El Cambio
Por: Hugo Coronel
Para Josué. Con mi cariño
sincero.
El sol quema mi rostro mientras el
viento frío cala mis huesos, mis manos están teñidas de morado y ya no siento
la nariz, ¡vaya clima! La ruta sesenta y tres no deja ver sus números, tengo
casi un cuarto de hora esperándola, cuarto para las nueve, creo que ya no
llego, pero qué importa, si no me han contratado, si sólo estoy como un adorno
en esa dinámica del ser y no ser, en donde casi nadie es responsable y todos
son culpables, ella dice que el tráfico es infernal, que existe gente suicida
al volante, que se arrojan a los vacíos sin dejar testamentos.
Hace frío, este
invierno loco, calor frío, frío calor, esta dicotomía, dice mi maestro que debe
existir el mal para que exista el bien, el infierno para el paraíso, el amor
para el odio, ¿y la riqueza para la pobreza también? Qué sé yo de esas cosas,
cómo puedo medirlo. -No aparece el microbús-. Cómo me impresionan los edificios
altos, sus ventanas enormes, sus antenas elevadas, pareciera que quieren besar
el cielo, no había notado que sobre este bulevard varios edificios son muy
altos, el pavimento no es tan malo, restaurantes, algunas tiendas, ¡ya viene mi
ruta!
Gracias señor,
aquí tiene. -¿No tiene cambio?-. No señor, le respondí de inmediato, él aceleró
tan aprisa que apenas pude sostenerme del pasamanos, ha metido ya la segunda
velocidad y se pasó a tercera, estoy viendo cómo su pie se hunde en el
acelerador, bueno al menos llegaré pronto. -¿Perdone tiene mi cambio?–, le dije
al conductor mientras mi cabeza se movía al vaivén de las curvas del boulevard,
-¡Ahorita se lo paso!-. Me contestó mientras rebasaba a varios autos, volteé
hacia el interior del microbús y alcancé a ver un asiento, ¿me sentaré?, pero ¿y
mi cambio? Vaya, si que vamos aprisa, me parece que voy a recuperar el tiempo
de la espera. Yo creo que mejor si me siento, esta mochila si que pesa, libros
y libros, y para qué sirven, es una buena pregunta.
¡Señor, mi cambio!
Metió su mano al pantalón y aceleró más, y más, y su mano en el pantalón, un
asiento atrás, y mi mochila tan pesada. No recuerdo en qué momento bajé del microbús,
la gente alrededor comenta que el microbús dio tres vueltas antes de impactarse
contra los autobuses estacionados al lado de la gran avenida, el informe dice
que hubo dos muertos, el conductor y un hombre con una mochila llena de libros
y con algunas monedas en su mano.
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Fuente de imagen: http://plaqueta.blogspot.mx/2008/07/post-en-tiempo-real-desde-un-microbs.html |
Me encanto la adaptación a la realidad de mi pasaje en las noches.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario; siempre es bueno saber que hay alguien que está al otro lado de las letras. Un fraternal saludo.
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