Gabriela Mistral: extranjera siempre
Por:
Estephani Granda Lamadrid
Óclesis
Me
nació de cosas que
que
no son país:
de
patrias y patrias
que
tuve y que perdí;
de
las criaturas que yo vi morir;
de
lo que era mío
y
se fué de mi.
(Fragmento)
País de la ausencia/
GABRIELA MISTRAL
El
exilio, según la mitología judía, es un estado natural para la mujer y el
hombre retomando aquella historia paradisíaca dentro del Edén, en donde
irremediablemente era un Adán y su esposa Eva los que salían expulsados. He ahí
la peregrinación y la añoranza por la patria, la tierra de donde fueron
creados.
Sin embargo, este exilio, a través del
tiempo ha tomado muchas formas, hasta convertirse en un estado simplemente de
peregrinaje, dentro del cual se busca el conocimiento de uno mismo dentro de
los demás, desde una óptica distinta, en la que el encuentro siempre está
inmerso en el otro.
Durante la primera mitad del siglo XX,
específicamente en Chile, surgen las voces que comenzaron a cambiar la
concepción de la poesía. Esta fuerte influencia sobre Latinoamérica no es
simplemente con una cuestión geográfica, sino que se extiende más allá para
posar delicadamente en algunas fibras de Europa.
Temporalmente, esta época está situada
entre grandes conflictos donde están involucrados muchos países: España pierde
sus últimas colonias en América y sufre una guerra civil, la Primera Guerra Mundial, y el
preámbulo de una Segunda Guerra Mundial que estremecen los conceptos de nación
y patriotismo, entre otros. Estos acontecimientos, junto con la reciente
aparición del Modernismo, que es herencia de Rubén Darío, dan como resultado la
aparición de dos corrientes visiblemente marcadas, por un lado la imponente
visión y postura que toma Vicente Huidobro y su creacionismo, y por el otro
lado, el maternal tono en que Gabriela Mistral presenta al mundo literario su
trabajo a través de la conciencia de la Americanidad.
Hablar de la poesía lírica, es de por sí
enfrentarse con un mundo libre, un mundo diferente, propio y auténtico. Hablar
de pocos y buenos poetas líricos es aún más complicado, empero, Gabriela
Mistral resulta ser un ejemplo contundente.
Al referirnos a esta poesía lírica,
naciente entre este remolino de sentimientos patrióticos que envolvían a casi
todo el mundo, es hablar de la poesía que busca su propia imagen, su propia
identidad, y que resulta novedosa al mismo tiempo que encuentra su origen
dentro de su propio cuerpo, una América que se reconoce así misma en cada
localidad que se encuentra hermanada de algún modo, tal vez ahí se encuentre el
artificio de Mistral.
Lucila Godoy Alcayata, como se llamaba
en realidad la poeta chilena Gabriela Mistral, encuentra dentro de un exilio
tal vez creado a propósito para alejarse de la fatalidad que la marcó desde
joven, sea el motivo por el cual durante prácticamente toda su vida haya estado
viajando, desde México, Estados Unidos, Brasil, Portugal, Francia, Italia,
hasta España. En este último país, es donde encuentra la oportunidad para aflorar
su irrestañable piedad hacia los niños
abandonados de la guerra disponiendo de los recursos que se obtuvieran de
su trabajo para ellos, mostrando así como la
madre frustrada en la carne se hacía un poco la madre espiritual de muchos,
como maneja Guillermo de Torre en un
pequeño estudio sobre Mistral en su libro Tres
conceptos de la literatura Hispanoamericana
Este acento materno perdurará dentro de
su segundo libro, titulado Tala, en donde se encuentran reunidos varios poemas
agrupados en ocho secciones, y en donde, además, se agrega un sección para las
notas dentro de las cuales se explica algún sentido, en un principio, este lazo
doloroso que ardía dentro de Mistral cuando los niños vascos eran los
perseguidos, los exiliados, los desaparecidos.
Es
mi mayor asombro, podía decir también que mi más aguda vergüenza, ver a mi
América Española cruzada de brazos delante de la tragedia de los niños vascos.
En la anchura física y en la generosidad natural de nuestro Continente, había
lugar de sobra para haberlos recibido a todos (…)
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Fuente de Imagen: http://www.arts-history.mx/sitios/index.php?id_sitio=391660&id_seccion=504249&id_subseccion=204119 |
Pese a ello, este poemario hace muestra
de una América en la cual podríamos decir que Gabriela vive, canta, duele y es
conmovida por cada fragmento que va
recolectando en su travesía por este continente, en el que cada paso dado es
una pieza del rompecabezas que forman la americanidad, en la cual están
circunscritos los poemas. Así por ejemplo, en la sección denominada América, se encuentran plasmadas las
cosmovisiones con las cuales, esta poeta sensiblemente deslumbrada por un mundo
desconocido, encuentra una estrecha relación, desapareciendo las divisiones
físicas entre los países, dejando simplemente la voz de un poeta lírico
cantando a las más bellas estampas, y en donde, además, se encuentra un tono
bastante personal, que es una marca en el trabajo que Mistral hereda a la
literatura, ondeando su siempre bandera de extranjera con la cual describió una
perspectiva femenina y cotidiana dentro de la poesía Chilena.
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