domingo, 7 de abril de 2024

 

Amor inquebrantable

Por: Jennifer Fernández Rodríguez

Cuentan que, en las sinuosas calles de Huamantla Tlaxcala, un romance trágico y mortal dio origen a una leyenda que perdura hasta nuestros días. El escenario de este amor condenado y fatídico es la Esquina de la calavera de la calle hoy conocida como Allende, una intersección infame que conserva las huellas del pasado. Como cada año, al caer la sombra del día de muertos, los habitantes de la ciudad dan vida a un mural en memoria de los amantes y de la tragedia que los separó y ofrendan esta esquina como tradición de esas fechas.

El romance secreto entre una joven llamada Julia, de una familia adinerada de grandes negocios y Pedro un hombre de una familia más humilde pero muy trabajadora, que se ha dedicado a servirle a la familia de Julia, dio lugar a la trágica historia de esta calle. Pues ellos, todas las noches se encontraban a escondidas en esta esquina, ya que sus padres les tenían prohibido verse, porque la madre de Julia y el padre del joven tuvieron un romance prohibido en el pasado, mismo patrón de generación en generación, clases sociales y apellidos. Los grandes negocios de la familia de Julia eran cadenas de panaderías en todo el estado, el mejor pan de la región hasta estos días. Los padres de la joven privilegiada contrataban personal por un salario muy bajo para una jornada intensa, sirviendo a los negocios que cada vez crecían más, se llenaban de mucho trabajo y más tiempo con el mínimo sueldo. Era tanto el trabajo y poco el salario que durante todo un mes se quedaron sin trabajadores, solo contaban con la familia del joven desfavorecido, que prestaba sus servicios en un rancho no muy lejano de la ciudad, mismo de la familia de Julia, se encargaban de alimentar al ganado, mantener limpio el campo y cosechar por supuesto.

Los padres del joven, dedicándose a servirle a la familia privilegiada por años, vieron crecer a la única hija de esta, al mismo tiempo que su hijo creció en ese rancho, ambas familias nunca dejaron que sus hijos jugaran o se relacionaran de alguna manera, ya que pensaban que no podían relacionarse diferentes clases sociales.

De esta misma manera el padre de Julia y la madre de Pedro temían que sus hijos descubrieran su secreto de hace años, y que les reprocharan algo, así que los jóvenes dispuestos a romper las reglas de sus padres, decidieron verse a escondidas en la misma esquina donde el padre de Julia y la madre de Pedro comenzaron su romance prohibido, lo jóvenes no conocían esta historia entre sus padres.

Los padres de Julia pensaron en extender las panaderías porque el resultado era muy favorable, pero saturados de trabajo y dedicación, lo mismo sucedía con los padres de Pedro, tenían que conservar ese trabajo y estar dispuestos a las órdenes de los jefes, ocasionado que los jóvenes necesitaran atención, ya que ambos eran hijos únicos.

Julia y Pedro se veían todas las noches a escondidas de sus padres en esta trágica esquina, iban a la plaza del pueblo y otros lugares, planeando ya huir juntos para no ser separados nunca, los padres de Julia trataban a toda costa de que su hija se enamorara de otro joven quien igualmente intentaba conquistar su cariño, ya que este último gozaba de un posesión privilegiada, por lo que le enviaba obsequios e invitaciones a lugares favorecidos, pero ella se negaba, era más fuerte su amor a  Pedro.

Un mal día, vecinos le dijeron a los padres de Julia que ellos se veían todas las noches en la calle mencionada, ese día el padre decidió encerrarla en la habitación asegurando puertas y ventanas, y le dijo que nunca más vería a ese muchacho, con arma en mano fue al lugar a donde se veían y le disparó hasta matarlo, esa noche Julia sin saber de lo ocurrido lloró desesperadamente por no poder estar con su amado. A la mañana siguiente notó que toda la gente corría en dirección a esa calle, en ello una de sus amigas desesperada le contó lo sucedido. Julia corrió desperada al lugar donde estaba su amado, al mirarlo se dejó caer y lo abrazó sin querer soltarlo, desde esa noche Julia se dejó morir poco apoco, no salía, no comía, solo lloraba, al paso del tiempo los pobladores se daban cuenta de que en el lugar del crimen aparecía una nueva ofrenda de frescas flores cada mañana, eran de Julia, quien por las noches las colocaba en donde cayó muerto Pedro, sin embargo, una mañana ya no aparecieron, se dice que ese día Julia por fin se reunió con su amado, algunos dicen que tomó veneno, otros que simplemente murió de amor, extrañamente esa mañana apareció el cartel que hasta hoy vemos en la calle Allende del hoy pueblo mágico, desde entonces cada año se renueva conmemorando ese amor inquebrantable de Julia y Pedro, también se hace un ritual prehispánico de concheros recordando esta tragedia durante las festividades del día de muertos. Pues a esta leyenda también se le conoce como la calle de la calavera. Después de la trágica muerte del amado de Julia, la esquina donde solían encontrarse se convirtió en un lugar de misterio y superstición. Dicen los lugareños que una calavera apareció, como si hubiera surgido de la nada o mágicamente, sorprendiendo a los habitantes. Era inimaginable, un lugar que se convertiría en un recordatorio eterno de su amor y sufrimiento. Un amor prohibido, familias en desacuerdo y un final devastador.

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