Una coincidencia transparente
Noviciado del reasombro
Por: Víctor Flores Anzaldo
Aristóteles
afirma que “los hombres comenzaron a filosofar –ahora y desde el principio- al
quedarse maravillados ante algo, maravillándose en un primer momento ante lo
que causa extrañeza y después, al progresar poco a poco, sintiéndose perplejos
también ante cosas de mayor importancia, por ejemplo, ante las peculiaridades
de la luna, el sol, los astros y ante el origen de Todo”. (Cf. Metafísica I, 2)
El Estagirita –nació en Estagira, Aristóteles- continúa con su disertación bajo
la argumentación de que la ciencia y en especial el científico tienen por
principio la admiración porque se afanan en el conocimiento. No obstante, esa
capacidad parece estar disminuyendo hoy día, tal vez provocado por la sobre
estimulación de los sentidos, por los medios electrónicos y por la vida tan
agitada; llegando a pensar que con la ciencia y la técnica se contestan todas
las preguntas, cuando en realidad se generan nuevas. Más, no es tarde para reparar
en esa capacidad, reasombrarse es una prioridad ante la adversidad.
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Fuente de imagen: http://cronicasubterranea.blogspot.mx/2009_05_01_archive.html |
De
1947 (el estrellamiento del OVNI de Roswell) al sesenta y dos (Discurso de Mac
Arthur en la Academia de West Point, donde dijo “Ustedes ahora enfrentan un
nuevo mundo, un mundo de cambios. La inteligencia en el espacio exterior…marca
el conocimiento de otra historia de la humanidad…Ahora nos enfrentamos, no sólo
con las cosas de éste mundo, sino con las ilimitadas distancias así como los
insondables misterios del universo…del conflicto final entre una raza humana
unida y la siniestra fuerza planetaria de alguna otra galaxia”.), los eventos
inspiraron a los más connotados artistas norteamericanos, pero en 1968 se
estrena en EUA “2001: Odisea del espacio” de Stanley Cubrick, que fue un rico
caldo de cultivo de ficción y aventuras de la humanidad. La trama en cuatro
partes, describen las apariciones de unos monolitos ortoédricos, que en
diferentes épocas de la humanidad le han ayudado, con su sola presencia, a
evolucionar en su inteligencia, los monolitos son creados y enviados
estratégicamente a diferentes épocas y lugares por una inteligencia
extraterrestre. El clímax de la película es impuesto por la rúbrica del tema de
orquesta “Así habló Zaratustra”, poema sinfónico y simbólico de 1896 por
Richard Strauss –no confundir con Strauss el de los valses-, en su opus 10,
inspirado en la obra homónima del filósofo Federico Nietzsche, que en esencia
trata del anunciamiento de una nueva forma de autoconsciencia e inteligencia
del ser humano. En el aspecto musical el poema sintetiza, igual que la obra de
Nietzsche: misterio y conocimiento. El Oscar de la Academia y varias
nominaciones presagiaban que el día que una manifestación extraterrestre fuera
evidente, entonces, la gente ya no se espantaría, ni intentaría suicidarse,
como en la obra de H. G. Wells: “La Guerra de los Mundos”, al contrario, se
asombraría, curiosearía, etc., acerca de ese nuevo aspecto de la realidad. No
obstante, los actos de encubrimiento y contrainteligencia, principalmente del
gobierno norteamericano, los hechos acerca de presencia extraterrestre (abducciones
e implantes en humanos, disecciones de ganado, etc.) quedaron profundamente
minimizados y ridiculizados. Aunque, como si de una operación de
contrapropaganda se tratara, algo del pasado resurgió. Un círculo de cosechas o
agroglifo, representado en un panfleto en latín del siglo XVI, llamado “El
demonio de segar”, que representa un ser humanoide formando un círculo en un
campo de siembra con un instrumento parecido a un siete al revés, el panfleto
es una reacción de un terrateniente al cobro excesivo de los segadores de aquél
lugar, el mensaje en latín expresa que “preferiría que el diablo segara el
campo y pagarle antes que a los abusivos segadores.” Entonces, surgió el
moderno agroglifo. Para 1976, en Winchister, Reino Unido, aparecen grandes
círculos en sus campos de cultivo; por medio de dos embusteros de nombre Doug
Bower y Dave Chorley en 1991 se declaran los artífices de los círculos de
Winchister, para sorpresa de ellos y de los gobiernos encubridores en toda
Europa se dan a conocer la aparición de nuevos círculos y cada vez más
complejos; las autoridades ahora tratan de atribuirlos -por sus voceros
oficiales (astrónomos, meteorólogos, pilotos, etc.)- a vórtices de aire, al
clima y otras causas ambientales, también a imitadores de Doug y Dave. Pero en
el año 2001 (¿ !) –sic- una réplica del mensaje lanzado desde Arecibo por
Drake, Sagan y otros, apareció cerca del observatorio Chilbolton, norte 51° 8’
39.80’’, oeste 1° 26’ 26.64’’. La réplica muestra la forma de vida de una
civilización extraterrestre y la conformación de su biología, etc., para que
los imitadores lograran el mensaje, debían tener conocimientos de biología
molecular, astronomía, código binario, etc.; el quid del asunto es que el
mensaje replica la información de una comunicación auténtica con seres
inteligentes y de una tecnología muy avanzada. ¡¿No es acaso una transparente coincidencia
que Nietzsche y Strauss gustaran de anunciar un nuevo despertar de la
consciencia humana y, que ambos infundieran ese espíritu a sus obras
respectivamente, a la vez, que inspiraran a Kubrick para fijar una coordenada
futura, en apariencia ficticia y que en la fecha, una nimiedad, porque pudo ser
2003, 2004, etc., fijara el año en que recibiríamos un dato de tal magnitud
como, finalmente, que 2001 haya sido promocionada “El año en que hacemos
contacto”?! Llamémosle como deseemos, es el noviciado de un reasombro o
admiración aristotélica, tradición de una civilización en la cual se forjó
Occidente y que estaba perdiendo vigencia para las masas de esa misma tradición
de pensamiento.