Retiren
a las mujeres vestidas como indias
Por:
Alma Estrada Rodríguez. Colaboradora
Óclesis
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Fuente de imagen: http://www.lr21.com.uy/mundo/1094055-indigenas-sobrevivientes-del-genocidio-esperan-justicia-en-guatemala |
Ésta
fue una reseña extraída del blog electrónico del grupo cultural Óclesis:
víctimas del Artificio (www.oclesis.blogspot.com), publicada en el mes de mayo
de 2010 (que por cierto dicho blog ya no existe pues el artificio de alguien
sin ética ni escrúpulos se quedó con las claves y jamás pudimos recuperar la
información –sí, hablamos del que fuera alguna vez “editor” de los espacios en
la red-; ahora él lo usa descaradamente, pero ésa, es otra historia)[1],
la cual nos instala en el relato de la situación de dos mujeres que en un día
de descanso quisieron tomar un paseo por la zona exclusiva de Polanco, se
dirigieron hacia una plaza comercial reconocida, muy lujosa, con la intención sólo
de observar los aparadores. El paseo seguía su curso, con normalidad, hasta que
se percataron de las miradas incrédulas de los vigilantes a quienes les
preguntaron dónde estaba la entrada, estos al verlas encendieron sus radios, de
manera que cuando entraron todo el personal sabía de su presencia. Ellas siguieron observando los aparadores, preguntaron
precios de algunas prendas, bolsas, joyería, todo esto era por curiosidad, ya
que los precios eran exagerados. Decidieron pues tomar un descanso en un
restaurante italiano, de la misma manera el personal estaba sorprendido por su
presencia y de manera irónica ofrecieron sus servicios a las distinguidas
damas.
Lo
importante de esta excursión no es la plaza comercial, ni la joyería o un sweater color hueso con flores bordadas que
les encantó. Lo interesante fue la conmoción que causaron entre el personal y
guardias de seguridad que las seguían con la mirada. Se trataba de Cecilia y
Petrona, dos mujeres tzeltales del estado de Chiapas, portando sus trajes
regionales y comunicándose a través de una lengua indígena, además Cecilia era
la traductora de Petrona ya que ella, Petrona, no sabe español. Desde que los
guardias de seguridad informaron de su llegada transmitieron por el radio: “Dos mujeres vestidas como indias acaban de
entrar a la plaza”.
Esto
es a lo que el autor y otros académicos llaman “discriminación de baja
intensidad”, además menciona que en México la única encuesta conocida sobre
discriminación a nivel nacional fue realizada en 2006. La cual indica que la
frecuencia de discriminación se da en
los grupos más expuestos: mujeres, indígenas, adultos mayores, minorías religiosas,
discapacitados y personas con preferencias sexuales diferentes. También hay
gente discriminada por su origen étnico y en los empleos por su apariencia física.
Un ejemplo de cómo la sociedad del siglo XXI vive influenciada por estereotipos
falsos (Artificios, en voz de Óclesis) propagados por la moda y los medios de
comunicación y el desentendimiento que se ha dado cuando se habla de cultura,
etnias e identidad. El mundo actual y las formas de pensar influenciadas más
por la modernidad y la globalización han dejado a un lado a este sector de la
población hasta el punto de la discriminación.
Como
menciona Guillermo Bonfil, batalla en un su artículo: México profundo, una
civilización negada, se ha subornidado a las poblaciones indígenas de México a
través de mecanismos de diferenciación social que colocan a los miembros de las
culturas indígenas como personas ignorantes, primitivas, flojas etc. pero que
esto sólo sirve para crear un escenario que justifica la tremenda desigualdad
social en nuestro país. Se sabe que México es un país de diversidad cultural,
pero también es un país mestizo. El mestizaje se ha dado en todas las regiones
de una u otra manera, y en mayor o menor intensidad. Las ideas de belleza o
imagen física y el lenguaje discriminador de algunos grupos muestran en el
fondo un lado racista. En este racismo hay más que una preferencia de ciertos
rasgos y tonalidades, la discriminación de lo indio es una negación como parte
principal de “nosotros”, tiene más que ver con el rechazo a la cultura que a la
piel bronceada. De este modo, se ha ignorado y ocultado el rostro indio de México,
porque no se considera la presencia evidente e incluso inevitable de nuestra
ascendencia indígena, mostrándonos un espejo en el que no queremos mirarnos.
[1] La información puesta en
paréntesis fue agregada por la comisión editorial de Óclesis, Víctimas del
Artificio.
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