domingo, 28 de julio de 2013

Puntos suspensivos
Por: Kikey

Fuente de imagen:
http://www.oem.com.mx/elheraldodechiapas/notas/n2715576.htm
Puntos suspensivos-1
Si alguna vez fuimos uno solo tú y yo aún no lo sé, lo que me queda claro es que la compatibilidad y aquello llamado química preexistía en aquel tiempo de caricias continuas. Sexo o no, aún me acuerdo del ritual. Solías dejarme en la cama desnuda por momentos muy cortos, si no era por tu ida hacia el cajón de los preservativos, era porque irías al refrigerador para sacar aquel hielo que hacías recorrer en mi cuerpo mientras me tapabas los ojos.
Quizás debí decirte que aquello último no me excitaba en lo absoluto, pero posteriormente cuando mi piel absorbía aquel derretir frio sólido, me provocaba un cierto escalofrió que al quedar nada de aquella agua hecha un cubo, me elevaba la temperatura al máximo, cuando por fin me descubrías la vista. Rozar tu espalda era la mejor parte, pese a que esa postura la adquirías para desprenderte de todo ese flujo de vida metido en un látex.
 Después dormías  y tal vez nunca te diste cuenta de que te observaba, de que mi vida era perfecta en esa posición inclinada hacia a ti y que aquel ciclo tan cero productivo de sosegarse, comer e ir de nuevo a tu encuentro, era la mejor forma de desperdiciar y ganar tiempo irónicamente.
Ahora mis prácticas son muy diferentes a todo aquello que hiciste de mí por noches y tardes, y aunque es más salvaje y mucho mas explícito, carece de enfermedad de mi parte, de una locura de saber que si hay una dulce muerte, sería de esa manera; con la vista muy en alto mientras una boca trepaba por mi frente…

Puntos suspensivos/2
Tengo que admitir que alguna vez conté con un amor altamente rentable.
Uno de esos que te sorprende con flores, uno de aquellos que además te esperan a la salida de la escuela, y más aparte, que aún les ocultas a tus padres.
 De los que te hacen recordar esencias, sonidos  y lugares.
Unos de los que incluso rebasan la ciencia del amor en cuanto a tiempo de enamoramiento, uno que se siente tan eterno que al dormir junto a él, sientes tanta  paz que incluso se le llega a confundir en dulce muerte.
 Un amor, de los que sus recuerdos se guardan a color.
Uno de esos que contó con más de un millón de besos y billones de condones en la basura.
 Con miles y cientos de mensajes en texto, con no sé cuántos disgustos, y un poco más de pretextos.
 Con un poco más en disculpas y perdones que se dieron en décimas.
Un amor de aquéllos que se convierte al final en milésimas, en los que se sigue contando con el punto que fue haciendo de una cantidad positiva, una negativa.
Un amor de los que disminuyendo el porcentaje con el que le echas de menos, aun no se logra convertir en ausencia…

Puntos suspensivos (3)

Una vez de ocio logré contar en ti alrededor de 40 lunares repartidos entre tu cara, manos, espalda y pecho. Cuando tuve que matar el tiempo hallé 5 rasguños entonces: de brazos, rodillas y piernas. Al fin me estaba quedando dormida, pero vi, de 6 a 7 grietas en tus labios y cayendo nuevamente en el aburrimiento fue cuando acerté con 3 marcas que igual yo tenía; del palpitar, el sentir y la esencia…

No hay comentarios:

Publicar un comentario