martes, 22 de enero de 2013


De la mujer en el cine:
Una mirada hacia el estudio de ella en la pantalla

Por: Jorge Luis Gallegos Vargas

Óclesis



Fuente de imagen:
http://lacintacorta.blogspot.mx/

La irrupción del séptimo arte en el mundo, hacia el año de 1895, trajo para las mujeres el común denominador de todas las artes: marginalidad. Y es que es precisamente en la cultura occidental, en donde predomina un discurso patriarcal,  la misma que ha relegado a la mujer en la historia del cine.
         Cuenta la Historia cinematográfica oficial que Georges Mèlies fue el primero en sentir la necesidad de contar historias a través de la pantalla; no obstante, la “otra historia”, la que no está registrada en los libros oficiales, atribuye a una mujer la primicia de plasmar la primera película narrativa; es así como “El hada de las coles” de Alice Guy ve la luz en 1896. Las primeras décadas del siglo XX fueron fructíferas para las directoras cinematográficas. Aquí, cabe resaltar la figura de Lois Weber, quien en 1913 aborda por primera vez temas como la relaciones interraciales, el derecho al aborto y el derecho al control de la natalidad. Entre 1913 y 1927 figuraron alrededor de veintiséis cineastas.
          Andrew Sarris en “The American Cinema”, una recopilación hecha de la historia del cine, resaltan sólo dos nombres de mujeres: Ida Lupino y Mae West, dejando fuera el nombre de Dorothy Arzner, quien es considerada, por los estudiosos del cine, como una de las mejores diez mejores directoras que ha dado la industria hollywoodense. Otra de las grandes olvidadas de la historia oficial del cine es, la considerada primera directora feminista, Germanine Dulac, quien estuvo ligada al cine francés en las primeras décadas del siglo XX.
Actualmente, la situación parece ser la misma o casi la misma. Y es que aunque ya son más las directoras las que figuran en los créditos de los filmes, se les sigue relegando a un segundo puesto, dejándolas fuera de nominaciones a premios, exhibiendo en menos medida sus creaciones, dejando clara la diferencia entre los discursos creados por y para los hombres y los creados por y para las mujeres.
         Los estudios de las figuras de la mujer en el cine no se hicieron esperar. Así pues, el feminismo hace su aparición en el séptimo arte intentando redefinir al hombre para que éstos no sean vistos como entes físicamente masculinos, los reta a mostrar su autonomía, extermina su coherencia, sin ridiculizarlos.
         La tendencia a hablar del tema de la mujer en el cine surge en los años sesenta, con el único fin de verlas como un sector homogéneo; en décadas anteriores solían fraccionarse los estudios según las divisiones de sexo, raza o preferencia sexual: se realizaba, entonces, un estudio desde un aspecto meramente audiovisual.
         Así pues, es en la década de los sesenta cuando se empieza a estudiar a la mujer desde una concepción cultural, misma que se ha recreado el los discursos y mensajes audiovisuales; es decir, lo que le interesa al feminismo, en conjunción con la teoría cinematográfica, es crear un análisis detallado de cómo es que la mujer se desenvuelve en su medio, sin importar sus condiciones biológicas o económicas.
         El feminismo pues, ha encontrado en el cine un espacio para la legitimación del discurso patriarcal; bajo esta mirada, entonces, se aboga por una representación de ella a partir de su imagen de “otro”, no como un ente de castración, como un objeto de deseo; busca la reivindicación de las mujeres en pantalla, resaltando sus características de humano, aún y cuando se traten textos ideados por mentes masculinas; busca que la mujer en el cine no sea un simple reflejo de los estereotipos creados, marcados y remarcados por la cultura occidental.
         Además, se busca que las mujeres sean reflejadas de una forma verosímil; que sean vistas como entes pensantes, inteligentes, débiles pero al mismo tiempo fuertes, independientes; que no sean plasmadas como seres que únicamente son útiles para derramar lágrimas, para meter en problemas a los hombres o para realizar las labores domésticas.
          Este tipo de estudios ha servido para romper con los estereotipos fijados por el cine clásico de Hollywood, en donde las mujeres únicamente podían representar los papeles de la madre, la vecina, la virgen, la enfermera, la vampiresa, la esposa fiel...
          El cine ha ido abriendo espacios para todas aquellas interesadas en hacer cine. Actualmente, no sólo la mujer es un rostro dentro de la pantalla. También es guionista, directora, fotógrafa, escenógrafa...
          Los estudios de la mujer dentro del cine ha virado sus perspectivas y ha ampliado su campo de investigación. Ya no sólo se ocupa de los estereotipos fijados por la cultura patriarcal – mujeres rubias, altas, con grandes senos – ; ahora, hay líneas de investigación que se orientan hacia el estudio de los nuevos objetos de deseos masculinos: las negras, sólo basta nombrar a actrices como Hally Berry o Tyra Banks; de las latinas que ya no sólo ocupan los personajes secundarios, ni de sirvientas, acá podemos mencionar a Salma Hayek o Penélope Cruz; de los personajes de películas con temas lésbicos, entre muchos otros.
Cabe hacer la aclaración que el feminismo, en el cine, no busca la ridiculización del hombre, sino que éste sea visto como un individuo físicamente masculino, dejando de lado sus características éticas para darle paso a su condición de ser humano.
La adhesión al cine de los movimientos feministas buscan que los derechos y la situación de la mujer cambie; sin embargo, la mujer aún se encuentra subyugada al sistema patriarcal y a un discurso en donde todavía impera lo masculino.
Asimismo, se busca que exista una reivindicación del papel de la mujer, para que éstas puedan ser protagonistas de sus propias historias y no ser solamente la sombra del hombre: el objeto que únicamente aparece como ornamentación.

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