miércoles, 1 de agosto de 2012


Un enfrentamiento con la realidad

Por: Andrés Patiño García
Óclesis
Es cierto que el mundo dibujado por las drogas es totalmente desconocido, ilusorio, fugaz, incierto, pero no cabe la menor duda que en su totalidad es un mundo paralelo, que sólo algunos pueden enfrentar y descubrir hasta qué punto es real o ficticio. Ése es el enfrentamiento que vive Rafael a través de la novela “Se está haciendo tarde (final de laguna)”, de José Agustín. Rafael un muchacho radicado en la ciudad de México que se dedica a leer las cartas del tarot, un buen día decide por consejo de su maestro enfrentarse al mundo y descubrir lo que realmente quiere hacer de su vida, para lo cual emprende un viaje a Acapulco donde vive un hombre que considera su amigo, dedicado a la venta de droga.
En ese viaje Rafael conocerá a tres personas en las que encontrará la inmundicia humana, la desconfianza e incluso los trastornos emocionales y afectivos en los que viven, producto del consumo desmedido de las drogas y la relación sadomasoquista que sostienen. Gladys, Francine y Paulhan, integran el triangulo emocional del que se habla, cuando Virgilio, el vendedor de drogas, y Rafael, entran en contacto con ellos, emprenden un viaje sin retorno en donde la ficción superara a la realidad para acabar desmembrando al grupo y acabar con las ataduras emocionales en las que vivían.
El autor pretende mostrar hasta qué punto, uno, como persona, se conoce y es capaz de superar sus miedos, romper con el pasado y vivir la vida sin más ni más, que por el simple hecho de vivir, es claro que muchas veces no necesitamos de alguna droga para emprender un viaje sin retorno que nos llevará a descubrir una realidad que no queremos aceptar, contrario a los personajes de la novela, que piensan que no les queda más remedio que drogarse y vivir una realidad alterna sin enfrentar a la vida y sin darse cuenta que se están acabando unos contra otros, que se están muriendo por dentro sin poder frenar su deterioro.
Ensimismado en su primer divague con las drogas, Rafael descubrirá su realidad, la misma que hace mucho ha ocultado y que ahora surge con una fuerza voraz que amenaza con destruir todo a su paso, y que le hará perder todo lo que un día construyó, se dará cuenta que hay que desconfiar de la gente, descubrirá una gran inmundicia humana que nunca imaginó encontrar, aprenderá a querer por lo que son las personas y no por lo que aparentan y se enfocará en descubrir que su oficio no es lo que siempre soñó. Principalmente descubrirá que no es necesario dejar de vivir para declararse muerto, como lo marca en el libro “Qué curioso, uno se muere y aún después de muerto puede seguir viviendo.” (Agustín, 2007: 262).
Enfocado en esto último radica la esencia del libro, el enfrentarse a la muerte no física, sino emocional, de valores, de principios, de afecto, para poder surgir como dicen “de entre las cenizas” y empezar a construir algo nuevo y totalmente diferente a lo que se está viviendo.
Romper con todo lo pasado, y aceptarse tal cual, para así poder vivir libremente y vivir una sola realidad, la realidad verdadera.

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