sábado, 15 de febrero de 2020

Arte e Imaginación:
Hacía una construcción de Colectivos Inteligentes

Fabiola Morales Gasca


Obra gráfica:
Francisco Luna
¿Qué es lo Virtual? de Pierre Lévy es un libro que señala la potencialidad del Internet en nuestra vida y actos, pero sobre todo nos da pistas de cómo construir colectivos virtuales inteligentes. El autor enlaza la tecnología y la filosofía para hacer palpable lo humano en lo técnico. Y es que para Levy, lo humano es lo que nos distingue de los animales y nos ha permitido llegar  hasta este punto en nuestra historia y evolución.
En la obra Filosofía social de Remy C. Kwant se señala que cuando el hombre empieza a tener uso de razón frente a la vida surgen dos modos de emprenderla: “Puede mirar a cada uno y a cada cosa a la luz de su propio interés individual y no mostrar apertura hacia los otros como personas. Pero puede también el hombre mostrar su apertura al semejante en su pensamiento-en-acción, puede tomar en cuenta el interés del otro y de esta manera hacerse a sí mismo ‘relativo’.” Es decir, somos individualistas o sociales en el momento en que existimos en libertad. 
Si a esta idea de Remy C. Kwant la entroncamos con lo propuesto en el libro de Pierre Lévy, en donde a partir de la ontología clásica, se nos cuenta que la virtualización es una desustanciación (quitar la sustancia, fuerza o vigor a algo desvirtuándolo), que se expresa a través de la desterritorialización (perder territorio, romper con la historia y la memoria de los lugares) observamos el efecto social que tiene como fundamento el anillo de Moebius, según el cual se pasa fácilmente desde lo privado hasta lo público, y viceversa, sin saber, como en las paradojas, dónde comienza lo público y dónde termina, para dar inicio a lo privado. Pierre señala además que la virtualización cuenta con dos movimientos: el de la subjetivación, que tiene implicaciones individuales, y el de la objetivación, que tiene implicaciones comunitarias, que buscan el bien común.
Históricamente la “ideología del individualismo” surgió como un proceso de desarrollo en el Occidente; la vida económica política, religiosa y artística giró en lo individual, e incluso se hacía énfasis en ello: el individuo era ideal absoluto y norma fija. Ejemplo de este pensamiento lo podemos apreciar en el filósofo René Descartes con su Discurso del método. “Pienso, luego existo” es una manifestación clara de la ideología del individualismo. Y en elipsis de las transformaciones y cambios que ha sufrido el pensamiento humano llagamos de la subjetivación individual a una idea más comunal a través del Internet es decir dejamos sustancia y territorio para ser una comunidad virtual que debe de replantear su propia existencia tal y como lo hizo Descartes en el siglo XVII para coincidir en el pensamiento y existencia, “Pensamos, luego existimos” y traducido a nuestros tiempos posmodernos “Publicamos, luego existimos”.
Lévy define la inteligencia colectiva como una inteligencia distribuida en todos lados, continuamente valorizada y puesta en sinergia en tiempo real. Cada uno de nosotros estamos integrados por el paso de otros seres y por lo tanto nuestro conocimiento posee una dimensión colectiva porque somos seres de lenguaje y habilidades aprendidas de otros. Biológicamente hablando, nuestras inteligencias son individuales y parecidas (no idénticas), en cambio culturalmente nuestra inteligencia es altamente variable y colectiva. Si observamos de forma cautelosa, esto se enfatizada claramente en la red.
El filósofo y economista Adam Smith sostenía: “cada uno está centrado en su propio interés; busca contactos con otros, movidos por el amor propio, y sus acciones también están determinadas por su amor propio”. Smith menciona que existe otra tendencia en el hombre, que es “el deseo de mejorar nuestra condición, un deseo que, si bien generalmente calmo y desapasionado, nos viene desde la cuna, y no lo deja hasta que bajamos a la tumba”. Cada hombre es un autoproyecto, como él lo denominó, que consiste en situarse a sí mismo como una mejora de la propia condición económica, busca acrecentar el propio capital y contiene el deseo innato de automejoramiento. El interés propio de cada individuo o “la mano invisible” que conduce al bienestar general fue interpretado y conducido de forma errónea al egoísmo. En su obra Los sentimientos morales, Smith dejó claro que en un sistema económico el interés personal no es la única motivación. El ser humano es capaz también de comprender el interés personal de su compañero y de llegar a un intercambio mutuamente beneficioso. La empatía hacia el otro y el reconocimiento de sus necesidades es la mejor forma de satisfacer las necesidades propias.
La idea del economista Smith también se enlaza con la idea que impera en los  colectivos inteligentes. Estamos en la Red y tomamos de ella lo que a nuestro interés convenga y la Red nos proporciona un bienestar personal y de información pero como humanos también somos capaces de empatizar con los otros y de ayudar, no ser solamente egoístas. Sería genial que cada hombre, visto como un autoproyecto, que se sitúa a sí mismo y está en busca continua de una mejora de su propia condición (es decir contiene el deseo innato de automejoramiento) participará no solo para sí sino para otros en la Red en busca de su propia mejora y busqué el bien social. Y es ahí  donde se debe de poner toda nuestra energía: en la construcción de colectivos inteligentes que beneficien al conjunto. Lección de ello es Wikipedia, “la enciclopedia libre,​ políglota y editada de manera colaborativa. Es administrada por la Fundación Wikimedia, una organización sin ánimo de lucro cuya financiación está basada en donaciones. “El trabajo colectivo de muchos voluntarios y sus horas de trabajo ha producido más de 50 millones de artículos en 300 idiomas con más de 2000 millones de ediciones, y permite que cualquier persona pueda sumarse al proyecto. Esto nos permite tener una ligera idea de lo que un colectivo de la Red puede hacer y que sin duda dejaría pasmados de admiración a Diderot, D’Alembert y a todos los destacados colaboradores de la primera enciclopedia del siglo de las Luces.
En Crítica de la razón dialéctica, obra del filósofo francés Jean-Paul Sartre señala que el interés es una parte del mundo humanizado, que determina el ser social de una persona particular.
“Cada parte del mundo existe para el hombre; pero lo opuesto también es cierto, pues cada uno quiere seguir siendo el mismo. Si quiere seguir siendo él mismo, debe de preservar su interés, debe hacer lo que su interés exige.”
Por ejemplo, el interés del granjero exige que comience su día temprano y lo termine tarde, el interés del industrial exige que esté al tanto de nuevos métodos y técnicas en su ramo, así para cada uno de los miembros de la sociedad. La individualidad debe ser vivida en una comunidad de sentido. Pero si se arrebata el sentido de dignidad humana, si se arrancan los valores mínimos del existir humano no hay razón de ser.
Es definitivo que la inteligencia colectiva tiene mayor peso que la inteligencia personal, y si todos cooperamos y nos reconocemos como parte integral de ella respetando nuestros propios límites y capacidades observaremos una construcción inteligente. Someter nuestra individualidad y capacidades para una comunidad con sentido y armonía, como lo manifiesta Sartre,  es no sólo un gran reto sino el mejor experimento que puede transformar el mundo real y virtual.  
            Jean Baudrillard al igual que  Pierre Lévy  señalaba la trascendencia de lo digital. Para él “la inteligencia digital, que nos libera de nuestras limitaciones, dará paso a una individualidad desligada de las coacciones de la historia o el libre albedrío. Es el reino de la objetividad pura que el hombre alcanza sólo al precio de su propia desaparición.”  Y es dónde se nos plantea la necesidad de reconocernos en un mundo e inteligencia colectiva y digital.
Baudrillard se planteaba ¿por qué todo no ha desaparecido aún? que remite a la clásica pregunta ¿por qué algo en lugar de la nada? y él otorga una simple respuesta al ser humano que es la Dualidad. Todo no ha terminado aún porque si bien el hombre es capaz de programar su propia desaparición también lo es la máquina. La dualidad es una regla inviolable del orden de las cosas. Así, pues, si su propia duplicidad abandona al hombre, entonces los roles se invierten: la que descarrila, falla y se vuelve perversa, diabólica, ventrílocua, es la máquina. Esa duplicidad que conlleva el bien y el mal como semilla latente del hombre puede ser orientada hacia el bien común. Podemos como sociedad descarrilar, fallar o ser perversos, pero también podemos orientarnos hacia lo justo, libre e igualitario, dicho reflejo se pone de manifiesto en la red cuando el colectivo está  consciente de su poder y su unidad.
Queda claro que en nuestra sociedad física, tal y como la conocemos ha existido siempre un desequilibrio en fuerzas económicas, materiales y, por qué no, hasta espirituales, si todos los errores que se han cometido a lo largo de la Historia Humana lo podemos evitar en la construcción de un mundo virtual  creo que habremos dado un gran paso para una inteligencia colectiva de calidad.
Es bueno considerar también otros elementos que Pierre Lévy pone juego en su libro ¿Qué es lo Virtual? y me parecen importantes para crear una inteligencia colectiva. El arte, como elemento primordial e indiscutible para la transformación, es para el autor un camino a la exploración de nuevas formas de verdad. El arte nos hace perceptibles y predispone a los sentidos y a las emociones, provocando un salto vertiginoso en la virtualización.
El artista para Lévy juega un papel importante en los colectivos inteligentes porque debe “maquinar un dispositivo que permita a la parte todavía muda de la creatividad cósmica hacer oír su propio canto.”  Y el nuevo tipo de artista es el que no solamente cuente historias sino que sea “un arquitecto del ámbito de los acontecimientos, un ingeniero de mundos para miles de millones de historias venideras. Esculpe directamente sobre lo virtual.”
Porque sólo a través de lo artístico se pude tener sensibilidad para “crear un equilibrio y lograr una virtualización revalorizante, incluyente y hospitalaria contra una  virtualización pervertida que excluye y descalifica.” Sin susceptibilidad artística es impensable crear cualquier sociedad. Ella debe de estar integrada en toda la actividad virtual.
Recordemos que el colectivo “Ya no es sólo una casta de especialistas, sino la gran masa de los ciudadanos la que está llamada a aprender, transmitir y producir conocimientos de manera cooperativa en su actividad cotidiana.” Y esa es su fortaleza. Debemos ser residentes y no sólo foráneos del mundo virtual. Puesto que “hoy en día, la información y el conocimiento son la principal fuente de producción de riqueza” lo digital nunca debe despreciarse, son la base de nuestro siglo y el futuro que nos perpetuará como especie. Por ello debemos ser responsables y sociales, Pierre Levy ya lo hacía notar como el nuevo paradigma “un nuevo auge en la creación de herramientas de ayuda en el campo individual y colectivo frente a la enseñanza de nuevas tecnologías”.  La capacidad creativa de construir conocimiento es lo que va a caracterizar la riqueza de un pueblo o una nación y por supuesto al colectivo inteligente dentro del gran mundo virtual.
La parte final de su Epílogo: bienvenida a los caminos de lo virtual, cierra con una cita que nos lleva con gran interés a reflexionar:
Aguzad el oído a la interpelación de este arte, de esta filosofía, de esta política inaudita: «Seres humanos, gentes de aquí y de todos lados, vosotros que habéis sido arrastrados por el gran movimiento de la des-territorialización, vosotros que habéis sido incorporados al hipercuerpo de la humanidad y cuyo pulso tiene eco en sus pulsaciones gigantescas, vosotros que pensáis reunidos y dispersos entre la hipercorteza de las naciones, vosotros que vivís atrapados, separados en este inmenso acontecimiento del mundo que no deja de referirse a sí mismo y de recrearse, vosotros que habéis sido arrojados vivos en lo virtual, vosotros que habéis sido tomados en este enorme salto que nuestra especie efectúa hacia el origen del flujo del ser, sí, al corazón mismo de esta extraña turbulencia, vosotros estáis en vuestra casa. ¡Bienvenidos a la última residencia del género humano. Bienvenidos a los caminos de lo virtual!».
No bastará solo con arrojarnos vivos en lo virtual con pasión y desenfreno, sino ser conscientes de nuestro trabajo y aportación diaria, ser plenos de llevar la verdad y el compromiso social.
Y es donde sinceramente debemos esforzarnos por desarrollar fuertes cimientos, que al igual que la Revolución Francesa « Liberté, égalité, fraternité» (Libertad, igualdad, fraternidad) de la mano con el arte, rijan el sentido de lo virtual y la inteligencia colectiva.


BIBLIOGRAFIA
·        Lévy, Pierre. ¿Qué es lo Virtual?. Traducción Diego Levis. Buenos Aires: Paidós.1999. Impreso.
·        C Kwant, Remy. Filosofía social.  Buenos Aires: Editorial Carlos Lohle. 1969. Impreso.
·        Baudrillard, Jean. ¿Por qué todo no ha desaparecido aún? Traducción Gabriela Villalba. Argentina: Libros del Zorzal, 2009. Impreso.

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