fragmentación de las fuerzas de izquierda conviene volver a revisar aquella época, sobre todo cuando la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas creó las condiciones para el surgimiento de un movimiento más abarcante que el de todas las organizaciones de la izquierda juntas. Sin duda se trata de momentos tan distintos como incomparables, y es difícil rechazar que bajo las corrientes actuales asoman partidos en ciernes, defendiendo intereses particulares, programas, estilos, pero un hecho es claro y contundente, como lo vio Arnoldo a finales de los años 70: en la lucha política siempre hay que elegir, o se actuaba en la arena electoral con todas las fuerzas disponibles o se dejaba un registro testimonial. O la izquierda socialista se sumaba al proyecto neocardenista, aportando sus mejores cuadros y experiencias, o abandonaba la escena sin dar la batalla. Bien que Morena se haga un partido fuerte y que el PRD logre consolidarse como tal, pero sería una peligrosa ilusión creer que se puede avanzar sin un planteamiento de unidad capaz de oponer a sus adversarios una fuerza superior.

Antes de concluir quisiera recordar una faceta singular de Arnoldo Martínez Verdugo que lo enaltece como figura. A él se debe el CEMOS, una institución creada con modestia para evitar, justamente, que la rica historia del PCM y otras fuerzas se pierda entre la superficialidad del debate cotidiano. Allí nació la revista Memoria. En sus archivos se conservan imágenes y documentos invaluables. En fin: felicidades, Arnoldo, y una larga vida.

lunes, 3 de junio de 2013

Atenea novohispana y la importancia de las lenguas clásicas

Por: Vidzu Morales Huitzil

Fuente de imagen:
http://historiadelosmitos.blogspot.mx/2010/04/atenea-iconografia.html
Desde que el hombre es su propio ser, lo han afligido diversas cuestiones; ¿dónde encontrar el bienestar?, ¿nuestro tiempo está determinado a las condiciones que lo rodean, o la razón y el libre albedrío, brindan nuevas pautas de yacer?, ¿de dónde emana  la comprensión  y el conocimiento? Aquí es donde reluce la gran influencia de la sabiduría clásica, aquella de la que emana una forma de concebir el mundo, donde la virtud y el emponzoñamiento del alma debaten en los ciclos históricos. En ella se encuentran reflexiones sobre la amistad, con Cicerón, de la política, en Aristóteles, de la virtud, en Sócrates, del amor y sus repercusiones, en Virgilio, o de las ideas, en Platón. Cuestiones que aquejaron, aquejan y aquejaran al hombre, y del que como mexicanos somos directamente herederos, con la llega de los españoles. Debido a que en el periodo novohispano, fueron modelos para escritos como el Primer Sueño de Sor Juana, los Infortunios de Góngora, o las manifestaciones de la prudencia en, Juego de Maroma, de Ana de Zayas. Sin embargo, habrá aquellos que refunfuñen, y desde el sillón del desprecio, mencionen que las lenguas clásicas, son cuestiones de antaño,  pérdida de tiempo y de poca o nula presencia en nuestros días.
A lo que responderé, que la materialidad y cotidianidad de nuestras vidas, podrán encontrar un nuevo ejercicio ético, con el releer de los clásicos, no para imitar al pie de la letra su cotidianidad, sino, para embellecer la inmortalidad de nuestro espíritu. Y con esto recordar que el pasado tiene presencia en el presente, mismo que se develara con mayor madurez, entre otras cosas, con la sabiduría inmortal de la antigüedad.
Para finalizar este artículo, haré mío el pensamiento de Petronio: Halle cualquiera aquí lo que quisiere, que no a todos lo mismo agrada, y espinas este escoge, y aquel rosas. / Inventat quod quisque velit, non omnibus unum est, quod placeat, hic espinas colligit, ille rosas.[1]




[1]Salazar Andreu, Juan Pablo. (Coordinador). (2010). Juan Solórzano Pereyra, Consejero de Indias y Magno Jurista del Derecho Indiano (Edición Facsimilar).México: Gobierno del Estado de Puebla/ Secretaria de Cultura, p. 29.