El arte Paleocristiano o el arte
religioso actual, ¿quién trasgrede a quién?
Por:
Noé Cano Vargas[1]
“[...] una
de las tareas del arte [es] menos representar al mundo que representarlo de tal
manera que sea la causa de que lo veamos de un modo especial y con cierta
actitud” (Fodor, 1993, pág. 46).
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Fuente de imagen: http://archivo.eluniversal.com.mx/cultura/2013/ |
Jesús
Cristo en la tradición judeo-cristiana es considerado el Mesías, el hijo
enviado de Dios, su vida transcurrió entre el año 0 al 33 de nuestra era común,
él fue el fundador de una nueva forma de percibir el mundo, este acontecimiento
dividió nuestra era en dos, en un antes de Cristo (a.C.) y un después de Cristo
(d.C.), permitió el surgimiento de una ideología que dejó de proyectar la vida
del hombre como un eterno retorno para posicionarlo como un proyecto con una
trayectoria histórica futura hacia el fin de los tiempos; es decir, progreso y
continuidad, por último, es el punto de partida para el surgimiento del
cristianismo y la religión católica.
Jesús
Cristo murió en un madero con estructura en forma de T -con los siglos fue
modificado para representar una cruz-, fue bajado y sepultado a la usanza judía,
su cuerpo fue envuelto y puesto en una catacumba, el resto es interpretación.
Después de ese acontecimiento del año 33 al 313 d.C., el cristianismo se
presenta como una nueva opción de culto, sus discípulos y los seguidores de
Cristo empiezan a propagar la fe alrededor del imperio, hacen lo posible por
seguir sus mandatos y continuar su obra, a eso le sigue una época de
persecución y vigilancia hacia los cristianos por Diocleciano a finales del
siglo III.
La
persecución hace que los nuevos creyentes oculten su fe, se escondan y busquen
un lugar en donde congregase, amparados en que la ley general romana prescribe
respeto a las tumbas, no les queda otro lugar más que formar comunidades
subterráneas clandestinas en las afueras de la ciudad, al amparo de las
catacumbas pudieron plasmar, oficiar y organizarse para realizar su obra: hacer
discípulos en Roma, Alejandría, Siracusa, Nápoles y así sucesivamente en otras
naciones.
El
hecho vivencial e histórico de los primeros cristianos tiene como base sus
creencias, el resultado es una expresión externa, se manifiesta no de manera
aislada sino como resultado de la convivencia del hombre y sus circunstancias,
es resultado de sus necesidades sociales, psicológicas, económicas e
ideológicas en el sentido estricto de vivir, de hacerse, entenderse y
comprenderse, entonces se vuelve acción, creación, artefacto, manifestaciones
plásticas de un tiempo y espacio determinado, herramientas de la su vida cotidiana.
La
propagación del cristianismo en sus primeros años fue acompañada de
manifestaciones artesanales “específicas” para representar la fe en Cristo: el
anagrama o nombre de Cristo en griego [XP], Dios como principio y fin de todas
las cosas mediante el alfa y el omega, primera y última letra del abecedario
griego, el pez (iesus xristos theous uios soter), el crismón, el cordero, la
figura del orante, el buen pastor, todo esto actualmente denominado arte
Paleocristiano se presenta en los primeros tres siglos de nuestra era en concordancia
con la ley de Dios presente en el antiguo testamento, en el libro de Éxodo
capítulo 20, versículo 4: ”No debes hacerte una imagen tallada ni una forma
parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra
debajo o que esté en las aguas debajo de la tierra.”
El
problema empieza cuando esa creación espontánea y subjetiva es utilizada para
un fin diferente, la pieza cambia, se transforma, se bizantiniza, la historia
se vela, esa pieza material paleocristiana es usada e interpretada en épocas
futuras a conveniencia del vencedor de la contienda, es vinculada a diversos
intereses -económicos, comerciales, políticos, ideológicos-, se transforma en
arte bizantino, cristiano, medieval, trabaja en función de razones
institucionalizadas, el proceso es lento, primero, Constantino el grande con el Edicto de
Millán en el año 313 d.C. decide llevar
una política de tolerancia religiosa al cristianismo en vez de intentarla
destruir mediante persecuciones, a finales de siglo, el 27 febrero del año 380,
se convirtió en la religión exclusiva del Imperio Romano por decreto del
emperador Teodosio, es implantado como obligación, de ahí en adelante la obra
es financiada por emperadores, alto clero y clases patricias, para que las
masas se conviertan había que invertir, el poder económico permite crear obras
arquitectónicas, escultóricas y pinturas, un arte con tendencia al lujo muy
considerable, por tanto, con materiales nobles especialmente costosos, y no
sólo eso, las nuevas obras permiten un periodo de transición en que las formas
clásicas van transformándose a formas medievales, donde las condiciones históricas
garantizaron que la sociedad continuará con los valores culturales de la
antigüedad incorporando como base los preceptos de la cristiandad, el arte se
expande ya no siguiendo la regla base de adorar a Dios y a Cristo, ejemplo de
ello son: decoración de catacumbas, monolitos, bajorrelieves en sarcófagos,
elementos romanos con nuevo valor simbólico: Eros y Psiquis representan a
Cristo y el alma; El mito de Orfeo simboliza la resurrección; se ilustran
oraciones y pasajes de textos sagrados mediante escenas del Antiguo Testamento,
surgen baptisterios, grandes basílicas, pasado el tiempo se incorporan imágenes
de apóstoles, santos, vírgenes, mártires, religiosos, etc., la lista continúa
hasta la actualidad.
Con
lo antes descrito, ¿Cómo definir el arte religioso actual?, ¿Qué le da
identidad y valor si tomamos como referencia que su base es el arte
paleocristiano?, ¿Cuál es su utilidad?, ¿el arte paleocristiano está presente
en el arte religioso o es el resultado de decisiones institucionales?, si la
respuesta es afirmativa, entonces, su uso presenta una actitud transgresora e
irónica, “porque irónico es todo acto en que suplantamos un movimiento primario
con otro secundario, y, en lugar de decir lo que pensamos, fingimos pensar lo
que decimos” (Ortega y Gasset, 2001, pág. 30) .
La
pregunta es quien transgrede a quien, si definimos transgredir como “Actuar en
contra de una ley, norma, pacto o costumbre”, será que el arte paleocristiano
es el transgresor por atentar por las formas de comportamiento actual, o el
arte religioso actual transgrede al paleocristiano por transformar el sentido
claro y preciso que pretendían proyectar los cristianos de los tres primeros
siglos de nuestra era, “se los dejo de tarea”, y si realizamos un análisis
adecuado podremos evitar caer en un utopismo cultural, pues
“…se
cae en él siempre que se reciben sin previa revisión ciertos principios
intelectuales, morales, políticos, estéticos o religiosos, y dándolos desde
luego por buenos se insiste en aceptar sus consecuencias. Nuestro tiempo padece
gravemente de esta morbosa conducta”. (Ortega y Gasset, 2001, pág. 24)
Bibliografía
Gowing, L. (2001). Historia del Arte, arte
paleocristiano y medieval. Barcelona, España: Folio.
Herrera
Lima, M. (agosto 2006). La estética filosófica y la interpretación del arte
contemporáneo. Ensayo crítico sobre las razones del arte. Crítica, revista
hispanoamericana de filosofía, 61-73.
Ortega
y Gasset, J. (2001). El tema de nuestro tiempo/La rebelión de las masas.
México: Porrúa.
[1]
Acerca del autor: Noé Cano Vargas es Maestro en Historia por la BUAP y miembro
activo en Óclesis, Víctimas del Artificio.
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