sábado, 11 de agosto de 2012

El arte de escribirse

Por: Karina Fascinetto Zago.

Óclesis

Vuestra razón y vuestra pasión son el timón y las velas
de vuestra alma viajera.
Khalil Gibrán

Ciertamente, a través de la historia el ser humano se ha percatado de que no existe mejor cura para el alma viajera que el acto de escribirse. Duccio Demetrio considera que son cinco las condiciones o poderes para sentirse bien con la propia historia:

1)      La evanescencia: que consiste en sentir el placer de recordar.
2)      La convivencia: como bienestar que aporta el relato del pasado al ser compartido con los demás.
3)      La recomposición: entendida como el beneficio del recuerdo o del relato cuando éstos nos transmiten la sensación de “unificarnos”.
4)      La invención: como forma de observar y analizar nuestra vida en segunda o tercera persona a través de la escritura.
5)      La llamada despersonalización: comprendida como el acto de ocuparnos de una historia ajena, en plena disposición de realizar una autobiografía con las herramientas más sofisticadas que poseamos.

Fuente de imagen: Google. 1100 × 767 -
 ... calígrafo español que dio y publicó reglas sobre el arte de escribir.
En Las paredes oyen, Juan Ruiz de Alarcón no se convierte en un fiel servidor de la página en blanco o de una trama imaginaria, más bien se nombra protagonista y traza la historia en un espejo al sentir el placer de recordar y con la misma pasión se torna “uno” con Don Juan, otredad que nace de la invención de un ente que permite al poeta despersonalizarse, mas nunca desligarse de “sí mismo” en el “otro”.
Oye señora no leas // que la carta viva soy. // Lo animado en la obra no es sólo la carta que envía el personaje “unificado” sino la obra en sí. Estas palabras parecieran ser una advertencia dirigida al mundo de ficción y al lector mismo: Oye “lector” no leas // que la “obra” misma soy. // Así pues, se puede pensar en una manifestación ficcionalizada del autor y del lector como personajes; ambos, asumiendo las mismas características que las otras entidades en un mundo paralelo al mundo real: el universo de ficción.
Quiero... Sólo sé que os quiero, // y que remedio no espero, // viendo lo que merecéis // [...] Y así no os ha de ofender // que me atreva a declarar, // pues va junto el confesar // que no os puedo merecer. //
En el discurso del personaje se observan datos autobiográficos de Alarcón como son la pureza, hondura y sencillez que se hacen evidentes en su lenguaje, junto con el matiz de saberse físicamente distinto de las personas que lo rodeaban. No obstante, aunque cree que no puede aspirar al ser humano amado, no se niega la oportunidad de arriesgarse seguida del perdón por la osadía; no nos sorprendería que hubiera vivido una experiencia así, ya que de él sabemos que amó mucho, y que fue correspondido. Sin lugar a dudas, al escribirse efectúa el ejercicio catártico de comunicar lo recordado, recomponiéndose así al inventarse y despersonalizarse en “otro”: “yo” encarado y triunfante.
De acuerdo con Aldo Giorgo Gargani:

Dotar de un texto a la propia vida o realidad es dar un texto no a la historia, sino a la misma presencia que es ese texto: el texto se opone a la sucesión del tiempo, el texto es el antitiempo, el texto es el despliegue de la presencia como testimonio de mi realidad indiferente al antes, al ahora y al después; mi presencia es mi realidad que se desprende de la historia.

El poder que profesa el seguimiento de la escritura como purificación es visible en un sinnúmero de artistas que si bien no se basaron en los pasos que desentraña Duccio Demetrio, sí los intuyeron haciéndolos parte de su vida.
Ahora bien, si el arte de escribir permite crear una presencia que hasta ese momento “no existía” como ser independiente de nosotros mismos, no es indiferente el hecho de que ese “otro yo” no es sino un fase del “yo mismo” despersonalizado, que rememora la contemplación del mundo en la propia contemplación, en el propio entendimiento; que existe para no olvidar que el “mirase a uno mismo”, en el nacimiento de la escritura, es renacer.


Testo publicado en la Revista Óclesis 1.

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