Si el diablo criara rosas
Por: Jorge Cabrera
Óclesis
“Esta es
la vida más extraña que he conocido”.
Jim
Morrison
A veces cuando no podía escribir, sencillamente ocurría
porque sólo podía cachar las ideas que aparecían como un destello azul en una
soledad desértica, justamente cuando tenía la luz del ordenador de fogata
frente a mí de noche, frío ese octubre. Estaba condenado a escribir sólo las
frases que me venían cuando estaba en cama, lo que llegaba en mis andanzas por
la gran cama del mundo exterior estaba condenado a perderse. Supongo que de
alguna manera pero se acaba por llegar a un momento en el que prefieres olvidar
los buenos tiempos, porque generalmente están mezclados con los malos en el
recuerdo. La banda sonora de mis buenos tiempos incluía a los Doors, seguro que
los conoces; buenas canciones, suficiente actitud y una pizca de ese brillo
misterioso, entre divino y diabólico, que tienen los rostros y las imágenes
evocadoras de los que han ido al cielo y traído un poco a la tierra.
La primera vez dura un instante, la
sensación de la primera vez que escuchas una canción que se te sube por el
espíritu hasta el alma donde estalla en un vértigo de dulce muerte, entre el
puerto del tálamo y la playa cardiovascular. Es a partir de ello que se va
tejiendo el cosmos de figuras y sombras que desprende una canción en contacto
con las almas de los mortales. Es entonces cuando entiendes con un golpe de
sangre, cómo de éxtasis, porqué tal o cual nombre o duración de la pista ha
perdurado en el tiempo y marcando a cada generación en una porción suficiente
como para hablar de la música como un artista en sí mismo, que pinta su
partitura y sangra sus notas en el pentagrama que es la humanidad; en realidad
es así como funciona. Los planos de dios tienen trazos diabólicos ¿Ya no te
acuerdas de “Waiting for the Sun”...? ¿Unhappy girl?
Las viejas canciones tienen esa sombra sonora que es la
magia del pasado, y entonces crees comprender con el triste aire nocturno de
una ocasión incierta y lúgubre de pronto, por qué tal o cual canción significó
tanto para quienes la oyeron nacer, Quizá hasta te atrevas a pensar que
compartes el sentimiento de esa primera primera vez, el mismo estallido
emocional pero en forma de universo, cuando la primera clave de sol fue trazada
en el pentagrama humano con una violenta caricia de lo que se sabe y se saborea
con la percepción por primera vez. Te concentras en las notas, en el fondo de
las notas, en las manos golpeando el teclado precisa y perfectamente para
obtener esa combinación de notas y ritmos que colorea un tiempo ido y un
espacio perdido, que evoca panoramas y pasajeros: emoción, episodios claros,
rostros vagos, estampas caleidoscópicas, y después que la percusión y el
rasgueo llegan a esa parte que podrías repetir por siempre, comprendes algo
más.
Comprendes que no hay manera de saber
y saborear ese estallido emocional primigenio que acompaña el nacimiento a la
consciencia colectiva de ese brillante momento sonoro que es como un manotazo
en el balón del mundo para que siga girando, sostenido por el dedo de dios. No,
lo que sintieron quienes estuvieron presentes en el momento preciso del
alumbramiento musical, lo guardan tan celosamente como el tiempo mismo que se
queda girando solamente en el recuerdo y por lo demás desaparece una vez que
pasa; no alcanzan a compartir con sus groseras descripciones y sus petulantes
charlas de ojos brillantes y ademanes de entusiasmo que quema el cuerpo desde
dentro como una llama blanca. No, no hay manera. La única esperanza, el único
refugio del legatario, el único regocijo de quien se limita a recibir en
herencia de manos del tiempo el eco pretérito en forma de canción, en forma de
larga duración y de sencillo, tocándonos el alma tímida pero firmemente, por
primera vez, que en realidad es una última vez. Cada vez es una última vez.
Posdata. Alguna vez ellos también morirán, como mueren
todas las cosas, ¿Qué pasará cuando mueran todos, cuando no quede nadie de los
primeros espectadores? Quizá entonces la música termine, cuando la música
termine sólo cierra la puerta.
“El futuro es incierto y el final está siempre cerca”.
Ídem
Hijos del por cierto
Firmamento rosa
Así funciona el mundo
Primaria
Santa Lucía
Viva mañana
Sol asesino
Atropellado
Esperándote...
Cierra la puerta.
Apaga la luz
sabad puebla
domingo pueblo
el # 11