lunes, 24 de agosto de 2015

Del dicho al hecho y el olvido

Por: Ladislao Aguilar Sánchez[1]


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http://terr.ae/invierno-2014/entre-ninguna-parte-y-el-olvido/
Desde hace ya muchos años el interés por la comunicación humana ha despertado una numerosa cantidad de debates en torno al lenguaje; escuchar esta “mágica” palabra nos lanza de inmediato hacia aquel diccionario mental que cada quien forma a través del tiempo con ayuda de algunos profesores e indirectamente de algunos autores.
Hablar de lenguaje no es simplemente hablar de símbolos escritos que encriptan saberes, ni de palabras perdidas que revelan verdades al ser escuchadas, sino también de todo aspecto comportamental expresado con ademanes, posturas de cuerpo e incluso con gestos faciales, todo esto nos ayuda a interpretar lo que el otro nos intenta comunicar.
Las lagunas del discurso no sólo se encuentran en el dialogo hablado o escrito, no por lo menos como lo proponía Freud[2] con respecto al desliz de la palabra, sino también se hace notar en el lenguaje corporal a veces sutil, a veces expreso pero siempre inconsciente.
Atender sólo a un plano del lenguaje compromete la comunicación, dejando así aquel vacío que impide llegar con bien al mensaje, propuesta que da Lacan[3] al decir que la comunicación se ve alterada en lo real de Yo a Yo por lo simbólico de cada sujeto, por tanto el discurso del otro no se recibe adecuadamente.
Al observar a profundidad el lenguaje del otro, podremos reconocer el discurso que éste habla, siente y mueve en toda su corporalidad, tratando de develar aquello que llevado por el inconsciente se trata de guardar. Aún dentro de la ciencia del lenguaje encontramos limitantes que impiden comprender el discurso de una manera íntegra, fragmentándolo sólo en palabras que resuenan de oído a oído interrumpidas por el propio deseo que gozamos.
Entre las ciencias que abordan el estudio del lenguaje, se deja únicamente al descubierto el nivel de la palabra, escrita, hablada e incluso algunas otras formas como los pictogramas; sin embargo se ha dejado de lado la manifestación quinestésica del discurso, es decir, el acto. Por ello, hablar del acto, como parte del discurso deja ver con mayor precisión las lagunas entre las existentes como parte de lo encubierto, es decir aquello que no se quiere decir pero no se puede omitir.
Aquí se desarrolla el trabajo que propone Freud[4] al tratar de significar actos fallidos, olvidos y palabras entre dichas que escapan al contexto de aquella amena conversación de café entre amigos, que se manifiestan en los informes de altos mandos por todo el mundo, de los juegos de palabras no planeados por algún escritor de cuentos.
De lo que se dice a lo que se entiende, sin mencionar lo que realmente se quiere decir queda el camino abierto hacia lo latente para hacerlo manifiesto, recorrerlo sólo con cautela para así descubrir el “verdadero” mensaje que el otro “verdaderamente” lanza.
Lista bibliográfica
Freud, S. (2003). Obras Completas Totem y Tabú. Buenos Aires: Amorrortu.
Lacan, J. (1956). Los escritos de Jacques Lacan. El seminario sobre la carta robada (págs. 4-21). No hay dato: No hay dato.
Masota, O. (1996). Lecciones de Introducción al Psicoanálisis. En O. Masota, Lecciones de Introducción al Psicoanálisis (Quinta ed., págs. 55-65). Barcelona, España: Gedisa editorial.




[1][1] Sobre el autor: Es estudiante de psicología y colaborador en Óclesis, Víctimas del Artificio. Coordina las jornadas académicas 2015 en torno a la obra de Freud.
[2] Cf. MASOTA, O. (1996). Lecciones de introducción al psicoanálisis. Gedisa Editorial. Barcelona, p. 55.
[3] Seminario de Lacan del profesor Jorge Alberto santos Guzman (2013).
[4] Ídem.

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