viernes, 8 de febrero de 2013

Muerte e Historia
Vidzu Morales Huitzil
Óclesis

Fuente de imagen:
http://www.glatissant.com/muerte-de-tristan/
Muerte, palabra que proviene de la tercera familia del latín, mors, con declinación en el genitivo mortis. Que en su sentido semántico, expresa la figura de la muerte o  cadáver. Palabra confinada con el verbo intransitivo mori, morior mortus sum, propio del acto al disipar una cuestión o el fenecer. Concretamente, considero importante el estudio de la finalización de actividad vital en el hombre, entendiéndose en sentido biológico, sin embargo, creo conveniente que a este comprensión de la muerte se le agregue lo propio del cadáver, y lo propio del fenecer. Y así hilar la muerte y la Historia, en un sentido del disipar la capacidad para dignificar el tiempo y nuestro entorno. Ya lo había mencionado Giovanni Pico Della Mirandola, en su Oratio de Hominis Dignitate,  donde la muerte no solo es física, sino aquello que es inapropiado al hombre, un estado donde el querer no quiere que se quiera lo apropiado, consumiendo la vitalidad y fugacidad. La muerte es una transición del difunto hacia la pertinencia del acto moral correspondiente, de lo que es, de lo que fue y de lo ya no será, en el sentido propio del sujeto. He aquí, donde la Historia reluce su capacidad de converger con generaciones pasadas, y rescatarlas de la verdadera inexistencia: el olvido. Por ende, la fortaleza ante el socavamiento de la posición humana,  y de la muerte frecuente,  es inherente a una condición del hábito, proveniente de la primera persona singular del presente indicativo del verbo latino, habito, habitare, habitavi, habitatum. Para hacer claro este punto retomare una frase de San Agustín, “Mala tempora, laboriosa tempora dicunt hoc homines, nos sumus tempora, quales sumus, talia sunt tempora. / Malos tiempos, tiempos difíciles, dicen estas cosas los hombres, nosotros somos los tiempos, como somos nosotros, así son los tiempos” (1).  Siendo que la corrupción o muerte, destruye las facultades del ser humano, necesarias para fundamentar en el tiempo la libertad moderada, razón, conciencia, y voluntad.  Develando la descomposición del acto en la Historia Universal. No para comprenderla como una determinante absoluta, sino como propia de las vivencias humanas.
Así, siguiendo el lema ciceroniano Historia est testis temporum, lux veritatis, vita memoriae,  magistra vitae, nuntia vetustatis / La Historia es testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida y mensajera de los sucesos pasados,  concluyo que el orden orgánico del hombre, se erige en el lapso vital, llegando a su declive y fenecimiento, más no en la inmortalidad de los actos loables, los cuales perduraran en el recuerdo de quienes marchan, marcharon y marcharan influidos por la naturalidad del alma y no por la necesidad imperante.  
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(1) Juvenal Cruz Vega, Oratio de sacerdotis natura, México, 2011, p. 29.

2 comentarios:

  1. Me quedo con la frase: "donde la muerte no solo es física, sino aquello que es inapropiado al hombre".
    He disfrutado de este escrito.

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    1. Gracias por comentarlo, nos es grato saber que nos leen y que nos siguen. Afectuosos saludos.

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