Un discurso más
La
vida de cada persona involucra cosas que hay que tomar en cuenta, el hombre y
sus circunstancias son diferentes en cada caso, partiendo de un hecho
cualquiera, las cosas que convergen en cada individuo lo encasillan a comportarse
de cierta manera, es ésa la actitud vital que proyecta en el mundo, es su
quehacer, sus preocupaciones, sus creencias, su discurso.
Hace
más de un siglo, en 1905, el malagueño Mario de Cárcer y Diesder al encontrarse
extranjero en México, relató los aportes que España y el Nuevo Mundo se dieron
mutuamente, el mestizaje gastronómico fue algo de interés para este viajero,
pero otra cosa le preocupaba y quedo plasmada en la introducción de su escrito Apuntes para la historia de la
Transculturación Indoespañola, la inquietud por el cierre de su vida y por “Si
España me vio nacer, México me vera morir. Las brisas perfumadas del
Mediterráneo mecieron mi cuna, y velarán mi sueño eterno los reflejos helados
que el sol arranca de las nieves perpetuas del Iztacihuatl (la mujer dormida);
mi compañera eternidad…”
Mario
De Cárcer, a pesar de considerar a México su patria, el hogar de su mujer,
hijos y nietos, terruño de amistades, muestra su soledad, la nostalgia por su
tierra natal, y mediante una serie de palabras y frases empleadas manifiesta lo
que piensa y siente sobre el transcurrir de su vida con un toque romántico y sutil
“Traje a México un tesoro: mi juventud; que se fue desgranado al transcurrir
del tiempo, y gaste generoso, confiado y alegre, en amores, trabajos, pesares,
optimismos y proyectos elevados e ilusorios todas las energías y reservas de
esta edad inocente, incauta, dichosa y soñadora”, acaso no es el anterior discurso,
esa serie de palabras para manifestar sus sentimientos y creencias.
Ahora
bien, estos fragmentos pueden ser tomados sólo como un discurso o reflejan con
docilidad lo que el autor piensa, será real la preocupación que le atañe al mencionar
esa parte denominada espíritu que
muchos de nosotros hemos cuestionado alguna vez en la vida, “Si nací al otro
lado del mar y muero en este otro, al volar de mi alma ¿no se romperá?...O
dicho de otra manera. Si Málaga me dio el ser y me prestó el cuerpo, ¿no lo
reclamará?... ¿Tengo derecho a disponer de él como se me antoje?”, si la verdad
es la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente y
eso se hace tratando de comprender la realidad, entonces el contexto y los
elementos que lo conforman se vuelven el elemento fundamental para comprender
la realidad.
Debemos
entender que las creencias son el elemento central que permiten al ser humano
proyectarse al mundo, éste trata de adecuar sus creencias y conocimientos mediante
discursos para hacer accesible su entorno para él, dentro de esas creencias se
deben tomar en cuenta la ideología y dentro de ellos sus preceptos religiosos,
pues constituyen parte de la esencia del hombre, o ¿cómo se puede interpretar
la creencia de Cárcer en la Divina Providencia?, será verdad cuando menciona “Mi
corazón es por igual de España y México, pero después de muerto, el corazón se
pudre…y el alma vuela…y si esta substancia espiritual e inmortal que constituye
mi esencia, me la concedió la Divina Providencia en Málaga, ¿no debo yo entregársela
allí?”
El
hombre al iniciar su trayecto en la vida, si parte del mismo punto que
cualquier otro hombre nacido en ese tiempo y lugar determinado, todo lo que
consuma física e intelectualmente lo van a posicionar en un punto donde va a
poder ver y entender la vida, desde este horizonte cultural va a tener una
perspectiva de las circunstancias que le rodean, va a seleccionar ciertos
aspectos tomando como base su carácter, su formación y sus creencias, el
resultado, un punto de vista de la realidad, cada sujeto tiene un punto de
vista sobre el mundo.
Un
fenómeno puede ser fragmentado en muchas realidades, precisamente porque el
fenómeno es lo velado y la interpretación es lo que le da sentido a éste, la
perspectiva que de este fenómeno tiene el sujeto le da sentido para tomar
decisiones, la peculiaridad con que se tome depende de cada sujeto: el doctor,
el médico, el artista, el abogado, ¿cuál es la correcta?, depende del sujeto,
pues “Todas esas realidades son equivalentes, cada una la auténtica para su congruo
punto de vista. Lo único que podemos hacer es clasificar estos puntos de vista
y elegir entre ellos el que prácticamente parezca más normal o más espontaneo.
Así llegaremos a una noción nada absoluta, pero, al menos, práctica y normativa
de la verdad” (Ortega y Gasset, 2007, pág. 15)
Ésta es una invitación a compartir el discurso
de Mariano de Cárcer y Diesder sobre España y México, sus dos patrias, en su libro Apuntes para la historia de la Transculturación Indoespañola, pues
como dice ésta es una forma de pagar la deuda que adquirió:
“Con
estas cosas que digo
Y
otras que paso en silencio,
A
mis soledades voy,
de
mis soledades vengo”.
El Autor
Bibliografía
De
Cárcer y Disdier, M. (1995). Apuntes para la Historia de la Transculturación
Indoespañola. México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Ortega
y Gasset, J. (2007) El tema de nuestro tiempo. México. Porrúa