La
música en la España de los ochenta
Por: Jorge Luis Gallegos Vargas[1]
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Fuente de imagen: https://www.pinterest.com/nitratobcn/musica/ |
En la música, surgieron agrupaciones como Alaska y
los Pegamoides –quienes más tarde se convertirían en Alaska y Dinarama y
posteriormente en Fangoria–, Parálisis Permanente, Mecano, Nacha Pop, Las
Vulpess, Kaka de Luxe, Gabinete Caligari, Radio Futura, Secretos, Décima Víctima,
Refrescos, Los Toreros Muertos, Hombres G, Olé Olé, entre otras bandas que
exploraron entre el afterpunk, el rock subterráneo y trasgresor.
Reaparecieron cantantes como Joaquín Sabina, Miguel Ríos y Luz Casal.
Aunque el centro del movimiento contracultural fue
Madrid, rápidamente abrió horizontes hacia las ciudades más importantes de
España. En Barcelona surgen grupos como Los Burros, los Rebeldes y Loquillo; en
Galicia: Siniestro Total; en la cordillera cantábrica: Duncan Dhu; en el sur:
Danza Invisible, Héroes del silencio, Peor Imposible, La Unión. Los sonidos
comenzaron a cambiar: se incorporaron ritmos como el techno, el rockabilly,
el afterpunk, el reggae, el funk, el pop y el
gótico. Radio Futura constituyó el paradigma más importante.
Especial mención merecen las creaciones musicales de Ignacio Canut y
Carlos Berlanga, quienes con sus composiciones, acompañadas con la voz andrógina e imagen punk de la mexicana
Olvido Gara, mejor conocida como Alaska, lograron convertirse en el icono de la
movida madrileña.
A pesar de no encajar mucho en el discurso de la movida,
Mecano, grupo integrado por Ana Torroja, José María e Ignacio Cano, son
referencia obligada de la España de los ochenta, esto por ser una de las
agrupaciones que más impacto ha tenido, por lo menos, en Latinoamérica; además
marcaron una nueva forma de hacer pop: letras con un trasfondo social,
cargada de metáforas.
Es quizá, lo más interesante de Mecano el presentar
letras escritas en masculino, todas ellas de los hermanos Cano, e interpretadas
por una voz extremadamente femenina, con timbre muy suave, jugando con una
imagen andrógina.
La pretensión de la no trascendencia, la ideología
juvenil dejó un legado en las creaciones de la época. El discurso musical, del
que se cuenta con más referentes, retomó la idea de los movimientos underground.
La música fue el detonante para entender la nueva forma de vida nocturna de
Madrid; ésta, a su vez, impregnó al cine, el cómic, los medios audiovisuales de
información, el diseño, etc.
[1] Acerca del autor: Es
maestro en Literatura Mexicana por la FFyL – Buap, y miembro activo en Óclesis,
Víctimas del artificio.
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