jueves, 11 de abril de 2013



La decisiva acción del 2 de abril de 1867
para la caída del Imperio de Maximiliano y el triunfo de la República

Por: Paco Echeverría

Óclesis, Coordinación Académica, Sección Historia de México, 02 de Abril de 2013

 
Fuente de imagen :http://tlamatqui.blogspot.mx/

Triunfos republicanos

Desde julio de 1866 había comenzado propiamente el avance incontenible de las fuerzas republicanas, que en total tendrían unos 16,000 hombres, no pocos de ellos con recursos militares norteamericanos, y divididos en varios cuerpos: el Ejército del Norte, mandado por el Gral. Mariano Escobedo; el de Occidente, dirigido por el Gral. Ramón Corona; el del Centro, dirigido por los generales Régules y Riva Palacio; y el de Oriente, dirigido por el Gral. Porfirio Díaz. Así, viniendo del Norte y del Occidente, se empezaron a acercar al Centro los republicanos. Para entonces Benito Juárez había establecido su gobierno en Zacatecas.
           
            Para octubre, la situación era completamente favorable a los juaristas. Estos ocupaban ya casi todo el norte; y en occidente obtuvieron victorias, o simplemente ocuparon poblaciones, hasta llegar a Guadalajara. A su vez el Gral. Porfirio Díaz atacó y venció a los franceses en Miahuatlán, en la Carbonera y en Jalatlaco; el 30 de octubre de 1866 recapturó la plaza de Oaxaca y resolvió avanzar sobre Puebla que estaba ocupada por los invasores.

Indecisión de Maximiliano

Al recibir Maximiliano la noticia de la locura de la emperatriz Carlota, resolvió abdicar el trono y embarcarse con el mariscal François Achille Bazaine, que aún no había partido.
            Con tal objeto salió de la ciudad de México (octubre de 1866) y se dirigió a Orizaba, en donde recibió noticias de que su hermano Francisco José, emperador de Austria, había dado órdenes para que no se le permitiera entrar en sus dominios si regresaba, y su madre, la emperatriz Sofía, le escribió una carta diciéndole que antes se sepultara bajo los escombros del Imperio que volver desprestigiado a Europa.
            Estas circunstancias determinaron al emperador a permanecer en México y aliarse definitivamente con los conservadores.
El Gral. Ramón Corona ocupó Mazatlán, Sinaloa (noviembre), y el Gral. Mariano Escobedo se apoderó de Zacatecas, en donde estaba Juárez. Ya sólo quedaban a los imperialistas cuatro ciudades importantes: México, Puebla, Querétaro y Veracruz.
Entonces, como medida última, y ciertamente extemporánea, en diciembre de 1866 se decretó la formación del Ejército Imperial Mexicano, en el que se alistaron también gran número de franceses, austríacos y belgas que se habían quedado en el país, aunque en lo fundamental estaba formado por soldados mexicanos, y cuyos principales jefes fueron los generales Miramón, Márquez, Mejía y Méndez.

Fallida campaña de Miramón

Los republicanos avanzaron más hacia el sur. Miguel Miramón organizó un pequeño ejército de 1,500 hombres con los cuales intentó audazmente acercarse hasta Zacatecas para tomar prisionero a Juárez por sorpresa (enero de 1867), cuya firmeza era símbolo y aliento de los republicanos; estuvo a punto de lograrlo, pero Juárez logró escapar con dificultad y se dirigió a Jerez, Zacatecas.
Al intentar Miramón regresar a México, el ejército del Norte lo derrotó en San Jacinto, Aguascalientes, dejando muchos muertos, heridos y prisioneros, entre los cuales se encontraban su hermano y algunos franceses, que fueron fusilados. De este modo, Miramón se vio obligado a regresar a regresar a Querétaro (febrero de 1867) con sus tropas maltrechas.
Juárez pasó entonces a San Luis Potosí, donde esperó el curso de los acontecimientos.

Maximiliano se fortifica en Querétaro

El emperador, desconcertado por los continuos fracasos de sus tropas y considerando perdida la fuerza moral y material de su gobierno, tomó, al fin, el mando de su ejército y se dirigió a Querétaro, donde el Imperio tenía muchos partidarios. Concentradas las tropas de Miramón, de Márquez, de Mejía y de Méndez, en esta ciudad, no para encerrarse allí sino para ocuparla como punto clave de las operaciones para rechazar a los republicanos, Maximiliano pudo reunir unos 18,000 hombres.
Entre los principales jefes imperiales reinaba la rivalidad por cuestiones de mando, al grado de que habiéndose otorgado a Márquez el cargo de general en jefe, Miramón quiso retirarse, siendo preciso que Maximiliano tomase personalmente la dirección de la campaña.
Estas las lentas disposiciones del Emperador permitieron que las tropas republicanas resolver atacar a los imperialistas en Querétaro, nombrándose para ello como general en jefe de las mismas al Gral. Mariano Escobedo, quien dispuso desde luego poner sitio a la ciudad (marzo de 1867).
El esfuerzo desplegado por ambos mandos indicaba la proximidad de un momento decisivo y trascendental.
Cerca de Querétaro, avanzaron sobre dicha plaza dos ejércitos republicanos; uno a las órdenes del Gral. Mariano Escobedo, compuesto de 12,000 hombres, y otro de 9,000 a las órdenes del Gral. Corona.
Los días 14 y 24 de marzo de 1867 se dieron los primeros asaltos a la plaza, siendo rechazados los atacantes con grandes pérdidas entre muertos y heridos; desde entonces continuaron los combates diariamente. El Gral. Miramón atacó a los republicanos en la parroquia de San Sebastián (1º de abril).

La decisiva batalla del 2 de abril

Considerando que era imposible resistir el sitio sin recibir auxilio de fuera, Maximiliano comisionó al Gral. Márquez para que, junto con Vidaurri, saliera de la plaza (22 de marzo) a fin de preparar en la ciudad de México un ejército y obtener la mayor cantidad de dinero con que ayudar oportunamente a sus compañeros de armas.
El jefe imperialista llegó a México, y al saber que el Gral. Díaz ya había sitiado la ciudad de Puebla, desobedeció las órdenes de Maximiliano y se dirigió hacia aquella plaza con 3,500 hombres para auxiliarla.
Díaz forzó la situación, planeando con sus lugartenientes en la noche del 1º de abril lanzar un asalto en las primeras horas del día siguiente. Dicho plan consistía en simular un ataque al Convento del Carmen, localizado al extremo sur de la ciudad de Puebla, con el fin de atraer al enemigo hacia ese sitio. De este modo, les dejaría el campo libre y podrían dar sorpresivos asaltos por el oeste y el sureste, en trece puntos diferentes que constituían las posiciones más débiles del ejército imperialista.
Efectivamente el tiroteo se inició a las tres de la mañana del 2 de abril; media hora más tarde se fingía el asalto al convento del Carmen, que en realidad no entabló una batalla como tal, pero la acción militar que se llevó allí es relevante como estrategia, porque de ella dependió en gran medida el éxito de la campaña, ya que después de darse la señal convenida, trece columnas que se habían deslizado en silencio aparecieron para ocupar rápidamente sendas posiciones estratégicas, desde las cuales sorprendieron a la guarnición de Puebla. Lógicamente los sitiados opusieron fiera resistencia, pero el militar chihuahuense Carlos Pacheco, herido ya de un brazo, ocupó el punto de la Siempreviva, donde la metralla enemiga le voló una pierna y un ojo. Al mismo tiempo las columnas rompieron la línea y atacaron por la retaguardia una fuerza imperialista que quedó totalmente cercada.
En el momento más encarnizado del combate, Manuel González perdió un brazo, varios más quedaron mutilados, y muchos más perdieron la vida. Sin embargo, el sacrificio no fue en vano, pues a las nueve de la mañana, la ciudad de Puebla cayó en manos del Ejército de Oriente, comandado por Porfirio Díaz.
En opinión de los expertos, éste asalto fue “el más audaz y heroico que se registra en nuestra historia militar”. Al respecto Porfirio Díaz declaró: “Alargaría mucho esta relación si me detuviera a referir todos los actos de valor y arrojo de mis subordinados en el asalto del 2 de abril. Solamente diré que considero esta acción como una de las más importantes de las que sostuve durante la guerra.
Con la plaza de Puebla en manos de los republicanos, Díaz ordenó únicamente la ejecución de alrededor de veinte oficiales imperialistas y perdonó al resto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario