De la mujer en el cine:
Una mirada hacia el estudio de ella en la pantalla
Una mirada hacia el estudio de ella en la pantalla
Por:
Jorge Luis Gallegos Vargas
Óclesis
Fuente de imagen: http://lacintacorta.blogspot.mx/ |
La irrupción del séptimo arte en el mundo, hacia el año de 1895, trajo
para las mujeres el común denominador de todas las artes: marginalidad. Y es
que es precisamente en la cultura occidental, en donde predomina un discurso
patriarcal, la misma que ha relegado a
la mujer en la historia del cine.
Cuenta la Historia cinematográfica
oficial que Georges Mèlies fue el primero en sentir la necesidad de contar
historias a través de la pantalla; no obstante, la “otra historia”, la
que no está registrada en los libros oficiales, atribuye a una mujer la
primicia de plasmar la primera película narrativa; es así como “El hada de las
coles” de Alice Guy ve la luz en 1896. Las primeras décadas del
siglo XX fueron fructíferas para las directoras cinematográficas. Aquí, cabe
resaltar la figura de Lois Weber, quien en 1913 aborda por primera vez temas
como la relaciones interraciales, el derecho al aborto y el derecho al control
de la natalidad. Entre 1913 y 1927 figuraron alrededor de veintiséis cineastas.
Andrew Sarris en “The American Cinema”, una
recopilación hecha de la historia del cine, resaltan sólo dos nombres de
mujeres: Ida Lupino y Mae West, dejando fuera el nombre de Dorothy Arzner,
quien es considerada, por los estudiosos del cine, como una de las mejores diez
mejores directoras que ha dado la industria hollywoodense. Otra de las grandes olvidadas de la historia oficial
del cine es, la considerada primera directora feminista, Germanine Dulac, quien
estuvo ligada al cine francés en las primeras décadas del siglo XX.
Actualmente, la situación parece ser la misma o casi
la misma. Y es que aunque ya son más las directoras las que figuran en los créditos
de los filmes, se les sigue relegando a un segundo puesto, dejándolas fuera de
nominaciones a premios, exhibiendo en menos medida sus creaciones, dejando
clara la diferencia entre los discursos creados por y para los hombres y los
creados por y para las mujeres.
Los estudios de las
figuras de la mujer en el cine no se hicieron esperar. Así pues, el feminismo
hace su aparición en el séptimo arte intentando redefinir al hombre para que
éstos no sean vistos como entes físicamente masculinos, los reta a mostrar su
autonomía, extermina su coherencia, sin ridiculizarlos.
La tendencia a hablar del
tema de la mujer en el cine surge en los años sesenta, con el único fin de
verlas como un sector homogéneo; en décadas anteriores solían fraccionarse los
estudios según las divisiones de sexo, raza o preferencia sexual: se realizaba,
entonces, un estudio desde un aspecto meramente audiovisual.
Así pues, es en la década
de los sesenta cuando se empieza a estudiar a la mujer desde una concepción
cultural, misma que se ha recreado el los discursos y mensajes audiovisuales;
es decir, lo que le interesa al feminismo, en conjunción con la teoría
cinematográfica, es crear un análisis detallado de cómo es que la mujer se
desenvuelve en su medio, sin importar sus condiciones biológicas o económicas.
El feminismo pues, ha
encontrado en el cine un espacio para la legitimación del discurso patriarcal;
bajo esta mirada, entonces, se aboga por una representación de ella a partir de
su imagen de “otro”, no como un ente de castración, como un objeto de deseo;
busca la reivindicación de las mujeres en pantalla, resaltando sus
características de humano, aún y cuando se traten textos ideados por mentes
masculinas; busca que la mujer en el cine no sea un simple reflejo de los
estereotipos creados, marcados y remarcados por la cultura occidental.
Además, se busca que las
mujeres sean reflejadas de una forma verosímil; que sean vistas como entes
pensantes, inteligentes, débiles pero al mismo tiempo fuertes, independientes;
que no sean plasmadas como seres que únicamente son útiles para derramar
lágrimas, para meter en problemas a los hombres o para realizar las labores
domésticas.
Este tipo de estudios ha servido para romper con los
estereotipos fijados por el cine clásico de Hollywood, en donde las mujeres
únicamente podían representar los papeles de la madre, la vecina, la virgen, la
enfermera, la vampiresa, la esposa fiel...
El cine ha ido abriendo espacios para todas aquellas
interesadas en hacer cine. Actualmente, no sólo la mujer es un rostro dentro de
la pantalla. También es guionista, directora, fotógrafa, escenógrafa...
Los estudios de la mujer dentro del cine ha virado sus
perspectivas y ha ampliado su campo de investigación. Ya no sólo se ocupa de
los estereotipos fijados por la cultura patriarcal – mujeres rubias, altas, con
grandes senos – ; ahora, hay líneas de investigación que se orientan hacia el
estudio de los nuevos objetos de deseos masculinos: las negras, sólo basta
nombrar a actrices como Hally Berry o Tyra Banks; de las latinas que ya no sólo
ocupan los personajes secundarios, ni de sirvientas, acá podemos mencionar a
Salma Hayek o Penélope Cruz; de los personajes de películas con temas lésbicos,
entre muchos otros.
Cabe hacer la aclaración que el feminismo, en el cine,
no busca la ridiculización del hombre, sino que éste sea visto como un
individuo físicamente masculino, dejando de lado sus características éticas
para darle paso a su condición de ser humano.
La adhesión al cine de los movimientos feministas
buscan que los derechos y la situación de la mujer cambie; sin embargo, la
mujer aún se encuentra subyugada al sistema patriarcal y a un discurso en donde
todavía impera lo masculino.
Asimismo, se busca que exista una reivindicación del
papel de la mujer, para que éstas puedan ser protagonistas de sus propias
historias y no ser solamente la sombra del hombre: el objeto que únicamente
aparece como ornamentación.
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