Un poco de diversión
Por:
Laura Lima
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Fuente de imagen: http://neuroniando.blogspot.mx/2010_10_18_archive.html |
Cuando la vi le troné la cabeza como a la de una gallina y poco a poco le fui arrancando cada parte de su cuerpo. Eso se merecía, ¿no? Suspiré y me sentí la mujer más dichosa en este maldito mundo terrenal. A decir verdad, guardé la cabeza en una bolsa negra de basura la cual olvidé en casa cuando iba saliendo de rápido porque tenía otro encargo.
Días
después llegué a casa, me tapé nariz y boca porque percibí un olor inolvidable,
llevé la bolsa al patio y finalmente saqué la asquerosa cabeza. Vi que los ojos
me estaban mirando, tomé un fierro y troné los dos ojos de la delicada cabeza,
¿Quién se creía? ¿Con qué derecho me veía?
Después,
vi que se estaba riendo y no lo toleré. Tomé la pala y le zafé sus amarillentos
dientes. Me metí a la casa por unas tijeras a hacer lo que faltaba, claro,
hacerla un poco de estilista. Por cierto, el corte le quedó ¡muy bien!
Imagínate sin ojos, los dientes mochos y un buen corte.
Ya cansada de tanto
pensar y trabajar, nuevamente entré a la casa, me puse mi chamarra nueva para
tomar la foto del recuerdo.
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