El Deliro: entre la Locura y la Poesía
Por: Pablo Francisco Garay
Marín.
Al
final de la Edad Media, la lepra desaparece del
Mundo
Occidental […] Durante siglos, estas
extensiones
(Tierras) pertenecerán a la inhumano.
Del
siglo XIV al XVII, van a esperar y a solicitar por
medio
de extraños encantamientos una nueva
encarnación
del mal, una nueva mueca del miedo,
una magia renovada
de
purificación y de exclusión.
Michel
Foucault (1998)
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Obra publicada en Óclesis 5. Autor: Gustavo Mora |
Una
nueva encarnación del mal.
Son las primeras líneas que se pueden leer en el ejemplar texto de Michel
Foucault. Suenan contundentes, juiciosas, aventuradas, tal vez espinosas, pero
bastante útiles, si se va a hablar de la locura, porque quizás debamos
distinguir entre Locura y Psicosis. El punto es que para hablar
del tema de la Psicosis, hay que hablar de la locura, de su historia, de sus
formas y evoluciones, de su sufrimiento reclusivo, de los males y abusos de sus
tratamientos, de las técnicas y los fármacos. Es aquí como inserto el libro de
Foucault. Me parece que es un singular ejercicio de recoger todo cuanto sea
posible de la locura, nos lleva en un recorrido que va desde los leprosos, los
monjes, el teatro y la farándula, la medicina y la reclusión, las
administraciones gubernamentales, en fin: todo un recorrido histórico, pero
además –y he aquí una de sus riquezas- nos permite elucidar, todo un recorrido
ideológico, especulativo e idiosincrático que la locura, como fenómeno, ha
tenido a lo largo de la historia.
Esto es importante y retomamos nuestra
frase inicial, porque justamente ha sido la concepción mayoritaria que se ha
tenido de la locura, no sólo en aquellos siglos de las Narrenschiff, sino –a través de los años- hasta nuestros días, en
que se asocia al mal-llamado “loco” con la tontería, la necedad, el crimen, el
sin-sentido, la enfermedad incurable,
la sin-razón y –no siendo la mayoría-como una estructura psíquica, ahora bien,
si hablamos del delirio, no será diferente la concepción vulgar, al definir el
delirio como una manifestación insensata del ser, como lo define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española:
Delirio; Desvariar, tener perturbada la razón por
una enfermedad o por una pasión violenta. Decir o hacer desprovistos o
disparates. Desatinar.
Pero cuál es la concepción
inédita y genial –en su momento- de Freud acerca del delirio y que más adelante
Lacan amplía. Freud afirma que el delirio, lejos de ser una manifestación
insensata y futes, nos dice que el delirio engloba todo el núcleo de un
conflicto psíquico que sólo es posible expresarlo mediante el discurso y que sólo
a través del análisis de la lógica del delirio mismo es posible adentrarse en
aquel conflicto psíquico. Esta afirmación la presenta a propósito de analizar
un caso clínico del que fuera el Senatpräsident
de la Corte Suprema de Justicia en Dresde Alemania, el Dr. Daniel Paul Schreber,
que a partir de este análisis descrito con la genialidad de Freud, pasó a la
fama de los anales de la historia del psicoanálisis.
Desde el punto de vista
clínico, el delirio entonces queda como una tentativa de cura y es sólo a
través del análisis de éste y sus componentes que el analista puede focalizar
los elementos del delirio que son estructurales y estabilizarlos sin que por
ello el delirio sea erradicado, pues es este mismo, un llamado de cura que hace generalmente el sujeto al otro que
escucha, con el fin de hacer oír
parte de su conflicto psíquico. Lacan continúa esta tradición y vas más allá al
proponer la locura y el delirio, como un fragmento de genialidad creadora e
incluso lo vincula a la poesía misma. En su visión que desarrolla a lo largo de
su obra, la locura no era una deficiencia, ni incapacidad para la expresión
como lo planteaba la Psiquiatría Tradicional (American Psyquiatric Association 1987).
La locura podía ser otra forma
de expresión de la experiencia humana. Ello se ve ampliamente en las
producciones creadoras de la locura donde ésta, no sólo no impide la creación,
sino que puede ser la fuente misma. Allí donde se veía en el delirio una
deficiencia, Freud y Lacan lo concebían como una actividad implicada en el
orden del Sentido. Así en la locura, el delirio tiene en sí mismo un “valor de Realidad”. Desde otro enfoque,
Lacan aparentemente va más allá de Freud, al afirmar incluso que el Delirio del
mal llamado loco y los
sueños-chistes-lapsus de la cotidianeidad, pueden ser la cara de una misma
moneda, a saber; la Poesía. Poética
que estalla en el enigma de la risa, se anuda en los avatares de la
cotidianeidad y se cifra en el disfraz nocturno del deseo. Poesía maldita y miserable, aquélla del que se arriesga por ello, a vivir la pasión
de los poetas malditos, aquéllos que se arriesgaron a viajar al infierno para
contarnos de él.
Lacan retoma el uso del término
de Poiesis de Heidegger para hacer
referencia a ese momento “divino” de creación o alumbramiento, donde el Ser del
Sujeto se deja poseer para dar paso a la creación.
Heidegger usa la imagen de la metamorfosis del gusano, justo en ese preciso
momento de alumbramiento. Lacan retoma este concepto, definiendo toda
manifestación de lo inconsciente (lapsus, síntomas, deliro, etc.) como el
momento de Poiesis, aquél donde el
sujeto, en esa misma condición de sujeto de lo inconsciente, es presa de algo más, que lo habita y lo somete y de
lo cual solo aflora en un precioso momento de creación. El loco de la
Psiquiatría Tradicional puede ser el poeta de la modernidad, el miserable, mi-ser-hable.
Bibliografía.
American Psychiatric Association (1987) Diagnostic
and Stadistical Manual of Mental Disorders (3rd. Edition)
New York.
Freud, S. (1998) Puntualizaciones psicoanalíticas
sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente, tomo XII. Amorrortu editores. Buenos
Aires.
Foucautl, M. (1998) Historia de la locura en la Época
Clásica. Fondo de Cultura Económica. México.
Lacan, J. (1984) El seminario, libro 3 “Las
Psicosis”. Paidós Buenos Aires.
Lacan, J. (1999) De una cuestión preliminar a todo
tratamiento posible de la psicosis en
Escritos II. Siglo XXI. México.
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la
lengua (22nd ed.)
Madrid, España.
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