Puntos suspensivos
Por: Kikey
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Fuente de imagen: http://www.oem.com.mx/elheraldodechiapas/notas/n2715576.htm |
Puntos suspensivos-1
Si alguna vez fuimos uno solo tú
y yo aún no lo sé, lo que me queda claro es que la compatibilidad y aquello llamado
química preexistía en aquel tiempo de caricias continuas. Sexo o no, aún me
acuerdo del ritual. Solías dejarme en la cama desnuda por momentos muy cortos,
si no era por tu ida hacia el cajón de los preservativos, era porque irías al
refrigerador para sacar aquel hielo que hacías recorrer en mi cuerpo mientras
me tapabas los ojos.
Quizás debí decirte que aquello último
no me excitaba en lo absoluto, pero posteriormente cuando mi piel absorbía
aquel derretir frio sólido, me provocaba un cierto escalofrió que al quedar
nada de aquella agua hecha un cubo, me elevaba la temperatura al máximo, cuando
por fin me descubrías la vista. Rozar tu espalda era la mejor parte, pese a que
esa postura la adquirías para desprenderte de todo ese flujo de vida metido en
un látex.
Después dormías y tal vez nunca te diste cuenta de que te
observaba, de que mi vida era perfecta en esa posición inclinada hacia a ti y
que aquel ciclo tan cero productivo de sosegarse, comer e ir de nuevo a tu
encuentro, era la mejor forma de desperdiciar y ganar tiempo irónicamente.
Ahora mis prácticas son muy
diferentes a todo aquello que hiciste de mí por noches y tardes, y aunque es más
salvaje y mucho mas explícito, carece de enfermedad de mi parte, de una locura
de saber que si hay una dulce muerte, sería de esa manera; con la vista muy en
alto mientras una boca trepaba por mi frente…
Puntos suspensivos/2
Tengo que admitir que alguna vez
conté con un amor altamente rentable.
Uno de esos que te sorprende con
flores, uno de aquellos que además te esperan a la salida de la escuela, y más
aparte, que aún les ocultas a tus padres.
De los que te hacen recordar esencias,
sonidos y lugares.
Unos de los que incluso rebasan
la ciencia del amor en cuanto a tiempo de enamoramiento, uno que se siente tan
eterno que al dormir junto a él, sientes tanta
paz que incluso se le llega a confundir en dulce muerte.
Un amor, de los que sus recuerdos se guardan a
color.
Uno de esos que contó con más de
un millón de besos y billones de condones en la basura.
Con miles y cientos de mensajes en texto, con
no sé cuántos disgustos, y un poco más de pretextos.
Con un poco más en disculpas y perdones que se
dieron en décimas.
Un amor de aquéllos que se
convierte al final en milésimas, en los que se sigue contando con el punto que
fue haciendo de una cantidad positiva, una negativa.
Un amor de los que disminuyendo
el porcentaje con el que le echas de menos, aun no se logra convertir en
ausencia…
Puntos suspensivos (3)
Una vez de ocio logré contar en
ti alrededor de 40 lunares repartidos entre tu cara, manos, espalda y pecho.
Cuando tuve que matar el tiempo hallé 5 rasguños entonces: de brazos, rodillas
y piernas. Al fin me estaba quedando dormida, pero vi, de 6 a 7 grietas en tus
labios y cayendo nuevamente en el aburrimiento fue cuando acerté con 3 marcas
que igual yo tenía; del palpitar, el sentir y la esencia…
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