Sólo una charla trivial
Por:
Noé Cano Vargas.[1]
Imagen. Óclesis: Hotel México. Tehuacán, Puebla. |
Tomando
como base el principio de que todo lo que rodea al hombre es cultura, sentaría
bien exponer las características que rigen el sistema que conecta a los
individuos en la interacción cotidiana, irrelevante situación inicia con el
lenguaje, punto de partida para el desarrollo del bagaje tangible e intangible de
un individuo, de igual forma es el medio principal para la comunicación de ese
cúmulo de conocimiento denominados por el sujeto que los emite como verdades.
En
un día como hoy hay miles y miles conversaciones, casi tantas como sujetos en
el planeta, pero cada una de esas interacciones recae en las perspectivas de
dos sujetos para dar pauta a un dialogo, la cuestión es ¿con quién?, ¿quiénes
son esos dos sujetos?, si tú eres uno de ellos, ¿quién es el otro?; pasando al
dialogo, ¿Qué hace relevante ese momento?, se dirá acaso que ¿dialogar de algo
con alguien es suficiente para el desarrollo del individuo y a la vez de la
sociedad? o ¿crees que dependiendo el sujeto es la conversación?
Volvamos
a la charla interpersonal, tomando como base el grado de avance y sofisticación
de nuestra cultura, las instituciones, el impacto de la globalización y el
desarrollo de los medios masivos en el proceso civilizatorio del hombre, preguntémonos,
la conversación de dos académicos vale más que la conversación que sostienen dos
mayordomos para realizar la fiesta dedicado al santo patronal, pongamos otros
casos, entre ellos: la conversación entre padre e hijo con el objeto de obtener
permiso de salir al antro con los amigos, el contrato sentimental de una pareja
acordando las cláusulas del arte amatorio, la discusión de la ama de casa con
el marido por el hecho de que se acabó el gas antes de la hora de la comida, el
dialogo del doctor diagnosticando al paciente obesidad, cual recibe el mayor
peso si al final de cuentas todos y cada uno de ellos están contendiendo para
resolver sus propios problemas y están utilizando el dialogo en mayor o menor
grado para lograr sus fines, es decir, cada quien toma sus circunstancias como
algo primordial, pero, acaso no todos hacemos lo mismo, el hombre tiene que
estar haciendo algo para sostenerse en esta existencia y lo hace conviviendo,
lo que lo lleva a conversar con el prójimo, más en esta etapa que se tilda de
posmoderna donde todos tiene cabida mientras sean buenos consumidores lo que
los convierte en buenos ciudadanos y en donde sigue existiendo el dialogo, el
punto es que tal vez estamos en una época sobresaturada de cultura donde la
ciencia ha ocupado el peldaño más alto y las leyes que la rigen se han
convertido en los nuevos santos que resuelven los problemas, irónico desplazamiento
de la religión en la edad media, para sobreponer a la era tecnológica revestida
“…con el refinamiento de una cultura anquilosada que, prisionera de los límites
y de las formas, disfraza todas las cosas…” (Cioran, 2010, pág. 17) dando cabida a la patética
ilusión de sentirse libre y en la cúspide de las especies, a final de cuentas
la cultura tiene todo resuelto para la gran diversidad de problemas que se le
presentan al ciudadano promedio pero a la vez prisionero por la casi nula
imposibilidad de crear algo nuevo, entonces surge de nuevo la pregunta,
¿dialogar de algo con alguien es suficiente para el desarrollo del individuo y
a su vez de la sociedad?, tal vez no, tal vez sólo es la charla trivial que
surge por la necesidad de comunicarse, de expresarse, de sentirse parte de
algo, del grupo, del sistema; tal vez es una manera muy anquilosada de resolver
las necesidades que se nos presentan sin talento alguno; pero, tal vez, sólo
tal vez, en algunos momentos de la historia en un momento tan trivial puede
surgir algo en un sujeto que le puede permitir buscar una alternativa diferente
para resolver algún problema de alguna forma que inimaginablemente se le haya
ocurrido a otro sujeto para cubrir una necesidad, un nuevo camino se abre entre
la maleza o jungla urbana recubierta de cultura, puede ser un concepto nuevo
que permita expresar eso que a nadie se le podía haber ocurrido expresar de
otro modo, un nuevo medio de comunicación, una nueva cura para una enfermedad,
metafóricamente surge una nueva especie de flor nunca antes vista que forma parte
del paisaje y lo embellece, la cultura surge de la necesidad vital, ¿de cuál?,
regresemos a los ejemplos anteriores, de la necesidad de encontrar la solución
utilizando la ciencia, de agradecer al santo, del salir con los amigos, de
complacer a la amada, de cubrir las deudas, de encontrar una cura para el
padecimiento, entendamos como dice Ortega y Gasset que “toda necesidad, si se
le potencia, llega a convertirse en un nuevo ámbito de la cultura” (Meditaciones
del Quijote, 1999, pág. 23) , y si esa necesidad
que surgió de la idea de un sujeto con talento - ya se el zapatero, el
barrendero, el herrero, el científico, el amante – impregna en el entramado
social, la historia y la escritura volverá objetiva esa necesidad, la historia
la hará parte de la cultura.
Entonces,
el uso cotidiano del lenguaje puede hacer dos cosas, una, seguir repitiendo
pautas culturales anquilosadas, otra, seguir dialogando y en ese camino recrear
ideas, crear artificios, que nos queda, seguir intentándolo, “Nos reconocemos entes envenenados, que se
arriesgan a caminar entre los residuos que ha dejado la acicateada multitud
dispersa de nuestro propio ser que la trágica condición de la convivencia
humana se ha visto obligada a darle pleno sentido bajo un orden utópico” sin
bandera de pedantería o pose alguna, “No poetas, no escritores, no artistas. Entes
envenenados de nuestra propia existencia. Simplemente víctimas de nuestro
propio discurso” (Óclesis), a fin de cuentas “La creación es una preservación
temporal de las garras de la muerte” (Cioran, 2010, pág. 20) , la creación es
cultura, solo una charla trivial.
Referencias
bibliográficas
Cioran,
E. M. (2010). En las cimas de la desesperación. México: Tusquets Editores.
Ortega
y Gasset, J. (1999). Meditaciones del Quijote. Madrid: Revista de Occidente en
Alianza Editorial.
[1] El autor es maestra en Historia
por el Instituto Vélez Pliego de la BUAP y miembro activo en Óclesis
puto
ResponderEliminarLenguaje, método de control colectivo.
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