Arte a la vuelta de la
Urbe
Por: Daniel
Alejandro Barradas de Ita.
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Fuente de imagen: Óclesis: puesta en escena de Diván de Hugo Coronel Dirección y actuación: Ángel Vega |
Domingo por la
tarde, doy un paseo por el centro con la familia; caminando por la calle del Carolino
me encuentro con un grupo de personas observando un espectáculo, escucho que
aplauden y piden más, es ahí cuando volteo y observo a un grupo de actores exponiendo
su trabajo, sí justo ahí, en la calle, y es cuando decido parar a observarlos,
se ve interesante, atractivo a la vista, pero sobre todo impresionante. Una
joven tocando una flauta transversal, con un buen ritmo, que aún tarareo en mi
memoria, un chico con rastas, marcando el ritmo de la flauta con una percusión,
y otro amigo, observando a su compañero cómo se entrega al espectáculo; él ya
había participado anteriormente.
Me
quedo más tiempo del planeado, y observo, deleito mi mirada con un espectáculo
callejero, sí, un espectáculo callejero, pero impresionante; escucho los
aplausos de los demás y me contagio de la alegría; aplaudo el siguiente acto, y
me pregunto, ¿cómo puede mantener ese equilibrio?, por un instante pienso que
se caerá aquel equilibrista, cambio mi pensar, y sigo aplaudiendo, sigo el
ritmo de la gente, pero, sobre todo, sigo observando aquel espectacular acto.
Arte
callejero, arte urbano, artes circenses, sí, es arte, es un espectáculo al aire
libre, a media calle, a medio centro, pero, sobre todo, un amor al arte. Me
encuentro con malabaristas, equilibristas, acróbatas aéreos, todo tipo y
variedad de actos, todo tipo y variedad de actores, jóvenes, de más edad,
tatuados, de clase media y alta, todos unidos por una misma pasión, las artes
circenses.
Conocidos,
amigos y hermanos, terminan formando una familia, una familia que, unida como
las mejores, son hermanos de calle y de artes; todos ellos, todos los actores,
músicos y circenses, son una familia. Formada en los teatros, circos, gimnasio
y en la calle, ellos me recuerdan que la familia no es aquella de sangre
solamente.
Termina
el actor, todos aplaudimos a un solo sonido, y con una sonrisa nos agradece
aquel joven equilibrista, nos dirige unas palabras, y nos recuerda que lo que
ellos hacen es una pasión que llevan por dentro, nos pide nuestro apoyo, y con
gran alegría damos de nuestro bolsillo una cooperación, que sin molestar a
nadie, dejamos a ese grupo de jóvenes, por habernos presentado una obra, y por
haber compartido, un arte más de la urbe conocida.
Tomo
mi camino de vuelta, y con la familia, tomamos paso a nuestro destino
programado, cruzamos palabras de alegría y sorpresa por un acto bien realizado.
Nuevo camino tomamos, y más arte me encuentro, a la vuelta de la urbe.
Dedicado
a aquellos actores urbanos y profesionales de las artes circenses.
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