domingo, 18 de mayo de 2014

Los sentimientos enfrentan a la razón

Por: Laura Margarita Sánchez Peña.

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En el prólogo que escribió Juana de Ontañón para el libro “Bécquer. Rimas, Leyendas y Narraciones” (1999) enmarca el Romanticismo como una corriente que se rebela ante dos situaciones principales: La primera ante la lucida razón que el ser humano debe proyectar en su vida; y la segunda ante la vulnerable creencia de que la perfección humana radica en la capacidad pensante como ser poderoso y libre frente al mundo entero. Para el siglo XIX, el ser humano ya no se conforma con la claridad de la razón porque reconoce en su vida aspectos de amor, desamor, dolor, muerte y misticismo que no son posibles resolver con lógica y sabia razón. Frente a esta situación, el ser humano deja de ser un individuo fuerte por sensibilidad y empieza a manifestar su atención a sus propias emociones y sentimientos. Se deja a un lado la teoría que afirmaba Descartes cuando decía que el hombre es racional y libre, ya que como nos comenta Ortega y Gasset, (2007, p.77) en Estudios sobre el amor, aunque ambas las poseemos, sólo son una “tenue película que envuelve el volumen de nuestro ser”.
Cuando el ser humano incorpora su propia debilidad a su razón, es cuando realmente puede manifestarse libre, ya que tiene completa la proyección de su vida por sus experiencias realizadas y por el continuo movimiento del mundo que lo colocan en diferentes situaciones haciéndolo consciente de su realidad, uniéndose aquí la parte racional, emotiva y sentimental.
Es difícil separar la parte sentimental y racional porque ambas han tenido sus frutos provechosos en la humanidad. La razón claramente identificada en el periodo del Renacimiento con la belleza y perfección en el arte; la sentimental unida al Romanticismo como una ruptura a lo establecido, como una manifestación humana por llenar vacíos existenciales, de ahí que algunas obras literarias de la primera etapa, del siglo XIX, sean pesimistas, pues existe en ellas rebeldía e inconformidad por todo lo existente con un gran sentimiento de desilusión y al mismo tiempo un impulso de búsqueda por encontrar algo que pueda ser perfecto con un alto grado de idealismo. Sin embargo, el Romanticismo fue una corriente muy humana por dejar mostrar los sentimientos de manera exaltada y sutil.
La teoría de la cristalización, expuesta por Gasset,(2007, p.13) cuando nos habla del amor hace referencia a un doble sentido que va del idealismo al pesimismo, antecedentes del Romanticismo que comentamos en el párrafo anterior, ya que dice Gasset: “nos enamoramos cuando sobre otra persona nuestra imaginación proyecta inexistentes perfecciones”.
El enamoramiento es una necesidad humana que efectivamente estimula a la imaginación, y que además puede sufrir una desilusión difícil de componer cuando se enfrenta a una realidad, sin embrago es un proceso de vida por el que tendrá que pasar toda persona para descubrir no solo la atención especial que presta  hacia la persona que la atrae, conmueve o enamora, sino hacía el amor como sentimiento verdadero, capaz de eliminar al fantasma de la idealización, y mientras la fantasía de perfeccionamiento proyectada se desvanece, seguirán luchando los sentimientos con la razón cuando el corazón se enamora.


BIBLIOGRAFÍA.
Ortega y Gasset, José. (2007) Estudios sobre el amor. México. Fontarama.

Bécquer. (1999) Rimas, Leyendas y Narraciones. México. Editorial Porrúa. Colección Sepan cuantos. Núm 17.

1 comentario:

  1. Primeramente, saludo a los integrantes de esta página y claro esta a la autora de este ensayo, ya que gracias a publicaciones como estas, el internet no solo se convierte en chismes y juegos, sino también genera opinión y se conoce algo más. En lo personal, tiene algo de cierto esta época del romanticismo, pues yo creo que no solo en esa época surgió el Romanticismo como una corriente nueva y diferente a lo establecido. Actualmente puedes tenerlo todo si lo logras con la razón y lógica, pues así nos venden la idea universal, pero no tendrás una alegría del corazón en la relación con todos los que nos rodean si también no actúas libremente con ese sentir, lo que hable tu yo. Felicidades por el ensayo y ojala el hombre actual analice no solo teorías, sino su propio interior para valorar la importancia de la razón y sentimientos y tratar ambas de equilibrarlas para solo así poder decir: "he alcanzado el triunfo"

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