viernes, 6 de enero de 2017

Artificio: una ideología del discurso

Por: Hugo López Coronel


Fuente de imagen:

http://filosofia.laguia2000.com
Cuando una sociedad se recrea en algún aspecto de su realidad, lo primero que lo evidencia es el lenguaje. La crítica de la sociedad, en consecuencia, comienza con la gramática que establece los significados dentro de un universo diseñado para buscar y restituir el sentido que articula precisamente la praxis de esa realidad. Al lado de la cultura, en todas sus posibilidades, coexiste la oratoria que modula las esferas de la significación que nos instala en ese espacio que llamamos realidad, aspecto que nos conduce, a su vez, a una crítica de nuestra propia complicidad como parte del acontecer en los procesos de elaboración de los discursos que manifiestan esas posibilidades de configuración.
            El proceso de ideologización de un discurso, según Blauberg (1992), se inscribe en sistemas de ideas, teorías y puntos de vista políticos, jurídicos, religiosos, étnicos, estéticos y filosóficos; en este sentido, el proceso de ideologización es parte de la conciencia social, la cual está determinada por las condiciones de la vida material de una sociedad y refleja las relaciones sociales entre clases (179).
            En el proceso de análisis del discurso es cada vez más evidente que la configuración de la conciencia individual –mentalidad-, está impresa hasta en sus capas más profundas por contenidos pertenecientes a la conciencia colectiva –ideología-, puesto que la ficción contemporánea de nuestra realidad se sustenta sobre discursos elaborados históricamente sobre muchos aspectos del comportamiento social; la construcción histórica de nuestro presente, como imaginario colectivo, y sus posibles proyecciones en el tiempo, se realizan a través de los discursos que nos proporcionan concepciones de valores que hacemos propios, ya que nuestra visión del mundo se compone de innumerables imágenes almacenadas y también actualizadas como ideas.
El discurso, como concepto, es una de las unidades fundamentales de la actividad del pensamiento, es forma que da lógica a la interpretación del pensamiento y coadyuva a la elaboración de otras formas de pensar -juicio, conclusión-. El discurso, desde un acercamiento dialéctico, permite conocer con mayor profundidad la realidad en su propia existencia, existencia en la que circunscribimos el discurso propio, de ahí su importancia.
Así mismo, el discurso es la síntesis del conjunto de aspectos de la actividad transformadora del ser humano y de la sociedad, y los resultados que de esa actividad devengan, es decir la cultura, son los ámbitos del entendimiento de nuestra propia realidad; por ello, el análisis crítico del discurso, de acuerdo con Van Dick (1997) nos propone un acercamiento analítico a la función del discurso en la construcción y reproducción de las ideologías, aspecto que es así mismo un problema en el estudio mismo de la ideología, pues “no se trata sólo de un análisis descriptivo y analítico, es también un análisis social y político” (2), ya que ello implica comprender problemas más que teorías particulares.
No obstante a las divergencias que existen en torno a la problemática en plantear un concepto de ideología que abarque por completo el significado de la palabra, y las implicaciones a las que nos remiten los alcances que pueden tener las interpretaciones que se hagan, desde diversos enfoques científicos, con respecto a la gama de los fenómenos que son presumiblemente ideológicos, parece existir un punto de partida en común para aquellos que se interesan por el problema de la ideología; la ideología, como afirma Michael W. Apple (1986), “ha sido evaluada históricamente como una forma de falsa conciencia que distorsiona la imagen que uno tiene de la realidad social y que sirve a los intereses de las clases dominantes de una sociedad”; sin embargo, también puede observarse como “creaciones inevitables que son esenciales y que funcionan como convenciones compartidas de significados destinadas a hacer comprensible una compleja realidad social” (34).
            El análisis textual como resultado de los estudios en los géneros literarios está circunscrito a la esfera del análisis del discurso. Éste es un campo reciente, puesto que hablar de análisis del discurso comprende tomar en cuenta un enfoque interdisciplinario, lo que significa que han surgido estudios desde distintas disciplinas, básicamente humanísticas y orientadas al campo de las ciencias sociales; de esta forma, como afirma Liliana Oberti “se puede tomar una mayor distancia de la obra y analizar el texto desde varias significaciones a la vez: de poder o dominación, de gusto de estética, y hasta modas culturales”, sin que ello signifique que la obra pierda su carácter literario.
En este sentido, ¿cuál es el punto de partida del análisis textual como ámbito en el análisis del discurso, si acaso el mismo acercamiento al texto implica un artificio de discurso impregnado de ideología? La idea de realidad en el hecho literario equivale al acto consciente para elaborar juicios en el proceso discursivo; dicho lo anterior, entendemos que todo proceso discursivo -el cual parte de un juicio ya elaborado- pertenece a un universo determinado, un conjunto de sistemas relacionados entre sí, que se elaboran en sí mismos en el proceso de conocimiento que tiene lugar durante el razonamiento, éste, a través de un doble carácter: conocimiento intuitivo (directo) y conocimiento discursivo (indirecto), donde para el primero se requiere la evidencia, en tanto en el segundo sólo es indispensable aplicar correctamente los conceptos.

Referencias bibliográficas:
Apple, Michael W.: Ideología y currículo. Madrid: Akal, 1986.
Blauberg I. Diccionario de Filosofía. Ediciones Quinto Sol. México. 1992.
Oberti, Liliana. Géneros literarios. Lonsseller. Argentina. 2002.

Óclesis. La configuración de un lenguaje en la obra de Guillermo Vázquez Lima, en Óclesis, núm. 4. pág. 21-24. Puebla. 2006.

No hay comentarios:

Publicar un comentario