La filosofía marxista del lenguaje,
según Jean-Jacques Lecercle
Por:
Francisco Hernández Echeverría
Óclesis
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Fuente de imagen: http://www.artpane.com/Books/B1049.htm |
El
lenguaje ha sido definido de diversas maneras: como un órgano mental, una
capacidad cognitiva, un estado de la mente, como un sistema de signos, un
procedimiento computacional, como medio de comunicación o un medio de describir
la experiencia, entre otros. Todas estas definiciones captan las
características vitales del lenguaje, sin embargo, ninguno de ellas es (ni
puede ser) completa. Además, se aproximan al lenguaje propuesto por el
estructuralismo, el funcionalismo, el generativismo y el cognitivismo (concentrarse
únicamente en las escuelas más importantes del pensamiento lingüístico del
siglo XX) que en muchos aspectos son incompatibles. Como ha señalado Thomas
Kühn, a menudo es imposible comparar las teorías debido a los diferentes usos
de las nociones fundamentales, y las diferentes definiciones del lenguaje de
hecho proporcionan apoyo a su tesis de la inconmensurabilidad. Por obvias
razones, una situación similar se puede observar en la lingüística y, por
extensión, en la filosofía del lenguaje, que tradicionalmente se ocupa de la
naturaleza subyacente del fenómeno que los lingüistas estudian.
Jean-Jacques
Lecercle estudió en la École normale supérieure de Paris. De 1999 a 2002 fue
profesor investigador en el Departamento de Inglés en la Universidad de
Cardiff. Actualmente es profesor de inglés en la Universidad de Nanterre. Entre sus obras tenemos: Philosophy Through the
Looking-Glass: Language, Nonsense, Desire (Problems of Modern European Thought)
(1985); The Violence of Language (1990); Philosophy of Nonsense: The Intuitions
of Victorian Nonsense Literature (1994); Le dictionnaire et le cri (1995);
Interpretation As Pragmatics (Language, Discourse, Society) (1999); Deleuze and
Language (2002); L’Emprise des signes: Débat sur l'expérience littéraire (en
colaboración con Ronald Shusterman, 2002); Une philosophie du langage marxiste
(Una filosofía marxista del lenguaje, París, 2004); The Force of Language
(Language, Discourse, Society, en colaboración con Denise Riley, 2005); Badiou
and Deleuze Read Literature (2010) y
Architecture and Philosophy: New Perspectives on the Work of Arakawa
& Madeline Gins (en colaboración con Francoise Kral y Fran Oise Kral,
2010).
En
Una filosofía marxista del lenguaje Lecerque tiene el propósito de dar un
significado preciso a la fórmula: “el inglés es la lengua del imperialismo”.
Entender esta aseveración implica una serie de nuevas definiciones y
reformulaciones, y una crítica vehemente de los dominantes enfoques
contemporáneos no marxistas, tanto en el campo de la lingüística (el libro
tiene un capítulo criticando el programa de investigación de Chomsky) como en
la filosofía del lenguaje (el libro tiene un capítulo evaluando la filosofía de
la acción comunicativa de Habermas).
Para Piotr Stalmaszczyk, el libro de
Lecercle “es sin duda provocativo”. Se compone de siete capítulos, una
conclusión con glosarios, lista de referencias y un índice. El libro se orienta
hacia la construcción de un enfoque marxista tanto del lenguaje como de la
filosofía del lenguaje.
Dado
que no es común encontrar una fuerte tradición de pensamiento sobre el lenguaje
desde el marxismo, Una filosofía marxista del lenguaje ofrece una visión
general de la cuestión del marxismo en el lenguaje (desde el folleto de Stalin
al libro de Voloshinov, incluyendo un ensayo de Pasolini) para ir construyendo
un número de conceptos de la filosofía marxista del lenguaje. El libro
pertenece a la tradición de la crítica marxista de las ideologías dominantes.
Debe ser especialmente útil para aquellos que, en los campos de estudios de
idiomas, literatura y comunicación, han percibido que el lenguaje no es sólo un
instrumento de comunicación.
Diferentes
vueltas en filosofía del lenguaje fueron motivadas por contemporáneos enfoques
formales de lógica y lenguaje (Frege, el primer Wittgenstein, Russell), los
estudios de “lenguaje ordinario” (el último Wittgenstein, Austin, Grice,
Searle), y, más recientemente, los estudios del lenguaje no-literal,
especialmente la metáfora y la ironía (Lingüística Cognitiva, la Teoría de la
Relevancia). El enfoque de Lecercle, por otro lado, está motivado
ideológicamente. El autor se describe a sí mismo como un “viejo marxista
althusseriano, y su filosofía del lenguaje es, sin duda althuseriana, definida
como “un instrumento con el cual se trazan líneas de demarcación, como una
intervención política en el campo de la lengua”. Este enfoque requiere una
redefinición del concepto básico, es decir, el lenguaje mismo, concebido por
Lecercle “no como un estable sistema detenido, sino como un sistema de
variaciones”, y, sobre todo, como un fenómeno político. En otra parte, también
encarna una visión del lenguaje (en marcado contraste con el “órgano mental” de
Chomsky) como “una actividad, una práctica”, y un fenómeno histórico, social,
material y político. En fin, es un libro que esperamos ver ya publicado en
castellano, y que seguramente abrirá nuevas aristas de investigación dignas de
abordar y ampliar nuestro panorama en los vericuetos del universo lingüístico.
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