Rock y Metralla
Rock, sexo y violencia en la
juventud comunista mexicana
de los sesentas y setentas
Por
Víctor Flores Anzaldo
“Usted
no lo va a creer, pero hay escuelas de perros que les dan educación pa’ que no
muerdan los diarios, pero el patrón hace años, muchos años, que está mordiendo
al obrero.”
“Casas
de cartón”; Fragmento de canción; “Los Bukis”; 1977.
“Hoy
en día en el Occidente toda la política se ha reducido a la economía (…) Al
mismo tiempo que declaran ser adversarios del marxismo están demostrando día a
día haberse convertido, prácticamente, a una doctrina genuinamente marxista: la
del <<materialismo>>. Así pues, incluso ideológicamente ya estáis
maduros para el comunismo.”
En
“Visita a Molotov”; por Giovanni Pappini; 1979.
La
película es en blanco y negro, cerca de el primer tercio de la película, la
cámara enfoca rostros orientales con trajes típicos de oriente y rostros
indígenas con indumentaria del México posrevolucionario, calzón de manta, cinto
y sombrero; todos son esclavos y viven en condiciones infrahumanas, todo esto
sucede en un rancho de un latifundista en Oaxaca a principios de los sesentas.
“La
Nuyaca”; Película documental; 1973.
Obra gráfica: Tirso Castañeda |
¿Por
qué es importante saber qué llevó al Partido Comunista Mexicano a desaparecer?
¿Por qué nuevamente la gente en México voltea al Comunismo en tiempos de crisis
Capitalista? ¿Debe volver el Comunismo o debe sepultarse para siempre? ¿Por qué
Alemania tiene un fenómeno llamado obamismo (de Obama) y no su propio país,
EUA? Tal parece que muchas preguntas surgen acerca de un pasado extraño a las
generaciones que no vivimos el comunismo mexicano. A la sazón, recurrir a la
historia nos puede esclarecer el presente lleno de una bruma angustiante, la de
la violencia, el sexo, las drogas y el ska que parecen paralelos a la época de
la psicodelia sesentera, y las guerrillas en Latinoamérica, que incluyen a
México. Los períodos que van de Adolfo López Mateos (1958-1964) a Gustavo Díaz
Ordaz (1964-1970) fueron los períodos más represivos y arbitrarios para el Partido
Comunista Mexicano (PCM), pero no dejaron de tener sus propias divisiones
internas. Sin embargo, y es algo que se debe tomar como apunte importante
dentro de la teoría de partidos, que la Juventud Comunista de México (JCM) era
considerada por el PCM como una fuerza de reserva, no la tomaba en cuenta como
surgimiento de nuevos cuadros o representantes políticos del partido pero, sin
duda alguna que, fue la parte más destacada durante los movimientos sociales
que van de 1968 a 1973; todo esto, entre los universitarios neoleoneses,
poblanos y sinaloenses. Fe de lo anterior la dan los diarios del Excélsior, El
Día y El Heraldo del 30 de julio de 1968, pues se leía en sus notas al
movimiento estudiantil como una “conjura comunista”, “como plan de agitación y subversión”.
Sin embargo, nadie en el PCM diría que el golpe de octubre rojo se daría, pues
tres cosas sucedieron antes de ello que nos hace ver que la derecha coqueteaba
con el comunismo. En abril se recibe oficialmente en México al embajador de
Vietnam asentado en la Habana, justo en la época más álgida de la resistencia
vietnamita a la intervención Norteamericana. En mayo se recibe al alcalde de
Moscú y a fines de mayo Ávila Camacho recibe a la dirección del PCM. Luego de
la Masacre del sesenta y ocho, el grupo de rock “Three souls in my mind”, hoy
conocido como “El TRI”, denunciaba las tropelías de la autoridad e invitaba a
los jóvenes a dilucidar su realidad. Para el Festival de Avándaro, el Woodstock
mexicano, los jóvenes en general buscaban en el rock, las drogas y el sexo un
poder pacificador semejante al poder de la flor de los hippies de EUA, con más
de 140 mil jóvenes asistentes durante los tres días del evento, aunque también
provocó sentimientos contrarios al enfrentar el hipócrita oficialismo de una
cerrazón al diálogo, la lucha armada fue el inicio de los clandestinos
movimientos guerrilleros: Comandos Armados del pueblo, Liga Comunista 23 de
Septiembre, Frente Urbano Zapatista, Frente Revolucionario Armado Popular,
entre los más destacados. Las declaraciones en contra del PCM principalmente
eran que simulaban, reformaban, en fin que le denominaban “izquierda
domesticada”. A su vez, el PCM reaccionó contra todo aquello que disentía de su
postura, eso también es digno de anotarse, que no se tolerara dentro de la
izquierda una disidencia. Entonces, David Alfaro Siqueiros fue expulsado del
PCM, entre muchos argumentos, por dar entrevistas y posturas que no se
relacionaban con la visión del PCM y esto llevó a la expulsión de muchos otros
miembros del Comité Central, de los representantes de la JCM, lo que
intensificó la crisis interna del partido; mientras la lucha desigual entre
policías experimentados adiestrados en guerra de guerrillas por militares
norteamericanos mantenían a raya a los rebeldes. Como conclusión podemos ver
que la izquierda representada por el PCM era monolítica, esto es, cerrada en
sus perspectivas de apreciación de la diversidad, pues tal cosa era vista como
algo negativo. Luis Pasos hoy piensa que la izquierda es y debe ser poliédrica,
es decir, que su diversidad es una ventaja como una riqueza de pensamiento y
posturas complementarias que corroboran un movimiento democrático menos
ortodoxo. Finalmente, queda parte de la etapa en que el PCM se descompone y
desaparece, que es entre los sexenios de Echeverría y López Portillo, no
obstante, está claro que hubo un proceso que la juventud de ayer y de hoy tiene
paralelamente como vértices de semejanza y que deben de seguir, no una
desesperación, no un desencanto, sino un trabajo duro en el campo del estudio y
la discriminación de los quehaceres intelectuales, en las luchas pacíficas y en
el desarrollo de nuevas propuestas por una unidad fraterna antes que política,
para que cuando se llegue a lo político se resuelva en un tono de consenso y no
de servilismo al poder y a la ideología.
Colaboración
de Óclesis al Diario Momento. Junio de 2009.