miércoles, 8 de agosto de 2012

Teatro costumbrista: Barranca abajo


Por: Estephani Granda Lamadrid

Es cierto que una obra literaria, sea cual sea el género al que pertenezca, no se encuentra separada de las circunstancias socio-culturales presentes en el momento de su creación: Corrían los últimos años del siglo XIX, y en países del Río de Plata se intensificaba el comercio, principalmente de la producción ganadera, consiguiendo una expansión económica importante, siendo, tal vez, una razón para que un buen número de inmigrantes provenientes de diversos países Europeos, se instalaran en lugares como Montevideo y Buenos Aires.
El cambio no fue mecánico en el estilo de vida: “al cambiar la historia, cambia la cultura.”[1] Así pues, particularmente en la literatura, el Realismo nacido en Europa, echó raíces en América, adoptando rasgos distintivos que posteriormente serán característicos en cada uno de los países que conforman Hispanoamérica.
 “El Realismo es la continuación del Romanticismo y no, como muchas veces se afirma, su oposición”.[2] Es decir, que si el Romanticismo buscaba el “ideal”, el Realismo, basándose en la vida y las costumbres de la gente, trataría de reflejar, como su nombre lo dice, lo “real”, llegando incluso a lo didáctico, a moralizar, a enseñar formas de conductas, a dejar de ser mero entretenimiento para adoptar una función social, en la cual se reconoce y se muestra al todo el mundo.
Dentro del Realismo, se distinguen varios matices. Uno de ellos es el  denominado costumbrismo, del que analizaremos algunas características dentro de la obra de teatro Barranca Abajo, del uruguayo Florencio Sánchez, que vio la luz en Montevideo, el 26 de abril de 1905.
Imagen extraída de
http://puertolibros.com/505157.htm
En Barranca Abajo, se transparenta ésta nueva forma de vida, la manera en que la gente vive estos cambios: La historia gira en torno a una familia gaucha que bien pudiera encontrarse en cualquier rancho de Uruguay, en donde los personajes tratan de adaptarse, individualmente y a su manera, a las nuevas reglas del juego, a la gente extranjera, dudando de la medicina y sus remedios, aferrándose a sus creencias, encomendándose a todos sus santos, etc. Es decir, que el costumbrismo, en esta obra, manifestada a través de tres actos, trata de reconstruir la vida cotidiana de las capas más desfavorecidas.
Una característica importante es la que se encuentra presente dentro del lenguaje que se emplea dentro de la obra, en donde se hace uso de “estereotipos verbales”, en otras palabras, es hacer mención de lugares comunes, proverbios y otro tipo de expresiones, que son de uso común, creíbles para cada personaje, y dependiendo de su situación social y cultural: “Se deshace más fácilmente el nido de un hombre que el nido de un pájaro”, en voz de Zoilo; “¡Virgen de los Desamparados, como pa historias estoy yo con esta cabeza!”, con Dolores; o Martiniana “¿Anda de recorrida o viene derecho?”.
Además, también muestran ciertas deformaciones hechas al lenguaje (al menos
el escrito) y que de un modo oral son de un uso frecuente, incluso en nuestro días, por ejemplo: “gueno”, “aceta”, “se jue”, “¡Usted es la pior!”, entre otras.
Otra característica que podemos encontrar es “cierta ambigüedad y pesimismo frente al cambio”[3] inminente, esto se encuentra bien ejemplificado en el personaje de Dolores, la cual tiene serios problemas cuando tiene que decidir si abandona a su viejo esposo Zoilo junto con su machismo y falta de entereza por sus familia, o irse con una amiga para encontrar un lugar con mejores oportunidades para vivir; por otro lado, tenemos al personaje de Zoilo, quién es padre, un gaucho obstinado, orgulloso, que no acepta su condición, la pérdida de su hogar y trata de justificarse con todo, y finalmente al sentirse sólo, deja ver un deseo por suicidarse.
 A lo largo de la obra, podemos encontrar varios referentes de algunas cuestiones que nos dejan ver las creencias, prejuicios y desconocimientos en varios aspectos. Uno de ellos es el de una epidemia que infecta a varios animales cerca de la casa de Zoilo, y de la existencia de una vacuna, pero que no quieren usar por creer que es sólo para “animales finos”, y que seguramente “Ese franchute (probablemente el veterinario) no más ha de haber sido el que trajo la epidemia”.
Algo parecido ocurre con el caso de Robustiana, que sufre de una tos, que en realidad era una enfermedad muy frecuente por aquellos años, la tuberculosis, por lo que en varias ocasiones dentro de los diálogos entre los personajes se referían a Robustiana como “tísica”, y ofreciéndole como remedio el descanso, los vasos de agua, y tal vez la promesa de curarse algún día, casarse, vivir, vivir tranquila con su “tatita” en una “casita blanca”; sin embargo, irremediablemente muere (igual que el propio autor de la obra de teatro) luego de que esta enfermedad se agravara.
En barranca abajo, se deja claramente expuesto, que las acciones y reacciones que acontecen  dentro de la historia corresponden, sin duda alguna, a las que los mismos personajes se han provocado, y sobretodo que han elegido, es decir, que el destino lo manejaban ellos mismos, como la elección de no aceptar hacer tratos con Juan Luis por parte de Zoilo, o la decisión de casarse con la hermana de su antigua prometida en el caso de Aniceto, aunque la mayor parte del tiempo hagan expresiones en las que aparentemente muestran su devoción, aunque esta siempre sea de dientes para fuera.
Por otro lado, insertado en el nombre mismo de la obra, encontramos una expresión que nos remite a una imagen bastante desolada, que tiene  a bien representar el ritmo de la obra, el modo en que todo va en picada desde el inicio hasta el momento de insinuarnos un desenlace fatal.
Concluyendo, podemos decir que esta obra es una representación de lo que ocurría en algunos países Sudamericanos, que sufrieron flujos migratorios, y por ende cambios que los llevaron a buscar la reestructuración de una realidad que buscaba adaptarse aceleradamente.
De esta forma, a grandes rasgos, es como Florencio Sánchez traduce, adopta y adapta el realismo, a través del costumbrismo, en obras como ésta, reflejando lo cotidiano: la realidad de su tiempo




[1] Maqueo Ana María y Juan Coronado: Lengua y literatura, Literaturas hispánicas, México, Editorial Limusa, 1989, p. 15
[2] Ibidem  p. 16
[3] Pavis, Patrice: Diccionario de teatro: dramaturgia, estética, semiología, Barcelona: Paidós, 1980

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