sábado, 11 de agosto de 2012

Murió Stephen Covey, pero nos hereda sus 7… 8 hábitos

Por: Mtro. Francisco Hernández Echeverría

Óclesis


Fuente de imagen: Tomado del sitio de imágenes de Goole
El pasado 16 de julio murió Stephen Richards Covey en un hospital de Idaho Falls (Idaho, EEUU) a causa de un accidente que meses atrás le había provocado una hemorragia cerebral.
                Fértil escritor, consultor y mormón, Covey es un autor indispensable en cualquier disciplina universitaria, por lo que en los planes y programas de estudio de la Universidad del Valle de Puebla es un autor de cabecera para casi todas sus carreras, en virtud del fuerte impacto que causan sus recomendaciones de autoliderazgo tanto en el mundo corporativo como en la vida personal.
Nacido el 24 de octubre de 1932 en Salt Lake City, Utah (EEUU), Covey realizó estudios de licenciatura en administración de negocios en la universidad de su pueblo natal, después una maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Harvard y un doctorado en historia y doctrina de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, otorgado por la Universidad Brigham Young (Provo, Utah). En ésta última se desempeñaría como profesor, destacando por el carisma y pasión que ofrecía en sus enseñanzas. Fundó el FranklinCovey Company, una firma consultora que a la fecha vende cursos y seminarios cuya especialidad consiste en comercializar libros, casetes y videos que sirvan como herramientas para aumentar la productividad y gestionar el tiempo, tanto para individuos como para organizaciones en más de 123 países.
En 1989 publica Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, libro que lo lanza a la fama como el pionero del género de la autoayuda, además de colocarlo en la lista de los 25 estadounidenses más influyentes de la revista Time.
Con el éxito obtenido por Los siete hábitos se desencadenó toda una serie de “Los siete hábitos...” igualmente exitosa en la que sobresalen los títulos Los siete hábitos de las familias altamente efectivas, con más de un millón de ventas a nivel mundial y Los Siete Hábitos de los adolescentes altamente efectivos, libro dedicado especialmente a los universitarios.
Fue asesor de multinacionales como Sears Roebuck y Black & Decker, así como de agencias gubernamentales como el Servicios de Recaudación Interna y la NASA. Entre otras obras suyas tenemos: Liderazgo centrado en principios, El 8º hábito (2004); Dayly, Meditaciones diarias para las personas altamente efectivas (1994), Primero lo primero (1997) y La tercera alternativa (2011).
                Los Siete Hábitos propuestos por Covey se pueden considerar como un método claro, puntual y eficiente, pero no mecánico, sino capaz de adaptarse a nuestra personalidad y aplicable libremente a todos los ámbitos de la vida empresarial.

Hábito 1: Proactividad. Es elegir libremente una respuesta a los estímulos del medio ambiente.
Hábito 2: Comenzar con un fin en mente.  Generar una visión lograble para que nuestra vida tenga razón de ser.
Hábito 3: Primero lo primero. Priorizar, comenzar por las cosas urgentes y después las importantes.
Hábito 4: Pensar en ganar/ganar. Quitarse la idea común de que cuando alguien gana es porque alguien tiene que perder, más bien es buscar el beneficio mutuo.
Hábito 5: Buscar comprender primero y después ser comprendido. Es la esencia del respeto a los demás.
Hábito 6: Sinergia. Si cultivamos el respeto tendremos la habilidad y la actitud de valorar la diversidad.
Hábito 7: Afilar la sierra. Es renovarse con el fin de balancear todas las dimensiones de nuestro ser, a fin de ser efectivos en los diferentes papeles (roles) que desempeñamos en nuestra vida.

A estos siete, agregó un octavo hábito: aprender a oír a la voz interior. Averiguar por qué estamos aquí y ayudar a los demás mediante el trabajo en equipo.
Independientemente de los que voten a favor o en contra de los libros de superación personal, mientras exista la necesidad en las mayorías de que alguien les diga como pasarla, esto será inevitable, y de nada servirá el fastidio de aquellos que no les gusta que les digan que son valiosos, que dios cierra una puerta pero abre una ventana, que son seres especiales, etc. Ambos bandos tienen su pertinente justificación. Lo que sí es verdad, siendo objetivos, es que todo libro promueve, en cierta medida, la construcción de una mejor sociedad, de lo contrario se tendría que tirar también a la basura libros de autores como Erich Fromm, Sigmund Freud, Friedrich Nietzsche o al propio Karl Marx, así como aquellas famosas novelas de la literatura universal. Por otro lado, en el ejercicio de la libertad individual, sólo cambia el que quiere cambiar, con o sin necesidad de ser motivado exteriormente (Véase el sitio http://todolopuedeslograr.blogspot.mx/2009/08/el-fraude-de-la-autoayuda-y-del.html). Así que los dejó con una frase de Covey, una de las que llega más hondo: “En el liderazgo personal efectivo, las técnicas de visualización y afirmación surgen naturalmente de un fundamento mental bien conocido, a través de propósitos y principios que pasan a ser el centro de la vida individual”.

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