martes, 22 de enero de 2013


Hablando de un poco de justicia, mejor me quedo con el Valeroso de la Mancha

Por: Hugo López Coronel

Óclesis


Supongo que el mundo está inundado de luz y mis ojos pueden verlo. Supongo que aún existen flora y fauna sobre este planeta, aún viento y una atmósfera que respirar, lluvia y figuras de nubes en el cielo, aún pedazos de bosques exentos de conciencia humana y planetas distantes, y montañas, mares, amaneceres; supongo. Y todo esto como regalo del mundo natural; mas, no es así con los valores de Justicia en una sociedad humana determinada, en donde éstos, los llamados valores de Justicia, se construyen desde el otro mundo, el que vivimos y nos vive por dentro, y desde el cual, creamos hacia fuera hasta tocar, teñir e iluminar todo lo contiguo y cotidiano en nuestras vidas. El sentido de Justicia tiene su comienzo en la propia soledad, en el silencio propio que conecta el mecanismo de la reflexión, en las penas propias y en las alegrías también propias y que, desde la raíz incansable por debajo de la piel, erupciona descifrada en signos o señas hacia el lado de afuera de nosotros mismos, alcanzando al prójimo que está al lado nuestro.



Fuente de imagen:
http://www.distintaslatitudes.net/numero-18-injusticia-en-america-latina
El sentido de Justicia, de las Leyes y del Derecho no son más cosa alguna que el mismo instinto de preservación de toda especie. Los instintos son los que nacen el vuelo organizado de las aves en sus migraciones, y son los que mueven a millones de mariposas en sus frágiles aleteos, y lo mismo sucede con la labor incansable de las hormigas, con la eficiente función de las metrópolis de abejas, con el paseo de las manadas de grandes mamíferos sobre las sabanas, con la danza colectiva de millones de peces para sobrevivir el concertado asedio de depredadores inclementes: ¡esto es la Justicia, las Leyes y el Derecho!, sin duda alguna, esenciales y eficientes, y por los que las otras tantas especies del planeta procrean y logran sobrevivir las Eras. Pero, ¿y el hombre? El ser generador de la fuerza misma que impulsó a la especie humana a abandonar África hace aproximadamente un millón de años para luego extenderse por todos los rincones del planeta. ¿Qué ocurrió, de manera cierta con nuestra especie? ¿En qué punto geográfico o de la línea del tiempo perdimos el rumbo? ¿Cómo explicamos hoy en día que hay millones de mexicanos que viven sin Justicia para ellos, y que no son sino víctimas de nosotros mismos, y esto, como el rasgo principal que nos distingue de las demás especies animales? Los grandes cambios radicales y todas las grandes revoluciones que han transformado el mundo han hablado de Justicia y supongo, que nacido desde aquel breve instante personal, punto de partida de una emancipación en la propia conciencia y de una sublevación implacable en nuestra mente contra los propios privilegios y las mentiras con las que nos distraemos, desviamos y nos engañamos diariamente. No somos más que los cotidianos opresores de nosotros mismos y, a la vez, nuestros libertadores íntimos. Con la liberación de nosotros mismos es que llegamos recién al punto de partida para iniciar el recorrido en el camino y dar comienzo al instante donde se puede ver la luz en el paisaje que nos rodea y escuchar los cantos del mundo. Vivimos tiempos donde los futuros gobiernos prometen hacer Justicia, trabajamos para empresas que ofrecen salarios llamados de Justicia, se promulgan leyes bajo el nombre de la Justicia para dar Justicia a quien carece de ella y hasta con la misma Justicia nos olvidamos de la misma. Eras van y vienen mientras a este país nunca se le ha hecho Justicia. Los grandes capitales y los poderosos intereses se sirven de la Justicia sin que nadie pueda hacer algo, en tanto millones de niños se quedan al margen de esa misma Justicia. Alguna vez, entreabrí ciertas páginas y leí las palabras propias del caballero valeroso de la Mancha –como él mismo se hace llamar–: ...“en la Edad de Oro, la Justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interés, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen...”. Y hablando de un poco de justicia... mejor me quedo con el Valeroso de la Mancha.

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