domingo, 12 de enero de 2014

El Zarco
Por: Elizabeth Martínez Castillo

Fuente de imagen:
http://batallaliterariaxix.wordpress.com/2012/03/24/el-zarco-juarez-y-altamirano/
Al escarbar la riqueza de un  pueblo y de una gran nación, encontraremos  raíces demasiado profundas reflejándose éstas en su amplia cultura; exhausta de costumbres, tradiciones, lengua, culto, vestido, etc. En cada una de ellas se evidencian las pasiones del hombre, virtudes y valores adquiridos; es una especie radiográfica de los estados de ánimo  de los seres humanos, de su  contexto social y político. Esto es lo que marca la historia.
“El Zarco” forma parte de la historia mexicana… nuestra historia; situada entre 1861 y 1863 novela de sentimiento nacionalista e idealista, destacando valores morales y éticos -ese criterio de juzgar lo bueno y lo malo que anida en la mente y el alma de los hombres-, tales nociones trastornadas por el revuelto de guerras civiles y la pasada guerra de Reforma. País hambriento de patria, territorio, poder y gobierno; marca matices de crueldad, maldad, violencia extrema, injusticias, verdades disfrazadas de palabras y falsedades en actos de amor, con tintes de  inocencia, de justicia -lo más cercano a la palabra-, pero sobre todo de ideales y pensamientos ocultos que sitiaron un gobierno liberal.
Al telón:
-Primer acto, un México con la tipicidad de pueblos pintorescos, cubiertos de mestizaje,  rodeados de dualidades culturales y sociales, codicia y vanidad, odio y amor, mezcla de simpatía y  rencor; en fin, un trueque de sueño y reposo.
-Segundo acto, personajes rigurosamente históricos, fanáticos de la honradez que prefieren morir a degradarse, no por vanidad, ni por conservar una herencia de honor sino porque tal es su naturaleza que lucharon con mil dificultades, con mil adversarios, con mil peligros;  ¡imposible resignarse a tal sumisión! A seguir sin más que aspirar. Aquellas muertes serían estériles de todo hecho, ¡nada glorioso!, fueron pruebas de valor y de honor, que determinaron una fortaleza de libertad, de y para el gobierno; con hombres que persiguieron un servicio de justicia y humanidad ¡gran responsabilidad! y con franqueza diré que tal grandeza y virtudes solo pocos son concebidos. Era difícil salir avante mas no fue imposible.

-Tercer acto, no basta “sólo” ser mexicano, hay que sentirse orgulloso de esas raíces forjadas por sucesos ilimitados. Reconquistemos nuestra historia, aquélla que nosotros mismos nos arrebatamos y demostremos nuestra esencia digna de un buen mexicano.

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