martes, 25 de junio de 2019



La puta más consagrada de todas las putas

Por: Mariana Vázquez

Este estado en el que me he permitido estar,

Fuente de imagen:
https://streetartnews.net/2018/01/lilith-alexis-diaz
es una suspensión en el tiempo,
en el mismo espacio,
donde sólo puedo idealizar
algo que sé que jamás sucederá,
pues la posibilidad es nula.
Verme en tu reflejo
es la clara muestra de lo que en verdad soy,
de lo viva que sigo,
del como con tan solo con la dirección de tu mirada,
haces que mire hacia tu propio horizonte,
el cual por pequeños instantes lo hago mío,
y en un ensueño siento que al final del día
puedo estar contigo.
Son tus gestos los que me hacen sentir
que en verdad puedo captar tu atención,
por breve o fraccionaria que ésta sea,
esa sonrisa tímida que me obsequias
acompañada de la luz de tus ojos,
hacen que te desee más que nada…
Por momentos me gustaría estar
en un lugar donde no existan el tiempo,
ni las ataduras sociales,
un espacio donde quizá pueda ser tan sólo para ti,
donde pueda saciar mis deseos carnales
de poseerte, de hacerte mío,
de entregarme al mismo deseo
y romperme en mil pedazos,
sentir cómo cada una de mis células
que te tuvo por unos minutos
suspendido dentro de mí
y ambos siendo uno mismo,
se reúnen nuevamente para después reinventarme
y comprender que el deseo aún vive en mí.
No quiero mentirte,
porque la verdad es que No te amo…
Te quiero y te deseo…
Así que decirte que te amo
sería la peor traición que pudiera hacerte
y ese acto sería muy egoísta.
Decirte que no espero nada,
seria mentirte y mentirme a misma,
porque la verdad es que Sí espero…
Espero estar en algún momento contigo,
para calmar esta sed que tengo de ti,
esta necesidad de tocar y besar
cada centímetro de tu cuerpo,
grabarlo en todos mis sentidos
y con ello terminar de hacerte mío en lo imaginario
y con ello lograr que jamás me olvide
de ese espacio que es tu cuerpo.
Es la primera vez que he iniciado
con la domesticación de mis emociones
y de mi cuerpo,
pues ambos están que hablan y hablan,
pero al mismo tiempo
están amordazados por mi sensatez,
esta sensatez racional
que por vez primera quisiera doblegarla,
taparle los ojos y la boca,
para evitar que me mire y juzgue,
de que se dé cuenta del enorme deseo
que tengo de mandarlo todo al carajo.
Sí, que se vaya todo al carajo,
pero lo paradójico
es que al final me resisto y no deseo hacerlo;
y no es el convencionalismo el que me esclaviza,
eres tú… 
Tú eres quien me pone los grilletes
que llevan grabados “nada pasará”.
Y es así, que, en estas altas horas de la madrugada,
entre el humo del cigarrillo
y el sabor intenso del café,
que no puedo parar de pensar en la palabra puta
y todo lo que ello implica,
en el laberinto en el cual ahora me encuentro perdida,
podría aceptar sin lugar a duda
que hoy soy la puta más consagrada de todas las putas,
puta acorde a los atavismos sociales,
pues la mujer debe ser de un solo hombre
en cuerpo y alma,
en nosotras no es bien vista la poligamia
y nos hemos condenado a esta sumisión;
la más consagrada de todas las putas
porque estoy adorando la divinidad de tu cuerpo,
el aroma de tu piel,
tu sonrisa a medias que brota de tus labios
que prometen el desprendimiento de mí misma,
el tono de tu voz que me hace vibrar
cada vez que te escucho,
a la luz de tus ojos que irradian
la promesa de un turbio encuentro,
al vaivén de tu andar,
y esas manos que ruego que recorran
cada centímetro de mi cuerpo ansioso
y dispuesto por disfrutar del ritmo de tus caricias.

Lilith 2020

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