Rebelión social y violencia de Estado en la
lucha de la APPO en 2006
Por: Leonardo Herrera Mejía
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1.
Introducción
El
año 2006 fue significativamente convulsivo en todo el país, la represión en
Atenco contra los trabajadores de las mineras Pasta de Conchos y Cananea, el
proceso electoral carente de legitimidad. La represión en contra del movimiento
social oaxaqueño fue uno de los sucesos más violentos y dolorosos para la
sociedad mexicana. A partir del 14 de junio de 2006 la Ciudad de Oaxaca no
volvió a ser igual. El plantón de petición de las exigencias anuales de la
sección 22 del magisterio violentamente fue desalojado por las policías
estatales y municipales. La reacción de los profesores, organizaciones afines y
pobladores en general, fue retomar el zócalo de la ciudad y convocar para el
día 22 a formar un frente de organizaciones que originalmente se llamaría
Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca.
Las
organizaciones asistentes a este llamado deciden agruparse y luchar juntos por
la destitución del Gobernador Ulises Ruiz y una reforma integral de Estado. El
Gobierno Estatal no se quedó con los brazos cruzados, inició una campaña de
violencia para desarticular el movimiento. La violencia que inició el 14 de
junio no terminaría pronto. Asesinatos, secuestros, arrestos arbitrarios,
torturas, falsificación de pruebas, represiones masivas y acosoa
medios de comunicación poco afines al gobierno serán la constante durante los
próximos meses.
A
seis años de los sucesos
en Oaxaca aún no se resuelven muchos de los crímenes cometidos en contra de los
activistas, simpatizantes y población en general de esa entidad. Los trabajos
analíticos referentes siguen siendo pocos. La mayoría de las publicaciones han
sido con fines informativos y desde la investigación social el tema ha sido
poco explorado.
En
el presente trabajo se hace un análisis de los sucesos ocurridos en la ciudad
de Oaxaca en el año 2006. Se examina la constitución de la Asamblea Popular de los
Pueblos de Oaxaca (APPO), la violencia de la que fueron víctimas todos los
habitantes, así como las formas de terror utilizadas por el Gobierno del
Estado, encabezado por Ulises Ruiz, y la diversidad en las formas de
resistencia de la organización.
La
rebelión es una acción colectiva que surge de manera cuasi-espontánea,
contiene un objetivo común. Existe una solidaridad entre los miembros del grupo
y un desafío colectivo al Gobierno, élites o al resto de la sociedad, sin
embargo carecen de mantenimiento de la acción colectiva, es decir, a partir del
momento en que se rebela el grupo en breve puede llegar a tres puntos, el
primero de ellos, el ser reprimido, el segundo, sus demandas son satisfechas y
pierde su razón de ser y tercero, los dos anteriores (Tarrow, 1997).
En
el caso de los movimientos sociales no ocurre de esa manera, en caso de que sus
demandas sean satisfechas se planteará nuevas y continuará en su antagonismo
social, en caso de ser reprimido, buscará nuevas alternativas de protesta y
otras estrategias para conseguir sus fines. Ésta es la diferencia principal
entre la rebelión y el movimiento social de acuerdo a Tarrow (1997). A lo largo
de la historia han tenido diferentes características, entre las que podemos
mencionar el tipo de demanda, la cantidad y los rasgos específicos de sus
miembros, es decir el sector al que pertenecen, la especificidad de sus
demandas, la duración del movimiento, su surgimiento, antecedentes, la fuerza
que adquiere conforme evoluciona, el fin del movimiento, la resolución de las
demandas o su represión por el Estado.
Para
Rocher (1996:532) movimiento social “es una organización netamente estructurada
e identificable, que tiene por objetivo explícito agrupar a unos miembros con
miras a la defensa o a la promoción de ciertos objetivos precisos, de
connotación social generalmente”. Para Giddens (2000:645) Los movimientos
sociales pueden definirse como “un intento colectivo de luchar por un interés
común o de garantizar que se alcanza un objetivo compartido, mediante una
acción colectiva que tiene el lugar al margen de la esfera de las instituciones
establecidas”.
La categoría movimientos sociales abarca desde los
que actúan respetando las leyes de la sociedad en la que emergen hasta los que
realizan sus acciones de manera ilegal o clandestina. Muchas veces las leyes se
modifican parcial o totalmente a partir de las actividades de estos últimos. Jean
Cohen (citado en Mascot, 1997:231) sostuvo que cualquier movimiento social
exitoso y perdurable precisaba tanto de la construcción de una identidad propia
como de la definición de métodos instrumentales y estratégicos.
2.
APPO
apología y realidad
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http://lalo.mx/project/la-appo-vs-la-pfp-oaxaca/ |
Sobre
el conflicto de Oaxaca se han publicado diversos textos, uno de ellos,
coordinado por Joel Vicente Cortés, Educación
Sindicalismo y Gobernabilidad en Oaxaca, fue primer intento de análisis del
conflicto, publicado durante éste y con las limitaciones que presentaba por la
premura. Fue seguido por el de Diego Osorno Oaxaca
Sitiada. La Primera Insurrección del Siglo XX (2007), primero en ser
editado después de que la PFP toma la ciudad. Poco a poco han ido apareciendo
textos de entre los cuales podemos destacar el de Víctor Raúl Martínez Vásquez,
Autoritarismo, Movimiento Popular y
Crisis Política: Oaxaca 2006 (2007).
Ediciones
independientes como el coordinado por Carlos Beas Torres y La Batalla por Oaxaca, de Ediciones Yope Power. Textos escritos
para difundir la perspectiva de autores que participaron directamente en el
movimiento. Son trabajos a los que no se les exige mayor rigurosidad y ofrecen
un aporte documental. Pretenden hacer una narrativa que exalta al movimiento
buscando difundirlo.
También
sobre el mismo conflicto se encuentra el trabajo de José Sotelo Marbán Oaxaca. Insurgencia Civil y Terrorismo de
Estado (2008), que ya presenta un trabajo muy similar al que pretendemos
realizar aquí. Llama la atención el texto Oaxaca,
la Lucha Política Independiente del Pueblo, Heraldo de Una nueva Revolución publicado
en 2008 y firmado solamente por Movimiento Popular Revolucionario. Cuando Hasta las Piedras se Levantan
coordinado por Gustavo Esteva, David Venegas y Rubén Valencia es una compilación de testimonios de la
resistencia que se dio en Oaxaca. Este trabajo realizado con la finalidad de
dar voz a quienes participaron directamente en los sucesos no avanza hacía una
explicación clara y sustentada de la historia que relata.
Un
trabajo reciente (2010) es La Comuna de
Oaxaca de Carlos Ramírez texto compuesto por diversos ensayos y notas del
autor. Con una clara tendencia a descalificar el movimiento. Pero, más allá de
eso se convierte en un instrumento para desvirtuar la historia. Politólogo de
formación en la mitad del libro llama “Alianza Popular del Pueblo de Oaxaca” a
la APPO, realiza muchas afirmaciones sin sustentar tales hechos. Por ejemplo,
menciona que la Asamblea se encontraba dirigida por el EPR y Andrés Manuel
López Obrador con fines electorales, dejando de lado la participación de
simpatizantes de la Otra Campaña, entre otros grupos.
Oaxaca: más allá de
la Insurrección. Crónica de un Movimiento de Movimientos
de Sergio de Castro Sánchez, realiza una descripción narrativa muy completa del
movimiento, buscando en diversas fuentes reconstruir la historia y presentar un
documento que colabore con la explicación de lo que ocurrió. El Instituto de
Investigaciones Sociológicas de la Universidad Benito Juárez de Oaxaca, bajo la
coordinación de Víctor Manuel Martínez, publicó a mediados de 2009 el texto La APPO. ¿Rebelión o Movimiento Social?
Nuevas formas de expresión ante la crisis. Resultado de un coloquio
realizado en la UABJO en febrero de este año, donde se incluyen doce textos de
investigadores de diferentes universidades como la BUAP, la UABJO y la UAM
entre otras más. Los artículos son análisis desde diferentes disciplinas al
conflicto de Oaxaca en 2006.
3.
APPO
composición social, política e ideológica
Después
de la represión al magisterio el 14 de junio de 2006 y en el transcurrir de los
meses muchas personas se fueron incorporando al movimiento. La misma madrugada
de ese día se sumaron los comerciantes. Posteriormente, con la creación y
conformación de las barricadas y las asambleas vecinales, se incorporaron aún
más personas. Tal fue el caso de la barricada de Cinco Señores, que después se
convirtió en el colectivo Voces Oaxaqueñas Construyendo Autonomía y Libertad
(VOCAL). De igual forma se conformó la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas
(COMO) que agrupó a mujeres en una sola organización compartida con integrantes
del Frente Popular Revolucionario (FPR). De estas organizaciones, que
alcanzaron a tener representación en la APPO, hubo algunos grupos que nunca se
consolidaron como organizaciones y tampoco fue ese su interés.
Los
integrantes de las asambleas vecinales y barricadas compartieron un espacio y
tiempo, en donde el genérico fue el riesgo, la solidaridad y la fraternalidad
que se llegó a vivir en un sentimiento de comunidad que propiamente no habían
vivido antes, ni después (Venegas, 2008 y 2009). Muchas de estas personas
habían sido agraviadas anteriormente, Martínez (2006 y 2007) menciona que las
modificaciones a monumentos históricos, patrimonio cultural de la humanidad,
había generado un sentimiento en contra del Gobernador, de igual forma las
remodelaciones en el Cerro del Fortín, que exponían a graves riesgos las
viviendas de los habitantes de esa zona.
Sin
embargo, no es posible dejar de lado las condiciones que se viven en las colonias y barrios de la
capital y en los municipios conurbados, que sin duda fueron al caldo de cultivo
de cientos de personas que se rebelaron contra el Gobierno Estatal. De estas
zonas se incorporaron grupos que tradicionalmente habían sido marginados y
excluidos. A barricadas como la de Brenamiel y posteriormente Cinco Señores se
anexaron grupos de niños, adolescentes y jóvenes que la historia de su vida ha
sido la persecución. Jóvenes grafiteros, trabajadoras sexuales, travestis,
niños de la calle y trabajadores de bajos ingresos. Esta característica es una
de las causas por las que estas barricadas fueron las que más resistieron a la
llegada de la PFP.
Diversos
columnistas, periodistas, académicos y activistas afirman que la APPO fue un
movimiento espontáneo surgido de los agravios e injusticias acumuladas. Sin
embargo, no fue así, muchas de las organizaciones participantes ya existían
desde muchos años atrás, incluso se habían llevado a cabo algunos ensayos de
frentes de lucha común, de entre ellos mencionamos los siguientes.
El Frente
Sindicatos y Organizaciones Democráticas de Oaxaca (FSODO) agrupaba diferentes
organizaciones, principalmente de ideología Marxista-Leninista, de entre ellos
el sindicato de trabajadores del diario Noticias, Voz e Imagen de Oaxaca, la
sección 35 de Trabajadores de la Salud, 28 del IMSS, de la UABJO y el Frente
Popular Revolucionario, miembro del Partido Comunista de México, con fuertes
vínculos con el magisterio mediante la UNT, Unión Nacional de Trabajadores. Esta
organización se encontraba presente en el plantón del magisterio el 14 de junio
(García, 2009).
Conformada
en 1997 con el nombre de Coordinación Oaxaqueña Magonista Popular
Antineoliberal, tiene como antecedente al Consejo Indígena Popular Oaxaqueño,
frente de organizaciones simpatizantes del Neozapatismo, en su mayoría
comunidades indígenas, agrupaba a organizaciones como: Comité de Defensa de los
Derechos del Pueblo (CODEP), Organizaciones Indias por los Derechos Humanos en
Oaxaca (OIDHO), Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo
(UCIZONI) y Comité de Defensa Ciudadana (CODECI), Coalición de Organizaciones
Sociales Independientes de la Cuenca (COSIC), Frente Único en Defensa Indígena
(FUDI), Comité por la Defensa de los Derechos Indígenas Xanica (CODEDI) y
Movimiento Social Magonista (MSM) (López, 2009).
El
MSM, una de las organizaciones más pequeñas de la COMPA, liderada por Raúl
Gatica se autodenominó CIPO-RFM, motivo por el cual el resto de las
organizaciones se deslindaron de la organización y formaron la Alianza
Magonista Zapatista. Otro de los motivos de la discordancia fue que Gatica
solicitaba apoyo económico internacional para el frente a la cuenta bancaria de
su organización, además de negociar con los gobernadores apoyo económico y en
especie para su organización, recursos que manejaba personal y
discrecionalmente (AMZ, 2002). Todas las organizaciones que formaban parte de
la COMPA pasaron a la AMZ, excepto la de Gatica, que hasta la fecha se denomina
CIPO-RFM.
Estas
organizaciones habían formado frentes de lucha sin lograr la envergadura que
tuvo la APPO, pero sin duda de gran importancia para el desarrollo de un
proyecto de frente común. Además en todos ellos existía el lazo con el
magisterio, ya sea porque tenían militantes a su interior o se habían vinculado
por medio de la Secretaría de Alianza y Gestión Social de la sección 22.
Otro
sector de la población que se movilizó, participó en marchas, en las barricadas
y en la resistencia de la ciudad ante la entrada de la PFP y que, además, fue
de incalculable valor para el movimiento fueron los ciudadanos no agrupados.
Miles de personas que sin tener representación en la Asamblea Estatal participaban
de manera informal en el movimiento, no de forma espontánea, sino de
solidaridad y observando la posibilidad de un cambio en sus vidas.
Las
barricadas fueron la principal forma de organización de esta disidencia no
agrupada. Éstas cumplieron una función organizativa y reorganizativa. Se
reorganizó el movimiento porque muchas de las personas que participaban
salieron del zócalo para reubicarse en diferentes sitios de la ciudad. Crearon
una nueva organización, porque en cada barricada los participantes crearon
comisiones internas y tuvieron representantes ante la Asamblea Estatal de la
APPO, lo cual también modificó su relación con la dirigencia.
Las
barricadas adquirieron entonces
un doble sentido, fueron sujetos de resistencia y factor de organización. Fue
el espacio que enfrentó directamente la violencia en contra del movimiento (por
ejemplo las caravanas de la muerte) y se volvió respuesta simultáneamente. En
un inicio se formaron para proteger a los medios de comunicación tomados por la
APPO, después para protegerse a sí mismos. Alcanzaron independencia de la misma
Asamblea Estatal y fueron elemento imprescindible de la lucha.
Lograron
en poco tiempo relevancia en la toma de decisiones y llegan a ser incluso la
representación misma de la resistencia. Fueron el símbolo que identifica a
nivel mundial, y sin duda históricamente, al movimiento. En el momento en que
la dirigencia del magisterio se distancia de la APPO intrínsecamente se
convierten en el movimiento mismo y lo fue hasta que se entregó la última de
las barricadas. Las bases de la sección 22 que no se alejó del movimiento llegó
a asegurar “nosotros no somos magisterio, somos barricaderos” (Venegas, 2008).
La
barricada no sólo era el espacio de organización y resistencia, ni tan sólo el
símbolo del movimiento. Quizás su mayor valor durante y después del movimiento
es que fue un espacio de esperanza, de fraternidad y solidaridad. En estos
lugares se reunían profesores, estudiantes, profesionistas, médicos. Niños de
la calle, trabajadoras sexuales, todos los que deseaban y esperaban un cambio.
“Aquí todos somos una gran familia, te vuelves amigo de tu vecino, al que antes
ni conocías o ni saludabas” (Venegas, 2008).
La
organización de los participantes en el movimiento está fuertemente vinculada a
la resistencia del movimiento frente a los gobiernos, primero estatal y después
federal y al uso de la violencia como mecanismo de persuasión, desarticulación
y desactivación de la oposición. Es muy importante considerar que la
organización de la APPO no es posible considerarla si se deja de lado la
violencia estatal y la resistencia que ésta misma genera.
A
lo largo del conflicto de 2006 fue posible observar que se creó un bloque de
organizaciones de diferentes tipos con finalidades comunes. Al mismo tiempo se
agrupaban personas de los barrios, colonias, municipios conurbados y barricadas
que no mantenían representación al interior de la Asamblea Estatal, de igual
forma algunos que sí la tenían, sin
embargo, se regían por las resoluciones que en sus propias asambleas
tomaban. Es posible observar un desfase entre la dirigencia y las bases que da
muestra de la composición plural de la APPO.
Se
tomarán dos casos de este desfase entre la dirigencia y las bases, uno de
ellos, relatado por Diego Osorno (2006) sobre la marcha caminata al D. F. en
2006 y el otro tomado del testimonio de David Venegas (2007, 2008 y 2009) sobre
la vida en las barricadas. En su texto Oaxaca
Sitiada. La primera Insurrección del Siglo XXI Osorno narra que se
encontraba haciendo una llamada telefónica a Enrique Rueda para consultarle
sobre la marcha caminata, a lo que el dirigente le contesta que se encontraban
en asamblea para definirlo. En ese momento Rueda es informado que la caravana
ya partió y se encuentra a varios kilómetros de distancia.
En entrevista
con David Venegas, “El Alebrije” relata que cuando la dirigencia acordó con la
Secretaría de Gobernación y la empresa ADO devolver los autobuses tomados (y
usados como barricadas), a cambio de apoyar los traslados a la Ciudad de México
de los miembros de la APPO, una comisión acudió a la barricada de “Cinco
Señores”, donde la respuesta fue que ellos no habían sido consultados y por
tanto no los devolverían.
David
veía en la barricada un foco de esperanza, el lugar donde las diferencias
sociales se terminaban y se creaba una nueva forma de vivir, el profesor, el
obrero, el niño de la calle, el estudiante o cualquier otra persona era un
barricadero, un miembro de la familia llamada barricada.
4.
La
estructura organizativa
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Fuente de imagen: http://fotos.eluniversal.com.mx/coleccion |
Una
de las respuestas de la sección 22 del magisterio oaxaqueño a la represión
sufrida el 14 de junio de 2006 fue convocar dos días después a la conformación
de un frente de organizaciones sociales, sindicatos, colectivos y ciudadanos en
general. Ello con la finalidad de remover del Gobierno del Estado a Ulises
Ruiz. A esta convocatoria asistieron frentes que ya existían, como la COMPA y
el FOSSDI, sindicatos que no se habían revelado anteriormente, como el de
trabajadores de la salud, pequeños colectivos y miembros de partidos políticos.
Es
importante mencionar que algunos colectivos que se adhirieron eran
simpatizantes de la Otra Campaña, y otros grupos simpatizantes del movimiento
obradorista, estos grupos nutrieron en gran medida a la APPO. Al mismo tiempo
diversas organizaciones que tradicionalmente habían sido respaldo de los
Gobiernos del Estado se unieron, tal fue el caso del MULT y el Sindicato de
trabajadores de la Salud del Estado.
Entre
las organizaciones que se agruparon en la APPO había desde las que se
encontraban en lucha desde muchos años antes, organizaciones formadas poco
tiempo antes y las que se formaron durante el conflicto. Organizaciones como la
Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas (COMO) se constituyeron durante el
movimiento, otras como Voces Oaxaqueñas Construyendo Autonomía y Libertad
(VOCAL) que se concretaron poco después y ante la Primera Asamblea Constitutiva
de la APPO. De los grupos más viejos se puede mencionar por ejemplo a CODEP,
FPR y la sección 22 del Magisterio. Las cuales además agrupan grandes
cantidades de miembros. También se incorporaron pequeños colectivos que se
fueron formando durante el conflicto, aunque eran muy pequeños (Trujillo,
2007).
Algunos
activistas Benítez (2006), Venegas (2007), Olivera (2009), además de diferentes
columnistas (en La Jornada y el Noticias Voz e Imagen de Oaxaca) y académicos
apologistas (Ortega, 2009; Hernández, 2009) mencionan que la APPO tomó como
modelo de organización a las comunidades indígenas. Sin embargo, analizando la
forma en que se conformó la dirigencia y la estructura de representación es
posible afirmar que no fue así. Propiamente es posible considerar que se basaron
en los medios que desde 20 años antes había estado construyendo la sección 22
del magisterio, quienes a su vez trataban de imitar los modelos asamblearios
indígenas.
Es
necesario considerar ¿qué son los usos y costumbres en los municipios de
Oaxaca? Pues no son lo mismo en cada Estado de la República y como revisaremos
más adelante, tampoco son los mismos en todo momento, ni en cada lugar. El
origen de estos usos (Bartra, 1998; Durand, 2007; Blas, 2007; Dalton, 2004 y
Hernández, 2007) data de la época de la Colonia; fueron el medio de control de
la Corona y el Virreinato mediante la religión. De ahí que en muchos municipios
para poder llegar a ser autoridad civil es necesario haber sido primero una
autoridad religiosa. Así mismo, los sistemas de cargos tienen como referente
esta forma de estructura.
Tomando
como base las descripciones de Dalton (2004), Durand (2007), Blas (2007) y
Bartra (1998) es posible considerar que las formas de gobierno anteriores a la
conquista española era de tipo teocrático, comúnmente autoritarias y, por
tanto, verticales. Bartra (1998) menciona, entre muchos otros ejemplos, que el
bastón de mando utilizado en muchas comunidades es la forma de transmisión de
poder de la Corona Española hacia las autoridades del Virreinato y de estos
hacia los caciques que se encargaban de dominar en las comunidades donde las
autoridades no podían o no querían llegar.
Sotelo
(2008:27) da cuenta de ello: “el mecanismo que España introdujo para arrebatar
el poder y la riqueza a los pueblos originarios en estas tierras fue el
caciquismo, una estructura de poder que utiliza la legitimidad sólo como
apariencia”. Párrafos anteriores menciona, como esencialista de las comunidades
indígenas, “los pueblos que hoy conforman el Estado de Oaxaca se han
distinguido históricamente a lo largo de decenas de siglos, por ser
independientes, organizados, orgullosos y sabios” (2008:26).
Reflexionando
estas últimas palabras se llega a las siguientes conclusiones. Si los indígenas
eran y son independientes en ningún momento se hubieran sometido a la
dominación religiosa o política de poderes externos y, menos aún, hubieran
legitimado las funciones de los caciques. Quizá la cuestión es más sencilla,
son seres humanos como cualquier otro, con la capacidad de acertar y errar, con
virtudes y defectos, la posición, no solamente de Sotelo sino muchos otros, es
tratar de atribuir cualidades naturales a los asuntos sociales.
El
período posrevolucionario aportó a estas comunidades una nueva forma de
dominación, que de igual forma fue legitimada por las comunidades. La presencia
de los caciques se mantuvo. Si bien es cierto que la mayoría de ellos fueron
sustituidos por personas cercanas a quienes ostentaban el poder local o federal
se mantuvo la estructura de control. Así existen casos de quienes se
convirtieron en caciques tras realizar negocios con los gobernadores o bien
mientras poseían cargos en los ayuntamientos u otros puestos de la función pública
(Durand, 2007; Blas, 2006; Sotelo, 2008 y Gálvez, 2007). Entendiendo que esto
ocurrió durante el período del autoritarismo del PRI y posteriormente en las
formas que adquirió el modelo estatal tras la transición en el Ejecutivo
Federal.
Durante
el sexenio de Heladio Ramírez López se iniciaron las discusiones sobre el
asunto de las autonomías indígenas. “El “gobernador indígena” se lució con sus
programas populistas, con el manejo de un discurso de desarrollo alternativo,
para lo cual hizo traer a especialistas y académicos –como el chileno Enrique
Astorga y Gustavo Esteva-, quienes le ayudaron a justificar dichos programas”
(Blas, 2006:26). De igual forma llevó a trabajar en su equipo a un grupo
cercano a Luis Echeverría que al fin del sexenio y acusados de peculado fueron
encarcelados (Ibídem).
Fue
en el año de 1995 cuando, por iniciativa del Gobernador Diódoro Carrasco
Altamirano (no de los indígenas o sus organizaciones), se aprueba la reforma al
Código de Instituciones Políticas y Procedimientos Electorales donde se incluye
el reconocimiento de las elecciones de autoridades por usos y costumbres de los
pueblos y en 1998 se crea la Ley de Derechos de los Pueblos y Comunidades
Indígenas de Oaxaca. ¿En qué favorecieron estas reformas a las comunidades,
tanto en lo social, lo político o lo económico? De casi nada, de pendiendo la
perspectiva desde la cual se aborde. Para algunos antropólogos y sociólogos,
que han aplaudido sin cesar estas leyes “innovadoras del sistema político”
(Sotelo, 2007; Hernandez, 2007; Gasparello y Quintana, 2009; Hernández-Díaz,
2007; Bautista, 2010; Esteva, 2009; y De Castro, 2009) es un gran avance en el
desarrollo de estos pueblos.
Sin
embargo, para Blas (2007) y Durand (2007) lo que trajeron estas reformas fue
más bien la continuación institucional de la opresión, explotación y
marginación de las comunidades indígenas. Blas describe y expone abundante
evidencia que permite conocer las formas en que se eligen las autoridades por
usos y costumbres. Describe la forma en que el tequio se convierte en una forma
de explotación, se les obliga a las personas a colaborar en las tareas
comunitarias, caminos, pozos y fiestas religiosas, (lo cual también ha sido
motivo de segregación para quienes tienen religiones distintas a la católica).
Esta
forma de colaboración es administrada por la autoridad del municipio o
comunidad pues tiene facultades para considerarlos como pago de contribuciones
municipales (Art. 12 Constitución Política de Oaxaca). En algunos municipios,
por ejemplo, se les exige a los ancianos participar en las faenas, al no poder
realizar las tareas o pagar porque otros las hagan son excluidos de los
beneficios de pertenecer a las comunidades (tierras e incluso sus propias
casas) (Blas, 2007). En muchas ocasiones recursos procedentes de los gobiernos
estatal, federal o de organismos y fundaciones internacionales es manejado
discrecionalmente mientras los miembros de las comunidades colaboran a la
realización de las obras (Beas, 2007; Blas, 2007 y Durand, 2007).
Al
mismo tiempo se clausuró de un plumazo la oportunidad de acceder a los derechos
civiles, políticos y sociales de las mujeres. Los usos y costumbres en muchas
de las comunidades (por ejemplo las triquis) no permiten que las mujeres
participen de los asuntos públicos. Sí de hecho les estaba inhabilitada la
oportunidad de votar y ser votadas. Esta reforma las arrojó más aún a la
marginación. Es posible decir que han sido asesinadas civil y jurídicamente.
Pues incluso en ese régimen no son dueñas ni de sí mismas (hasta la fecha
siguen siendo vendidas o intercambiadas por animales de granja), no tienen
posibilidades de heredar o de ser propietarias.
En
las asambleas comunitarias, procedimiento por el cual toman las decisiones
colectivas el sistema de voto en muchas de las veces es abierto, se levanta la
mano al aprobar una decisión. Para los apologistas de las asambleas parece
excelente el método de democracia directa. Sin embargo, en muchos de los casos
el cacique se encuentra presente y haciendo uso de su capacidad de violencia
física o de coerción en cualquier forma intimida a los participantes al votar.
¿Quién puede negarse a apoyar a quien puede después de algunas horas golpear o
impedirle el uso de determinados servicios? De igual forma ocurre si es un
familiar o amigo.
Blas
(2007) describe puntualmente diversas formas en las cuales se realizan las
elecciones de las autoridades en estos municipios, de entre las cuales es
posible destacar: a) por aclamación, donde gana la terna con más aplausos; b)
por voto secreto, le es dicho al oído del escrutador por quién desea votar y c)
decisión del consejo de ancianos (Blas, 2007:135-140).
Además
de los problemas internos se agrega uno más, el poder legislativo (hasta hoy
dependiente del ejecutivo) mantiene facultades para licenciar, suspender y licenciar
municipios (Art. 59 fracción IX de la Constitución del Estado). De acuerdo a
las descripciones de Blas (2007) no siempre es posible que los funcionarios
depuestos realicen su defensa.
Entre
2002 y 2004 se aplicó esta facultad a un total de 38 municipios, de los cuales
uno había sido ganado por el Partido Convergencia, 2 por el PRD, 6 por el PRI y
25 electos por usos y costumbres (Blas, 2007:99-100). No son claras las razones
jurídicas por las cuales se les quitó el nombramiento a estos alcaldes. Pero sí
lo son las políticas, grupos o personas disidentes del Gobernador en turno que
fueron retiradas de sus cargos. Considerando lo anterior, es prudente llegar a
la conclusión de que no existe una forma definida de usos y costumbres, de
inicio, el que se escriba en plural ya indica que no es uno, sino son varios
los regímenes de este tipo. ¿Cómo es posible entonces mencionar que la APPO se
organizó con base en los usos y costumbres de las comunidades indígenas?
Simplemente no es viable hacerlo fuera del marco de la apología. Entonces,
¿cómo se organiza la APPO? ¿A qué medios de organización recurre?
Es
necesario partir del hecho de que fue la sección 22 del magisterio quien
convocó a la conformación del frente y fueron ellos directamente quienes
planearon la organización y estructuración de la APPO. Y lo hicieron de la
forma en que sabían hacerlo, tomando como base su propia organización.
La
sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) se
organiza de dos formas. A partir del rompimiento con la dirigencia nacional y,
específicamente, con la corriente Vanguardia Revolucionaria, en mayo de 1980
(Yescas, 2006), se adhieren a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE). Sin embargo, no consideran necesario crear un nuevo
sindicato, sino más bien reconstruir el que ya existe y luchar por cambiar la
estructura antidemocrática y corrupta del SNTE (Olivera, 2009). Por este motivo
deciden retomar la estructura estatutaria y agregarle lo que ellos denominan
los usos y costumbres de los pueblos de Oaxaca y así obtener un beneficio
doble. Por una parte, crean cuerpos de vigilancia y cooperación entre los
diferentes niveles organizacionales, y por otra tratan de involucrar a las
comunidades y familiares de los alumnos.
En
el Estado de Oaxaca existe el Instituto Estatal de la Educación de Oaxaca (IEEPO)
creado en 1992, en donde, mediante negociaciones con diferentes Gobiernos del
Estado, la dirigencia de la sección 22 ha logrado conseguir posiciones
importantes que le permiten intervenir más directamente en la generación y
modernización de los planes de estudio, plazas laborales y otras decisiones
importantes que impactan en la vida laboral de los agremiados.
La
estructura de representación y funcionamiento del SNTE nacional se organiza de
acuerdo al artículo 25 de sus estatutos nacionales. Esta tiene representación
en los siguientes ámbitos: I. Escuela; II. Centro de Trabajo; III.
Delegacional; IV. Regional; V. Seccional; VI. Organizaciones o Asociaciones de
trabajadores de la educación afiliados al Sindicato Nacional de Trabajadores y
VII. Nacional. De aquí parte la organización estatutaria de toda la estructura
magisterial del país, en cada escuela se elige un representante, por centro
laboral se entiende un conjunto de escuelas, que también tiene representación,
pero no alcanza a cubrir la cuota para ser delegación sindical, comúnmente es
lo que se conoce como Zona Escolar. Los delegados sindicales se integran en las
Regiones y Secciones Sindicales (Estatutos SNTE, 2010, 3-4).
La
construcción de las instancias propias del Movimiento Magisterial Oaxaqueño
tiene su origen en los acuerdos que se han generado a partir de los congresos
seccionales y asambleas estatales. Uno de estos acuerdos fue el establecer
veinte principios rectores, que a la par de los estatutos del SNTE norman a esta
sección. Estos fueron aprobados en el XII Congreso Extraordinario de la sección
en 1982. El principio rector número 18 establece cómo se organizará la
estructura adicional de la sección 22: “Es necesario estructurar, fortalecer y
desarrollar las coordinaciones delegacionales, sectoriales, regionales y la
permanencia de la asamblea estatal como máximo órgano sindical para garantizar
la organización democrática de las bases” (Cortés, 2006:49).
De
acuerdo a Olivera (2009) y Hernández (2006) “En los principios rectores se
establecen las instancias de organización democrática, que son adicionales a
las que establece el Estatuto del SNTE y que caracterizan la forma en cómo se
integra y coordina el movimiento” (Hernández, 2006:97). Para su funcionamiento
se divide en cuatro jerarquías: a) Coordinaciones delegacionales; b)
Coordinaciones sectoriales; c) Coordinaciones regionales y d) Asamblea Estatal.
Estas coordinaciones se componen por profesores de las diferentes escuelas y
padres de familia que tienen la función de representar y al mismo tiempo
colaborar en el avance de la educación de los alumnos. Es a esta forma de
organización a lo que Olivera (2009) et
al se refieren como la inserción de los usos y costumbres de los pueblos en
la sección magisterial, la forma de asamblea que se lleva a cabo en todos los
niveles para la toma de decisiones, es el aporte del Magisterio Oaxaqueño a la
sociedad y en especial al SNTE.
A
los Estatutos del SNTE y los Principios Rectores se suma una forma más en la
estructura de la sección del sindicato, los colaboradores de éste en el
Instituto Estatal de la Educación Pública de Oaxaca. Aquí el magisterio cuenta
con diversas posiciones de importancia. Estas posiciones son un punto
importante de disputa entre las diferentes corrientes ideológicas y políticas
que se agrupan al interior del magisterio.
Las
diferentes corrientes al interior de MMO se comportan como partidos políticos
disputándose el poder mediante diversos mecanismos, tales como algunas formas
de coerción, búsqueda de consensos, persuasión, trabajo con las bases e
intercambio de favores, pero principalmente buscando contar con la simpatía, el
respaldo y la legitimidad de todos los profesores. No se constituye un
mecanismo de elección al más puro estilo electoral porque contraviene al
discurso general del movimiento. Sin embargo, desde antes de las sesiones para
elegir a la dirigencia buscan por todos los medios a su alcance contar con
apoyos y consolidar alianzas con diferentes grupos para posicionarse lo mejor
posible (Yescas, 2006; Cortés, 2006; Hernández, 2006).
De la convocatoria de la Sección 22 del
Magisterio Oaxaqueño a la formación de la APPO derivan algunas cuestiones
importantes de anotar: a) el magisterio es la única organización en Oaxaca con
presencia en todo el Estado, por tanto la única con la capacidad de organizar
en cada comunidad; b) únicamente el Magisterio cuenta con la infraestructura
física para realizar las asambleas en términos de seguridad y comodidad; c) al
contar con setenta y seis mil agremiados se convierte en la organización más
grande de la APPO y por tanto adquiere mayor representación y; d) debido a ser
quien convoca y cuenta con los recursos humanos, económicos, de infraestructura
y peso moral entre las organizaciones es quien propuso y encabezó la forma en
que se organizó la APPO (y lo hace hasta el momento).
Como se mencionó anteriormente el Movimiento
Magisterial Oaxaqueño cuenta con una estructura que se compone de diversos
niveles, la escuela, la zona, la delegación, la sectorial, la región y la
asamblea estatal. Es así como propone que se conforme la estructura de la APPO.
De acuerdo a la convocatoria para su Congreso Constitutivo la organización se
planeó partiendo de la estructura magisterial, en ese momento sumamente
movilizada por la reciente represión el 14 de junio por las policías del Estado
y municipales. Es así que en las comunidades se convoca asambleas para elegir
representantes, así mismo en las organizaciones sociales y políticas, y sindicatos.
Las Coordinaciones regionales trabajaron con
las sectoriales y éstas con las delegacionales para formar esos mismos niveles
de organización con otras organizaciones creando las mismas estructuras para la
APPO. Esta tarea no fue difícil por tres razones: 1) diversas organizaciones
tienen brazos al interior del magisterio, como se mencionó anteriormente; 2) el
trabajo de la Secretaría de Gestión y Alianzas del Magisterio venía realizando
este trabajo de vinculación desde los orígenes del Movimiento Magisterial
Oaxaqueño; 3) la simpatía con la que contaba el magisterio después de la
represión se conjugó con el sentimiento de agravio que muchas de esas
organizaciones ya contenían. (APPO, 2009).
Cada comunidad, ejido, organización.
Sindicato, ranchería, agencia o municipio, colectivo, barrio, colonia, etc. que
desea tener presencia dentro de la APPO debía acreditar el haber realizado una
asamblea en la cual designaban a un delegado, levantando el acta
correspondiente y firmada por los asistentes. En este congreso constitutivo se
acuerda que el Consejo Estatal de la APPO estará compuesto con un mínimo de 30%
de mujeres.
Cada organización estaría representada, 7 de
las regiones estuvieron representadas por 10 personas, la de los Valles por 20,
una representación de 3 a 5 personas por cada sector social, 40 miembros de la
sección 22, uno por sector (37) y la representación de la Secretaría de
Alianzas, de Relaciones y General. Durante la realización de la plenaria se
decidió quiénes serían los Consejeros, que tuvieron una duración de 2 años
(APPO, 2006). El congreso estuvo conformado por un total de 1632 participantes.
De los cuales eran 213 delegados distribuidos de la siguiente forma: a) barricadas,
barrios y colonias: 198; B) ejidos, comunidades y pueblos indígenas: 173; C)
Organizaciones sociales, civiles, estudiantes y sindicales: 365; d) Magisterio:
27; e) Medios de comunicación: 103 y f) Invitados: 22 (APPO, 2006).
Considerando por una parte que cada delegado
es elegido por asamblea en su sector, y que entre todos ellos se reúnen para
formar la Asamblea Estatal y por otra que la estructura de representación se
conforma también de regiones, que además de ser una delimitación administrativa
del Gobierno Estatal, también es forma de la organización de la sección 22 del
magisterio es posible concluir, con base en las descripciones anteriores, que
la APPO orgánicamente fue conformada de acuerdo al modelo del magisterio. Ello
no es casual, es el resultado de su involucramiento con las organizaciones de
todo tipo en el Estado, de su peso moral frente a ellas, de su capacidad de
convocatoria y de movilización de recursos.
5.
Violencia
y terrorismo de Estado
De
la misma forma que lo ha dicho Carlos Figueroa Ibarra “partimos del supuesto de
que es en lo histórico-social donde radica lo que se ha llamado esencia humana
y que por tanto, no existen pueblos que por naturaleza sean pacíficos o
belicosos” (Figueroa Ibarra, 2001:13). Se propone como punto de partida que la
naturaleza humana no es violenta, es un producto cultural, como también lo
sostiene Santiago Genovés (1993).
Por
violencia se entiende “la aplicación de diferentes formas de coerción, que
llegan hasta las acciones armadas, con el objeto de conquistar o mantener un
dominio económico y político o de conseguir tales o cuales privilegios”
(Sánchez, 1980:434). Por lo tanto, “es mínimamente un acto de poder. Aunque no
todo acto de poder es violento. (…) Es un fenómeno cuyas condiciones surgen en
el momento en el cual lo humano se va apartando de lo propiamente animal”
(Figueroa Ibarra, 2001:15-16).
Es
posible observar que Sánchez Vázquez, Carlos Figueroa Ibarra y Santiago Genovés
coinciden en que la violencia es un acto plenamente humano, racional y con
orígenes histórico-culturales. La violencia es física como también lo es
simbólica. Bourdieu la explica partiendo de entender los rasgos del habitus,
que representan la interiorización de la violencia por medios pacíficos o
violentos, la reproducción de las formas y preferencias políticas de la clase
con mayor capital simbólico. (Bourdieu, 1999).
Para
Sánchez Vázquez (1980) la violencia parte de la praxis, praxis entendida como
la transformación. Explica que al alterar algún objeto o persona se está
modificando su naturaleza, por tanto, se violenta. “El objeto sufre así la
invasión de una ley exterior y, en la medida en que acepta la legalidad extraña
que le es impuesta se transforma” (Sánchez Vázquez, 1980:427) esto hace que sea
forzado y por tanto sometido mientras es alterado o incluso destruido.
Al
mismo tiempo genera una resistencia, sea física en un objeto, en el ser humano
“altera la legalidad natural o social. En este sentido, la violencia es
exclusiva del hombre en cuanto que éste es el único ser que para mantenerse en
su legalidad propia necesita violar o violentar constantemente una legalidad
exterior” (Sánchez Vázquez, 1980: 428). Por tanto, se puede asegurar que sólo
el hombre es violento, altera a la naturaleza y a la sociedad, misma que es la
alteración de la naturaleza. Sólo el hombre usa la fuerza y puede usarse a sí
mismo como fuerza (…). La fuerza por sí misma no es violencia, si lo es la
fuerza usada por el hombre (Sánchez Vázquez, 1980). De ahí el carácter
exclusivamente humano de la violencia.
Si
se parte del supuesto de que en estas comunidades es en donde surge la división
social del trabajo, entonces se puede considerar que se coincide con Carlos
Figueroa Ibarra (2001) al afirmar que la violencia surge de las diferencias
sociales, de la opresión y la explotación, pero principalmente de la dominación
de uno o varios humanos sobre los demás.
Violencia
implica transformar, ya sea a la naturaleza o bien a la sociedad. En ella
existe una fuerza en doble sentido, por un lado la que transforma, por otra
parte la resistencia que un individuo o grupo ofrecen para permitirlo. La
praxis social, encaminada a transformar una realidad dada, implica también una
violencia contra el orden establecido, por tanto, también, una resistencia
reaccionaria, es decir, la contraviolencia.
Fernando
Escalante (1991) observó al terrorismo de Estado como el momento en que los
gobernantes rebasan las líneas de legitimidad y legalidad establecidas en una
sociedad dada. Sabido que el Estado es la personificación e
institucionalización de la violencia, una internación que se ha vuelto
cotidiana, es decir la costumbre de tener miedo, el miedo a la represión o
castigo por romper las reglas que han sido establecidas.
Se
entienden las normas que regulan tanto la conducta de los gobernantes como la
de los gobernados, reglas tanto formales como informales (normas y leyes
escritas y las que son por tradición o costumbres) que son aceptadas por todos
los miembros de la comunidad. Hasta ese momento se habla de violencia de
Estado. Cuando esas líneas son rebasadas, se cometen abusos contra las personas
que difieren de la forma en que se está gobernando y la clase dominante recurre
a excesos de violencia con el fin de causar miedo, además de violar o cambiar
la normatividad existente, está incurriendo en terrorismo de Estado.
La
finalidad planteada es que “los gobernados se amedrentarán y paralizarán sin
que haya necesidad de matarlos o desaparecerlos. Con la misma macabra inversión
inicial, el Estado y los sectores dominantes mantendrán la ganancia de la estabilidad
política. Podríamos llamar a este efecto, la “inercia del terror”” (Figueroa
Ibarra, 2001:23), el costo que habrían pagado los gobernantes únicamente es el
de su desprestigio tanto al interior de su territorio como externamente
(Figueroa Ibarra, 2001).
Bonanate
(1982), coincidiendo con Escalante, consideró que es posible entender como
terrorismo la práctica política de quien o quienes mediante el uso recurrente
de la violencia planean provocar terror en la población para implantar su
proyecto político. “El recurso al terror por parte de quien ya detenta el poder
dentro de su Estado no se puede considerar como una forma de terrorismo
político. Este término que se entiende como el instrumento a que recurren
determinados grupos para hacer caer un gobierno acusado de mantenerse por medio
del terror” (Bonanate, 1982:1568).
Para
que pueda ocurrir esta violencia es necesario que cuente con el consenso de al
menos una parte de la sociedad. De ahí que existan campañas de linchamientos
mediáticos, de desprestigio de los inconformes y de exaltación de los
gobernantes y sus acciones. Figueroa Ibarra (2001) afirma que los abusos de los
gobernantes nunca han sucedido solos, sino que han sido apoyados por amplios
sectores de la sociedad civil.
El
Estado, podemos concluir, es en sí mismo la violencia institucionalizada, pero
tiene un límite, éste es en dos sentidos; el primero es el legal, las leyes que
han sido estipuladas ya sea consuetudinariamente o bien establecidas en códigos
y constituciones; el segundo es la legitimación, también entendida como
hegemonía. Es decir, la violencia estatal, que ha sido interiorizada en los
miembros de la comunidad, son los límites habituales, la costumbre y las
tradiciones pueden ser ejemplos de ello. Cuando estos límites son rebasados por
el Estado, podemos hablar de terrorismo de Estado, cuando las autoridades
cometen actos sancionados impunemente o bien cuando los miembros de la sociedad
sienten agravio al ser violentados más de lo normal.
Existe
un tercer elemento y es la legitimidad internacional de un régimen de gobierno,
en los tratados, convenios y convenciones internacionales se busca garantizar
la seguridad y el respeto de garantías y derechos humanos en todos los países
que los firmaron y ratificaron. Sin embargo, en muchas ocasiones obedece a
razones de política internacional, el caso de la matanza de Ruanda que pudo ser
evitada por la comunidad internacional y de la guerra de los Balcanes
tardíamente atendida son un ejemplo de ello.
Puede
que un Estado cambie sus leyes para poder hacer uso de la violencia sin
incurrir en delitos, como sucede en los gobiernos autoritarios y totalitarios.
De igual forma, todos estos regímenes cuentan con un cierto grado de
legitimidad en las sociedades. ¿Cuál puede ser realmente la línea que separa a
la violencia del terrorismo? Escalante (2001) se ha referido al miedo como el
eje del terrorismo.
Si
se considera a la violencia como la interiorización de este miedo, el
terrorismo puede ser el nuevo miedo que se trata de generar. Se puede asegurar,
entonces, que el equilibrio de este miedo, como lo es el temor a cometer un
delito, es la violencia de Estado estipulada para mantener la armonía en el
interior de la sociedad. Pero cuando se intenta generar un miedo en la
población para impedir la protesta y la disidencia, se está hablando entonces
de terror.
Se
puede pensar a la violencia en los movimientos sociales a partir de algunas
líneas, a) la violencia del Estado hacia el movimiento, b) la violencia del
movimiento en contra del Estado, c) la violencia del movimiento hacía el resto
de la sociedad y d) violencia de la sociedad contra el movimiento. En el caso
de Oaxaca fue bastante evidente (y documentado por organismos internacionales
como la CCIODH) la violencia con que los gobiernos local y federal atendieron y
reaccionaron antes del conflicto, durante y después de éste. Fue notable el
operativo limpieza en el cual emulando a gobiernos dictatoriales centro
americanos crearon las llamadas “caravanas de la muerte” para recorrer las
calles por la noche balaceando las barricadas.
Cuando
un movimiento social es capaz de poner en jaque e incomodar a una elite
gobernante ésta puede responder de manera violenta. Esta violencia puede ser de
varios tipos, puede ser la represión abierta y escandalosa, mediante el ataque
militar o formas más o menos discretas, desapareciendo y hostigando a los
miembros del grupo inconforme hasta las formas más sutiles como lo es el
desprestigiar al movimiento y borrar su base de legitimidad social, formas de
hacerlo es con proyectos sociales y apoyos focalizados, además de la influencia
mediante los medios de comunicación.
La
sociedad que ha legitimado las acciones del Estado en contra de un movimiento
social puede participar de manera pasiva, o bien activa, para reprimir al brote
de inconformidad, es entonces cuando surgen las guardias blancas. No
precisamente las que forman los gobiernos para atacar a los movimientos de
forma velada. Sino grupos de personas afines al gobierno que se organizan para
atacar violentamente al movimiento. Pero, también pueden actuar de manera
no-violenta al desprestigiar al movimiento y organizando grupos que reprueban
sus acciones.
Los actos individuales de
rebelión pueden crear un pretexto para que las autoridades repriman no sólo a
los rebeldes sino también a los circunstantes (Elster, 2003:131). El hecho de
que haya o no violencia depende de diversos factores, especialmente, de cómo
responden las autoridades. De acuerdo a Tilly, son las propias fuerzas
represivas las más persistentes iniciadoras y ejecutantes de la violencia
colectiva. Cuando realmente se producen confrontaciones violentas, los agentes
de la autoridad son los responsables de la mayor parte de los muertos y
heridos, lo cual no es sorprendente dado el acceso especial que tienen a las
armas y a la disciplina militar. Los grupos que ellos intentan controlar, por
el contrario, causan más daño a las cosas o propiedades (Giddens, 2000:643).
En
el caso del terror usan la violencia en forma casual, en comportamientos no
explícitos y aplicada allí donde se manifiesta una crítica o una oposición; aun
el pretexto más leve puede causar la muerte o privación de la libertad
personal. Este tipo de violencia genera en la población un miedo amenazador y
sin límites precisos, que impide cualquier cálculo o previsión. El único modo
de sentirse relativamente seguro consiste en no dar ningún pretexto para que se
desencadene la violencia, absteniéndose de cualquier gesto, aún el más leve o
inocente, de crítica o de oposición (Stoppino, 1982). “Éste es el principal fin
de la violencia terrorista: truncar y paralizar anticipadamente toda oposición
potencial” (Stoppino, 1982:1630).
La
violencia terrorista puede usarse como un método relativamente estable de
gobierno, donde además se combina con un sistema de incentivos para lograr el
efecto y paralizar la oposición y forzar a los miembros pasivos. “En los casos
más extremos una persona no encuentra más que dos opciones, convertirse en
víctima o convertirse en verdugo” (Stoppino, 1982:1630). Una persona se adhiere
al régimen por miedo a no sufrir la violencia, aunque no lo es del todo seguro,
y se beneficia a la vez de las pocas ventajas que pueda tener su cercanía y la
competitividad por estar bien con el tirano.
En
Oaxaca los Gobiernos Estatal y Federal pensaban que descabezando el movimiento
lograrían apaciguar las cosas. Por ello secuestraron, encarcelaron y torturaron
a los líderes o personas cercanas a ellos. Sin embargo, ocurría que eran muchos
dirigentes por una parte, y por otra existía un desfase entre la dirigencia
formal de la APPO y lo que se podría llamar la base. No realizaban acciones
conjuntas en todo momento, la asamblea tomaba una decisión o llegaba a un
acuerdo con el gobierno federal y la base hacía lo que creía más conveniente,
por tanto, el intento de debilitar a los líderes fue en vano y sólo incrementó
los costos políticos y sociales durante el conflicto.
Aquí
conviene mencionar que después del 14 de junio ya no le fue conveniente
intentar desalojos violentos, por lo que recurrió a la represión selectiva,
secuestros, detenciones arbitrarias, torturas, falsificación de pruebas en
procesos jurídicos. Pero, también es el inicio de los recorridos nocturnos de
las caravanas de la muerte, personajes encapuchados que en camionetas sin
rótulos recorrían las calles balaceando a los miembros de la APPO.
Posteriormente el ingreso violento de las fuerzas federales y la violencia que
se desató a partir de que la PFP toma el control de la ciudad.
Las
formas de violencia en que incurrió el gobernador del estado corresponden a un
régimen sin legitimidad que considera que sólo mediante el “orden” puede
mantener su gobierno, recurrió a la violencia como única forma de reacción al
jaque en que lo posicionan la disidencia y la oposición. En la vida cotidiana de
todos los grupos sociales siempre existen los rumores, en ocasiones ciertos, en
otras falsos. Son parte de la realidad, ya sea que se confíe en ellos o no,
pueden generar certezas o incertidumbre. Durante el tiempo estudiado aquí la
ciudad de Oaxaca era recorrida por estos, se rumoraba que Ulises caería, que
había tantos muertos y se habían desaparecido los cadáveres, que los activistas
de la APPO eran pagados por Flavio Sosa, que éste estaba pagado por fuerzas
obscuras que pretendían desestabilizar el sistema, que tal o cual era
infiltrado, y muchos más.
Sin
embargo, es imprescindible tomar en consideración los efectos sociales y
psicosociales de estos rumores. Durante el momento en que eran detenidas las
personas, durante sus traslados y estancias en las cárceles, legales o
clandestinos esos rumores se volvían reales en sus vidas. Sabían que había
muertos, desaparecidos, que algunos habían sido lanzados al mar, que existían
fosas comunes. El terror hacía reales esos rumores no sólo en los activistas
detenidos, también en sus familiares, amigos, vecinos y compañeros del
movimiento.
Esos
rumores que intentaban servir al movimiento exacerbando la imagen del Gobierno
autoritario y represor terminaron sirviéndole al mismo como una forma de terror
de Estado. Los rumores se volvieron realidad al afectar a las personas
involucradas y a sus seres queridos. Al
mismo tiempo que servían para ocultar la realidad. Los hechos reales,
las muertes, los secuestros, las balaceras se volvieron mentira cuando en la
búsqueda de legitimidad el Gobernador y su grupo político desmentían lo que era
falso, ocasionando que en el imaginario de muchas personas todo se volviera
mentira. Y creando así un ambiente de rechazo contra el movimiento.
Considerando
los actos violentos como una expresión de
las relaciones de poder es posible considerar que los sucesos estudiados
son el resultado de la correlación de fuerzas durante el conflicto. Tanto la
APPO, como el Gobierno del Estado y el Federal realizaron sus cálculos para
poder actuar, midiendo las posibilidades que tenían para actuar y la forma de
hacerlo. Es posible mencionar un ejemplo de cada uno de ellos.
El
Gobierno Estatal podía considerar el poder con que contaba y por tanto atacó al
movimiento, como ocurrió el 14 de junio de 2006. En ese momento calculó la
posibilidad de hacer levantar el
plantón y encarcelar a los líderes mediante un “operativo quirúrgico” (Osorno,
2007 y 2007b). Sin embargo, el cálculo fue erróneo. Diversas fuerzas políticas,
sociales y gremiales participaban de manera directa o indirecta en el
movimiento magisterial.
El
Gobierno Federal, con el proceso electoral de 2006 de por medio, trató de
calcular los costos político-electorales de cada uno de sus actos. En un
momento pasó de ignorar el conflicto considerándolo un conflicto local con
soluciones locales y con obvios costos políticos sólo para el PRI. Con esto
permitió que se agravaran los costos ya no sólo para el PRI, sino para el PAN
mismo. La decisión de tomar parte y enviar tropas federales como el ejército,
naval y PFP, por una parte, se da en un momento en el cual han pasado las
elecciones federales, se han entregado las constancias de mayoría a Diputados
Federales, Senadores y al Presidente de la República; con las perdidas
electorales del PRI en varios Estados, entre ellos Oaxaca. Y por otro lado, se
acercaba el día de la toma de posesión en el cargo del Poder Ejecutivo. Se
vuelve necesaria la participación Federal ingresando a la PFP a la capital
Oaxaqueña y recuperando los sitios donde se encontraban las principales
barricadas y el plantón, es decir, los principales cruceros y el Zócalo, este
último como símbolo de la recuperación de la ciudad.
Estos
hechos ocurren con una gran violencia, tanto de la resistencia formada por los
simpatizantes de la APPO, como de los policías federales al ingresar a la
ciudad. Durante el período que la PFP ocupó la ciudad se dieron varios actos
violentos contra la población civil, el más gravoso fue el 25 de noviembre. Las
organizaciones y personas que participaban en la APPO también hicieron cálculos
basados en el poder que iban adquiriendo a través de una agrupación cada vez
mayor. La APPO conforme aglutinaba a más organizaciones y personas, y al mismo
tiempo simpatía y solidaridad, tanto local, como nacional e internacional, se
hacía cada vez de mayor poder mediático y político. Adquiría mayores
posibilidades de negociar y presionar al Gobierno Federal. Presiones que no
siempre fueron del todo pacíficas.
6.
Las
formas de resistencia
“Las
amas de casa nos ayudaron mucho. Me da risa cuando dicen “los radicales”. ¡Qué
radicales ni que nada! Eran ellas las que en las marchas nos decían, “ten tu
coca para el gas, tus piedras, tus cohetes, tu bendición: cuídate mucho joven”.
Alebrije en La Batalla por Oaxaca.
Es
impensable separar la resistencia de la violencia y a éstas de la organización.
Las tres están intrínsecamente unidas. La violencia generó resistencia y ésta
organización. Al tiempo que la organización cada vez más compleja de la APPO
generaba en el Gobierno Estatal la necesidad de buscar nuevas formas de
violencia para atacar el movimiento. No es posible concebir la organización de
la APPO dejando de lado la resistencia, esta generó que se formaran las
barricadas, es decir, organización. Pero, sin la organización precedente
tampoco era posible establecer las barricadas como medio de resistencia. Ahora
bien, tampoco se debe hacer a un lado la reacción en otros sectores de la
población frente a las acciones de resistencia de la APPO. Para muchas personas
la toma de las radios comerciales y de canal 9 fue una forma de violencia. Las
barricadas y la vulneración del libre tránsito también lo fue. Los
enfrentamientos entre la asamblea y las policías efectivamente fueron violentos
y claramente dañaron a personas que no se habían involucrado en el conflicto.
Se
pueden considerar básicamente 4 formas de resistencia: medios de comunicación,
las barricadas, defensa de posiciones (14 de junio, llegada de la PFP, 2 y 25
de noviembre) y la organización en sí misma. En estas modalidades se observó
que, dependiendo de la postura política del escritor, pueden ser pacíficas o
violentas. Es el caso de Carlos Ramírez (2010:312-331) para quien todas las
formas de resistencia fueron violaciones a los derechos de los ciudadanos que
no intervenían en el conflicto o no expresaban alguna postura en torno a él.
Ramírez
(2010) expresa la postura que mantenían algunos de los empresarios, el Gobierno
Federal y algunos sectores de la población, quienes consideraban que los
llamados a la resistencia por medio de las radios eran una forma de violentar a
los demás; hace hincapié en que las barricadas violentaban el libre tránsito de
quienes no pertenecían o simpatizaban a la APPO, y recalca la idea de que la
APPO estaba dirigida por grupos de la guerrilla armada y clandestina. En ningún
momento cita fuente alguna que lo corrobore, ni testimonios de que esos hechos
fueron reales.
Sin
embargo, precisamente por la difusión de estas ideas, difundidas por el
Gobierno Estatal, grupos de empresarios y algunos periodistas, principalmente
de El Universal y El Imparcial,
pueden entenderse como la causa real de la violencia en contra de la población
que no intervenía en el conflicto.
Los
diferentes medios de comunicación formaron parte esencial de la resistencia
oaxaqueña. Desde 2005 el magisterio contaba con Radio Plantón medio por el cual transmitía e informaba a la
ciudadanía sobre sus posturas y luchas. El 14 de junio fue la base por medio de
la cual recibieron el apoyo para enfrentar el desalojo de las policías estatales
y municipales. Después ocupó su papel Radio
Universidad, poco después Canal 9
(que contaba con televisión y radio y con cobertura en toda la Entidad), al ser
destruida fueron las radio comerciales tomadas y después nuevamente Radio Universidad y poco después
nuevamente Radio Plantón, con un
nuevo transmisor.
Las
radios sirvieron para informar en tiempo real sobre las amenazas contra el
plantón, las barricadas, las radios mismas y a los integrantes del movimiento.
Al mismo tiempo fueron un punto de encuentro de ideas y discusión, de
entretenimiento y búsqueda de una identidad colectiva, que sin buscar
homogenizar intentó crear un sentimiento de unidad, y lo logró (entrevistas con
Olivera, 2009; Venegas, 2009; Guzmán, 2009; Osorno, 2007; Martínez, 2007; Lobo,
2007; et al). También eran el medio
de convocar a actividades como las marchas y las asambleas, que fueron un punto
donde los ciudadanos hacían públicas sus inconformidades con el Gobierno.
Fueron, en sustancia, el corazón público del movimiento.
Los
periódicos jugaron un papel importante, en especial el diario Noticias, que a
pesar de tener una línea por las diferencias personales entre su dueño y el
Gobernador (Ramírez, 2010), mantuvo la cobertura en todo momento. Además de
generar un archivo impreso de valiosa importancia para reconstruir
posteriormente los hechos ocurridos en 2006.
El
internet tuvo un papel de difusión a nivel internacional para el movimiento.
Más allá de la cobertura de los medios internacionales, las transmisiones de la
radio podían ser escuchadas por este medio en cualquier parte del mundo. Las
páginas web de las organizaciones y de la misma APPO fueron valiosas para el
seguimiento de los sucesos. Asimismo se crearon muchos blogs y webs, además de
las que ya existían, que difundían la información, entre ellos narconews.com,
oaxacaenpiedelucha.blogspot.com, Indymedia.org y muchas más.
Los
servicios de video en línea permitían que las producciones en video fueran
vistas en todo el mundo, con una producción pobre por la premura, pues todo
estaba siendo subido a la red casi al instante y no permitía mucho tiempo para
la edición (Trujillo, 2007). Estas producciones fueron mejoradas con el tiempo
y es posible ver actualmente videos documentales como Un Poquito de Tanta Verdad, Compromiso Cumplido o Azul, (Mal de Ojo TV, 2007, 2008 y 2010
respectivamente) con la mejor calidad.
Después
de que un comando armado atacara y destruyera Radio Cacerola, como era llamado en ese entonces Canal 9, se decide instaurar barricadas
para proteger los accesos a las radios. Al poco tiempo aparecen las caravanas
de la muerte, lo que hizo necesario poner más barricadas. Se planeó, entonces,
una estrategia en la cual se recomendaban algunos sitios específicos. Sin embargo,
la ciudad se llenó de éstas. Estaba la de Brenamiel, la de Colonia Reforma, la
de Calicanto, en cada colonia, en cada barrio, en cada estación de radio había
varias y en los accesos al campamento del zócalo. Algunas de ellas tenían
nombre, estaba la Barricada de la Muerte, la Barricada del amor, la Barricada
de los Niños. “Éstas las formaban las mamás con sus niños, y ellos se quedaban
a cerrar una callecita y las retiraban a las 12 de la noche, para que los niños
se fueran a dormir” (Venegas, 2007:199).
La
barricada fue un elemento muy importante para la organización de la APPO, como
se mencionó anteriormente, y al mismo tiempo elemento imprescindible para la
resistencia. Desde su creación hasta que es entregada la última son símbolo del
movimiento, de allí que muchos le comenzaron a llamar La Comuna de Oaxaca, pese
a las implicaciones e imprecisiones que ello implica, pero es la forma en que
se conoció mundialmente. La barricada, como insiste Venegas en cada texto y
entrevista, fue un espacio de convivencia fraterna, un espacio de temor y
esperanza, un espacio donde las desigualdades sociales se terminaban. Por eso
fue que al final fue lo más defendido, lo más apoyado y lucha por no quedar en
el olvido.
Las
barricadas eran el único medio de protección ante la presencia de las
“caravanas de la muerte”. Al darse cuenta que recorrían la ciudad se
comunicaban con la radio para informar, al llegar a una barricada lanzaban
cohetes para solicitar apoyo, Venegas (2007 y 2008), Osorno, (2007), Martínez
(2007), Sotelo (2008), et al,
aseguran que la barricada y las comunicaciones salvaron muchas vidas.
Durante
la invasión de la PFP a la ciudad, algunas barricadas fueron retiradas o
abandonadas para mantener el pacifismo del movimiento y salvaguardar la
integridad de sus miembros. Sin embargo, algunas resistieron, las más de ocho
horas que tardaron las fuerzas federales en hacer un recorrido de máximo 10
minutos fue resultado de la defensa que proporcionaron los disidentes.
La
última barricada en formarse fue la del Crucero de Cinco Señores que tuvo la
finalidad de proteger Radio Universidad,
una vez que habían sido desalojadas las otras barricadas y era el único medio
de comunicación de largo alcance. Esta barricada fue la que resistió el embate
de las fuerzas federales con el apoyo de otras más. Por sí misma hubiera podido
ser derrotada, pero llegaron los “Brenalocos”, los miembros de la Barricada de
Brenamiel, además del apoyo de miles de ciudadanos que, propiamente sólo
acudían con la fuerza de la esperanza y su cantidad numérica.
Sin
la comunicación por la radio y la resistencia ese día hubieran perdido el último
bastión de la lucha mediática. La forma en que las barricadas y grupos de
vecinos y simpatizantes, que llegaban a resguardar las instalaciones, parecía
una estrategia planeada, que no lo fue. Llegaban de todas partes de la ciudad,
no había calle por la que no pasara alguien que iba de apoyo.
La
barricada de Brenamiel llegó por avenida ferrocarril, con un nutrido grupo de
integrantes que la caracterizaban, chavos banda, limpia parabrisas, niños de la
calle, la “banda pesada” como era llamada por muchos (Venegas, 2009). Este
contingente cercó por un costado a la PFP, que no pudo resistir el embate. Mientras los simpatizantes
seguían llegando por todos los puntos cardinales, se agrupaban y mantenían el
ataque con piedras, petardos, cohetones, bombas molotov y todo aquello
susceptible de ser lanzado, incluso un tanque de gas incendiado, realmente una escena
épica.
Luis
Hernández Navarro la comparó con la intifada palestina, quizá diferente, se
puede asegurar. Pero sin duda, un pueblo aguerrido, sin más armas que la
creatividad, el ingenio y su propio cuerpo enfrentando a las fuerzas policiales.
Durante ocho horas y al final, quizás lo que nadie esperaba, la retirada de los
elementos de la PFP. Genaro García Luna, encargado del operativo, aseguro que
el propósito no era Radio Universidad, sino abrir el paso en Avenida
Universidad, ello a pesar de que se publicaron tomas de video donde intentan
romper las cadenas y candados de C. U.
La
resistencia del movimiento oaxaqueño, en 2006, es posible agruparla en dos
tipos, resistencia pacífica y violenta. Por Resistencia pacífica se trata de
exponer a aquélla que se realiza, haciendo uso de los derechos civiles y
políticos, públicamente, sin afectar a terceros, exigiendo la garantía de hacer
valer los derechos humanos; se entiende, no se trasgreden las leyes
establecidas y evitan enfrentamientos con otros grupos. Entre éstas se puede
mencionar el uso de medios de comunicación para difundir sus ideas y programas,
las manifestaciones, mítines, plantones y paros cívicos. El uso de las
barricadas y los cierres, a pesar de vulnerar los derechos de los no involucrados
también son considerados pacíficos, por no recurrir directamente a la violencia
física y como medio de defensa ante la violencia estatal.
Los
medios de comunicación (cohetes de fiestas religiosas, radio, internet,
periódicos) fueron la expresión más clara de la resistencia oaxaqueña. Lograron
romper el cerco mediático que los gobiernos federal y estatal mantenían en
torno al conflicto. Lograron rebasarlo y hacer uso de él en beneficio de su
movimiento. Ése ha sido el gran aporte del movimiento oaxaqueño a la sociedad,
hacer uso de las formas de comunicación masiva, tradicionalmente en manos de
algunas empresas y que por un momento fueron usadas para difundir los mensajes
de la organización.
Si
bien el uso de la radio no fue nuevo en este conflicto (ya se había hecho uso
de él en centro América y en algunas comunidades de Oaxaca), si lo fue de la
forma en que consiguieron hacerlo, tenerlo en su posesión y transmitir de forma
abierta y no clandestina las consignas y mensajes que los locutores consideran
necesario. Tanto las megamarchas, como los cierres de avenidas, bloqueos de
oficinas gubernamentales y mítines, actividades públicas en su totalidad fueron
formas de resistencia. Modalidades garantizadas por la constitución general de
la República, que hacen uso de los derechos establecidos y que si bien impiden
algunos de los derechos, como el libre tránsito, no son formas violentas de
manifestación. Al tiempo servían para mostrar el apoyo social con que contaba
el movimiento.
Las
barricadas surgen como una necesidad de defensa ante los ataques de las
“caravanas de la muerte” y se convirtieron, como se mencionó anteriormente, en
un elemento de organización. Las barricadas fueron una forma pacífica de
manifestarse y protegerse. En éstas se gestaron nuevos colectivos y asambleas
barriales. Fueron el elemento esencial de las formas de resistencia que
tuvieron que enfrentar el ingreso de la PFP, y los eventos del 2 y el 25 de
noviembre de 2006.
Como
resistencia violenta se tratan de agrupar los hechos que tuvieron que ver
directamente con la violencia física. A un grupo de estos hechos se propone
llamarlos defensa de posiciones por estar enmarcados en la defensa de, primero,
el plantón (14 de junio) y posteriormente la defensa de la ciudad ante la
incursión de la PFP (enfrentamientos para intentar mantener algunas
barricadas), la defensa de Radio Universidad (2 de noviembre) y la muestra del
repudio a la presencia de las policías federales (25 de noviembre), y se puede
agregar que fueron actos defensivos.
Durante
los meses que duraron las barricadas también ocurren algunos actos violentos de
parte de los miembros de la APPO. En entrevista Benítez (2007) comenta que
realizaron algunos actos como solicitar o expropiar alguno bienes particulares,
como comida en Dominos Pizza, o latas de pintura en ferreterías. Estos actos
son considerados por muchos como actos vandálicos y que violentaban a la
población que no intervenía en el conflicto (Ramírez, 2010).
7.
Palabras
finales
El
uso de la violencia en la ciudad de Oaxaca ha sido, y es, calculada, totalmente
racional. Busca como fin el mantener a un grupo en el poder. Los grupos que se
disputan el poder están concentrados dentro del Partido Revolucionario
Institucional (PRI). Las formas de violencia usadas antes, durante y después
del conflicto de 2006 han sido de diversas. El Estado que posee la violencia
(no el monopolio, pues existen varios grupos informales violentando a la
población, ni legítimo, principal causa del conflicto de 2006 y de diversos
movimientos sociales) excede las facultades que le da la constitución, busca
mediante el asesinato, el encarcelamiento de líderes y la represión para desarticular
la oposición que tiene.
La
resistencia de diferentes grupos que ya era abierta (Scott, 2000), pasó a
concretarse en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, como la expresión
más desinhibida de rebelión contra el Gobierno Estatal. Es posible observar que
lo que Tarrow denomina rebelión y movimiento social comparten el espacio,
tiempo y lucha. Un sector de la población se subleva, pero al llegar la
represión se repliega, una gran parte más ya agrupada anteriormente en
organizaciones o recién incorporada resiste y se conduce como movimiento
social, después de la represión se mantienen como oposición y continúan desde
diferentes vías exigiendo la satisfacción de sus demandas.
Ambos
sujetos sociales, Estado y APPO, no son comprensibles por sí mismos. Es
necesario analizar las relaciones entre ellos, tanto las negociaciones como los
actos de violencia en que incurren los dos. Para ello es imprescindible
entender las formas en que actúan transgrediendo cada uno los parámetros
establecidos, formal e informalmente, por la sociedad oaxaqueña. Es decir,
diversas acciones de la APPO resultaban transgresoras de las convenciones
sociales de determinados sectores de población, así como los actos del
ejecutivo local violentaban los derechos constitucionales de la disidencia.
Nuevamente
considerando que el Estado es la personificación institucionalizada de la
violencia, y que cuenta con marcos legales y legítimos para ello. Tomando como
punto de partida las facultades que la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, la Constitución del Estado de Oaxaca y todas las leyes y
reglamentos secundarios se puede pensar lo que ocurrió en ese Estado en 2006.
El Gobierno de Ulises Ruiz excedió sus facultades en contra de los dirigentes,
cometió abusos de autoridad y permitió que sus subalternos los cometieran.
Mientras las autoridades federales lo permitían y posteriormente legitimaron.
La
violencia, que se vivía previamente en el Estado, se recrudeció sobrepasando
todo margen que permitía la legitimidad anterior. Mediante el encarcelamiento,
tortura, asesinato y represiones masivas, el Gobernador pretendió causar miedo
en la sociedad en desacuerdo y con ello impedir acciones en su contra. Logró
después de varios meses conseguirlo. Medianamente, la asistencia a las marchas
y las actividades diarias de los simpatizantes del movimiento se vieron
mermadas, el miedo se apropió de activistas, pero no sólo en ellos, personas
que no participaron también temían por su seguridad. La represión del 25 de
noviembre mostró que cualquier persona que se encontrara en la vía pública
podría sufrir las consecuencias de la represión.
Muchas
personas que participaron directa y abiertamente en 2006 no se acercan al
zócalo de la ciudad pues temen por su seguridad, no pueden trabajar pues temen
represalias. A cuatro años del movimiento siguen las detenciones y la fabricación
de pruebas. Ésta era la finalidad de las acciones de Ulises Ruiz, mermar el
movimiento y apostarle a su desgaste que logró, mediante la violencia, el miedo
y la aprobación federal, mantenerse en su puesto mientras continúa la violencia
en toda la entidad.
A
partir de que se conformó la APPO e iniciaron las acciones conjuntas para
lograr cambios sustanciales, el gobierno inició campañas en contra de todos
ellos, desde los medios de comunicación, hasta el uso de armas de fuego y toda
forma de violencia colectiva e individual para tratar de limitar y aminorar el
apoyo social al movimiento. Durante los meses que duró el conflicto hizo uso de
los recursos legales e ilegales que tenía a la mano para conseguir terminar con
la disidencia, no lo logró, pero sí consiguió mantenerse en el poder y dejar
miedo en la sociedad, miedo a mostrarse abiertamente en su contra, aunque no
sucedió con todos, muchos de ellos se mantienen en lucha y resistiendo a la
violencia en su contra.
Después
de conocer un poco más a fondo la forma de organización y composición de la
APPO es claro que esa misma pluralidad generó diferencias y disensos al
interior de la Asamblea, pero al mismo tiempo el sentimiento de unidad y una
muestra de lo que es posible hacer con disposición de las partes involucradas.
Después de cinco años también es posible observar más claramente las
intenciones de muchos de los grupos que se integraron en el movimiento de 2006.
Quienes buscaban usarlo como un paso en la consecución de fines políticos,
movimientos políticos; los que buscaban realizar una cambio sustancial en la
sociedad oaxaqueña, movimientos sociales; y los que se integraron con motivo
del agravio sufrido y en solidaridad con el magisterio y demás organizaciones
para después volver a tratar de reconstruir su vida cotidiana, rebelión.
A
pesar de no ser el tema central de este trabajo, el caso de los municipios por
usos y costumbres debe ser revisado. Es imprescindible que ese derecho
consuetudinario sea convertido en positivo, que se tipifiquen los medios de
elección de autoridades, pues como se vio son indefinidos y en la mayoría de
las ocasiones sirven a los grupos en el poder más que a las comunidades mismas.
No se quiere decir aquí que se deban ajustar plenamente al derecho moderno,
sino más bien, partiendo de los derechos civiles, políticos y sociales se creen
marcos jurídicos que permitan hacer uso de los derechos de todos.
Esta
propuesta incluye también lo referente a sanciones que se aplican en esas
comunidades, pues en la mayoría de estos municipios las mujeres son víctimas de
discriminación y carecen de todo tipo de derechos. Es imprescindible que cada
ciudadano y ciudadana cuente con la garantía de que sus derechos serán
cumplidos, sólo así los agravios en contra de las personas en desventaja social
o económica serán poco a poco menores.
Acrónimos.
AFI- Agencia Federal de Investigaciones
PFP-Policía Federal Preventiva
APPO- Asamblea Popular de los Pueblos de
Oaxaca
AMZ-Alianza Magonista Zapatista
CCIODH-Comisión Civil Internacional de
Derechos Humanos
CIDH-Comisión Interamericana de Derechos
Humanos
CIPO- Consejo Indígena Popular Oaxaqueño
CIPO-RFM
CNTE-Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación
COCEI-Coalición Obrero Campesino
Estudiantil del Istmo
CODECI-Comité de Defensa Ciudadana
CODEDI-Comité por la Defensa de los
Derechos Indígenas Xanica
CODEM-Comité de Defensa de los Derechos
de la Mujer
CODEP-Comité de Defensa de los Derechos
del Pueblo
COMAO-Convergencia del Magisterio
Oaxaqueño
COMO- Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas
1ro de Agosto
COMPA-Coordinadora Oaxaqueña Magonista
Popular Antineoliberal
COSIC-Coalición de Organizaciones Sociales
Independientes de la Cuenca
EPR- Ejército Popular Revolucionario
FPR- Frente Popular Revolucionario
FSODO-Frente de Sindicatos y
Organizaciones Democráticas de Oaxaca
FUDI-Frente Único en Defensa Indígena
IEEPO-Instituto Estatal de la Educación
Pública de Oaxaca
MMO-Movimiento Magisterial Oaxaqueño
MRM-Movimiento Revolucionario del
Magisterio
MSM-Movimiento Social Magonista
MULT-Movimiento Unificado de Lucha
Triqui
MULT-I-Movimiento Unificado de Lucha Triqui-Independiente
OIDHO-Organizaciones Indias por los
Derechos Humanos en Oaxaca
OIR-lm-Organización de Izquierda
Revolucionaria-línea de masas
ORTE-Organización Revolucionaria de los
Trabajadores de la Educación
PODER-M
CODEP- Promotora de la Organización Democrática Revolucionaria del Magisterio
del CODEP
PRAXIS-COCEI-Coalición Obrero Campesino
Estudiantil del Istmo
SOCAMA-OAX-Solidaridad
Campesina-Magisterial
SNTE-Sindicato Nacional de trabajadores
de la Educación
UABJO-Universidad Autónoma Benito Juárez
de Oaxaca
UBISORT-Unidad de Bienestar Social de la
Región triqui
UCIZONI-Unión de Comunidades Indígenas
de la Zona Norte del Istmo
UTE-Unión Nacional de Trabajadores
VOCAL- Voces Oaxaqueñas Construyendo
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Entrevistas
Benítez, Alejandro (2006), entrevista
realizada por Leonardo Herrera Mejía el 15 de Diciembre de 2006 en la Cd. de Puebla. Locutor durante la toma de
Radio Universidad, y estudiante de la Facultad de Derecho de la UABJO.
------ (2007), charla realizada en
abril. Estudiante de la Facultad de Derecho de la UABJO y locutor de Radio Universidad. En el marco del
Tercer Foro Internacional de Derechos Humanos en Oaxaca, realizado en el
ICSYH”AVP”-BUAP.
Elo (2009), entrevista realizada por
Leonardo Herrera el 9 de septiembre en el zócalo de la Ciudad de Oaxaca, y una
charla un mes después durante una comida. Es activista de la Coordinadora de
Mujeres Oaxaqueñas.
García, Pedro (2009), entrevista realizada
por Leonardo Herrera y Julio Broca el 6 de septiembre. Fue estudiante de la
Facultad de Derecho de la UABJO en 2006 y miembro del Frente Popular
Revolucionario (FPR), secuestrado tres ocasiones y encarcelado una de ellas.
Guzmán, Mario (2009), entrevista
realizada por Leonardo Herrera y Julio Broca el 5 de septiembre. Artista
Gráfico, miembro del FPR y dirigente de la Asociación de Artistas
Revolucionarios Oaxaqueños (ASARO).
López, Castulo (2009), entrevista
realizada el 20 de Diciembre, en el edificio de su organización. Estudiante de
la Facultad de Derecho de la UABJO y miembro activo de Comité de Defensa de los
Derechos del Pueblo, CODEP.
López, Florentino (2009b), Entre vista
realizada por Leonardo Herrera y Julio Broca el 4 de septiembre. Es delegado
estatal del Frente Popular Revolucionario, ex consejal y vocero de la APPO.
Olivera, Omar (2009), entrevista
realizada por Leonardo Herrera y Julio
Broca el 8 de septiembre en las instalaciones de Radio Plantón, donde es
locutor desde 2005. Es profesor adscrito a la sección 22 del magisterio.
Pereda, Benito (2006), estudiante de la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma Benito
Juárez de Oaxaca, preso político del movimiento, entrevista realizada los días
28 de noviembre de 2006, 25 y 26 de mayo de 2006 en la Ciudad de Puebla, 12 y
13 de abril de 2007 en Oaxaca y el 25 de febrero de 2007 en la Ciudad de
México.
Secretaria de Alianza y Gestoría (AyG)
(2009), Entrevista realizada por Leonardo Herrera el 7 de septiembre de 2009. En
anonimato a funcionario de ésta oficina en el edificio de la sección 22 del
magisterio.
Sosa, Flavio (2009) entrevista realizada
Leonardo Herrera y Julio Broca el 4 de septiembre en la Casa del Movimiento, en
la Cd. de Oaxaca, representante del grupo Nueva Izquierda Oaxaqueña (ya no
existe) por lo que fue consejal, vocero y uno de los líderes más visibles de la
APPO en 2006, actualmente a renunciado a la APPO y es diputado local.
Trujillo, René (2007), Charla con el
autor realizada en la Cd. de Puebla en noviembre de 2007. René era estudiante
de la Facultad de Derecho en la UABJO. Fue locutor durante la toma de Radio
Universidad secuestrado, torturado y
entregado a la PGR con cargos de asalto con violencia.
Venegas, David (2008) entrevista
realizada por el autor el 16 de octubre de 2008. Fue miembro de la Barricada de
Brenamiel y Cinco señores, de donde fue representante y concejal de la APPO,
fue detenido por tráfico de drogas, encarcelado 11 meses y puesto en libertad
por ausencia de pruebas, actualmente es miembro de VOCAL.
------ (2009), entrevista realizada por
Leonardo Herrera y Julio Broca el 13 de septiembre en la casa de VOCAL.
Informes
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el primero de mayo hasta el 31 de diciembre.
Imparcial
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de mayo hasta el 31 de diciembre.
Noticias,
Voz e Imagen de Oaxaca (2006), seguimiento de
noticias diario desde el primero de mayo hasta el 31 de diciembre.
Tanto las rebeliones como los movimientos sociales no surgen por espontaneidad.
Es un conjunto de actos considerados por un grupo como agravios que se van
acumulando hasta que las oportunidades políticas permiten que se realice la
acción colectiva (Moore, 1989 y Tarrow, 1997), se le denomina aquí
cuasi-espontanea pues emerge en un momento no previsible, pero con antecedentes
de gestación en la subjetividad colectiva.